miércoles, 25 de enero de 2017

Respaldo Mutuo: Una Entrevista con Ariel Jurado y Yohander Mendez

Cobertura del equipo de beisbol Crawdads de Hickory. 09 de Agosto de 2015. La mayoría de las tardes cuando hago mi ruta hacia el clubhouse para hacer entrevistas que necesito, es inevitable pasar primero ante dos peloteros específicos. Sentado en una silla a la cabeza de una vieja mesa de picnic está Ariel Jurado. A la derecha de Jurado en otra silla está el también pitcher Yohander Mendez. Pareciera que son inseparables mientras se han convertido en una letal combinación 1-2 en el montículo que ha redimensionado a los Crawdads de Hickory durante la segunda mitad de la temporada.
Jurado, el lanzador derecho, firmó con los Rangers de Texas como agente libre en 2012 en Aguadulce, Panamá. Hasta el 7 de agosto, Jurado tenía marca de 11-0 con efectividad de 2.21. Ha mostrado excelente control con 77 ponches y diez boletos en 81.1 innings. El joven de 19 años que se ganó el derecho a abrir el juego de estrellas de la South Atlantic League está catalogado por mlb.com como el prospecto 19 de los Rangers. Un cambio hasta un ángulo de lanzamiento de tres cuartos de brazo le ha dado a Jurado una sinker que un scout dijo que tenía las cualidades de la de Kevin Brown. Jurado puede usar el cambio para ponchar, así como el slider. Ha empezado a desarrollar una curva esta temporada con la cual se ha mostrado a gusto. Mendez, 20, firmó con los Rangers en 2011, en Valencia, Venezuela. El pitcher zurdo fue limitado a 31 innings con Hickory en 2014 debido a lesiones en el hombro y la ingle. Empezó esta temporada en el bullpen para limitar sus innings antes de empezar su sociedad actual con Jurado el 14 de junio. Hasta el 7 de agosto, Mendez tiene efectividad de 1.53 y WHIP de 1.04 con 64 ponches y 11 boletos en 53 innings. Es el undécimo mejor prospecto de los Rangers de acuerdo a mlb.com. Mendez lanza una recta que oscila generalmente entre 89-91 mph, pero ha llegado tan alto como 95. Sus principales pitcheos secundarios son una curva de amplio radio y un cambio que induce a fallar a los bateadores. Ambos llegaron a la combinación por razones diferentes: para limitar los innings de Jurado, ya ha sobrepasado el máximo de innings en su carrera y para incrementar los de Mendez. Sin embargo, esa combinación le ha dado a ambos lanzadores la oportunidad de ganar experiencia como relevando y abriendo juegos, algo que de acuerdo al coach de pitcheo Oscar Marin les será útil más adelante en sus carreras. Hablé con ambos lanzadores durante la reciente estadía del equipo en casa, con la ayuda de la traducción de Marin. Marin también agregó algunas de sus opiniones acerca de ambos lanzadores. Primero que todo, ¿Cómo han tomado ustedes esto de la combinación? ¿Cómo se han ajustado a eso? Mendez: Una de las cosas que acordamos fue tener la misma rutina. Hemos construido una rutina muy buena que funciona para ambos, muy similar a lo que habíamos hecho. La razón por la cual nos mantenemos tan efectivos en lo que tenemos que hacer es que no pensamos en si vamos a relevar o a abrir: El foco principal es salir y competir y sacar los outs. La rutina en si no cambia y nos gusta de esa manera. Ariel, fuiste abridor y tuviste una primera mitad de temporada muy buena. ¿Ha sido difícil regresar a lanzar dos, tres, cuatro innings? Jurado: Obviamente, la rutina se mantuvo igual, pero la parte más difícil de hacer lo que hago es volver atrás. No en el sentido de que voy a trabajar más lento o más rápido. Se requiere una mentalidad diferente al abrir y saber que voy a permanecer hasta bien avanzado el juego que solo lanzar tres innings. Yohander, estuviste muy lesionado el año pasado. ¿Cómo te has ajustado para mantenerte sano a lo largo de una temporada completa? ¿Qué has sido capaz de hacer para mantenerte sano? Mendez: Lo más importante es trabajar tan duro como pueda física y mentalmente. Lo que más me ha ayudado a través de este año y la razón de lo que he estado haciendo es la rutina que aprendí después que me lesioné el año pasado. Hacer mi trabajo de piernas, la rutina de hombro y codo que apliqué el año pasado. Sigo haciendo eso ahora. Eso es parte de la rutina que siempre voy a tener y soy afortunado de haberla aprendido el año pasado. Yohander, ¿estás lanzando más el cambio de lo que recuerdo haberlo visto? Mendez: Es algo diferente que debo hacer al pasar desde el bullpen a la rotación. Obviamente, tengo que usar el cambio mucho más y esa es principalmente la modificación más grande viniendo desde el bullpen. . Antes recurría de inmediato a la curva porque venía con corredores en posición anotadora y trataba de sacar el out y de hacer fallar el swing. Ahora es un poco diferente. Estoy empezando a usar mi recta y cambio un poco más que la curva. Ariel, cuando lanzas corto, ¿sientes como si todavía tuvieras fuerza al final de los tres innings? ¿Trabajas más duro en tus tres innings? ¿Te paseas a ti mismo? Jurado (risas): La respuesta es si. Siento que me queda más en el brazo. Sé que mi brazo tiene que mantenerse sano. Y debido a eso, mis lanzamientos han estado subiendo en velocidad. Marin: Eso es algo de lo que hemos hablado antes. Bromeamos con eso porque mientras más duro lanza él, menos movimiento tiene. Esa es una de las cosas que se evalúan desde el punto de vista del abridor, él sale y trabaja en lo que está haciendo, en contraposición a salir y decir, “Bien, me va a quedar bastante en el brazo. Tenemos tres innings. Vamos a darle”. Él va a tener más en el brazo, pero una de las cosas en las que ha estado trabajando es en mantener la consistencia de lo que hace con la velocidad de su brazo. Cuando hablé con Danny Clark (el coordinador de pitcheo de ligas menores de los Rangers), una de las cosas de las que habló fue de darte (Ariel) retos donde no te aburrieras. ¿Cuáles son algunos de esos retos en los que están trabajando? ¿Te aburres de solo lanzar tres innings? Jurado: Estoy asumiendo bien los retos porque sé que tal vez al subir a los niveles altos posiblemente, si Dios quiere, al llegar a las grandes ligas, hay la posibilidad de que no sea como abridor. Así que voy a tener distintas funciones. Así es como lo tomo ahora. Tal vez no estoy en la rotación, pero si en el bullpen. Trato de asumir esos retos y trato de dar lo mejor de mi porque nunca se sabe donde vas a estar en este juego. Cuando vengo al clubhouse, noto que ustedes dos están aquí sentados. ¿Se han hecho buenos amigos con todo esto? Mendez: Esa es una de las cosas generadas por el respaldo mutuo y lanzar el mismo día. Siempre hemos sido buenos amigos, pero lo más grande acerca de porque nos mantenemos juntos es que hablamos de la alineación rival. Hablamos de los bateadores y de lo que están haciendo. Marin: Yohander al ser el de más experiencia aquí, deja que Jurado sepa como prestar atención al juego y sepa que ocurre con los bateadores y que están haciendo y que no, porque eso le va dar una mejor idea de cómo necesita pitchearles. Ellos comparten y se ayudan mutuamente con los pitcheos cuando juegan a lanzars la pelota. Lo que ven, lo que no ven. Se mantienen alerta entre ellos.- Eso es algo que nos gusta de estos muchachos. No se han tomado esto como: “Bien, estamos respaldando los innings del otro”. Ellos lo toman como, “Nos vamos a ayudar entre nosotros para llegar donde necesitamos llegar”. Es divertido ver a estos dos tipos. Ariel, una de las coas que Oscar y Danny hablaron fue bajar el ángulo de tu brazo para la sinker este año. ¿Cómo asumiste eso en el receso y desarrollaste el envío? Jurado: Todo empezó con una pequeña lujación en el codo. Tuve una pequeña lesión. No fue nada importante, pero tuve dos días libres. Cuando yo estaba en Arizona, una de las cosas que Brian Shouse (el coach de pitcheo del complejo de los Rangers) vio fue que cada vez que yo hacía la jugada PFP, el ángulo de mi brazo estaba a tres cuartos. Así que me preguntaron después de la lesión, para mantenerme sano, “¿Puedes lanzar con ese ángulo desde el montículo?” Y lo hice. Para ese momento, era solo un cuatro costuras con algún movimiento. Eso salió bien ese año. En el receso, fui a los instructores dominicanos y el coach de pitcheo de ahí, Henderson Lugo me dice, “Has tratado de usar un lanzamiento de dos costuras desde ese ángulo?” Le dije, “No, no lo he tratado todavía”. De ahí fue de donde vino. Desde entonces, lo he estado usando y perfeccionando”. Yohander, ¿que es lo más importante en lo que tienes que trabajar desde ahora hasta el momento cuando esperas llegar a las grandes ligas? Mendez: Lo más importante que necesito trabajar es mi apariencia física, mi peso, mi fuerza. Eso está llegando y ha mejorado, esa es una de las razones del porque estoy donde estoy ahora, manteniendo eso con mis pitcheos. La razón por la que me siento bien con mis pitcheos es debido a que me siento fuerte. Por eso, quiero mantener eso. Otra cosa son las situaciones en los juegos. Uno de los ejemplos fue el juego de anoche. El último bateador de ese inning. Yo sabía que iba a ser mi último bateador debido a mi conteo de lanzamientos. Me puse en una cuenta de 0-2. Aún no había sobrelanzado un pitcheo. De pronto eso se hizo notable. Se trata de entender la situación en cuanto al objetivo: “Vamos a hacer out a este tipo”, al contrario de “Vamos a hacer out a este tipo luciendo bien”. Jurado: Aún siento que puedo estar en mejor forma y continuar teniendo ese envío recurrente. Marin: Él llevó su recta a cierto lado del plato, lo cual es bueno. También dijo: “Necesito trabajar en mi sinker hacia la esquina de afuera para un zurdo”. Le digo, “Bien, eso es bueno. ¿Qué hay con tu recta, tu sinker hacia la esquina de afuera para los bateadores derechos, para que puedas lanzarla adentro? Es una sinker para ambos lados del plato, no solo uno. El hace un buen trabajo al lanzar la sinker en strike. Hace una buena ejecución al lanzar la sinker por el lado del brazo muy bien cuando quiere. ¿Puede él empezar fuera de la zona y regresar adentro? Eso, pienso, es lo más importante que va a tener que hacer. ¿Cómo piensas que va a ser llegar a las grandes ligas? Mendez: Me imagino logrando al inesperado, en mi mente. Llegando a un nivel alto de felicidad y emoción. Es algo que será increíble. ¿Qué es la cosa más importante por la cual has pasado hasta ahora de la cual podrías decir más adelante que valió la pena? Mendez: El año que voy a recordar es el que pasé en República Dominicana. Pitchear con sabiduría, eso salió bien, pero emocionalmente siendo un muchacho nuevo en la organización, la actitud, ahí no era donde yo quería estar. Al mirar hacia atrás, hago el ajuste y me siento feliz de haber estado allí y haber avanzado allí. Eso me ayudó en lo que estoy haciendo ahora. Marin: Él tiene toda la razón. Su rutina, su actitud, su presencia en el clubhouse, ser un buen compañero, él es muy bueno en eso. Esa es una de las razones por las que dijo eso. Él aprendió como hacer eso allá porque no era muy bueno en eso al principio. Jurado: La cosa más importante fue que uno de mis coterráneos en República Dominicana, era de Aguadulce, Panamá. Llegué como alguien de bajo perfil, pero una de las cosas que el coach de ejercitación me dijo fue, “Trabaja duro, mantente avanzando, tienes que ganarte un puesto”. Él nunca me dejó desviarme del camino. Siempre me motivó para hacerlo mejor de lo que yo pensaba que podía. Esa es una de las cosas que siempre pienso y mantengo cerca de mi corazón, que él me motivó para llegar a donde estoy ahora. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

