miércoles, 18 de noviembre de 2009

Arrestos de carácter para repeler la embestida

La señal inequívoca de que en un barco bajo un temporal hay vida, es que se mantienen las luces encendidas. Eso es lo que ha ocurrido en esta temporada 2009-2010 de la LVBP. El Magallanes ha mantenido luminosidad en todos sus compartimientos, sobre todo en los momentos más difíciles, cuando cruje el maderamen ante los embates de los rivales. Como la noche del martes 17 de noviembre, cuando José Sánchez entró ganando 2-0 a los Leones del Caracas en el sexto episodio, inició concediendo boleto a Christian Lara. Carlos García trajo a relevar a Ángel Calero y regaló salvoconducto a Jon Jay, en demostración de que el pitcheo de relevo magallanero sigue teniendo pendiente la asignatura del comando de los pitcheos. García sustituyó a Calero con Eric Junge y Jesús Guzmán se la desapareció por el centro, ante la solicitud del catcher Robinson Chirinos de lanzarle recta porque Guzmán había enseñado el toque de bola. Se podría discutir esa decisión, pienso que son errores que están dentro del juego, de todas formas esa debe ser una experiencia que le debe haber dejado un aprendizaje a Chirinos y también a Junge, porque Guzmán le había dado jonrón en el juego anterior.
La mordida caraquista parecía que iba a influir en el resultado final del encuentro. Sin embargo en el propio inicio del séptimo tramo, Luis Landaeta respondió al llamado del Almirante y disparo doblete a la izquierda ante Harvey García para recuperar la delantera en los spikes de Erold Andrus y Chirinos.
Magallanes marcó 2 más en el octavo para asegurar el partido. De nuevo el equipo había demostrado esa capacidad para regresar luego de acusar el ataque del contrario y de cometer errores en los que se debe trabajar como el rolling de rutina que se le fue a Andrés Eloy Blanco en el quinto inning o el elevado que se le cayó a Andrus en el octavo.
Dicen que la derrota te enseña a ubicar los errores y a partir de allí mejorar. Tambien en la victoria se cometen errores, sólo que hay que tener carácter y disciplina para detener a tiempo la celebración e idear un plan para corregir las fallas. Me parece que este Magallanes tiene eso.

Alfonso L. Tusa C.

La marca de un pitcher

El domingo 15 de noviembre de 2009 aprecié por fin el documental “The lost son of Havana” (El hijo perdido de La Habana) auspiciado por ESPN para recrear la vida del lanzador cubano Luis Tiant hijo. Sencillamente escalofriantes las escenas del reencuentro con su país y con su familia. Las imágenes por si solas delinean un paisaje abrumador que exprimen lágrimas contenidas por mucho tiempo. Tiant salió de Cuba en mayo de 1961, su padre le aconsejó no regresar porque habían suspendido el béisbol profesional en la isla, y sólo pudo regresar en 2007. “Demasiado tiempo”, lamentó el beisbolista entre abrazos y comentarios entrecortados.
El documental entrevera el desarrollo de la carrera de Tiant en el béisbol organizado estadounidense desde que debutó en la Gran Carpa en 1964 con los Indios de Cleveland y dominó a los Yanquis con blanqueo de 4 hits en su casa, algo inédito en 60 años. Su incandescente temporada de 1968 cuando lideró la Liga Americana con 1.60 de efectividad mientras dejaba marca de 21-9, 19 juegos completos, 9 blanqueos, 4 de ellos seguidos.
El hombre de bigote fumanchú, camina por las veredas, recuerda los lugares donde jugaba pelota de niño, saluda y conversa con amigos en medio de miradas que traspasan la ausencia de 46 años.
Luego de confrontar problemas con el brazo de lanzar que lo hicieron salir de Cleveland y Minnesota, empezó una progresiva recuperación con los Medias Rojas, a partir de 1971 empezó un cambio en su mecánica de pitcheo debido a la lesión que había sufrido en el brazo. De pitcher de poder pasó a ser lanzador de envíos quebrados y cambios de velocidad. Se enseñó a lanzar como lo hacia su padre, El Tiante..

