David Laurila
El lugar de Benny DiStefano en el béisbol es único en más de una forma. Actualmente es el coach de bateo de los White Caps de White Michigan, el equipo de Clase A débil de los Tigres de Detroit. DiStefano, de 47 años, es afable, un instructor muy efectivo con sus alumnos, y el autor de dos logros olvidados pero notables durante su carrera como jugador activo. Principalmente un jardinero-inicialista de reserva en sus primeras cinco temporadas con los Piratas y los Astros, DiStefano ha sido el último catcher zurdo en aparecer en un juego de Grandes Ligas luego de participar en tres partidos detrás del plato para Pittsburgh en 1989. Un bateador de .228 de por vida, quién sólo bateó 25 extrabases, también despachó un triple en su primer turno al bate en Grandes Ligas. Esto lo convierte en uno de sólo 29 peloteros que ha alcanzado este logro desde 1955. En comparación, 66 de más de 7200 peloteros que han debutado en la Gran Carpa desde ese año han jonroneado en su primera aparición al plato. DiStefano habló de su corta pero interesante carrera como jugador activo, y de como Dios, la comida y el agua lo llevaron al rango de coach.
David Laurila: ¿Cómo describirías tu carrera como jugador activo?
Benny DiStefano: Jugué cinco temporadas en las Grandes Ligas, creo que fui más que un jugador de reserva. Llegué a la Gran Carpa después de una corta carrera en las Ligas Menores. Cuando llegué allí, era muy inmaduro mentalmente y no entendía lo que hacía falta para ser un grande liga en ese momento, por eso necesité un tiempo para hacer los ajustes, por lo que me enviaron a Triple A. Lo que ocurre es que a veces te quedas atrapado en el medio, luché por mi regreso a las Grandes Ligas, y al final de 12 años de carrera, cinco de ellas en las Grandes Ligas, me siento muy afortunado. Es agradable estar de vuelta en el béisbol profesional, como coach. Agradezco todo lo que el juego me ha dado.
DL: ¿Hay alguién en particular que te ayudó a madurar, o es algo que lograste principalmente por tu cuenta?
BD: Había varios coaches muy buenos que te deban información. Estaba Tommy Sandt quién fue coach en las Grandes Ligas por 15 años. Jugué para Jim Leyland 4 años y estaba Chuck Tanner. Jugué para algunos coaches y managers muy buenos, ellos te dan la información, pero es tu responsabilidad lo que quieras hacer con esa información una vez que la guardas en el cerebro. Alguna gente madura un poco antes que otra, algunos lo hacen algo después. Pero el trabajo de los coaches es darte la información y los recursos para que seas el mejor jugador y ser humano posible, lo demás depende de tí.
DL: Tu logro más famoso, es que jugaste tres juegos detrás del plato, y eres el último receptor zurdo en aparecer en un juego de Grandes Ligas ¿Cómo ocurrió eso?
BD: En 1988, Ray Miller, Neil Heaton, y yo estábamos en un aeropuerto en Filadelfia. Antes de subir al avión Ray Miller me preguntó porque no había catchers zurdos en Grandes Ligas. Pensé que estaba echando broma, pero lo que hacía, me parece, era plantar la semilla para darme la oportunidad de aumentar mi versatilidad. Normalmente el tercer catcher es un utility del infield, ese año en los Piratas, nuestro utilility del infield era Rafael Belliard. Era un gran pelotero, pero muy pequeño, por eso me preguntaron si quería la oportunidad, y empezaron a dejarme recibir en el bull pen. Me enviaron a la Liga Instruccional para que aprendiera como catchear, y en 1989 hice el equipo como bateador emergente, primera base, jardinero, tercer catcher. En 1989, la nómina de los equipos de Grandes Ligas bajó de 24 a 25 peloteros, por lo que todos tenían algo adicional que hacer, eso ayudó a mantenerme en las Grandes Ligas
DL: ¿Eras un buen catcher?
