martes, 27 de octubre de 2015

Los Marineros de Seattle contratan a Scott Servais como manager

23-10-2015. Seattle Times. Ryan Divish. Los Marineros de Seattle han determinado su manager para le temporada 2016 y más allá. Los Marineros nombraron al antiguo asistente del gerente general de los Angelinos, Scott Servais, su manager este viernes 23 de octubre. “A través de más de 20 años que he conocido a Scott, lo he visto como una de las personas más completas, bien balanceadas e inclusivas personas de la industria del beisbol”, dijo el gerente general de los Marineros Jerry DiPoto en una declaración. He sido afortunado de llamarlo compañero de equipo como jugador, también trabajé cerca de él como líder organizacional con Colorado y Los Angeles. Él es un comunicador con grandes conocimientos de beisbol y destrezas de liderazgo. De verdad creo que su carácter fuerte y experiencia como jugador, coach y ejecutivo lo ha preparado para esta oportunidad”. Servais es el décimoséptimo manager a tiempo completo de los Marineros. Será presentado el lunes durante una conferencia de prensa en Safeco Field. “Estoy emocionado y agradecido por la oportunidad de dirgir a los Marineros de Seattle”, dijo Servais en la declaración del equipo. “Dirigir un equipo de Grandes Ligas ha sido por mucho tiempo mi meta y mientras tomé un camino algo diferente al de muchos, tengo confianza en mi habilidad para liderar. Tenemos un grupo de peloteros magnífico y estoy buscando el cuerpo técnico que me ayudará a establecer una cultura ganadora aquí mientras trabajamos para poner un equipo de calibre campeonil sobre el terreno para los aficionados del noroeste. Los Marineros también nombrarán a Tim Bogar coach de banca, de acuerdo a fuentes beisboleras. Servais y Bogar, ambos de 48, son cercanos a DiPoto, fueron sus asistentes con los Angelinos d Los Angeles esta temporada. DiPoto y Servais jugaron juntos con los Rockies de Colorado en 2000. Esa relación anterior s clave para DiPoto, quien a veces chocaba con el manager Mike Scioscia durante su estadía en Anaheim. Desacuerdos sobre el uso de analítica avanzada llevó a un enfrentamiento de poder entre los dos hombres, y el dueño Arte Moreno se puso de lado de Scioscia. DiPoto renunció en julio. Luego de ser contratado por los Marineros el 28 de septiembre, DiPoto fue consultado acerca de si retendría al manager Lloyd McClendon. Su respuesta fue una aparente referencia a su situación con Scioscia: “Los mejores matrimonios son aquellos en los cuales te enamoras y luego te casas, antes que alguien los arregle desde mil millas de distancia”. Cuando DiPoto decidió prescindir de McClendon, el adujo esa experiencia como la razón. Citó diferencias filosóficas acerca del beisbol como una razón para un cambio. Servais es el séptimo manager a tiempo completo de los Marineros desde su más reciente aparición en los playoffs en 2001. Él hereda un equipo veterano que se quedó corto respecto a las expectativas de esta temporada, al terminar con marca de 76-86. Los Marineros tienen un núcleo sólido de peloteros , que incluye al pitcher Felix Hernandez, el segunda base Robinson Canó, el jardinero Nelson Cruz y el tercera base Kyle Seager, Servais no tiene experiencia como manager. Él se entrevistó por el cargo de manager de los Padres de San Diego hace un mes. Ha trabajado en oficinas principales de Grandes Ligas los últimos siete años. Esta temporada pasada, él trabajó de cerca con DiPoto en Anaheim, supervisando la búsqueda de talento y el desarrollo de peloteros mientras trataba de modelar la filosofía de la organización. Antes de eso, Servais trabajó durante seis temporadas (2006-2011) como director principal de desarrollo de peloteros para los Rangers de Texas. Él fue responsable del desarrollo sobre el campo del sistema de ligas menores y trabajó con los cátchers de ligas mayores del equipo. Luego de decidir dejar de lado a McClendon, quien tenía contrato para otra temporada, DiPoto dijo que encontrar alguien con experiencia como manager no era una prioridad en su búsqueda. “La experiencia en el beisbol cuanta mucho sin importar de donde viene”, dijo él. “Pienso que tener un pasado en las Grandes Ligas pesa, sin importar si es como coach, manager, jugador, etc., es importante. Pienso que eso da credibilidad en el clubhouse, pero además de eso proporciona liderazgo, construcción de un equipo, habilidad para inspirar un ambiente”. El movimiento sigue una tendencia reciente de Grandes Ligas en la cual los equipos han contratado managers sin experiencia dirigencial. Eso incluye a Mike Matheny de los Cardenales de San Luis, Robin Ventura de los Medias Blancas de Chicago y Walt Weiss de los Rockies de Colorado. Bogar había sido asomado como el candidato principal al cargo de manager antes que DiPoto decidiera prescindir de McClendon. Bogar fue contratado como asistente especial de DiPoto con los Angelinos esta temporada. Antes de eso, Bogar fue coach de banca para los Rangers de Texas en la temporada 2014. Fue promovido como manager interino el 5 de septiembre de 2014 cuando el manager de los Rangers, Ron Washignton, renunció. Los Rangers tuvieron marca de 14-8 con Bogar como manager. Bogar pasó cuatro años dirigiendo en las ligas menores antes de ganar experiencia como coach de Grandes Ligas con los Rayas en 2008 a las ordenes de Joe Maddon y luego tres temporadas con los Medias Rojas. Él sirvió como manager del equipo afiliado AA de los Angelinos en 2013, llevó a los Travelers de Arkansas a una marca de 73-66. En sus cinco años como manager en las menores, compiló un marca de 362-266. Carrera de Scott Servais: 2012-2015: Asistente al gerente general de los Angelinos de Anaheim, búsqueda de talento y desarrollo de peloteros. 2006-2011: Director principal de desarrollo de peloteros de los Rangers de Texas. 2005: Scout profesional de los Rockies de Colorado . 2003-04: Instructor itinerario de catchers de los Cachorros de Chicago. 1991-2001: Jugó 11 temporadas en las mayors con los Astros de Houston (1991-95, 2001), Cachorros (1995-98), Gigantes de San Francisco (1999- 2000) y Rockies de Colorado (2000). 1988-91: Jugó 4 temporadas en el sistema de ligas menores de los Astros de Houston. Traducción: Alfonso L. Tusa C. Nota del traductor: Actuación de Scott Servais con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1991-92: 50 J, 173 VB, 12 carreras anotadas, 51 imparables, 7 2b, 1 3b, 23 carreras empujadas, 12 BB, 25 ponches, 1 br, .295 de promedio de bateo.

lunes, 26 de octubre de 2015

Preguntas y respuestas con Larry Rostchild.