lunes, 23 de enero de 2017

Play Ball y se cayó la baranda

Alfonso L. Tusa . El Nacional. Septiembre 2000. Siempre que llega el momento de la final de un campeonato de beisbol profesional en Venezuela, se siente que el aroma de las grandes jugadas, los grandes momentos y las más intensas expectativas invade el ambiente con los mejores anuncios de broche de oro de una nueva temporada beisbolera. Uno se imagina, y pienso que todos pondremos de nuestra parte para que esa instancia culminante se desarrolle en la mejor de las circunstancias y por ende guardemos recuerdos gratos sobre como se terminó de jugar alguna campaña en particular. Sin embargo la última de las finales de nuestro beisbol profesional, efectuada en enero pasado entre Águilas del Zulia y Navegantes del Magallanes, no alcanzó a ubicar sus hechos totales dentro de los compartimientos de nuestra memoria donde entran las reminiscencias agradables, capaces de tomarse como ejemplo de lo que debe ser una final de nuestro pasatiempo favorito. Solo con ubicarnos en el momento del primer juego de aquella serie, realizado en el estadio Luis Aparicio de Maracaibo, específicamente en algun momento luego del quinto episodio, cuando Magallanes derrotaba a las Águilas 5-1. Entonces de las gradas emergió un trozo de hielo de dimensiones apreciables que se estrelló contra el cráneo del jardinero Darryl Brinkley, quien ante la intensidad del impacto se vio en la necesidad de abandonar el terreno. Luego hubo una revuelta en la zona de las gradas, entre el jardín central y el izquierdo, que trajo como consecuencia el derrumbe que separa la grada del campo de juego. Hechos estos que empañaron un juego que se venía realizando en el mejor de los ánimos. Pero que la actitud desconsiderada de algunos fanáticos locales enturbió notablemente. Más lamentable aun resultó la actitud de la directiva del equipo zuliano, que no tomó la precaución de proveer el personal de seguridad adecuado (léase guardia nacional y/o policía) a fin de evitar aglomeramientos de personas como el que se generó en las gradas de los jardines ocasionando el desplome de la baranda y deteniendo el partido por espacio de más de veinte minutos. Y el cuerpo arbitral parecía completamente aislado de la realidad que se vivía, por cuanto de acuerdo a las reglas vigentes luego que un juego es detenido por causas extraterreno, si la demora dura más de cinco minutos el juego debe ser confiscado a favor del visitante. Ante esta situación de inseguridad, el equipo Magallanes abandonó el campo de juego, para luego regresar a condición de que al primer objeto lanzado desde la tribuna, el juego sería confiscado. Nuevamente fallaron los árbitros, quienes se hicieron de la vista gorda ante innumerables trozos de hielo y un objeto contundente que fue lanzado a la humanidad del segunda base Richard Paz cuando se disponía a tomar un elevado que batearon por sus predios. Mientras tanto el gerente general del equipo zuliano, lejos de llamar la atención a su público, se dedicó a discutir fiera e intransigentemente vía telefónica con alguien de la liga, quejándose de un obsoleto ventajismo de los equipos centrales contra los de provincia. Para rematar, el presidente de la liga, en clara demostración de lo que significa para él la inauguración de la serie definitiva del campeonato, no estaba presente en el estadio y por teléfono ordenó a los árbitros posponer el juego hasta que se calmaran los ánimos. Nadie sabe como se hubiese desenvuelto el juego (ni el resto de la final), si esos contados fanáticos se hubiesen dedicado a desconcentrar al equipo visitante de manera verbal y no físicamente. Tampoco se le puede restar méritos al equipo zuliano que luego de este encuentro desplegó una pelota de altura que le valió el campeonato. Pero ciertamente es necesario que desde la liga se tomen las decisiones necesarias para que los árbitros tengan sobre el terreno de juego, el respeto y la autoridad necesarias para resolver en el momento en que ocurren, las irregularidades que le pueden hacer mucho daño a nuestro beisbol. De lo contrario se está dando pie a prácticas dañinas al desarrollo sano de los juegos de pelota.