BD: Si, después que aprendí. Tenía un brazo fuerte y buenas manos. Joe Ionetta, uno de los instructores de los Piratas, trabajó conmigo todos los días en la Liga Instruccional. Así que sí, era adecuado. Para mi responsabilidad, creo que hice un buen trabajo.
DL: Si ocuparas una posición donde tuvieras que tomar decisiones ¿estarías dispuesto a emplear un catcher zurdo?
BD: Hace unos días hablaba con un amigo en South Bend, Indiana. El nombre del caballero es Mike Berger, él es el director de las granjas de los DiamondBacks de Arizona. Acaba de asumir ese cargo. Hablamos de eso, y si se está en la situación apropiada, pienso que sería una buena idea tener un catcher de reserva zurdo. Sólo lo usarías en situaciones de emergencia, eso te da la oportunidad de tener otro bate zurdo, sì el club anda en busca de eso. Simplemente hace falta que sea el tipo adecuado. Tiene que tener buenas manos y brazo fuerte, y el deseo de fajarse detrás del plato.
DL: Igual de notable es el hecho de que batearas un triple en tu primer turno en las Grandes Ligas ¿Qué recuerdas haber pensado mientras te parabas en tercera base?
BD: Cuando miras hacia ciertas etapas de tu carrera, es como si hubieran ocurrido ayer, y esa definitivamente es una de ellas, es uno de mis momentos inolvidables. Fue mi primer turno al bate, mis padres y mi hermana estaban en el estadio. Tenía 22 años, y ocurrió ante una recta de Pete Falcone en conteo de 2-0. La pegué de la pared y fue triple, en ese momento pensaba “Aaagh, un poquito más y hubiera bateado un jonrón en mi primer turno al bate”. Era justo un sentimiento increíble; estaba en el éxtasis total, con sólo un turno al bate ya pertenecía al libro de records.
DL: ¿En que momento entendiste que batear un triple en tu primer turno era más raro que batear un jonrón?
BD: Después, cuando empecé a hablar de eso con otros peloteros, coaches y periodistas, de cómo los triples son más difíciles de batear que los jonrones. Pero sea sencillo, doble, triple y hasta jonrón , tener la oportunidad de jugar en Grandes Ligas y hacer algo como eso en tu primer turno al bate, es algo que siempre atesorarás y nunca olvidarás.
DL: ¿Qué recuerdas de tu primer jonrón?
BD: Fue como emergente ante Larry Andersen, quién tenía 12 o 13 años de experiencia en Grandes Ligas. Estábamos en el Veteran’s Stadium de Filadelfia, fue un jonrón de dos carreras en el octavo o el noveno inning. Sabía que le había dado bien a la pelota, empecé a correr hacia primera base…fue una línea pegada a la raya de cal, sólo curveó hacia territorio bueno sobre la cerca. Mientras corría, pensaba ‘¡Bateé un jonrón en las Grandes Ligas!’ Tienes muchas primeras veces en las Grandes Ligas, todas son nuevas experiencias. Cosas que nunca tuviste oportunidad de experimentar en el pasado.
DL: De acuerdo a retrosheet.org, Len Matuszek, de los Filis se rompió dos nudillos y se dislocó un dedo con una pelota bateada de foul, en el inning siguiente ¿Recuerdas eso?
BD: No. Pero una cosa sorprendente que recuerdo es que en 1988 o 1989 en Veteran’s Stadium, ganábamos 10-0 en el primer o segundo inning y terminamos perdiendo. Steve Jeltz bateó jonrones desde ambos lados del plato contra nosotros. Jeltz era un utility del infield, pequeño, cuando alguién como él hace eso… Eso fue único.
DL: Una vez tuviste dos imparables en un inning incluyendo un grand slam.
BD: Sí, en Montreal. Abrí el noveno episodio ante Jeff Reardon y bateé sencillo sobre el short stop. Lo próximo que recuerdo es que estaba en el plato de nuevo en el mismo inning. Las bases estaban llenas y vine a batear frente a Bob James, quién era un buen pitcher con una buena recta. Todo lo que recuerdo es que pensaba ‘Mira la pelota y bateala”. Montreal era un sitio difícil para batear jonrones, pero me lanzó una recta en el medio, le dí bien y terminó fuera del parque. Lo más memorable de eso es que el día siguiente Willie Stargell me llamó y me felicitó. Cosas como esa, nunca las olvidas. Hay mucha diversión y memorias que se mezclan con episodios como ese.