David Laurila. Baseball Prospectus. 20-04-2011. Cuando los Yanquis emplearon a Larry Rostchild este receso entre temporadas pasado, trajeron a uno de los coaches de pitcheo más respetados del juego. Rotschild de 57 años de edad, había pasado los últimos nueve años como coach de pitcheo de los Cachorros de Chicago, parte de una carrera profesional que había empezado hace más de tres décadas. Un pitcher de Grandes Ligas en partes de las temporadas de 1981 y 1982, luego se convirtió en el primer manager de la historia de la franquicia de Tampa Bay, se mantuv o en esa posición entre 1998 hasta 2001. Davida Laurila: Fuiste jugador antes de ser entrenador. ¿Qué tipo de pitcher fuiste? Larry Rotschild: Bien, tuve que trabajar para aprender a sacar out a los bateadores. No fui bendecido con una habilidad tremenda, y pienso que eso fue lo que me encaminó a ser entrenador. Tuve que investigar cosas para ser exitoso, cosas que funcionan, cosas que no funcionaban, y yo hablaba mucho con las personas. Estuve alrededor de muchos entrenadores. Fui muy afortunado temprano en mi carrera en el estado de Florida de estar alrededor de un buen entrenador en Jack Stallings, y con los Rojos, en las ligas menores, estuve con Ron Plaza. Ellos no eran coaches de pitcheo, pero eran coaches de beisbol. Cuando tienes que aprender el negocio en vez de tener una gran habilidad, donde no tienes que aprender los pequeños detalles al principio, pienso que eso te ayuda a enseñar. DL: ¿Qué sabes acerca de pitchear ahora que no sabías cuando lanzabas? LR: La importancia de la consistencia. Como pitcher joven, siempre quieres tener un gran repertorio y lanzar la gran curva, la gran slider, o una poderosa recta, pero cuando llegas a este nivel, eso no es en verdad de lo que se trata. Se trata de ejecutar los pitcheos una y otra vez, y cuan a menudo lo puedes hacer, cuan a menudo puedes repetir. Obviamente, si tienes un gran repertorio y puedes repetir, esos son los tipos de la élite. Pero no todo el mundo puede hacer eso. Pienso que eso se parece al golf de muchas maneras, en que tienes que golpear buen impacto tras buen impacto para tener una Buena anotación. Es el mismo camino para pitchear. Tienes que hacer buen pitcheo tras buen pitcheo para tener un buen juego. A los pitchers les toma un tiempo largo entender que es un asunto de salir y ejecutar el pitcheo a la mano y ser consistente con él. Si tienes una gran curva que lanzas en strike una de cada cinco veces, es insignificante porque los bateadores a este nivel lo van a notar; ellos no la van a tomar en cuenta porque saben que no la vas a lanzar en strike. Pero si tienes una curva promedio que la puedes lanzar donde quieres, sácalos de la zona de strike con ella, lánzala en strike, adentro, afuera, y puedes hacerlo cuatro de cinco veces, eso va a tener éxito. Esa es la diferencia, pienso. DL: ¿Tienes una reputación como coach de pitcheo? LR: No sé. Tendrías que preguntarle a otras personas. Me refiero, en lo que a mi respecta, trato de de trabajar individualmente, porque cada tipo es diferente. Hay ciertas cosas que quieres ver, pero como llegas ahí es un asunto individual. No sé si hay un caja pequeña donde puedes poner algo y decir esto es lo que hace Larry Rotschild. Me gusta mirar a los pitchers individualmente y trabajar con ellos de esa manera. DL: ¿Son los coaches de pitcheo el mismo animal, o hay diferencias en la manera de asumir el juego? LR: Pienso que hay muchas diferencias; pienso que los coaches atacan las cosas de manera diferente. De acuerdo a la personalidad, de acuerdo a las necesidades, hay métodos diferentes para llegar allí. DL: Muchos veteranos pueden citar un punto de su carrera donde pasaron de ser tirador a entender como lanzar. Como coach de pitcheo, ¿puedes acelerar ese proceso? LR: Se trata. Tratas de hacer que los muchachos entiendan, pero cuando salen allá afuera, todo es diferente. Hasta que haya una real convicción en sus cabezas, es diferente. Puedes acelerar el proceso, al educar a los muchachos respecto al tema. DL: ¿Cuál es el trabajo principal de un coach de pitcheo a este nivel? LR: Simplemente, sacar lo mejor de cada pitcher. Como lo haces he ahí de donde vienen las complejidades. Pitchers diferentes manejan las cosas de manera diferente y necesitar analizar de manera diferente. El trabajo es llevar a los pitchers al tope de su rendimiento, o tan cerca como se pueda. DL: ¿Qué estás haciendo para sacar lo mejor de A.J. Burnett? LR: Él ha trabajado duro para llegar donde está, y todavía hay una curva de aprendizaje, pero él ha hecho todo lo que le hemos pedido que haga. Ha sido muy bueno en eso. Todavía pienso que puede dar más que lo que ha sido capaz de hacer hasta ahora, y lo ha hecho bien. Él tiene una oportunidad de experimentar un buen año. DL: ¿Eres capaz de dar detalles sobre lo que le has pedido que haga? LR: No particularmente. No quiero entrar en detalles, pero diré que una de las cosas es despejar su envío y alinearlo, para que no tenga que (palabra ininteligible) su envío tanto y pueda dejar que la pelota vaya en el sentido que debe. Queremos que esté en posición de hacer eso. DL: ¿La filosofía organizacional determina lo que haces como coach de pitcheo? LR: Eso importa mucho. Pienso que la continuidad, este es mi primer año aquí, y la manera como se enseñan las cosas a través de un sistema puede ciertamente ayudar a que un muchacho llegue aquí y esté cómodo, si sabes lo que se le ha estado enseñando, y como se le enseña, y las cosas específicas. Si pienso que es importante. DL: ¿Que tanto puede tardar enseñar a un pitcher? LR: Pienso que tienes que pasar por algunos momentos difíciles antes que empieces a conocer a un muchacho y como él maneja las cosas. Lo ideal sería que no pasaran por momentos difíciles, pero aprendes más de un muchacho cuando pasa por momentos difíciles que cuando pasa por momentos fáciles. DL: ¿Cuál es el status de Phil Hughes en este momento? LR: Como lo he dicho en público, él está recuperando la fuerza en su brazo hasta donde necesita estar, y eso necesita ser un proceso natural. Eso pasa. Esto es lo más temprano, como abridor, que a él le han pedido que lance en las Grandes Ligas. El año pasado él no abrió hasta el 15, el cual se acerca en los próximos días, así que él tuvo innings extra y tiempo extra. DL: ¿Tienes alguna preocupación? LR: Siempre hay una preocupación hasta que ves mejoras, pero no hay razón para entrar en pánico. DL: ¿Hay pitchers específicos en cuyas carreras tu has tenido una notable influencia? LR: Tendrías que preguntarle a ellos. No me gusta hablar de lo que he hecho por diferentes tipos. Pienso que se trata más de tipos ayudándose a si mismos con un poco de apoyo. Todos hemos estado lo suficiente en este juego para saber lo que esto puede ser. No sé, esto puede ir contra lo que haces. Pienso que hay superstición hasta cierto punto. No te gusta hablar de eso. DL: ¿Cuan valiosa fue tu experiencia como manager para tu trabajo actual? LR: Probablemente menor de lo que muchas personas piensan. Pienso más en la interacción, y en entender la interacción con las personas cuando eres el manager más que un coach. Pero ¿tanto como tratar con un pitcher de manera diferente porque fui manager? Tal vez un poco, pero no pienso que eso fue tan importante. DL: ¿Es tan importante para ti tener una buena relación con el cátcher como con los pitchers? LR: Podría ser más importante. Si miras las escuelas secundarias y muchos lugares, hasta en las Pequeñas Ligas, he visto eso, de seguro en secundarias y universidades, los pitcheos son llamados para pitchers y cátchers en muchos casos. El proceso de aprendizaje ha cambiado. Cuando ellos llegan al beisbol profesional, hay un proceso de aprendizaje que no solías tener. Es un proceso de aprendizaje para un cátcher tanto como para un pitcher, pero pienso que los cátchers tienden más a tomar el aprendizaje que el pitcher, lo que necesitan hacer. Los pitchers en el día y la era actual, hasta que pasan este punto, lanzan lo que es pedido. Así es como son enseñados y así es como están cómodos. En los días viejos, y eso no es hace muchos años, querías ser el tipo que llamara el pitcheo. Sabías lo que querías lanzar. No querías que alguien, por instancia el cátcher, marcara la seña dos veces. Eso molestaría al pitcher. Ahora pienso que es más cómodo en algunos casos. DL: ¿Tienen los cátchers tendencias de llamar pitcheos a las que necesitas prestar atención? LR: Hay cátchers que llamaran lo que ellos no batean bien, en muchos casos, especialmente cuando se hacen los pitcheos clave y los pitcheos importantes del juego. Ellos tenderán a pedir lo que ellos no batean en algunos casos, no en todos los casos, pero de vez en cuando caeran en eso. Los cátchers que hacen diferencias son los que se preocupan por esa parte del juego tanto como de cualquier parte, tal vez más. Esto gravita sobre el muchacho, porque miras a través de los años y notas que este se ha convertido en un juego de mentalidad ofensiva, y debido a eso ellos saben que su día a dia está basado en la ofensiva. Es naturaleza humana ajustarse a ese estilo. Los buenos aún entienden lo que hacen, y tal vez pueden hacer ambas cosas, pero prestan más atención a lo que tienen que hacer detrás del plato. DL: ¿Qué tanto ha impactado tu trabajo la revolución estadística? LR: Un poco. Está la sabermetría, con información sobre lesiones y conteos de lanzamientos, y selección de lanzamientos y cosas diferentes. Ha sido interesante porque puedes mirar las cosas y ser menos subjetivo y más objetivo, en que estos son los hechos que se desarrollan, mientras hace años no contabas con esos números para trabajar. Diría que que en muchos casos es un material que respalda lo que puedas pensar, pero cada vez que ves un número tienes que observarlo un poco diferentemente. Es parte de un rompecabezas, pero de alguna manera es algo más que la parte de un rompecabezas. No es el rompecabezas completo, hay muchos más ingredientes que participan. DL: ¿Hasta que punto usas el análisis estadístico? LR: Lo uso como parte de la información; lo uso un poco. Hay momentos cuando la información es grande, pero no todo el mundo puede hacer lo que dice la información que necesitas hacer. Lo sabes, así tienes que ajustarte a lo que funciona para cada quien individualmente. DL: ¿Qué hay de los videos? LR: Uso mucho los videos. Esa es otra herramienta que funciona para analizar a los bateadores, para ver lo que ellos hacen: para ver antes de una serie, quien está caliente y quien no, como están moviendo el bate en comparación a lo que estás acostumbrado a ver. Los envíos de los pitchers, videos de lado a lado, puedes usarlos para analizar a los tipos cuando son buenos y cuando no son tan buenos, todas esas cosas. Es una gran herramienta del juego y lo ha sido por años. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