lunes, 16 de enero de 2017

Curtis Granderson es un hombre en una Misión Generosa.

Michael Powell. The New York Times. 28-11-2016. Chicago.- Curtis Granderson, un jardinero muy profesional, me da una gira por sus antiguos lugares frecuentados en la University of Illinois en Chicago. Señala el estadio de beisbol bajo el entorno del cielo encajado sobre el centro de la ciudad, y dos nuevos campos de pequeñas ligas con grama artificial y torres de alumbrado. Estamos en el South Side (Lado Sur), a pocas cuadras de aquí, la violencia afecta la vida de muchos jóvenes. Este es un oasis. En el verano, docenas de jugadores de pequeñas ligas negros de esos vecindarios a menudo caóticos, plenan los campos desde el amanecer hasta el atardecer. Granderson habló con dos de esos jugadores de pequeñas ligas el año pasado. Los muchachos, de 8 y 9 años de edad, le dijeron que nunca habían visto el lago Michigan, el vasto cuerpo de agua que se extiende a lo largo de la costa oriental de Chicago. “Queríamos construir un lugar donde estos muchachos puedan jugar y tener una visión más amplia de la vida”, dice Granderson. “Entonces los llevamos a giras por la universidad y conseguir una conversación que de otra manera podrían no tener”. Un nativo de un suburbio cercano y graduado de esa universidad, Granderson continúa acerca de lo que “hemos” logrado aquí. Favorece los pronombres personales plurales. Curtis, pregunto yo, ¿Cuanto contribuiste, además de muchas horas de tu tiempo? Él parece no oir y continúa hablando de esos niños y sus vidas. ¿Ah, Curtis? Repito mi pregunta. Él dice rápidamente: “Di cinco”. Con lo cual el quiere decir que contribuyó con 5 millones de dólares. Un aliviado día de noviembre, Granderson y yo caminamos alrededor de su vecindario del sur de Chicago y hablamos de beisbol, filantropía, familia y raza. Él pertenece a esas especies en peligro de extinción, el jugador de beisbol afroamericano. Granderson es sociable, y por naturaleza alejado de la controversia. Pero se conoce, y este día habla cándidamente. Los aficionados de los Mets por fin vieron al jardinero derecho del equipo brillar en el centro durante un juego de playoff contra los Gigantes de San Francisco. Brandon Belt despachó un batazo inmenso en el sexto inning que pareció romper un empate a cero. Granderson giró y corrió y corrió hasta alcanzar la pelota justo antes de chocar contra la cerca. Él cayó de espaldas y levantó su mano enguantada, sosteniendo la pelota. Fue un gran momento en lo que se convirtió en una dolorosa derrota. Al preguntarle por su carrera contra la pared, Granderson aprieta los labios. “Me dolió la pierna por varios días”, dice él. “Eso fue todo”. Granderson, with the Maine-Endwell team that won the Little League World Series, before a Mets home game against the Marlins late last season. Credit Kathy Willens/Associated Press Superando las expectativas. Sabiamente dejamos de decretar la nobleza de cualquier hombre o mujer. Todos hemos cometido faltas, aunque algunos menos que otros. Granderson parece pertenecer firmemente a la segunda categoría. Con la ayuda de los Mets y otros contribuyentes, él ha recaudado más de un millón de dólares para apoyar la educación y el deporte juvenil. Él entrega pavos mientras viaja en la parte trasera de camiones y espera recaudar otro millón de dólares para el Food Bank (Banco de Comida) de la ciudad de Nueva York. Cada jonrón que él batea se traduce en dinero. Él ha ganado varios premios de servicio público, incluyendo el prestigioso galardón beisbolero Roberto Clemente Award, y aportó cada céntimo que se necesitó para su Grand Kids Foundation, la cual apoyó el programa juvenil de su alma mater. La fundación no tiene empleados ni costos. Cada dólar va a los programas. Yo debo ofrecer una confesión con la mano en el pecho: Acerca del tema de Granderson, tengo una bola de cristal quebrada. Cuando él tuvo dificultades hace dos años, opiné que su carrera parecía cercana a finalizar. Él tuvo una buena temporada y bateó tres jonrones en la Serie Mundial de 2015. En defensa propia, señalaré que otros también lo han subestimado. En 2004, esa biblia del análisis estadístico, Baseball Prospectus, lo describió como un prospecto de ligas menores de “techo bajo” quien podría tener pocas temporadas en las ligas mayores. Resulta que Granderson tampoco piensa mucho en sus oportunidades. Como estudiante universitario con potencial deportivo, él creyó que su carrera profesional sería corta. “Me dije, ‘Probablemente juegue dos o tres años en las ligas menores, y probablemente sea dejado libre, y tendré que ponerme a trabajar con mi título universitario’”, dice él. “Entonces los equipos siguieron dejándome regresar”. Siendo de cierta estatura y flexible, él no es grotesco. Aun así, Granderson, drafteado en la tercera ronda, ha sido regular por 11 temporadas con los Tigres de Detroit, los Yanquis y los Mets, ha bateado 293 jonrones y jugado un buen jardín central antes de mudarse al derecho. Ha jugado en tres equipos de estrellas, y es uno de cuatro peloteros en la historia del beisbol quien ha bateado 20 dobles, 20 triples, 20 jonrones y robado 20 bases en una temporada. Él no da nada por sentado en extremo. A finales de agosto de 2004, luego de una buena temporada en la categoría AA en Erie, Pa., Granderson continuó su costumbre anual de lanzar su guante, ganchos y guantines al pipote de la basura. El manager lo llamó: Curtis, ven aquí. Te han llamado a las mayores. Granderson corrió para recuperar su guante y ganchos. Manejó hasta el estadio de los Tigres. “Bien, encontré el estacionamiento”, recuerda haber pensado. “Ahora ¿solo le digo al vigilante que soy un pelotero? Estoy seguro de que un millón de fanáticos tratan de hacer eso”. Él consiguió su primer imparable de grandes ligas ante un equipo de su ciudad natal, los Medias Blancas de Chicago. Conciencia racial Granderson, un buen estudiante, dejó la universidad cuando fue drafteado por Detroit después de su primer año. Continuó trabajando para obtener su título de grado, y una vez persuadió a un manager de ligas menores para que se sentara en una oficina del estadio y le realizara un examen final. Él usa sus medias bien arriba, hasta la rodilla, en homenaje a Jackie Robinson, quien rompió la barrera racial en las ligas mayores, y a las estrellas de las ligas negras. Granderson creció en Lynnwood, un suburbio de mezcla racial. Sin embargo, desde la categoría compoticas hasta la universidad, casi todos sus compañeros de equipos eran blancos. “Afortunadamente, jugué con un grupo de niños blancos quienes me trataron como uno más del grupo”, dijo él. “Ellos todavía son algunos de mis amigos más cercanos”. En las ligas menores, tuvo compañeros de equipo negros, muchos de ellos latinos. “Cuando llegué al profesional, me dije: ‘¡Caramba! Esta es la mayor cantidad de personas negras que he visto’. Y entonces ellos empezaron a hablar español”. Las multitudes fueron otro tema. En muchas ciudades, menos y menos aficionados negros van a los estadios. “Jugamos este juego, otros peloteros negros y yo, contando las personas negras que