DL: Bateaste el último imparable de tu carrera como miembro de los Astros de Houston, e irónicamente fue contra tu antíguo equipo, los Piratas.
BD: Si, fue contra Doug Drabek en el Astrodome en 1992. Sabía que iban a realizar un movimiento en el roster y tenía el presentimiento de que yo pudiera estar involucrado. Fue justo antes de que saliéramos de gira por la costa Oeste, salí de emergente contra Drabek, me lanzó una recta en cuenta de 3 y 2 y le bateé un foul. Luego me lanzó una curva, me senté a esperarla y solté una línea fuera del alcance del guante de Orlando Merced en primera base.
DL: Para ese momento ¿llegaste a imaginar que ese podría haber sido tu último imparable?
BD: No. Pensaba que me quedaba un poco más de tiempo, el año siguiente nació mi hijo y acababa de cumplir 31 años, yo era un jugador de reserva, y es duro ir de acá para allá saltando de equipo en equipo, porque siempre están subiendo peloteros jóvenes, es un juego de jóvenes. A menos que estés establecido y seas un muy buen jugador regular, es difícil mantenerse. Pero cuando miro hacia atrás, aunque tenía sólo 31 años, sé cuan afortunado fui de haberme puesto un uniforme y haber hecho algo que me gustaba por cierto período de tiempo.
DL: ¿Qué te trajo de vuelta al béisbol y a la responsabilidad de coachear?
BD: Mi hijo. Estuve fuera del béisbol por 12 años y nunca había pensado en coachear. Mi hijo tenía 11 años y medio para ese momento, y yo había estado en contacto con Jeff Wilpon de los Mets de Nueva York, quién es el Gerente General allí. Habíamos jugado juntos béisbol colegial de verano y manteníamos una gran amistad, hablaba con él y me preguntó si estaba interesado en regresar al béisbol. Al principio le dije que no, porque mi prioridad era estar pendiente de mi hijo, mi familia y todo lo demás. Le mostré el e-mail a mi hijo y le dije: ‘Ben si tratara de regresar al béisbol, te extrañaría mucho ¿Qué me haría sin ti?’ Él se volteó y me dijo: ‘Todo lo que necesito es a Dios, agua y comida”. Un hombre de 11 años y medio me dijo eso y me dije a mí mismo: ‘Guao’. Le pregunté si lo decía en serio y me dijo que si. Pensé en eso y le pregunté a mi esposa. Inicialmente me dijo que no. Pero luego pensó en eso por una semana, y habló con Xavier Hernández, quién es otro ex jugador de Grandes Ligas que trabaja como coach, y con su esposa. Me dije que debía al menos probar. No estaba preparado para la respuesta de ambos. Mi hermana había fallecido hacía seis meses, y pensaba en que iba a hacer con el próximo tercio de mi vida. Para ese tiempo tenía 44 años y decidí que quería hacer algo que me apasionara. Vivo en Houston desde que jugué para los Astros. Fui a Dallas para las reuniones de invierno. Allí ví a mucha gente que no había visto en años. Uno de ellos fue Dan Lunetta, quién es el Director de Ligas Menores aquí con los Tigres. Fui a una entrevista con los Mets y luego me reuní con Dan y Glen Ezell, quienes también me entrevistaron. Ellos me ofrecieron una posición antes que los Mets lo hicieran, desde entonces estoy aquí, trabajando con los bateadores.
DL: Toby Harrah, es el coordinador de bateo de ligas menores aquí con la organización de los Tigres ¿Cómo describirías a Toby?