lunes, 19 de octubre de 2015

Historia de dos novatos

Al iniciar el décimosexto inning de un juego empatado a dos carreras en el estadio José Bernardo Pérez de Valencia el 05 de noviembre de 1965, Oswaldo Blanco descargó doblete ante Miguel Fresneda y pasó a la antesala con infieldhit de Domingo Carrasquel. El manager George Noga ordenó el toque de bola que ejecutó Leopoldo Tovar, el inicialista Lee May lanzó mal a primera base y Blanco anotó la carrera de quebrar la igualada. Carrasquel llegó hasta tercera y Tovar se metió a la intermedia, desde allí traspasarían el plato mediante imparable de Tommie Agee. Magallanes llegaba al cierre del inning ganando 5-2. Gary Waslewski salió a lanzar su episodio 16. Tommie Reynolds y May sonaron imparables. Waslewski incurrió en wild pitch que hizo anotar a Reynolds mientras May estacionaba en segunda. Luego Waslewski apretó el brazo para concretar la victoria magallanera 5-3 ante los Industriales del Valencia. Magallanes se había ido al frente mediante anotaciones en los innings segundo y tercero. La segunda de ellas ocurre cuando Agee recibe pelotazo y Tommy Helms dispara imparable, ante error cometido por el jardinero central Teolindo Acosta, Agee hizo gala de su velocidad y entró en carrera. Don Newcombe fue Novato del Año con los Dodgers de Brooklyn en 1949, antes había jugado acá con el Vargas en la temporada 1947-48 donde dejó marca de 10-3 y 2.14 de efectividad. Al bate largó 2 jonrones, empujó 5 carreras y anotó 10. Joe Black vino con Magallanes también en la 1947-48 (4-7, 4.71), fue Novato del Año de la Liga Nacional en 1952 con los Dodgers de Brooklyn. Wally Moon fue Novato del Año de la Liga Nacional con los Cardenales de San Luis en 1954, aquí había jugado con Pastora en 1953-54 (.322, 11 jonrones, 50 impulsadas, 58 anotadas, 89 hits). Pete Rose fue Novato del Año en la Liga Nacional en 1963 con los Rojos de Cincinnati y luego jugó acá con los Leones del Caracas en la justa 1963-64 (.351, 5 jonrones, 19 impulsadas, 41anotadas, 65 hits).Aquí jugó Gary Peters con Rapiños en la Liga Occidental, temporada 1960-61 (11-5, 1.68. Al bate 3 jonrones, 9 impulsadas, 10 anotadas) y luego fue Novato del Año de la Liga Americana en 1963 con los Medias Blancas de Chicago. También vino Rod Carew en las temporadas 1971-72 (.355, 3 jonrones, 31 impulsadas, 27 anotadas, 72 hits) y 1972-73 (.315, 9 impulsadas, 12 anotadas, 23 hits) con los Tigres de Aragua y había sido Novato del Año de la Liga Americana en 1967 con los Mellizos de Minnesota. En esa 1971-72 también jugó con los Tiburones de La Guaira Lou Piniella (.330, 1 jonrón, 11 impulsadas, 13 anotadas, 34 hits) quién había sido Novato del Año de la Liga Americana en 1969 con los Reales de Kansas City. En La 1972-73 (.309, 2 jonrones, 12 impulsadas, 19 anotadas, 30 hits), 1973-74 (.371, 1, 24, 47, 91), 1974-75 (.331, 2, 21, 30, 52) y 1978-79 (.282, 1, 15, 24, 44) Al Bumbry reforzó a los Tiburones de La Guaira y fue Novato del Año con los Orioles de Baltimore en 1973. Butch Metzger fue Novato del Año en 1976 de la Liga Nacional con los Padres de San Diego, jugó aquí con Cardenales de Lara en 1975-76 (7-2, 2.24) y 1977-78 (2-4, 4.20). Andre Dawson fue Novato del Año en 1977 con los Expos de Montreal, ante había jugado aquí con Cardenales de Lara en la temporada 1975-76 (.333, 6 impulsadas, 6 anotadas, 10 hits). Rick Sutcliffe jugó aquí con los Tigres de Aragua en la temporada 1978-79 (1-2, 5.16), luego sería Novato del Año con los Dodgers de Los Angeles en 1979. Steve Sax jugó con los Leones del Caracas en la temporada 1981-82 (.295, 4, 17, 23, 46) y fue Novato del Año de la Liga Nacional en 1982. Alvin Davis vistió la camiseta de los Leones del Caracas en la temporada 1983-84 (,342, 38 impulsadas, 38 anotadas, 78 hits) luego fue Novato del Año con los Marineros de Seattle en 1984. Darryl Strawberry jugó con La Guaira en 1982-83(.303, 12, 29, 38, 57) luego fue Novato del Año de la Liga Nacional con los Mets de Nueva York en 1983. David Justice fue Novato del Año con Bravos de Atlanta en 1990, había jugado con Cardenales de Lara(.234, 1, 24, 26, 43). Eric Karros fue Novato del Año de la Liga Nacional con los Dodgers de Los Angeles en 1992, había jugado con los Leones del Caracas en la 1990-91 (.244, 6, 16, 21, 43) y la 1991-92 (.131, 6 impulsadas, 3 anotadas, 11 hits). Cuando los Navegantes del Magallanes anunciaron en su importación al infielder Tommy Helms y al jardinero central Tommie Agee para la temporada 1965-66, sabían la calidad de ellos como peloteros y por lo tanto que podían esperar por cuanto ambos tenían algún tipo de experiencia en Grandes Ligas. Helms había jugado parte de dos temporadas (1964 y 1965) con los Rojos de Cincinnati. Agee había participado en parte de cuatro temporadas con los Indios de Cleveland y Medias Blancas de Chicago (1962, 1963, 1964, 1965). Lo que jamás imaginaron fue que en la próxima campaña de Grandes Ligas estos peloteros alcanzaran un nivel de juego que les permitiera apoderarse del premio Novato del Año. Agee con los Medias Blancas participó en 160 juegos, 629 turnos al bate, 98 carreras anotadas, 172 imparables, 27 dobles, 8 triples, 22 jonrones, 86 carreras empujadas, 44 bases robadas, 41 boletos, 127 ponches, .273 de promedio al bate. En 156 juegos como centerfielder, realizó 365 outs, 9 asistencias, 7 errores, 7 dobleplays, .982 promedio de fildeo. Helms actuó en 138 juegos con Cincinnati, 542 turnos al bate, 72 anotadas, 154 imparables, 23 dobles, 1 triple, 9 jonrones, 49 empujadas, 3 bases robadas, 24 boletos, 31 ponches, .284 de promedio al bate. En 113 juegos como tercera base, realizó 110 outs, 208 asistencias, 13 errores, 16 dobleplays, .961 promedio de fildeo. Ese año de 1966 Agee también ganó el guante de oro para outfielder, y fue al Juego de Estrellas, líder en outs para un jardinero central (365) en la Liga Americana, líder en dobleplays para un jardinero central (7), líder en juegos efectuados como jardinero central (156), líder en carreras salvadas como jardinero central (17). En tanto que Helms fue segundo en turnos al bate por ponche (17.5) en la Liga Nacional, segundo en promedio defensivo de tercera base (.961), cuarto en factor de alcance para tercera base (2.81). Agee también fue al Juego de Estrellas en 1967 con los patiblancos, ganó otro guante de oro para outfielder en 1970, esta vez en la Liga Nacional con los Mets de Nueva York, también fue el Jugador del Mes de junio de 1970, en 1970 también fue líder en outs de los jardineros centrales de la Liga Nacional. Repitió el liderato de carreras salvadas para un jardinero central con 11 en 1969 y 13 en 1970. En 1970 también fue líder de los jardineros centrales en factor de alcance/9 innings con 2.58 y factor de alcance/juego con 2.52. Helms asistió a los Juegos de Estrellas de 1967 y 1968 con Cincinnati. Ganó el guante de oro como segunda base en 1970 y 1971. Líder de la Liga Nacional en outs para un segunda base con 395 en 1971. Líder de la Liga Nacional en asistencias para un segunda base con 441 en 1972, entonces defendía la camiseta de los Astros de Houston. Lider en dobleplays para un segunda base en 1970 (107), 1971 (130) y 1972 (115). Lider en carreras salvadas para un segunda base en 1971 con 16. Lider en factor de alcance para un segunda base en 1969 (5.31) y 1971 (5.79). Líder en porcentaje de fildeo para un segunda base en 1970 (.983), 1971 (.990) y 1974 (.985) entonces jugaba con Houston. En la temporada 1965-66, Tommie Agee dejó los siguientes números con Magallanes: 60 juegos, 248 veces al bate, 45 carreras anotadas, 77 imparables, 13 dobles, 3 triples, 12 jonrones, 35 carreras empujadas, 7 bases robadas, .311 de promedio al bate. Tommy Helms por su parte participó en 35 juegos, 145 veces al bate, 19 carreras anotadas, 53 imparables, 5 dobles, 2 jonrones, 17 empujadas, 3 bases robadas, .366 de promedio al bate. Acontecimiento único en LVBP, dos peloteros importados vienen con un mismo equipo (Magallanes 1965-66) y la siguiente campaña de Grandes Ligas (1966) ambos ganan el premio Novato del Año, Agee (Liga Americana, Chicago), Helms (Liga Nacional, Cincinnati) Alfonso L. Tusa C.