están en las tribunas y no estén trabajando en el juego”, dice Granderson. “’¡Veo uno! No ese es latino’. Revisas y revisas, y a veces nos lleva siete innings contar 10”. Granderson ofrece estas observaciones con preocupación pero no con amargura; aprecia el beisbol y a las personas de todos los colores quienes lo aprecian con él. Él es conocido por detenerse para hacer puñitos con los niños mientras se dirige al círculo de prevenidos al bate. Como adolescente, sintió el llamado del baloncesto, un deporte de más colorido, en la cancha y en las tribunas. Él fue un alero lo suficientemente bueno para jugar en la Amateur Athletic Union. “Mis amigos van a Orlando para jugar torneos nacionales en gimnasios con aire acondicionado, y yo manejo una hora para jugar beisbol en Indiana rural, con un calorón asfixiante, usando bates de madera y batear es difícil, difícil”. Él ríe. “A veces me hago preguntas sobre mí”. Mientras posa para fotografías con sus jugadores de pequeñas ligas de South Side, él escucha sus conversaciones y siente un dolor por su deporte. “Los niños piensan que el beisbol no es agradable”, dijo él. “Hay muchas referencias de que es un deporte de niños blancos”. En los Mets, Granderson y David Wright, el capitán del equipo y un blanco de Virginia, son los líderes veteranos en un clubhouse de blancos, latinos de cuatro naciones, y un par de afroamericanos. “David y yo estamos en la misma posición en el equipo”, dice Granderson. “No holgazaneamos, pero nos respetamos y siempre bromeamos entre nosotros. También hablamos bastante de temas raciales”. Lecciones de diversidad. Granderson ha hecho amistades con compañeros de equipo de todas las razas y etnias. Aún así, él siente que la raza sigue siendo un asunto complicado. Si se mira a los círculos de estiramiento antes de los juegos, dice él, lo que se ve más a menudo es “la gráfica perfecta de las tortas: todos latinos, todos negros, todos blancos”. Mientras se estira en el clubhouse, Graderson lanza lo que él llama el concurso diario de preguntas: Comida, especias, carros, música, ropa, ¿cuales son tus favoritos? La conversación que sigue es ligera y aún así le da a los peloteros una manera de tantear las diferencias y similitudes, y quizás abrir muchas puertas de la vida. “A veces metemos en eso a Terry Collins”, dice Granderson del manager de los Mets. “’Epa TC, ¿qué piensas de esto?’” La mayoría de las veces, dice Granderson, Collins solo ríe, y ellos se dispersan y practican. Pregunto por la falta de diversidad entre los managers. La justicia al contratar no es física cuántica. ¿Por qué hay tan pocos negros y latinos en la dirección de los equipos de grandes ligas? “Hay mucho que conversar acerca de eso”, replica Granderson. “Todos conocemos tipos quienes hicieron un buen trabajo como manager o coach de pitcheo en las menores, y luego fue contratado un manager y esos tipos ni siquiera estuvieron en el proceso de entrevistas. Nos preguntamos por qué no”. Granderson se detiene frente a su casa de ladrillos en South Side. Ofrece una historia final: Cuando era un joven pelotero, trabajó con un coach de bateo quien era un mago, Leon Durham, un antiguo grandeliga quien era coach de la franquicia AAA de Detroit en Toledo, Ohio. Cuando los peloteros llegaban al equipo grande y caían en rachas negativas de bateo, subían a sus carros y viajaban de vuelta a Toledo para una práctica matutina de refrescar fundamentos de bateo. “De pronto empezábamos a batear mejor, y todos sabían que Leon tenía mucho que ver con eso”, dice Granderson. Esa memoria es de hace una docena de años. Durham acaba de recibir su primera promoción hacia un cuerpo técnico de un equipo de ligas mayores. Será el coach de bateo asistente de los Tigres. “Es triste decirlo, pero ves quienes son los dueños en el beisbol”, dice Granderson de la amplia lista de propietarios blancos. “Y te preguntas porqué hacen eso”. Aprender con el Ejemplo. Nuestra conversación gira hacia el evento de recaudación de esa noche en un hip club. El teléfono celular de Granderson ha sonado todo el día, con preguntas acerca de comida y música y disc jockeys; tiene que atender tantos detalles como los de un bautizo. Es la temporada de receso de grandes ligas, su reposo. ¿Por qué hacer todo eso? Menciona el ejemplo mostrado por sus padres, Mary y Curtis Sr., con quienes compartiré y hablaré esa noche. Novios desde la niñez en el pequeño pueblo de Tchula, Miss., asistieron a Mississippi Valley State University, se casaron y emigraron al norte hacia Chicago para trabajar como maestros. Su padre como director de una escuela primaria quien tutoreaba las notas de los jovencitos; su equipo de softbol aun entrega una docena de pavos cada día de Acción de Gracias. Su madre enseñaba química en la escuela secundaria y recaudaba dinero para las Girl Scouts, el P.T.A., la iglesia. Y los Granderson recaudan dinero cada año para donar becas escolares para que niños de Tchula, el quinto pueblo más pobre en nuestra nación, puedan asistir a Mississippi Valley State. “Yo observaba y absorbía sin darme cuenta que era eso”, dijo Garnderson. “Lentamente me hice parte de eso. ‘Mamá de vez en cuando necesita un paseo’. ‘Papá, alguna vez quiere comer. ¿Puedo invitarlo?’” Eso es impulso filantrópico aprendido de memoria. Además de su trabajo con la Grand Kids Foundation y su academia juvenil, Granderson es un vocero en toda la liga para las iniciativas de la Casa Blanca para hacer que los niños pierdan peso y beban más agua. Él expresa frustración consigo por no haber llevado más jugadores de pequeñas ligas de Harlem y South Bronx a los juegos en Citi Field. También quiere pasar más tiempo hablando en las estaciones radiales de hip hop de Nueva York, para ayudar a difundir el gospel del beisbol. En años pasados, reconoce él, algunas personas del beisbol le preguntaron si no corría el riesgo de agotarse con sus caridades. (Los Mets, dice Granderson, son totalmente solidarios, con tiempo, dinero y entusiasmo). Él estrecha sus ojos. “Soy soltero, aún no tengo hijos”, dice él. “¿Quieres hablar de algo difícil? Habla con mis compañeros de equipo quienes tiene que levantarse para cuidar a sus bebecitos y luego tienen que jugar”. La edad es una visitante insistente ahora. Observé a Granderson pasar dos horas nadando, levantando pesas y haciendo largartijas. Tendrá 36 años de edad para la inauguración de la próxima temporada. Juega a la sombra del final de su carrera. Ha hablado con peloteros retirados como Derek Jeter y ha pensado en lo que le espera a la vuelta de la esquina. No quiere ser ese tipo quien se derrumba donde una vez hizo una atrapada de cordón de zapato. “He sido afortunado”, dice él. “Quiero dar un paso al costado con gracia”. Mira el reloj y se excusa con educación. Tiene tres horas antes del evento de recaudación de esa noche. Tiene llamadas por hacer y mensajes de servicio público que grabar. Estrechamos manos, y Granderson se mueve con trote juvenil. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

lunes, 9 de enero de 2017

Duelos de pitcheo épicos. Gaylord Perry vs Mike Paul. 14 de julio de 1972.