Uno de los amigos refiere un episodio de cuando Tiant hijo entrenaba en una calle de La Habana. El padre llegó, lo observó, le tocó el brazo. “Vas a ser un buen pitcher. Pero no tan bueno como yo”. El hijo se pasó la mano por la visera. “Oh, si. Yo voy a ser mejor que usted”.
Aunque Tiant considera su debut ante Whitey Ford y los Yanquis en 1964 como su mejor día en el béisbol, su momento cumbre llegó en 1975, cuando a pesar de no tener sus mejores números, llevó a los Medias Rojas a la Serie Mundial. Meses atrás el senador McGovern entre otros puntos que llevó para discutir en La Habana entregó a Fidel Castro una carta escrita por el comisionado de béisbol en nombre de Tiant. Castro accedió a que los padres de Tiant no sólo lo fueran a visitar a Boston sino que se quedaran todo el tiempo que quisieran, un acto sin precedentes. Antes de un juego de la temporada regular los Medias Rojas le pidieron a Tiant que querían que su padre hiciera el lanzamiento inicial antes del juego que abriría su hijo. Fue una escena digna de la película “El campo de los sueños” con Fenway Park hirviendo de vítores mientras Tiant Sr. se quitaba el saco para desarrollar su wind-up hacia las mascota de Carlton Fisk. Tiant blanqueó a la Gran maquinaria roja en el primer juego de la serie, pero su gran noche como lo dice Peter Gammons en una de las entrevistas del documental, fue la del cuarto juego, cuando sin contar con lo mejor de su repertorio, fue capaz de mantener una ventaja de 5-4 en los últimos 5 episodios del juego, en el quinto y noveno capítulos embasó dos corredores, a punta de voluntad y disposición se llevó la victoria con 173 lanzamientos en la casa de los Rojos. Como lo dijo Gammons: “Aquella noche fue la de la voluntad de un hombre contra la grandeza de un equipo, y por esa vez pudo más la voluntad”.

Para mí fue inevitable recordar el no-hitter que lanzara Tiant en el estadio Universitario de Caracas con los Tiburones de La Guaira ante los Leones del Caracas. El 14 de noviembre de 1971 Tiant venció 3-0. Antes de salir a lanzar el último episodio el pitcher se volteó hacia la tribuna caraquista y se pasó el dedo por el cuello.
Tiant se despide de sus familiares con los ojos inflamados de lágrimas y una frase recurrente: “Pudo haber sido de otra forma. No tenía porque pasar tanto tiempo sin verlos, sin compartir con ustedes”.
Ya de regreso hacia el aeropuerto se detiene a fumar un habano en una plaza. Un hombre lo reconoce y empieza a preguntarle a los jóvenes quién ha sido el pitcher cubano que ha ganado más juegos en Grandes Ligas. Los muchachos dicen Livan Hernández, El Duque, José Contreras. El hombre chasquea la lengua y ladea la cabeaza, ah, ah. Luis Tiant señores, Luis Tiant es el pitcher cubano con más victorias en grandes ligas. Todavía resonaban en el televisor los gritos de : “Louie, Louie” con que Fenway Park aupaba las actuaciones del pitcher cubano.

Alfonso L. Tusa C.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El pitcher de los Medias Rojas Dick Drago recuerda el legendario sexto juego de la Serie Mundial de 1975

Sheila Lennon.