viernes, 16 de octubre de 2015

Preguntas y respuestas con Bob Kipper.

Baseball Prospectus. David Laurila. 04-01-2011. Antes que él se convirtiera en un coach de pitcheo altamente reconocido en ligas menores, Bob Kipper vivió el sueño que ahora ayuda a perseguir a otros. El zurdo de 46 años pasó ocho temporadas en las Grandes L:igas, y mientras su marca fue un humilde 27-37 con efectividad de 4.37 y 11 salvados, él se considera privilegiado por simplemente haber tenido la oportunidad. Tomado de octavo en el draft general de 1982 por los Angelinos de California, Kipper fue cambiado a Pittsburgh tres años después y realizó la mayor parte de sus 247 apariciones de su carrera con los Piratas. Él ha sido coach de pitcheo en la organización de los Medias Rojas desde 1999, y pasó la temporada de 2010 tutoreando lanzadores en el Portland AA. Kipper contó la historia de su viaje a las Grandes Ligas, sus dos tumultuosas apariciones como Angelino, y su tiempo en Pittsburgh antes de un juego a finales de temporada en el Hadlock Field de Portland. Bob Kipper: “Para mí, ser drafteado fue extremadamente excitante. Para empezar, desde que era un niño pequeño, probablemente regresando a cuando tenía cinco años, mi sueño había sido jugar beisbol en Grandes Ligas. Por supuesto, a los cinco años nadie sabe como va a ser su vida, pero siempre tuve un amor verdadero, una verdadera pasión, por el beisbol. Y me di cuenta a esa edad muy temprana que tenía una destreza especial para desenvolverme en el juego. Yo era uno de esos tipos que siempre pitcheaba con éxito ante muchachos mayores. En la escuela secundaria, fui capaz de lanzar al máximo nivel como estudiante de primer año y dominar. Ciertamente yo no sabía que jugaría en las Grandes Ligas algún día, eso era mi sueño”. “Al llegar a mi año final en la secundaria, yo sabía que había una buena oportunidad de que, evitando las lesiones, consiguiera la oportunidad de ser drafteado y jugar beisbol profesional. Cuan alto llegaría en el draft dependería de lo bien que lo hiciera como jugador de último año, y terminé teniendo un año muy impresionante. Estaba proyectado para llegar alto en el draft, algunas fuentes decían que podría estar entre la primera y la quinta escogencia. Eso era impresionante para mí, pero también muy excitante”. “El primer día del draft de junio recibí una llamada de Larry Himes, el director de búsqueda de talento de los Angelinos de California, informándome que yo era su primera escogencia. Al haber crecido como uno de seis niños en una familia que vivía en una granja de siete acres en el Illinois rural, todos estábamos muy emocionados, y siempre recordaré la excitación previa al día cuando firmé. Un día o dos después me subí a un avión rumbo al sur de California. Subí a ese avión con otros dos tipos quienes fueron drafteados ese año, uno de ellos era Mike Rizzo, quién ahora es el gerente general de los Nacionales de Washington. Recuerdo que estuve retrasado para llegar al aeropuerto, porque tuvimos dificultades con el tráfico todo el camino, tratando de llegar al aeropuerto O’Hare de Chicago. Finalmente llegamos, pasé la revisión, corrí hacía la puerta de embarque y subí al avión”. “Cuando bajamos del avión, fuimos al campus de Cal State Fullerton, y cuando llegué allí, recuerdo que fue uno de los sentimientos más solitarios del mundo. Nunca había estado lejos de mi hogar. Me di cuenta muy rápidamente, que tenía que crecer con velocidad, y no solo ser independiente, sino aprender como coexistir con otras personas, lo cual era algo que no tuve que hacer mientras crecía en Aurora, Illinois. Estás en tu zona de comodidad, en un pueblo relativamente pequeño con gente que te es familiar, y ahora eres un muchacho de 17 años embarcándose en la oportunidad de jugar en Grandes Ligas. Todo era nuevo para mí”. “En mi primera salida del beisbol profesional, experimenté algo que nunca antes había vivido, ni en las Pequeñas Ligas, secundaria, o cualquier lado. Recibí dos jonrones en el mismo juego. Yo estaba en la Northwest League, jugando en Salem, donde teníamos nuestro equipo de temporada corta, y el juego fue en Bend, Oregon. Muy interesante fue que mi primer manager fue Joe Maddon”. “Permití este jonrón con dos outs en un inning, entonces ponché al próximo bateador. Estaba muy agitado, agraviado y frustrado caminando alrededor del montículo, y Joe Maddon pudo ver eso claramente. Él dijo, “Sabes, la señal de un buen pitcher es uno que permite un jonrón y poncha al próximo bateador”. Acepté eso. Pocos innings después el mismo tipo viene otra vez y batea otro jonrón contra el edificio del abasto detrás del jardín izquierdo. Eso fue con un out, y ponché los próximos dos bateadores y salí del campo. Joe podía ver claramente que yo estaba agitado, agraviado y frustrado, se acercó a mí de nuevo y me dijo, “La señal de un buen pitcher profesional es cuando él permite un jonrón y poncha a los próximos dos bateadores”. Él tenía la idea de cómo calmar una situación, sabía como manejar a los peloteros, recuerdo eso vívidamente mientras estoy sentado aquí hoy” “Pero el juego fue una falla real para mí, porque, como dije, nunca había experimentado algo como eso antes. Y cuando experimentas una falla por primera vez, vas a tener interrogantes. Te vas a preguntar, “Caramba, ¿Qué tan bueno soy de verdad?” Mi primera temporada completa no fue un paseo por el parque. No fue un tazón de cerezas, tampoco. Estuve muy inconsistente. Tuve mis momentos donde fui dominante, pero también tuve mis momentos donde no estuve bien para nada. Mirando hacia atrás, era un momento cuando mi amor por el juego estaba a prueba, porque, una vez más, estaba experimentando las fallas como nunca antes las había vivido. Estaba tratando de encontrar como procesar eso y manejarlo”. “Mi segundo año, estuve en Peoria, en la Midwest League. Mi manager fue Joe Coleman, y el ayudó a profesionalizarme. Me enseñó como actuar, como hablar, como ser responsable a un nivel profesional. Me llamó la atención sobre unas cosas, como llegar a tiempo y mostrar un compromiso real con el juego. Fue un año duro para mí, porque todavía estaba aprendiendo como lidiar con las fallas. Joe también era el coach de pitcheo, no solo el manager, así que él tenía muchas cosas en su placa, pero el también era un hombre bueno. Me mostró que ser un profesional es de verdad exigente, y eso es muy demandante. Como un muchacho con un años luego de haber salido de la secundaria, piensas que tienes algunas respuestas, pero no las tienes”. “El