BD: Increíble. Si sigues el béisbol, sabes que Toby Harrah fue un nombre importante cuando jugaba, he aprendido mucho de bateo con él. Todo lo que sé de béisbol y bateo, se lo debo a él. Es una enciclopedia ambulante. Es un profesor del juego que trabaja mucho con los instructores jóvenes y los peloteros novatos, él es una inspiración. Te motiva con la forma como habla de las cosas. Su conocimiento no es segundo de nadie, es uno de los mejores instructores con los que he trabajado. Soy muy afortunado como coach de tenerlo como mi coordinador de bateo. Una vez que empieza, puedes ver el fuego en sus ojos y la intensidad y la pasión con que enseña. Si hablas con personas que viven el béisbol, sentirás esa pasión y compromiso, junto a la fé en lo que creen. Él tiene eso. Toby es algo más.
DL: De acuerdo a uno de los peloteros con los que has trabajado, Jasper Wells, tienes una gran personalidad. En una entrevista con Lisa Winston de MiLB.com, Wells dijo de ti: “Él es muy original. Hace varios efectos de sonido mientras bateas”, ¿Eso es verdad?
BD: Más allá de ser un instructor de bateo, soy una persona muy apasionada. Si ellos están bateando, les digo “Es hora de hacer swing”, todo el tiempo. Y grito : “Booom”. Pienso que es muy importante para los coaches relacionarse con sus jugadores, ya sea a través de alguna emoción, o no siempre a través de efectos de sonido, puede ser hablándoles para comunicarles tus sentimientos. Si un pelotero sabe que crees en él, y él confía en tí, siempre obtendrás lo mejor de él. Muchas veces hago chistes, y me río de mí. Lo que mucha gente ignora de este juego es lo duro que es. Es una lidia diaria y puede llegar a afectarte los nervios. Trabajamos con estos jóvenes 12 horas diarias, estamos con ellos más que sus familias. Hablamos de 25 individuos diferentes, además del cuerpo técnico, el masajista, el utilero. Por eso algunas veces hay que hacer cosas sorpresivas para romper la rutina. Es bueno tener sonrisas en tu entorno.
DL: Hablando de algo más serio, resultaste lesionado en una pelea en el campo de juego hace dos años. ¿Qué pasó?
BD: Fue una situación donde un bateador se fue al montículo, fui a desapartarlo, y vino un novato de Lansing, se metió en el tumulto y lanzó un golpe. Salí impactado en el lugar menos indicado. Aún así, fui muy afortunado, pudo haber sido mucho peor. Tengo que reconocer lo bien que la organización de Detroit trató el caso. Dave Dombrowski, nuestro gerente general, me llamó. Todos estaban pendientes de mí. Hablando de cosas graciosas y extrañas, Toby Harrah estaba en el estadio cuando ocurrió la pelea. El hueso zigomático está entre el malar y el oído, es un pequeño puente donde la mandíbula se conecta entre el cerebro y el hueso que lo rodea, ese hueso se rompió. Tenía un pedazo de grama como de un cuarto de pulgada en la cabeza. Mientras estaba sentado en el dugout, Toby empezó a reirse de mí. Ninguno de los dos sabíamos lo grave de la lesión. Lo veo y me rio de mí. Pero pienso “Esto no está bien”. Hacíamos chistes, no estábamos pendientes de la seriedad de lo ocurrido. Esa es la camaradería en el béisbol; te gusta divertirte con los demás. Pero una vez que Toby supo que yo estaba realmente lesionado, obviamente estaba más preocupado. Siempre tratas de alejarte de algo que no siempre es positivo. Porque pasar por días difíciles es algo que le pasará a todos en este juego.
DL: ¿Algún pensamiento final?