En 1975, vi el sexto juego de la Serie Mundial en un bar llamado el First and Last Chance Cafe en Pawtucket. (Todavía está ahí, ahora se llama Doherty's East Ave. Irish Pub). Como todos los que vieron a los Medias Rojas de Boston vencer a los Rojos de Cincinnati en Fenway Park para igualar la serie esa noche, recuerdo el jonrón de Carlton Fisk en el duodécimo episodio. Más que correr, cuando él descargó la línea pegada a la raya del left field hacia los confines del palo de foul, él se puso de lado y le ordenó a la pelota que se mantuviera en zona buena mientras saltaba hacia su derecha.
Pero lo que hizo posible esto fue el jonrón del emergente Bernie Carbo hacia las gradas del center field en el octavo inning, que remolcó a Fred Lyn y Rico Petrocelli, para igualar la pizarra, mientras Dick Drago calentaba en el bull pen para entrar a lanzar por los Medias Rojas. Para Dick, calentar para lanzar el noveno inning con su equipo abajo por tres carreras, era de repente su oportunidad de ganar un juego de Serie Mundial.
Una tarde dominical del mes pasado, Drago, quién lanzó 13 temporadas entre 1969 y 1981, y tres entradas en blanco en uno de los juegos de la Serie Mundial mejor jugados de la historia, se sentó en el porche trasero de mi casa y me contó la historia de aquel juego desde su perspectiva
Un amigo de mi hermano por muchos años, Dick estaba en Providence para ver un juego de los Patriots con mi hermano. Dick, un buen cocinero, trajo un frasco de salsa para pasta hecha con una receta de su familia italiana y un poco de guacamole. Cuando vino el entretiempo del juego de fútbol americano, nos fuimos un momento al porche trasero, allí le pregunté de ese juego de la Serie Mundial, de sus primeras memorias de béisbol mientras crecía en Toledo, Ohio, y de su participación en un proyecto sin fines de lucro que incluye un libro infantil ambientado en el béisbol.
Encendí una grabadora digital y lo dejé hablar (Se escucha el gorjeo de los pájaros).
Aquí está un extracto:
“Cuando Bernie bateó esa pelota hacia los asientos del center field, recuerdo haber saltado sobre el montículo del bull pen y me dije: ‘Bien, de repente estoy en un sexto juego de la Serie Mundial que está empatado, vengo a lanzar y todo está por decidirse’. Así que de un momento a otro mi cara hacia el juego debe cambiar y tengo que lograr ese fuego en la mirada, eso es bueno porque cuando ocurre, se activan los nervios, y sientes las pequeñas mariposas en el estómago, al saber que estamos en el noveno inning de un juego igualado…”
“Enfrenté a tres futuros inquilinos del Salón de la Fama, uno detrás del otro. Pienso que fueron (Pete) Rose, (Johnny) Bench y (Tany) Pérez, en la apertura del noveno episodio, y los retiré en orden… Con todo ese nerviosismo… es una adrenalina que o la sabes manejar o sucumbes ante ella. Yo la disfruté. Fue una presión que me gustó…”
Fue sacado por un emergente después de mantener a raya a los Rojos hasta el undécimo inning. Dick no tuvo decisión. Rick Wise lanzó el postrero inning doce. Los patirrojos perdieron el séptimo juego y la serie.
Drago, ahora de 64 años, vive en Tampa, Fla., pasa una buena parte de su tiempo promoviendo un libro infantil titulado A Glove of Their Own (Un guante de ellos), en escuelas, que varias fundaciones sin fines de lucro utilizan como herramienta para recabar fondos.
El libro de ilustraciones, es un largo poema, sus autoras son Debbie Moldovan, Keri Conkling y Lisa Funari-Willever e ilustrado por Lauren Lambiase, trata de juegos de béisbol sabanero entre grupos de niños que intercambian guantes y bates desgastados hasta que un señor se aparece con bolsos de implementos deportivos que tenía en su garaje, alguna vez usados por sus hijos ahora mayores. Una parte de lo recaudado por las ventas del libro es donado a tres organizaciones sin fines de lucro, Pitch In For Baseball, Sports Gift, y Good Sports para dotar de equipos deportivos a los niños que adolecen de suficientes bates, pelotas y guantes para jugar.
El libro, que tiene la filosofía de la película “Pay it forward” (Cadena de favores), ha atraído el apoyo de empresas manufactureras de implementos deportivos como Rawlings, Louisville Slugger y Modell's, las cuales proveen implementos a esas organizaciones a precios de mayor. Además de Drago, otros antíguos jugadores de Grandes Ligas como Bernie Williams, Jason Grilli, Joe Torre, Tommy John, Craig Biggio, Roy White, Phil Niekro, Ken Griffey y Luis Tiant Jr., han prestado su tiempo y voces al proyecto.