14 de Julio de 1972: Indios de Cleveland (2) versus Rangers de Texas (0), 14 innings. Pitcher IP H R ER HR BB K GSc Gaylord Perry 13.0 9 0 0 0 3 9 95 Mike Paul 11.0 3 0 0 0 0 10 101 Perry osciló, como sus envíos, dentro y fuera de las dificultades toda la noche. Gracias a la pobre defensa de los Rangers, Perry terminó apuntándose la victoria, pero por un momento pareció que sería el primero en ceder.
En el segundo inning, Texas puso corredores en segunda y tercera con un out. Perry ponchó al catcher Hal King y retiró al segunda base Lenny Randle (quien tendría una noche para el olvido) con elevado a la izquierda. Tres innings después, los Rangers llenaron las bases contra Perry con dos outs, pero el peligroso Don Mincher roleteó por segunda base para terminar el episodio. Tuvieron otras pequeñas oportunidades, pero tampoco pudieron aprovecharlas.
Paul, mientras tanto, no le permitía nada a los Indios. La primera vez que enfrentó la alineación, retiró los nueve bateadores en fila, cinco ponches. Enfrentó el mínimo de bateadores a través de siete innings, la única mácula fue un sencillo de Jack Brohamer con un out en el cuarto episodio (Brohamer fue inmediatamente retirado cuando Alex Johnson bateó para dobleplay 6-6-3). Cleveland no volvió a embasar corredor alguno hasta que el jardinero derecho Ron Lolich (primo de Mickey Lolich) sencilleó a la izquierda con dos outs en el octavo inning. La única otra oportunidad que los Indios tuvieron ante Paul llegó en el décimo inning, gracias a la falla defensiva del campocorto Toby Harrah (y quizás eso fue un adelanto de lo que vendría). Despues que Brohamer falló con elevado para empezar el décimo inning, Johnson la rodó hacia Harrah, quien tuvo dificultades para manejar la pelota. No hubo problema. Con Ray Fosse al bate, Paul sorprendió a Johnson en primera base. Entonces Fosse roleteó hacia Harrah, quien…si, no pudo controlar la pelota. El manager de Texas, Ted Williams sacó a Harrah del juego, sustituyéndolo con Ted Kubiak (si eso molestó a Harrah es algo que se pregunta cualquiera; The New Bill James Historical Baseball Abstract sugiere que Harrah le reclamó a su manager en el momento, aunque si ese es el caso, él parece haber superado eso). Williams no necesitó molestarse, debido a que Graig Nettles bateó elevado a primera base para el out final. Los Indios finalmente carburaron en el décimocuarto inning, cuando la defensa de Texas falló otra vez. El lanzador derecho Jim Panther, en su segundo inning de trabajo, retiró a los primeros dos bateadores que enfrentó. Entonces el campocorto Frank Duffy conectó un rodado hacia el tercera base Dave Nelson quien no pudo hacer la jugada. Con Del Unser bateando por Perry, Duffy estafó segunda base. Unser bateó rodado hacia Randle, quién…no pudo ejecutar la jugada. Un sencillo de Buddy Bell trajó al plato a Duffy, y otro de Brohamer (ante Paul Lindblad, quien reemplazó al desafortunado Panther) remolcó a Unser. Ed Farmer relevó en el cierre de ese inning, para preservar el décimoquinto triunfo de Perry esa temporada. Perry llegaría a ganar 24 juegos ese año y el primero de sus dos premios Cy Young. (Fue una temporada dominante, Bill James opina en The New Bill James Historical Baseball Abstract que la actuación de Perry en 1972 fue la mejor de un pitcher de la Liga Americana desde 1931, un hecho opacado por el balance negativo de su equipo y la presencia de un tal Steve Carlton en la Liga Nacional). Se conocen los aspectos importantes de la carrera de Perry, pero ellos parecieran titilar. Lanzó partes de 22 temporadas, se retiró en 1983 con marca de 314-265 y efectividad de 3.11 (117 ERA+). TNBJHBA lo clasifica como número 18 entre los pitchers de todos los tiempos, detrás de Jim Palmer y delante de Ed Walsh. Perry también ganó fama por su uso de la bola de saliva. O, como la llamaba su entonces hija de cinco años Allison, “una slider dura”. Como Ken Forsch, Perry tenía un hermano quien fue un exitoso pitcher de ligas mayores, Jim Perry. Entre ellos, ganaron 529 juegos (en TNBJHBA, Bill James cita a los Perry como la mejor familia de pitchers en la historia del beisbol). En cuanto a Paul, los Indios conocían al zurdo de la University of Arizona. Despues de todo lo habían tomado en la vigésima ronda del draft de junio de 1967. Paul pasó cuatro temporadas grises (14-33, 4.39 de efectividad, 82 ERA+) en Cleveland antes de ser enviado a Texas en una negociación por, entre otros, el antes mencionado Unser. En 1972, Paul inexplicable e irrepetiblemente tuvo una brillante actuación. A pesar de un poco llamativo balance de 8-9, tuvo efectividad de 2.17 y 139 ERA+, ambas marcas lo ubicaron como sexto mejor pìtcher en la Liga Americana. La temporada siguiente lo vio regresar a la mediocridad y fue cambiado a los Cachorros por el joven lanzador zurdo Larry Gura. Un año después, Paul se retiró, con marca vitalicia de 27-48, 3.91 de efectividad (89 ERA+). Referencias y Recursos Baseball-Reference, The New Bill James Historical Baseball Abstract, New York Times, The Neyer/James Guide to Pitchers, People Magazine (yes, really), SABR’s Baseball Biography Project. Traducción: Alfonso L. Tusa C. Nota del Traductor: Números de Hal King con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1970-71: 57 J, 207 VB, 26 CA, 62 H, 6 2B, 1 3B, 7 HR, 32 CE, 24 BB, 33 K, .300 AVG. Repitió con Magallanes en la temporada 1971-72. Regresó con las Águilas del Zulia en la temporada 1973-74 Números de Ray Fosse con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1969-70: 32 J, 110 VB, 19 CA, 30 H, 4 2B, 3 3B, 3 HR, 15 CE, 19 BB, 21 K, .273 AVG. Repitió con Magallanes en las temporadas 1970-71 y 1979-80. Números de Lenny Randle con los Leones del Caracas en la temporada 1974-75: 22 J, 85 VB, 14 CA, 32 H, 5 2B, 4 3B, 1 HR, 9 CE, 4 BB, 8 K, 3 BR, .376 AVG. Repitió con el Caracas en la temporada 1976-77. Números de Mike Paul con los Leones del Caracas en la temporada 1968-69: 18 J, 14 I, 1 C, 7 G, 2 P, 94,0 IP, 91 HP, 27 CL, 70 K, 24 BB, 2.59 EFE. Números de Toby Harrah con los Águilas del Zulia en la temporada 1971-72: 60 J, 232 VB, 38 CA, 55 H, 11 2B, 4 3B, 18 CE, 41 BB, 29 K, 10 BR, .237 AVG.Repitió con Zulia en las temporadas: 1972-73, 1973-74 y 1974-75. Números de Graig Nettles con los Tigres de Aragua en la temporada 1968-69: 59 J, 218 VB, 31 CA, 57 H, 5 2B, 1 3B, 6 HR, 29 CE, 38 BB, 23 K, .261 AVG. Regresó con los Leones del Caracas en la temporada 1969-70 y repitió con los Tigres en las campañas 1969-70, 1970-71 y 1971-72 Números de Ed Farmer con los Tigres de Aragua en la temporada 1972-73: 11 J, 1 I, 1 G, 2 P, 3 S, 29.1 IP, 29 HP, 8 CL, 22 K, 9 BB, 2.45 EFE. Números de Del Unser con los Tiburones de La Guaira en la temporada 1970-71: 20 J, 77 VB, 10 CA, 23 H, 5 2B, 1 3B, 10 CE, 8 BB, 13 K, 2 BR, .299 AVG. Números de Paul Lindblad con los Leones del Caracas en la temporada 1965-66: 25 J, 11 I, 2 C, 7 G, 5 P, 7 S, 106.1 IP, 97 HP, 22 CL, 72 K, 24 BB, 1.87 EFE Números de Dave Nelson con los Leones del Caracas en la temporada 1969-70: 33 J, 124 VB, 15 CA, 35 H, 3 2B, 6 CE, 6 BB, 13 K, 5 BR, .282 AVG. Regresó con las Águilas del Zulia en la temporada 1971-72. Números de Larry Gura con los Tiburones de La Guaira en la temporada 1970-71: 5 J, 3 I, 1 C, 2 G, 0 P. 25.2 IP, 21 HP, 8 CL, 11 K, 8 BB, 2.86 EFE. Repitió con La Guaira en la temporada 1976-77.