BD: A los verdaderos seguidores del béisbol les quiero decir que esos jóvenes peloteros salen todos los días a dar lo mejor de sí. Muchos aficionados ignoran el tipo de esfuerzo por el que pasan estos muchachos durante siete días a la semana. Se levantan y alzan pesas dos o tres veces semanales, y se ejercitan, tratan de hacer ajustes en su juego, juegan y tratan de mejorar. Es muy, muy duro mentalmente a medida que vas subiendo de categorías, porque toma un buen tiempo llegar a las Grandes Ligas. Para llegar a las mayores, o Triple A o Doble A… para jugar béisbol profesional, estos muchachos son atletas muy especiales. Deben ser respetados por lo que logran, aún si no logran su meta principal, porque trabajan muy duro para llegar donde están. Este juego es divertido, pero hay que trabajar duro. Créanme, lo sé.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
viernes, 30 de octubre de 2009
Cincuenta y nueve años después
Ha pasado más de medio siglo desde aquella temporada de los “Whiz kids” y su dramático pase a la Serie Mundial de 1950 al ganar el banderín de la Liga Nacional con un triunfo en el último juego de la temporada. El estelar Robin Roberts hizo tres aperturas en cinco días incluida la del triunfo decisivo, por eso no pudo abrir el primer juego.
Los expertos pronosticaban que los mulos de Manhattan ganarían la serie en cinco juegos porque tenían un gran equipo y sobre todo buen pitcheo en los brazos de Vic Rashi, Allie Reynolds, Ed Lopat, Tom Ferrick, Whitey Ford. Eran los Yankees de Joe DiMaggio, Phil Rizzuto, Johnny Mize, Billy Martin, Yogi Berra.
Los Filis contaban con Richie Ashburn, un catcher convertido en jardinero porque cada vez que salía un rolling al cuadro llegaba a hacer la asistencia detrás de primera antes que el corredor, Del Ennis, Bill Nicholson, Dick Sisler, Mike Goliat y los lanzadores Robin Roberts, Jim Konstanty, Ken Heintzelman, Russ Meyer, Bob Miller.
Este 2009 los Filis llegan a la Serie Mundial luego de ganar la División Este de la Liga Nacional. Vencieron a los Rockies de Colorado (3-1) en la serie divisional. Y luego dejaron en el camino a los Dodgers de Los Ángeles (4-1). Esta es la novena de Ryan Howard, Jimmy Rollins, Shane Victorino, Chase Utley, Raul Ibáñez, Jayson Werth, Carlos Ruiz. Cliff Lee, Pedro Martínez, Cole Hamels, A.J Happ, Jaime Moyer, Brad Lidge, Ryan Madson, Chad Durbin.
Los Yanquis trazaron su ruta a través del banderín del Este de la Liga Americana, una barrida ante los Mellizos de Minnesota en la serie divisional, y luego dejaron encunetados a los Angelinos de Anaheim (4-2) en la serie de campeonato. Alex Rodríguez es la respuesta a Howard, Derek Jeter la de Jimmy Rollins, Johnny Damon puede equipararse a Victorino; además de Mark Teixeira, Robinson Canó, Jorge Posada e Hideki Matsui. El cuerpo de lanzadores está encabezado por CC Sabbathia, A.J. Burnett, Andy Pettite, Joba Chamberlain, Phil Hughes, Ian Kennedy, Dámaso Marte, Alfredo Aceves, Mariano Rivera.
El primer juego de la serie de 1950 lo ganaron los Yanquis 1-0, con trabajo completo de Rashi ante Konstanty relevado por Meyer en el noveno. Los Mulos repitieron con victoria 2-1 en el segundo. Fue un duelo entre Reynolds y Roberts que decidió DiMaggio con vuelacercas en el décimo episodio. Ferrick le dio el tercer lauro a los Yanquis 3-2, en relevo de Lopat quién salió en el noveno; Meyer salió derrotado en relevo de Konstanty y Heintzelman. Los Yanquis completaron la barrida con victoria 5-2 ejecutada por Whitey Ford ante Bob Millar.
Aún cuando los “Whiz kids” venían de un gran momento al ganar el banderín de la Liga Nacional, su cuerpo de lanzadores llegó extenuado al Clásico de 1950. Cincuenta y nueve años más tarde los cuáqueros llegan con varios días de descanso a la Serie Mundial en medio de una confrontación muy pareja en todos los terrenos. ¿Llegó la hora de vengar a los “Whiz kids”? ¿Ganarán los Yanquis otra Serie Mundial?