próximo año, 1984, fui promovido al próximo nivel, a la california League. Tuve una temporada destacada, donde en 26 aperturas tuve 26 decisiones, lo cual es casi imposible en la actualidad. Cumplí 19 años ese verano, y tuve marca de 18-8 y fui el Pitcher del Año en la California League. La confianza alimenta la confianza, por lo que me venía sintiendo muy bien con mi juego y como me estaba desarrollando. Después de la temporada, yo tenía que ser protegido en el roster de Grandes Ligas, y así fue”. “La siguiente temporada, fui a mi primer campamento de ligas mayores. Era 1985, y al mismo tiempo los Angelinos de California eran un equipo lleno de estrellas. Ahí estaban Reggie Jackson, Rod carew, Bob Boone, Bobby Grich, Doug DeCinces, Brian Downing, Tommy John, Geoff Zahn, Donnie Moore. Me refiero a que era un equipo tipo todos estrellas, y yo soy este muchacho de 20 años caminando en el clubhouse, en el Gene Autry Complex en Mesa, Arizona, sintiéndome, muy, muy fuera de lugar. Ese sentido de pertenencia no estaba allí, claramente. Estaba al tanto del ambiente en el cual me encontraba”. “Aún así, varios tipos me hicieron sentir muy cómodo, y uno en particular: Donnie Moore. Sabemos que Donnie Moore, después de la temporada de 1986, se quitó la vida y eso fue duro para mí. Él fue el único que de verdad me protegió y me hizo sentir cómodo. Él se aseguró de que yo siempre tuviera el transporte para ir y venir al estadio, y cosas como esas”. “Tuve mucho éxito en el campamento de Grandes Ligas, así que las dudas empezaron a despejarse un poco en ese punto. Ahora estaba enfrentando bateadores de Grandes Ligas, tipo que había visto por televisión cuando era niño, estaba teniendo éxito ante ellos. Empecé a notar que tal vez no estaba tan lejos”. “Avancé por todo el entrenamiento primaveral sin idea de cual sería mi futuro. ¿Iba a hacer este equipo de Grandes Ligas? ¿Iba a ser reasignado a AA o AAA?” “Nunca me dijeron que había hecho el equipo. Hice el equipo en el entrenamiento primaveral, en 1985, y lo descubrí de esta manera, yo caminaba hacia el clubhouse el día después de nuestro juego final de pretemporada. Cada año, los Dodgers y los Angelinos jugaban una serie del autopista y este era el día después del tercer juego. Recuerdo que era el día después del domingo de Resurrección y había un uniforme del día inaugural colgando en mi casillero. Así fue que lo supe. No hubo, “Felicitaciones, hiciste el equipo”, o alguna explicación. Solo había un uniforme colgando en mi casillero”. “Por supuesto, había excitación, pero aún había duda de que yo pertenecía allí. Y como se dio todo, no duré mucho tiempo ahí. Hubo razones para eso. En parte fue el sentido de pertenencia, y la otra parte fue que ellos me encomendaron una labor, para la cual yo no estaba listo. Hasta ese punto, yo estaba muy cómodo con la rutina de cinco días como lanzador abridor, y fui enviado al bull pen. Ellos buscaban oportunidades para que yo saliera y tuviese éxito. No querían lanzarme al fuego”. “Esperé una semana antes de mi primera salida. Fue en el Coliseo de Oakland en su noche inaugural, y recuerdo calentar en el bull pen. Estaba muy nervioso e incómodo. Cuando entré al juego, eso me llevó al juego. No tuve éxito. Si alguien mi primera salida en Grandes Ligas, se dará cuenta que no fue impresionante. Fueron dos tercios de inning y cuatro carreras, caminé algunos bateadores. No te sientes muy bien contigo luego de una salida como esa, particularmente a los 20 años de edad en las Grandes Ligas. Después de eso, estuve sentado por otras dos semanas antes de ver acción de nuevo, y cuando estás sentado por dos semanas te haces muchas preguntas”. “Tuve una oportunidad de iniciar un juego, en Anaheim, contra los Atléticos de Oakland. Una pequeña historia vinculada a esa experiencia es Reggie Jackson. Muchas personas tienen diferentes opiniones de Reggie Jackson, y yo siempre tengo una opinión favorable, porque esa noche particular en Anaheim, luego de venir al dugout posterior al calentamiento en el bull pen, él vino y se sentó a mi lado. Puso su mano en mi pierna y dijo, “Muchacho, ¿estás listo?” Dije, “Sip”, y él dijo, “Vamos”. Él corrió hacia el jardín derecho. Eso era algo que él no tenía que hacer, pero lo hizo de todas formas y siempre he recordado eso. Tengo una opinión muy alta de Reggie Jackson debido a eso”. “La salida empezó bien con un primer inning muy bueno, pero entonces todo se complicó en un pestañear. No creo que llegué a tres innings. Para hacer una historia larga, corta, el día siguiente fui enviado a nuestra filial AA en Midland, Texas. El manager de los Angelinos de Midland era Joe Maddon. Era otra oportunidad de jugar para Joe Maddon, y una vez más yo no tenía mucha confianza. Era tiempo de empezar a reconstruir la confianza, y desarrollar un juego efectivo de nuevo, y eso ocurrió para mi en Midland”. “Yo salté desde Midland, después de tener un par de meses de éxito ahí, hacia nuestra filial de AAA en Edmonton, Alberta. Hice una apertura en Edmonton y entonces me vi involucrado en un cambio (el 16 de agosto de 1985) hacia Pittsburgh”. “El cambio representó una oportunidad para mí, aunque regresando en el tiempo, yo no la vi como tal. Fui a una organización, los Piratas de Pittsburgh, que pasaba por una gran transición. Todos conocemos los Piratas de los años ’70 y de comienzos de los ’80, y hasta los de los años ’60. Es una organización rica en tradición, tanto como la tradición de los Medias Rojas de Boston. Pero pasaban por un período de transición, y eso significó una oportunidad para mí, y para otros”. “Había tipos como Sid Bream y Andy Van Slyke. Andy llegó en un cambio en 1987, un par de años después. Sid vino desde los Dodgers. Mike LaValliere es otro tipo que llegó en un cambio. R.J. Reynolds es un tipo con quien jugué en Pittsburgh. Tuvimos oportunidades, y mientras avanzábamos en ese proceso, nunca imaginamos que en 1990 seríamos los campeones del este de la Liga Nacional. Eso ocurriría por tres años seguidos, y yo fui lo suficientemente afortunado para estar ahí en dos de ellos, 1990 y 1991”. “Mirando en retrospectiva, ese fue un momento especial en mi vida, ser parte de una organización que se estaba transformando. Muchos de los cambios comenzaron en 1987 y ocurrieron gradualmente desde ese momento. Para finales de 1987, pensábamos que estábamos desarrollando un equipo de beisbol de Grandes Ligas muy bueno”. “Respecto a la temporada de 1988, pienso que había expectativa por ganar. Muchas personas recordarán a