jueves, 5 de enero de 2017

Reflexiones de un naufragio.

Desde el momento de zarpar hubo errores en la carta de navegación. ¿A quién se le ocurre empezar la temporada sin un cátcher de la experiencia de Gustavo Molina (por quien además Magallanes entregó al prospecto Alejandro Chacín a los Tigres. Y ahora, antes de empezar la temporada 2016-17 lo dejaban libre), cuando Juan Apodaca hubo de someterse a una intervención quirúrgica y Jesús Sucre tomaría varios día libres? Empezar la temporada con dos receptores cuya máxima experiencia apenas llegaba a nivel A de ligas menores y ninguna en LVBP, sin contar con ningun cátcher experimentado quien los guiara, ciertamente pasó factura en esos primeros seis o siete juegos que pueden resultar la diferencia entre clasificar o no. ¿Por qué dejaban en libertad a un pelotero tan útil como Luis Domoromo, quien puede venir de la banca en cualquier momento del juego y de la temporada y jugar tan bien como el titular? Los Navegantes del Magallanes jamás se aproximaron a la coordinación del team work (trabajo de equipo). Nunca ganaron cinco juegos seguidos. Dificilmente ejecutaban el bateo y corrido, su desplazamiento en las bases fue desastroso toda la temporada, amén de decisiones desajustadas del coach de tercera base. Las deficiencias en fundamentos del juego llegaban hasta fallas sistemáticas de infielders atacando de lado roletazos que debían asumir de frente, hasta la incapacidad reiterada para ejecutar el toque de sacrificio, hasta la inmovilidad de los jardineros mientras veían elevados aterrizar a sus pies. Por otro lado el pitcheo siempre fue irregular, tanto el abridor como el de relevo. Tanto a Carlos García como a Omar Malavé, se les escurrió la temporada buscando un pitcher para cada bateador el primero, e insistiendo con una alineación de solo nueve peloteros el segundo, guardando en la banca los emergentes en turnos de jugadores quienes habían permanecido ausentes del juego con el madero. Si permanece o no Malavé como manager es decisión de la gerencia deportiva (que de paso es hora de que sea asumida por un gerente a tiempo completo, los casos de Alfredo Guadarrama y Juan José Avila como presidentes y gerentes deportivos a la vez, son excepcionales). En caso de ratificarlo debería haber mucho énfasis sobre los fundamentos del juego y el trabajo de equipo, cada día del año, antes y después de la temporada. En caso de nombrar a un nuevo manager, deberían considerar a Ramón Hernández, Rouglas Odor, Iván Arteaga, Carlos Subero o Alex Delgado. Alfonso L. Tusa C.

Rangers de Texas: Martín Pérez, entrevista de la rehabilitación.

Asher Feltman. Nolanwritin.com Como uno de los peloteros jóvenes más brillantes de la organización de los Rangers de Texas, todos estaban intrigados por ver el regreso del pitcher abridor de 21 años Martín Pérez. Al pitchear por primera vez desde el 10 de mayo de 2014 y después de someterse a una cirugía Tommy John, Perez subió al montículo con los RoughRiders de Frisco y lanzó 2.2 innings, permitió una carrera con cinco imparables y ponchó cuatro. Pero los números son irrelevantes. Así como no simplemente le permitió a todo el que enfrentó que se le embasara, todo fue un éxito porque el pitcher brillante esta de vuelta. Despues de su apertura, Perez se reunió con un puñado de miembros de los medios, del cual afortunadamente fui parte. ¿Como evaluarías tu salida? Martín Pérez. Fue buena, me siento bien. Lancé muchos strikes, traté de trabajar con mi curva. Pienso que hasta el momento todo va bien, lo más importante es que mi brazo se siente bien y eso es lo que quiero sentir. ¿Se siente todo suave? ¿Cómodo? Pérez: S, en el Segundo inning traté de trabajar con mi sinker y el cambio. No traté de lanzar duro, el último fue…un poco duro. Esé más mi recta de dos costuras, mi pitcheo afuera. Y pienso que la ubicación fue buena, la velocidad también. ¿Nervioso? Pérez: En el primer inning si. Durante los calentamientos y luego en el montículo, al hacer lo que hice hoy. Quiero continuar lanzando y hacer lo que necesito para estar listo para ayudar al equipo. ¿Sientes que pudiste ir más lejos? (Pérez tenía un estricto límite de lanzamientos; hizo 45) Pérez: Si, si. Pienso que puedo ir más allá y eso es importante para mí. Eso significa que hice todo bien para sentirme así. Pienso que puedo ir más lejos pero hay que ir paso a paso. ¿Qué es lo próximo? Pérez: Si, Regreso mañana y haré bullpen el viernes temprano con (el coach de pitcheo de los Rangers, Mike) Maddux. Pero me siento bien y feliz de regresar, a hacer mi trabajo y tratar de ayudar a mi equipo. Eso es todo. ¿Sabes cual será tu calendario de actividades en lo sucesivo? Pérez: No, no aún. Hay que esperar. Mi enfoque ahora es terminar mi asignación de rehabilitación y cuando tomen la decisión quiero estar listo. ¿Sabes donde será tu próxima apertura de rehabilitación? Pérez: Pienso que será en Round Rock (con los Express de AAA) el lunes.. Pero después de eso no sé cuantas aperturas necesito lanzar y tal vez cuando llegue a seis innins estaremos listos. ¿Estuviste preocupado por el brazo esta noche? Pérez niega con la cara como si fuera un pitcheo que no quiere lanzar. Entonces ¿Cuál fue el gran obstáculo esta noche? Pérez: Pienso que mi cambio está ahí, mi slider fue muy buena. La recta de dos costuras y la recta adentro fueron sorprendentes. Pienso que necesito trabajar un poco más en mi curva. Pero eso es todo. Mi cuerpo se siente bien. ¿Te sientes diferente desde antes de la cirugía hasta ahora? Pérez: Ahora me siento fuerte físicamente. Fue un año fuera del beisbol, haciendo rehabilitación y ejercitándome. Ahora me siento diferente, fuerte. Tengo un poco más de peso. Mentalmente estoy fuerte también. Como dije, estoy listo. Le preguntaron que diera los detalles acerca de los imparables que permitió. Pérez: …No me gusta observar los resultados. Me gusta sentirme bien y estar listo para mi próxima apertura. ¿Te sentiste cansado en el tercer inning? Pérez: No, no. Me siento…bien *risas* como me sentía antes. Más fuerte y estoy feliz porque mi brazo está bien. ¿Tienes fecha para regresar después del receso del juego de estrellas? Pérez: Pienso que antes. Tal vez. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