Señales de un equipo en funciones

Observar a los Bravos de Margarita aprovechar el descontrol de Sean Gallagher para irse adelante 2-0 en el marcador del juego de este martes 03 de noviembre de 2009, auguraba vientos borrascosos para la nave, si se toma en cuenta que Alberto Bastardo lanzaba de manera intraficable.
En el cierre del tercer episodio desde el buque magallanero aprovecharon los parpadeos defensivos de los Bravos igualaron el marcador 2-2.
En medio del forcejeo Gallagher recuperó el control, Bastardo sobrevivió a la crisis defensiva. Entonces empezó un período de dominio de pitcheo y defensiva donde destacaron los respectivos cuadros interiores con varios dobleplays.
Los Bravos mostraban un nivel de juego que hacía pensar en la posibilidad de que alcanzaran la victoria. Así lo demostraron cuando se fueron adelante en la apertura del séptimo episodio donde Felix Doubront releva a Gallagher. Dennys Abreu lo saluda con doble al jardín derecho. Carlos García sale a reclamar con intensidad sobre la validez del batazo, el árbitro de primera lo expulsa. A mí entender está fue la señal principal del ambiente de compromiso, entrega y determinación existente dentro del colectivo magallanero. A través de esta discusión El Almirante les estaba enviando un mensaje de dar lo mejor de sí sobre el terreno a sus peloteros, de actuar como un verdadero equipo de trabajo. Henry Blanco lo llevó a la antesala con toque frente al plato. De inmediato Francisco Leandro ejecutó un squeeze play con un toque de botes altos que parecía iba a salir, pero Jesús Merchán tomó la esférica y retiró a Leandro en la inicial. El mandado estaba hecho, los Bravos habían tomado la delantera y con la solvencia que había enseñado su cuerpo de lanzadores, el oleaje se presentaba indómito para la navegación del barco.
En el cierre de esa entrada, Robinson Chirinos negoció boleto. Luis Landaeta emerge por Argenis Díaz. Luis Dorante responde con el relevista zurdo Michael O’Connor y El Almirante Carlos García replica con Luis Rivas quién descarga imparable a la derecha. Reggie Corona corre por Chirinos en segunda. Edgar Martínez sustituye a O’Connor y domina a Erold Andrus con elevado a la izquierda. Cuando todo indicaba que el peligro estaba conjurado, Andrés Eloy Blanco recordó que la pelea era intensa al bajarse con imparable al centro que trajo la carrera de Corona, sin embargo fue out en segunda cuando ha podido esperar en primera, porque Rivas estaba en tercera y venía a batear Brian Dopirak. Desde el barco respondían que estaban en el juego.
En el cierre del décimo Kristiam Linares relevó a Luis Ramírez. Erold Andrus le negoció boleto. Andrés Eloy Blanco forzó a Andrus en segunda. Zach Simons relevó a Linares y lanzó un wild pitch que permitió a Blanco instalarse en segunda. Brian Dopirak recibió boleto intencional. Y Richard Hidalgo despachó el imparable que decretó la décimo sexta victoria magallanera. Victoria para Jean Machí quién retiró el décimo a paso de conga.

Alfonso L. Tusa C.