los poderosos Mets de 1988, quienes ganaron 100 juegos, y a finales de julio, estábamos solo 3,5 juegos por detrás. Habíamos estado disputando y compitiendo con los Mets de Nueva York durante esa temporada. Como equipo, de verdad pensábamos que teníamos oportunidad de ganar. No funcionó, terminamos segundos en la división ese año”. “Para 1989, había grandes esperanzas de que íbamos a contender por la división, pero tuvimos muchas lesiones. Y hablamos de jugadores importantes, integrantes clave de nuestro equipo. Mike LaValliere estaba lesionado. Andy VanSlyke tenía dificultades musculares. Jim Gott tuvo una operación Tommy John, si mal no recuerdo, y él había sido nuestro cerrador en 1988, salvó 34 juegos. Las lesiones de los jugadores clave afectaron nuestra actuación. Como es bien sabido, es difícil encontrar los sustitutos quienes te van a dar la misma calidad de juego, en una dinámica de noche a noche, en la mayoría de las posiciones. No llegamos a nada en 1989, aunque, irónicamente, fue mi mejor temporada en el montículo”. “Llegamos a la temporada de 1990, sabiendo que íbamos a tener de vuelta a esos tipos en la alineación, y trajimos a tipos como Jay Bell. Jay fue una gran parte de nuestra defensa y nuestra producción de carreras ese año. José Lind fue el tipo que emergió hacia finales de 1987, y hasta este día él es probablemente uno de los mejores segunda base que he visto debido a su atleticismo y alcance. Había pelotas que él podía tomar que ningún otro segunda base de esa época podía alcanzar. Él ayudaba a proteger a los lanzadores. Sid Bream fue uno de los mejores primera base con quien jugué, era muy bueno en su posición. Él tomaba los disparos erráticos y se movía bien para ser un tipo grande, aunque tenía molestias en las rodillas”. “Teníamos unos jardines sanos con Barry Bonds, Andy Van Slyke, y Bobby Bonilla. Andy Van Slyke, para mí, es uno de los mejores jardineros central que haya visto, debido a sus instintos, los saltos con que sale tras las pelotas, y la manera como asume el juego”. “Conocí a Barry Bonds en Venezuela en 1985, cuando jugamos pelota invernal juntos. Barry y yo siempre nos llevamos bien, por lo que no me gusta hablar de él mucho. Todos tienen opiniones de las personas y yo siempre he tenido una opinión favorable de Barry. Él fue un buen compañero de equipo, siempre muy respetuoso conmigo, como lo fui yo con él. Lo que él haya hecho más allá de eso fue totalmente responsabilidad de Barry Bonds. No tengo sentimientos enfermos o palabras duras para él. Él fue un tremendo atleta, obviamente, y fue parte integral de nuestro éxito en ese tiempo”. Mike LaValliere era un tipo quien fue capaz de comandar un juego de beisbol desde detrás del plato. Él era un tipo con el cual se disfrutaba lanzar; confiabas en él. Era capaz de crear relaciones con los pitchers. Él fue un gran estudiante del juego y un tipo a quien quería detrás del plato. Don Slaught es un tipo que adquirimos en 1990, y complementaba muy bien a Mike”. “Teniamos las piezas del rompecabezas encajando y salimos y ganamos la división, en San Luis, en 1990.Fue en la última gira del año antes de regresar a casa para terminar la temporada, esa es una historia que me gusta contar porque fue una de las experiencias más excitantes de las que fui parte”. “De regreso a casa desde San Luis, el aeropuerto de Pittsburgh acumulaba más de 30.000 personas para recibirnos. Fue una de esas experiencias que casi no puedes describir. Fue algo muy cómico, caminábamos en el aeropuerto con gente que colgaba literalmente de las rampas, celebrando y aplaudiendo nuestro logro. Éramos una organización que había estado hambrienta de una aparición en postemporada por 11 años, y finalmente lo conseguimos. Esa fue la culminación y puedo recordar el proceso, todos los cambios que fueron hechos para hacer eso posible. Todo llegó a la vez, y que sentido del logro y que manera de celebrarlo”. “Tuvimos una serie de campeonato de la Liga Nacional decepcionante. Nos fajamos por seis juegos, pero no pudimos vencer a los Rojos, quienes ganaron la Serie Mundial”. “En 1991, fuimos aun mejores. Aseguramos el este de la Liga Nacional con dos semanas por jugar. Lo hicimos en Pittsbutgh. Pero también terminó siendo un año decepcionante. En los playoffs estábamos adelante tres juegos a dos, contra Atlanta, e ibamos de regreso a Pittsburgh con Doug Drabek y John Smiley. John había ganado 20 juegos ese año y Doug fue un pitcher sólido en Pittsburgh en todos los años que pasó ahí. Ganó un Cy Young en 1990. Desafortunadamente, los pitchers de los Bravos en esa época también eran buenos. Steve Avery estuvo a la altura del compromiso y el sexto juego fue una blanqueo 1-0. Entonces en el séptimo juego, estuvimos abajo desde el principio. JohnSmiley tuvo dificultades en ese juego, y una vez que ellos se fueron adelante, John Smoltz fue indescifrable. Él lanzó un blanqueo que ganaron 4-0. Ellos fueron a la Serie Mundial de 1991 y nosotros fuimos a casa. Entonces firmé como agente libre y jugué con Minnesota en 1992. Ese fue mi último año en las Grandes Ligas”. “Cuando miro hacia atrás en mi carrera, no me siento desilusionado por no haber logrado más. Siempre he mirado eso con la convicción de que hice lo mejor que pude. No hago segundos pensamientos de lo que pudo haber sido, porque siento que mi ética de trabajo no era segunda de nadie y me siento muy privilegiado de haber tenido la oportunidad de lanzar ocho temporadas en las Grandes Ligas. Nunca trivializaría con eso, porque siento que me gané todo lo que tuve en este juego”. “Aprendí de ciertos tipos, de ciertos coaches de pitcheo a través de mi carrera, y pienso que todo se resume en esto: Aprendes lo más que puedes de los tipos que pasan tiempo contigo, se comunican contigo, y te tratan bien. Hubo algunos de esos tipos que tuvieron un gran impacto en mi, y no solo en mi carrera beisbolera, sino en mi vida. Y así es como me desenvuelvo en mi posición como coach de pitcheo. Si tienes oportunidad de impactar una vida humana, un individuo quien está aspirando a lanzar en las Grandes Ligas…y no soy un tipo que lo sabe todo. Soy un tipo quién tiene experiencia y trata de usarla para ayudar a otros individuos a lograr el mismo nivel al cual tuve el privilegio de pitchear. Estoy orgulloso de haber pitcheado en las Grandes Ligas, y quiero hacer lo que pueda para ayudar a otros a lograr el mismo sueño”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Cincuenta años de la joya de picheo de Graciliano Parra. 15-10- 1965