Preguntas y respuestas con Edwin Jackson.

David Laurila. Baseball Prospectus. 11-10-2009. Cuando los Tigres adquirieron a Edwin Jackson desde los Rays el pasado diciembre a cambio del jardinero Matt Joyce, sabían que estaban obteniendo un pitcher con un potencial encubierto. Basado en su actuación de 2009, ese potencial finalmente está siendo descubierto. Jackson de 26 años no solo solidificó la rotación abridora de Detroit, él fue uno de los mejores pitchers abridores de la Liga Americana, a pesar de tener un mal momento en la recta final. Despues de ganar solo 25 juegos en partes de seis temporadas erráticas, debutó con los Dodgers como valorado prospecto de 19 años de edad en 2003. Jackson tuvo marca de 13-9 con 3.62 de efectividad para el equipo de Jim Leyland mientras mejoraba grandemente su radio de ponches a boletos. El derecho de bola rápida también se estableció como un caballito de batalla, al terminar séptimo en la Liga Americana en innings lanzados con 214. Jackson habló acerca de su evolución hacia un abridor confiable cuando los Tigres visitaron Fenway Park a mediados de agosto. David Laurila: Solo tienes 25 años de edad, pero en algunos aspectos parece como si huvieses estado lanzando por largo tiempo ¿Estás de acuerdo? Edwin Jackson: No me parece que sea un largo, largo tiempo, pero si parece como que he estado jugando por un pequeño período. Sé que todavía soy joven, pero fui iniciado en esto a una edad temprana, por lo que parece que fuera un veterano del beisbol. DL: ¿Llegaste a las Grandes Ligas antes de estar listo? EJ: No sé. ¿Quién soy para decir si empecé muy joven? ¿Cambiaría yo eso? No, yo no cambiaría nada; no lo habría hecho de otra manera. Eso pudo haberme ayudado. Eso pudo haberme hecho una persona más fuerte, porque tuve que aprender a enfrentar la adversidad desde una joven edad. DL: Fuiste originalmente un jardinero. ¿Hubo algun momento durante tus dificultades cuando lamentaste la decisión de convertirte en pitcher? EJ: No. Todavía estaba pequeño cuando hice esa transición, nunca ha habido un momento cuando he mirado atrás y pensado que debería haberme mantenido como jugador de posición. Estuve feliz de tomar esa decisión. Pero cuando eres más joven, no ves al pitcher como una posición de acción. La mayor parte de la acción está en el campo, con los jugadores de posición, y como niños todos quieren ser parte de la acción. Nadie quiere estar en un lugar donde no hay jugadas, así que hasta que te haces mayor, no entiendes que tan importante es pitchear. Cuando eres más joven, todos quieren jugar una posición. Todos quieren batear y hacer las atrapadas de cabeza. Pero no, yo siempre he estado feliz con le decisión de ser pitcher. DL: Estás teniendo una gran temporada. Fuera de ser un año mayor y más experimentado ¿Qué estas haciendo diferente? EJ: Solo es fogueo. Cuando lanzas más innings, y pitcheas más, empiezas a aprender más de ti. Pero no he cambiado nada desde el año pasado a este. Tal vez recorté los boletos, pero además de eso, nada en particular acerca de mi mecánica o algo que haya cambiado. DL: Una cosa que destaca de tu temporada de 2008 es que tu radio de ponches bajó respecto a otras temporadas, y este año esta de vuelta otra vez. ¿Ha habido algun cambio en tu enfoque? EJ: No, solo disminuí los boletos, esa es probablemente la diferencia principal entre el año pasado y este. Fui el mismo el año pasado, solo di más boletos. Soy un poco más consistente con el control ahora, pero no tengo idea de los radios de ponches. No pitcheo para ponchar. Si llegan, llegan, si no, no. Trato de pitchear para que hagan contacto. Quiero que pongan la pelota en juego, así que nunca he tenido idea del radio de ponches-boletos. Solo se si estoy caminando mucha gente o no. DL: Tu niografía en Baseball Prospectus 2009 dice: “Tiene mucho potencial para surgir este año”, pero también “Tiene dificultades con su cambio, su control y su confianza”. ¿Fue esa una evaluación precisa? EJ: No, mi confianza es la misma. Y lanzo el cambio en cualquier cuenta, lanzo cualquier pitcheo en cualquier cuenta, sea bola o strike. Tengo la confianza de que lo puedo lanzar en strike. Pero nunca sé lo que están diciendo de mi en los medios. No me concentro en eso. Me refiero a que la manera como lo veo es que ningunas palabras van a dictar lo que hago. ¿Sabes? Puedes escribir lo que quieras en el periódico, puedes decir lo que quieras decir. Me siento como que soy el único que puede dictar lo que ocurre. DL: Recientemente tuviste 16 aperturas seguidas en las cuales permitiste tres o menos carreras limpias, para unirte a Jack Morris y Mickey Lolich como los únicos pitchers de los Tigres en hacer eso en los últimos 60 años. Eso es muy destacable. EJ: No sabía eso. He tenido una Buena temporada, pero trato de no dejarme atrapar por el pasado, Me refiero, a que reconoces lo que haces, pero no quieres dejarte impresionar por lo que ocurre. Solo quieres que todo sea simple y seguir divirtiéndote, tratar de no prestarle mucha atención a los números. DL: ¿Qué tal el análisis estadístico? ¿Le prestas atención a lo que los números dicen de tu actuación? EJ: No sé, porque no veo los números. Como dije antes, no soy bueno con los números. En ese aspecto, nunca he sido un tipo de números. Solo salgo a jugar y me preocupo por lo que ocurra ese día. DL: ¿Cuál fue más sorpresivo: el cambio desde Los Angeles a Tampa Bay, o ir desde Tampa Bay a Detroit? EJ: El cambio a Detroit. Porque nunca oi mencionar a Detroit en ninguna posibilidad de cambio por mí. DL: ¿Qué tanta diferencia hay entre jugar en Detroit y Tampa Bay? EJ: Ambas son buenas organizaciones. Con ambas, sabes bien lo que vas a conseguir. El equipo de aquí es algo diferente. Por supuesto, Tampa Bay es un poco diferente ahora, tienen unos pocos veteranos más, pero cuando yo estaba allá no había muchos veteranos. Era un equipo joven. Pero ambos equipos son enérgicos. Ambos clubhouses son muy animados. Fui de un buen equipo a otro, ha sido muy similar venir desde Tampa Bay y llegar aquí, eso ha ayudado mucho también. DL: ¿Qué hay de las expectativas que las respectivas organizaciones te han comunicado? ¿Ha habido diferencias ahí? EJ: Nunca me he preocupado por los mensajes que recibo. Tengo grandes expectativas conmigo, así que nunca he tenido que recibir las expectativas de la oficina principal. Siempre soy my peor crítico, y siempre espero más de mí que cualquiera, más allá de los mensajes de la oficina principal y todo lo demás, yo solo quiero pitchear. Denem la pelota. Voy a tener la pelota cada quinto día, así que vamos. DL: Jugaste en la Serie Mundial el año pasado. ¿Cómo fue esa experiencia? EJ: Fue muy divertido. Algo que nunca olvidarás. Algo donde, una vez que has estado, te fajas para volver allí otra vez. Una vez que lo has saboreado, quieres regresar para ser el ganador, en vez de estar en el lado perdedor, como nosotros el año pasado. DL: ¿Cuál ha sido la parte más resaltante de tu carrera hasta ahora? EJ: Tal vez ir a la Serie Mundial. Esa es la escena central. Cuando todo el mundo está mirando. Es el único evento de beisbol transmitido alrededor del mundo a la vez, así que todos están viéndolo. DL: ¿Que hay cuando se trata de logros personales? EJ: Estoy seguro de que so está por venir. Todavía está por venir. Tengo muchos logros, pero no sé si todavía hay algo personal que sea resaltante en mi carrera. Como dije, todavía soy joven. Estoy comenzando mi carrera, y espero que haya muchas cosas por venir. DL: Como antiguo jugador de los jardines, ¿como lo has tomado si lo has hecho, y cuando bateaste profundo por primera vez? ¿Contaría eso como un logro importante? EJ: ¿En las Grandes Ligas? Esa es una de esas cosas que depende de donde ocurren y que significan. He bateado jonrones en AAA, pero aún no he bateado uno en Grandes Ligas. He conectado sencillos. Pero batear un jonrón no es en realidad algo destacable, es solo algo que quieres alcanzar para hacer ruido. Batear un jonrón, como pitcher, es algo que no considero como logro personal. DL: ¿Alguna reflexión final? EJ: Me llevo bien con la mayoría de las personas que conozco. Soy dado a las personas. Soy muy animado. Es muy raro cuando no me llevo bien con alguien. La mayor parte del tiempo soy retraido y bajo perfil. Me mantengo abstraído. Cuando perdemos, no sabes si tuve un dia malo o no, no si no me conoces. Así es como soy. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