Alfonso L. Tusa C.
Los expertos pronosticaban que los mulos de Manhattan ganarían la serie en cinco juegos porque tenían un gran equipo y sobre todo buen pitcheo en los brazos de Vic Rashi, Allie Reynolds, Ed Lopat, Tom Ferrick, Whitey Ford. Eran los Yankees de Joe DiMaggio, Phil Rizzuto, Johnny Mize, Billy Martin, Yogi Berra.
Los Filis contaban con Richie Ashburn, un catcher convertido en jardinero porque cada vez que salía un rolling al cuadro llegaba a hacer la asistencia detrás de primera antes que el corredor, Del Ennis, Bill Nicholson, Dick Sisler, Mike Goliat y los lanzadores Robin Roberts, Jim Konstanty, Ken Heintzelman, Russ Meyer, Bob Miller.
Este 2009 los Filis llegan a la Serie Mundial luego de ganar la División Este de la Liga Nacional. Vencieron a los Rockies de Colorado (3-1) en la serie divisional. Y luego dejaron en el camino a los Dodgers de Los Ángeles (4-1). Esta es la novena de Ryan Howard, Jimmy Rollins, Shane Victorino, Chase Utley, Raul Ibáñez, Jayson Werth, Carlos Ruiz. Cliff Lee, Pedro Martínez, Cole Hamels, A.J Happ, Jaime Moyer, Brad Lidge, Ryan Madson, Chad Durbin.
Los Yanquis trazaron su ruta a través del banderín del Este de la Liga Americana, una barrida ante los Mellizos de Minnesota en la serie divisional, y luego dejaron encunetados a los Angelinos de Anaheim (4-2) en la serie de campeonato. Alex Rodríguez es la respuesta a Howard, Derek Jeter la de Jimmy Rollins, Johnny Damon puede equipararse a Victorino; además de Mark Teixeira, Robinson Canó, Jorge Posada e Hideki Matsui. El cuerpo de lanzadores está encabezado por CC Sabbathia, A.J. Burnett, Andy Pettite, Joba Chamberlain, Phil Hughes, Ian Kennedy, Dámaso Marte, Alfredo Aceves, Mariano Rivera.
El primer juego de la serie de 1950 lo ganaron los Yanquis 1-0, con trabajo completo de Rashi ante Konstanty relevado por Meyer en el noveno. Los Mulos repitieron con victoria 2-1 en el segundo. Fue un duelo entre Reynolds y Roberts que decidió DiMaggio con vuelacercas en el décimo episodio. Ferrick le dio el tercer lauro a los Yanquis 3-2, en relevo de Lopat quién salió en el noveno; Meyer salió derrotado en relevo de Konstanty y Heintzelman. Los Yanquis completaron la barrida con victoria 5-2 ejecutada por Whitey Ford ante Bob Millar.
Aún cuando los “Whiz kids” venían de un gran momento al ganar el banderín de la Liga Nacional, su cuerpo de lanzadores llegó extenuado al Clásico de 1950. Cincuenta y nueve años más tarde los cuáqueros llegan con varios días de descanso a la Serie Mundial en medio de una confrontación muy pareja en todos los terrenos. ¿Llegó la hora de vengar a los “Whiz kids”? ¿Ganarán los Yanquis otra Serie Mundial?
Alfonso L. Tusa C.
viernes, 23 de octubre de 2009
“¡El Almirante! ¡El Almirante!”
Alrededor de la media noche del 23 de octubre de 2009, me acosté con el radio en la almohada, el juego entre Magallanes y La Guaira seguía igualado a 4 carreras en el comienzo del décimo tercer episodio. Carlos García trajo a Erold Andrus a batear de emergente por Gustavo Molina y soltó imparable para poner adelante a los Navegantes 5-4. En las tribunas se prendió una celebración y el narrador Carlos Feo refería que los magallaneros coreaban a todo pulmón “¡El Almirante! ¡El Almirante!”