Se voltea hacia atrás y aunque la visión de aquella noche en el estadio Universitario parezca borrosa, la memoria nos juega una de las suyas para hacernos pensar que solo nos separan escasa horas de aquel juego. Ese quince de octubre también jugaban Leones del Carcas versus los debutantes Cardenales de Lara en Barquisimeto e Industriales del Valencia ante los también debutantes Tigres de Aragua en Maracay. En Magallanes, el norteamericano George Noga recibía el timón del buque y entre los refuerzos importados figuraban Mike Andrews , MarvBreeding y Owen Johnson. También vino Hilario Valdespino (quien participó aquel mismo año en la Serie Mundial ante los Dodgers de Los Ángeles, y el genial Sandy Koufax), TommieAgee, Tom McGraw; Gary Waslewski, Herman Starrette y Marcel Guilbault. El plantel criollo permaneció casi intacto con respecto a la temporada pasada. Debido a una prolongada discusión contractual entre la gerencia deportiva del Magallanes e Isaías Chávez, el manager Noga debió recurrir a otro novato y talentoso lanzador como Graciliano Parra para abrir el juego inaugural. Inmensa responsabilidad para el joven pitcher zuliano, debía enfrentar a una alineación de un nivel muy elevado: los temibles Tiburones de La Guaira de mediados de los sesenta, Ángel Bravo lf, Luis Aparicio ss, José Cardenal cf , Jim Wynn rf, John Bateman c, José Martínez 2b, José Herrera 3b, Graciano Ravelo 1b, y Darrell Brandon lanzando las serpentinas. Magallanes carecía de tantos pergaminos, pero no por ello jugaban con menor intensidad. Allí asomaban en la cubierta del barco aquella noche del quince de octubre: César Gutiérrez 3b, Marv Breeding 2b, Oswaldo Blanco 1b, Owen Johnson c, Mike Andrews ss, Leopoldo Tovar rf, Domingo Carrasquel lf, Víctor Colina cf, y Graciliano Parra, asumiendo el reto, se encaramó en la lomita a lanzar lo mejor de su repertorio. Quizás muchos entendidos temían que ni siquiera llegara al quinto episodio. El desafío galvanizó en los lanzadores en las primeras siete entradas. En el segundo acto Mike Andrews conectó sencillo. Intentó avanzar hasta la antesala con imparable de Leopoldo Tovar y fue puesto out de Wynn a Herrera. En el cuarto episodio Leopoldo Chingo Tovar corrió unos 50 metros hacia la raya del rightfield para atrapar una línea bestial que Jim Wynn conectó en esa dirección. En el séptimo capítulo Andrews negoció boleto. Pasó a segunda por wild pitch. Allí lo sorprendió Darrell Brandon y fue out en corre y corre. Abriendo el noveno episodio Luis Aparicio soltó una línea peligrosísima que iba cantando hit hasta que Tovar se lanzó de cabeza para tomar la pelota y mantener la magia de Graciliano. Al completarse los nueve episodios el juego seguía igualado, La Guaira sólo había embasado a tres hombres, dos por boleto y otro golpeado por el lanzador. Por su parte, desde el Magallanes habían salido tres detonaciones indetenibles pero sin mayores consecuencias ante la diligencia del pitcher Brandon. En el décimo capítulo, Graciliano Parra continuó con su dominio sobre la toletería guairista al retirar sin muchos miramientos a Wynn y a Bateman. Sin embargo, José Martínez no aceptó entregar el último out y soltó una línea por encima de la segunda que rompió la magia del no hit - no run. Después vino José Herrera con otro imparable bueno para llevar a Martínez hasta la antesala con la carrera de terminar de estropear el magnífico trabajo monticular del lanzador occidental. A pesar de todo, el Magallanes salió de aquella amenaza de borrasca cuando el manager guaireño ordenó el doble robo pero Martínez murió en la goma para cerrar la entrada con al menos el blanqueo vigente para Graciliano. Magallanes vino a cerrar el décimo, y un sencillo de Andrews activó la sirena y la alegría en la tribuna de la izquierda junto con la banda municipal que empezó a tocar nuevamente El Pompo, una pegajosa canción de la época con la que había animado buena parte de la noche. De inmediato el “Chingo” Tovar ejecutó un toque de sacrificio para que viniera Víctor Colina con el madero en busca de la gloria. Hasta ese momento se había ido de 3-0. Brandon trabajó con intensidad; sin embargo, el jardinero central magallanero destapó un centelleante lineazo al jardín izquierdo para traer hasta la goma a Andrews con el recado de dejar sobre el terreno a La Guaira y comenzar la celebración de aquella victoria inaugural con el público lanzándose al terreno para llevar en hombros a Parra, Colina, Andrews y Tovar por todo el abanico del Universitario. En tal sentido, Víctor Colina relató: “Ese día me la pasé jugando bolas criollas en San Martín. Jugué tanto que cuando llegué al estadio estaba todo encandilado. El manager me dice: ‘Colina, estás jugando en el centro field’. Eso terminó de enceguecerme más. Hubo un batazo que casi se me pierde en las luces y además lanzaron un vaso de la tribuna para terminar de confundirme. Ya en el dugout comenzaban a lamentarse y hasta bataqueaban las gorras. Sin embargo, me recuperé y tomé la bola a la altura del pecho. El hit para ganar fue una línea por sobre el tercera base que Aparicio fue a buscar en el leftfield. Mike Andrews, que estaba en segunda, casi se venía cayendo en el tropel de sus largas piernas pero finalmente pisó la goma para sentenciar el juego”. Víctor Colina recuerda ese momento desde la calidez de su hogar en abril de 2002. Graciliano Parra conversó con Guillermo Becerra Mijares después del juego en el dugout del Magallanes. “¿Cual es tu opinión de Owen Johnson?” “Johnson es un maestro de la receptoría. Sabe dirigir a los pitchers. Pide los lanzamientos de acuerdo a los bateadores. Además resultó un gran conductor dirigiendo a los jardineros. Tovar hizo dos formidables atrapadas para impedir los hits. En cuanto a Andrews, son cosas del béisbol. No debes olvidarte que es su primer juego en Venezuela y pudo extrañar el terreno que estaba duro de verdad”. Sólo cuando Leopoldo Tovar hizo la segunda maravillosa atrapada para eliminar el peligroso batazo de Aparicio en el noveno inning, el joven de 20 años se convenció de que podía lanzar los 9 innings sin hits ni carreras. “Fue entonces cuando lancé con el alma para dominar a José Cardenal con aquel globo a segunda base. En ese momento sentí la mayor emoción de mi vida ante aquel inolvidable espectáculo de tanta gente aplaudiendo mi actuación”. Graciliano Parra tendría otras dos soberbias apariciones en el morrito magallanero, ambas ante los Leones del Caracas, ambas con pizarra de 1-0. La primera el 11 de diciembre de 1966, una mañana dominical. Los Navegantes fueron visitadores en el Universitario y marcaron la carrera en el sexto inning ante Aurelio Monteagudo, Ed Stroud y Jim Hicks negociaron boletos y Luis Camaleón García descargó imparable hacia el jardín central para remolcar a Stroud. Sólo cuatro hombres se le embasaron a Parra, Ed Spiezio por boleto en el segundo tramo, Steve Demeter por sencillo en el cuarto, Owen Johnson por boleto en el séptimo y línea indetenible hacia el jardín central de Nelson Castellanos en el octavo episodio. Parra completó su labor con 4 ponches, La segunda el 12 de noviembre de 1967 ante el propio Luis Tiant. Esta vez Magallanes fue home club y en el primer inning, luego del sencillo de Gustavo Sposito a la izquierda y su posterior out en intento de robo, y del segundo out entregado por Jesús Aristimuño, Walter Williams soltó imparable al centro. Sid O’Brien negocio boleto y un passed ball de Juan Francia adelantó a los corredores. Luego un lanzamiento wild de Tiant provocó la anotación de Williams. Graciliano permitió 3 imparables, uno de Victor Davalillo en el tercer inning, otro de Octavio Cookie Rojas en el séptimo y el último de José Tartabull en el noveno. También concedió 2 boletos y recetó 2 ponches. Quizás estas dos actuaciones motivaron el cambio del 7 de diciembre de 1967 donde Magallanes envió al Caracas a Graciliano Parra y recibió a Aurelio Monteagudo. Alfonso L. Tusa C.