Eddie Watt, Jugó ahí. – 12.

Viernes, 23 de septiembre de 2106. The Greatest 21 days. Publicado originalmente el 27 de enero de 2014. Tempraneros problemas en el brazo, retrasaron el viaje de Eddie Watt a través de las ligas menores. Eso hasta lo hizo pensar en renunciar, le dijo a Associated Press en 1966. Una vez que los superó, él destacó. Y llegó a las mayores. “Es duro sacar conclusiones”, le dijo Eddie Watt a AP ese agosto. “Medio año es un largo camino para ser exitoso, pero en mi mente pienso que puedo jugar aquí”. Watt terminó jugando ahí por una década. Estuvo ocho de sus 10 temporadas con los Orioles, aportando para llevar a su equipo a la Serie Mundial cuatro veces, como uno de los principales relevistas del equipo. Una vez que terminó su carrera como jugador activo, Watt desarrolló una carrera como coach y manager en las menores. En esa carrera, él trabajó para ayudar a otros peloteros a jugar en las Grandes Ligas. La carrera de Watt en el beisbol empezó en 1961, al firmar con los Orioles como agente libre amateur en la University of Northern Iowa. Había llegado allí desde Iowa City High School. La estadía de Watt en las menores se enfocó en ser pitcher abridor. Su primer año fue en 1962 con el Appleton Clase D. Tuvo marca de 11-11 en 22 aperturas, con 2.19 de efectividad. En 23 aperturas en 1964 entre el Aberdeen A y el Elmira AA, Watt dejó balance de 17-2. Entonces se quedó en el equipo de Baltimore luego del entrenamiento primaveral de 1966 y no miró atrás. Tuvo 43 salidas, 13 aperturas en 1966, con balance de 9-7 y efectividad de 3.83. Nunca volvió a abrir otro juego. Tampoco tuvo una efectividad final sobre 3 hasta 1970. En 1969, Watt participó en 56 juegos de los Orioles, salvó 16 de ellos y terminó con efectividad de 1.65. También estuvo por primera vez en la Serie Mundial ese año. Permitió una carrera limpia en tres innings, pero cargó con la derrota en el decisivo quinto juego. Watt tuvo una actuación de 53 apariciones y efectividad de 3.25 en 1970. Pero desperdició un salvado en el cuarto juego de la Serie Mundial, lo cual ocasionó la única derrota de los Orioles en la serie. A pesar de continuar lanzando bien en las siguientes tres temporadas, Watt terminó siendo abucheado regularmente en Baltimore, de acuerdo a la AP. Watt jugó sus dos temporadas finales con los Filis y los Cachorros. En sus 10 temporadas, participó en 411 juegos, logró 80 salvados y tuvo una efectividad vitalicia de 2.91. En 1974, Watt le comentó a la AP acerca de su satisfacción por ser relevista. “Nunca quiero volver a abrir juegos por el resto de mi vida como pitcher”, le dijo Watt a la AP. “Estoy feliz en el bullpen. Es el único lugar que disfruto. Estoy hecho para relevar, física y mentalmente”. Watt empezó su carrera como técnico en 1978, al dirigir al Reno de Clase A fuerte. Pasó al Amarillo AA en 1980. En 1990, fue coach de pitcheo del Burlington A. Su ultimo trabajo registrado como coach de pitcheo fue en la Gulf Coast League de novatos en 1999. Nunca trabajó en las mayores como coach. En 1982, como coach de ligas menores de los Filis, Watt le dijo a The Bend Bulletin sus intenciones. “Quiero permanecer en el beisbol, siempre lo he querido desde que firmé mi primer contrato en 1961”, le dijo Watt a The Bulletin. “Me gusta trabajar con la gente joven cuando los puedes ver avanzar semana a semana, como peloteros, profesionales y seres humanos”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. Nota del Traductor: Números de Eddie Watt con los Tiburones de La Guaira en la temporada 1967-68: 27 J, 11 I, 6 C, 12 G, 1 P, 7 S, 122.1 IL, 98 HP, 22 CL, 86 K, 23 BB, 1.62 EFE. Números de Eddie Watt con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1975-76: 7 J, 7 I, 2 G, 0 P, 1 S, 9 IL, 6 HP, 0 CL, 3 K, 4 BB, 0,00 EFE.