martes, 3 de noviembre de 2009

Béisbol impregnado de otoño en el Bronx

Las finales de los torneos deportivos, guardan grandes alforjas de tensión y emociones ante la inminencia de título campeonil. La Serie Mundial de las Grandes Ligas, casi siempre está revestida de esas escenas de suspenso como la atrapada de Willie Mays en el primer juegoi de la serie de 1954, la atrapada de Sandy Amorós en el séptimo partido del Clásico de 1955, el jonrón de Billy Mazeroski en el séptimo juego de la serie de 1960, la línea de Willie McCovey que se incrustó en el guante de Bobby Richardson para terminar la serie de 1962, las dos atrapadas del centerfielder Tommie Agee en el tercer juego del Clásico de 1969, la cátedra de fildeo de Brooks Robinson en la antesala de los Orioles en 1970, el coraje de Roberto Clemente en 1971, el jonrón infartante de Carlton Fisk en el sexto juego de la serie de 1975, el duelo de pitcheo entre John Smoltz y Jack Morris para decidir la serie de 1991 a favor de los Mellizos ante los Bravos, el hit de bate quebrado con que Luis González derrotó a Mariano Rivera y los Yanquis en el séptimo juego del clásico de 2001. Son momentos que paralizan el tiempo por segundos y todo lo que se respira es césped, resina de pino, guantes, pelotas raspadas, gorras sudadas, cuando por momentos se quita la mirada del televisor, se puede ver el estadio en pleno sobre las paredes o el techo de la casa y cuando vamos a la cocina pareciera que corriéramos hacia el montículo, o de primera a segunda.
Eso más o menos fue lo que experimenté en el juego de anoche, 02 de noviembre de 2009, el quinto de esta serie de 2009, cuando los Yanquis trataban de rematar a los Filis. Cliff Lee a pesar de no estar en su mejor noche, contuvo a los mulos en 5 carreras y Chase Utley descargó dos toletazos allende las cercas para llevar la serie de vuelta al Bronx y abrir un capítulo de interrogantes de cara al sexto juego.
La primera es ¿podrá Andy Pettite responder al reto de lanzar con tres días de descanso? Es la primera vez que lo intenta este año. El manager Joe Girardi tomó una decisión discutible al designar a A.J. Burnett con sólo 3 días de descanso para lanzar el quinto juego, dependiendo del resultado de la serie, Girardi pudiera ser muy criticado por los analistas del juego. Ningún campeón ha ganado la serie con tres abridores desde 1991 cuando ganaron los Mellizos de Minnesota, entonces sólo se jugaban dos rondas de play offs. Por otro lado ¿Será capaz Pedro Martínez de silenciar a la explosiva alineación de los Yanquis? Hace rato que no puede quitarse de encima los cánticos de los aficionados del Bronx que dicen : “I’m still your Papi”. ¿Hará olvidar Brett Gardner a Melky Cabrera en el jardín central de los neoyorkinos? Pareciera que cuenta con los argumentos para hacerlo. ¿Explotará finalmente la garrocha de Ryan Howard? De hacerlo la serie va a llegar al máximo de su intensidad. ¿Podrá Chase Utley dejar atras a Reggie Jackson como el mayor jonronero en una Serie Mundial? Tiene la inspiración. ¿Contarán los Filis con las agallas necesarias para ganar dos juegos en Yankee Stadium donde los mulos sólo encajaron dos derrotas seguidas una sola vez desde mediados de junio?
Todo esto hará que cuando encendamos el televisor para ver el sexto juego sólo respiremos una mezcla de arcilla con grama, de guantes con pelotas, de intensidad con pundonor, de emociones y gritos de las tribunas.

Alfonso L. Tusa C.

Primeros veinte juegos

Existe un análisis de los conocedores de la LVBP en referencia a la actuación de un equipo en sus veinte partidos iniciales. Los expertos dicen que en la mayoría de los casos, el desempeño que tenga cada conjunto en ese lapso, marcará la actuación general en la campaña.
Magallanes completó marca de 15-5 al derrotar a La Guiara 10-8 en Valencia este domingo 01 de noviembre de 2009. Destacaron a la ofensiva Erold Andrus, quien sustituyó por segundo día al engripado Ezequiel Carrera, Brian Dopirak, Johermyn Chávez y Reggie Corona. A la defensiva brillaron Gustavo Molina por su precisión a la hora de retirar corredores, Jesús Merchán por dos grandes jugadas en la antesala, una hacia la raya y otra hacia delante a mano limpia y Johermyn Chávez con un bazucazo desde la pared del right field que puso out en segunda a Rafael Álvarez.
Sin embargo existen algunas averías por reparar, a fin de prevenir algún evento lamentable en la nave magallanera. Nada más en ese juego contra La Guaira, Corona y Dopirak cometieron par de errores cada uno que le costaron varias carreras, por supuesto sucias, al Magallanes. Por otro lado tanto el pitcheo abridor como el de relevo ha experimentado crisis de control que arriesgan las posibilidades de mantener una ventaja, como ocurrió con Victor Zambrano y Ángel Calero el sábado 31-10-09, ante el Caracas. Además del sufrimiento de ver venir algunos relevistas a recibir batazos a diestra y siniestra como ocurrió en ese juego del 01 de noviembre con Nate Field quién recibió tres jonrones en un inning.

En líneas generales el balance de esos primeros veinte juegos es más que positivo. Habiendo visto el estilo de dirigir del Almirante Carlos García, de seguro está realizando todas las diligencias pertinentes a solventar esas averías que eventualmente aparecen en el barco. Además de idear o mantener el plan de rotación de peloteros en la alineación, para darle oportunidad a todos los peloteros que están por aparecer en la cubierta del barco.

Alfonso L. Tusa C.