lunes, 5 de octubre de 2015

La dedicación del Pequeño Gran Hombre.

Mantener el nivel siempre ha resultado más duro que alcanzarlo. Aparecen nuevas dificultades propias de los ajustes y reajustes desde muchos frentes. Empieza la gestión de constancia, tediosa, asfixiante, demandante de ciertas cualidades entre las cuales destaca la obstinación que tienen todos los seres humanos pero pocos las practican. Por eso luego de la resonancia de un gran logro es tan esencial afincar la planta de los pies sobre la corteza terrestre y evitar obnubilarse con los lauros de la victoria, hay que saber escapar de ese lugar agradable pero que podría convertirse en prisión al extraviarnos en el laberinto de su fugacidad. La temporada de José Altuve con los Astros de Houston en 2014 fue grandiosa en todos los sentidos tanto a la defensiva como con el madero, para muchos un fenómeno de difícil simulación, mucho más para un pelotero que muchos consideran demasiado pequeño para el beisbol, y otros quizás no tan numerosos, entre los que me cuento, consideramos que la gesta de Altuve se extiende mucho más allá de los seis meses de una temporada y la denominación de Pequeño Gran Hombre tomada de una película de inicios de los años ’70 empieza a tener características propias. Alcanzar 200 imparables en una temporada de Grandes Ligas es un hecho de cierta regularidad que sin embargo no todos los peloteros pueden llevar en sus alforjas, requiere de mucha intensidad, mucha continuidad, mucho enfoque en los ajustes del pitcher, en la estrategia de los managers, en la configuración de la defensiva. Los agujeros del tamiz se hacen más estrechos cuando se habla de varias temporadas de 200 imparables y más diminutos aún cuando esas temporadas son seguidas. Hasta allí llegó la dedicación de Altuve este domingo 4 de octubre de 2015, cuando en el noveno inning despachó un roletazo inalcanzable para el segunda y el primera base de los Cascabeles de Arizona, esa pelota en territorio del jardín derecho tenía la marca del imparable 200 de José Altuve por segunda temporada consecutiva. Primer venezolano en alcanzar esa meseta. Pionero entre los Astros de Houston en presentar esos números. Quizás la arista más resaltante de esta temporada de 2015, sea que los Astros consiguieron el segundo comodín de la Liga Americana y van a disputar un juego de vida o muerte ante los Yanquis de Nueva York dentro de algunas horas. Esto implica mucha más tensión y grados de dificultad a la hora de ejecutar en el terreno de juego, aún así Altuve siguió con su gesta de Pequeño Gran Hombre al mantener sus números ofensivos y defensivos. Muestra de ello es el juego ante Texas el 26 de septiembre de 2015 cuando en combinación con el paracortos boricua Carlos Correa conectaron par de jonrones cada uno para convertirse en la primera dupla de camarero y shortstop que lograban esos números en un juego desde que el 24 de mayo de 1936 el camarero de los Yanquis, Tony Lazzeri la sacara tres veces y el paracortos Frank Crossetti lo hiciera otras dos veces en victoria 25-2 ante los Atléticos de Filadelfia en Shibe Park. Ninguna combinación de short y segunda lo había conseguido en MLB desde que José Vidro y Orlando Cabrera lo alcanzaran para los Expos de Montreal ante los Bravos de Atlanta el 3 de julio de 2000. En el plano defensivo, entre los segundas bases de MLB, Altuve fue segundo de Brian Dozier en juegos efectuados (153), noveno en outs (247), sexto en asistencias (417), undécimo en dobleplays (81), segundo en errores (5), primero en porcentaje de fildeo (.993). Alfonso L. Tusa C.

Los enigmas de un barco

En el amanecer de una temporada hay sueños, ilusiones, esperanzas y, agazapados tras las sombras de los entrenamientos, insondables probabilidades que más allá de mil prácticas y ensayos, solo cuando comience la temporada se conocerá a ciencia cierta si lo que se elucubraba tras análisis, estadísticas y simulaciones informáticas podrá cristalizar sobre el diamante al menos en un treinta o cuarenta por ciento. Dentro del barco magallanero afloran varias posiciones donde abundan peloteros de posibilidades. Más allá de los jugadores establecidos de cada posición aparecen varios peloteros que vienen ascendiendo, o están de vuelta luego de recuperarse de una lesión, o siempre han estado ahí y esperan su oportunidad. Esos peloteros pueden significar la diferencia entre una temporada grande y una promedio o incompleta. En el montículo llama la atención la posibilidad de ver a un lanzador zurdo de mucho control como Pedro Hernández, quien tuvo alguna experiencia en Grandes Ligas y este año jugó en una liga independiente (American Association) con el equipo St. Paul donde dejó marca de 8-3 con 3.99 de efectividad en 97 innings lanzados, concedió 13 boletos y recetó 63 ponches. DE acuerdo a la gerencia deportiva, Hernández debería reportarse al equipo a partir del 1 de noviembre. Otra de las grandes expectativas del cuerpo de lanzadores de los Navegantes aparece en la posibilidad de que el joven Yohander Méndez integre la rotación de abridores durante el primer mes de temporada. Méndez viene de lanzar 66.1 innings con los Crawdads de Hickory (Texas) en la South Atlantic League Clase A, con ellos tuvo record de 3-3 y efectividad de 2.44; 15 boletos, 74 ponches. Y se tiene planteado que cuando Méndez deje de lanzar en noviembre, Antonio Senzatela tome su testigo en la rotación, con los Nuts de Modesto (Rockies de Colorado) , Clase A Fuerte, Senzatela tuvo marca de 9-9 con efectividad de 2.51 en 154 innings de labor, 33 boletos, 153 ponches. Detrás del plato, donde se ha planteado la presencia de Tomás Telis, Jesús Sucre y existe alguna leve posibilidad de que juegue Robinson Chirinos, los que conocen las particularidades y detalles del beisbol actual admiten que es casi seguro que a la hora de la verdad sean Juan Apodaca y Gustavo Molina quienes terminen llamando los juegos, porque su estado actual en el beisbol organizado de Estados Unidos u otros países no les impide jugar durante toda la temporada. Solo que Apodaca aun jugaba la postemporada con su equipo de liga independiente (Barnstormers de Lancaster, Atlantic League, Ind. : 64 juegos, 205 vb, 16 anotadas, 22 empujadas, 3 hr. 9 2b, .229 avg.) hasta hace pocos días y de Molina (Blue Crabs de Southern Maryland, Atlantic League, Ind. : 78 juegos, 281 vb, 29 anotadas, 52 empujadas, 13 hr, 13 2b, .285 avg.) se conoció que estaba lesionado. Por eso la importancia de contar con un novato como José Briceño (Carolina (Atlanta), Carolina League, A+: 88 j, 311 vb, 32 ca, 57 h, 14 2b, 4 hr, 20 ce, .183 avg.) quién a finales de la temporada 2014-15, mostró solvencia con el madero y aunque su desempeño ofensivo de este año en ligas menores no haya sido el mejor, lo importante es que haya evolucionado en sus labores defensivas como receptor. En primera base asoma un tren de posibilidades, empezando por los oficios de Mario Lisson quien viene de actuar en ligas menores con la organización de Nacionales de Washington (Harrisburg.Eastern League AA + Syracuse International League AAA: 88 j, 268 vb, 37 ca, 72 h, 8 2b, 6 hr, 37 ce, .269 avg.), Frank Díaz (Reynosa, Liga Mexicana: 103 j, 395 vb, 66 ca, 132 h, 23 2b, 16 hr, 70 ce, .334 avg.) quien también podría apoyar en los jardines y tuvo otra temporada productiva en la liga mexicana, Mike Freeman (Reno, (Arizona) Pacific Coast League AAA:113 j, 398 vb, 79 ca, 126 h, 23 2b, 5 3b, 3 hr, 41 ce, .317 avg) quien también puede jugar otras posiciones del infield y los jardines. En el resto de las posiciones del infield, podrían jugar un rol determinante el recién llegado Luis Rodríguez (Oaxaca, Liga Mexicana: 35 j, 123 vb, 20 ca, 42 h, 5 2b, 3 hr, 16 ce, .341 avg.) el recién firmado Abel Nieves (2015 American Association Lemurs de Laredo, .353 avg. 2 cuadrangulares y 35 carreras llevadas al plato en 66 juegos. Liga Mexicana de Béisbol, Rojos del Águila de Veracruz, 32 encuentros, .282 avg.,14 anotadas, tres dobles, cuatro vuelacercas, 18 remolcadas, 21 boletos, .402 porcentaje de embasado OBP) quien ha demostrado ser un bateador de cuidado en esta liga, el novato Samuel Díaz (Reds, Arizona League, Rookies + Daytona Florida State League, A+: 22 j, 74 vb, 16 ca, 27 h, 6 2b, 2 3b, 1 hr, 15 ce, .365 avg.) quién viene busca de oportunidades luego de pasar buena parte de la temporada en ligas menores lesionado, y Renny Osuna (Southern Maryland, Atlantic League, Independent League + Sugar Land, Atlantic League, Ind. League: 104 j, 368 vb, 33 ca, 93 h, 14 2b, 1 3b, 2 hr, 32 ce, .253 avg) el año anterior vio muy poca acción con los Navegantes. En los jardines resultará interesante seguir el desempeño de Eduard Pinto (Hickory (Texas) A: 98 j, 349 vb, 39 ca, 91 h, 12 2b, 5 3b, 2 hr, 36 ce, .261 avg.) , Alberth Martínez (San Antonio (San Diego), Texas League, AA: 129 j, 479 vb, 58 ca, 132 h, 19 2b, 3 3b, 11 hr, 56 ce, .276 avg.), y Ryan Cordell (High Desert, California League, A+ + Frisco, Texas League, AA (Texas): 124 j, 507 vb, 84 ca, 137 h, 18 2b, 8 3b, 18 hr, 75 ce, 20 br, .270) Alfonso L. Tusa C.