Hacía bastante tiempo desde que un equipo magallanero jugara a la pelota con el coraje, la determinación y el compromiso con que este conjunto de Luis Blasini, Gregorio Machado y Carlos García asume cada encuentro. Disputan cada lanzamiento, cada jugada, como si fuera el juego decisivo de la final.
Ese es el estilo de juego de esa estirpe de peloteros que se entrega por completo sobre el terreno de juego y Carlos García es uno de ellos.
Es inevitable recordar la agresividad y el pundonor que mostró García en sus días de jugador activo con el Magallanes. Por ejemplo aquella carrera a millón desde tercera con la pelota en el left field corto para anotar la carrera que le daba el triunfo al Magallanes 1-0 en el cierre del noveno inning del sexto juego de la final de 1993-94 ante los Leones del Caracas. Todavía se siente la adrenalina de ese momento.
El campeonato apenas comienza. Pero es muy satisfactorio observar la actitud voluntariosa y de trabajo de equipo que predomina en el Magallanes. El juego se terminó ganando 10-4 y como siempre, el Almirante hizo participar a casi todo el roster de 25 peloteros.
Alfonso L. Tusa C.
Hacía bastante tiempo desde que un equipo magallanero jugara a la pelota con el coraje, la determinación y el compromiso con que este conjunto de Luis Blasini, Gregorio Machado y Carlos García asume cada encuentro. Disputan cada lanzamiento, cada jugada, como si fuera el juego decisivo de la final.
Ese es el estilo de juego de esa estirpe de peloteros que se entrega por completo sobre el terreno de juego y Carlos García es uno de ellos.
Es inevitable recordar la agresividad y el pundonor que mostró García en sus días de jugador activo con el Magallanes. Por ejemplo aquella carrera a millón desde tercera con la pelota en el left field corto para anotar la carrera que le daba el triunfo al Magallanes 1-0 en el cierre del noveno inning del sexto juego de la final de 1993-94 ante los Leones del Caracas. Todavía se siente la adrenalina de ese momento.
El campeonato apenas comienza. Pero es muy satisfactorio observar la actitud voluntariosa y de trabajo de equipo que predomina en el Magallanes. El juego se terminó ganando 10-4 y como siempre, el Almirante hizo participar a casi todo el roster de 25 peloteros.
Alfonso L. Tusa C.
Un escritor le da vida a la Serie Mundial de 1975
El sexto juego recreado por todos los involucrados en el legendario enfrentamiento.
Mark Sheldon / MLB.com
Fue sin duda el juego más grandioso de lo que muchos consideran la mejor Serie Mundial que se haya jugado.
El autor Mark Frost descubrió muchas cosas más alrededor del drama que hizo del juego 6 de la Serie Mundial de 1975 entre los Rojos y los Medias Rojas un evento tan memorable. El juego terminó con uno de los momentos más grandes del béisbol de todos los tiempos, que pareciera estar congelado en el tiempo, el jonrón de Carlton Fisk para ganar el juego en el duodécimo inning, lo cual envió a la serie a un séptimo juego.
Cuando se jugó ese sexto juego, el 21 de octubre de 1975, Frost era un escritor de televisión de dos episodios de “The six million dollar man”, quién eventualmente trabajaría en shows aclamados como “Hill Street Blues” o “Twins Peaks”. Él estaba viendo el épico juego por televisión en su casa de Los Ángeles, y aunque es un fanático de los Dodgers, estaba completamente hipnotizado por cada incidencia de aquel sexto juego.
Treinta y cuatro años después, Frost y la editorial Hyperion publicaron su libro sobre aquella noche. “Game Six: Cincinnati, Boston and the 1975 World Series: The Triumph of America's Pastime.”
“Mientras veía esa serie, y ese juego en particular, sentí que era el evento deportivo más emotivo y espeluznante que había visto en mi vida, más allá del béisbol”, dijo Frost, también autor de los éxitos de ventas “The Match” y The Greatest Game Ever Played".
“Ese juego parecía estar repleto de situaciones que estaban por encima y más allá del juego. Ese sentimiento se quedó en mí. Supe que quería escribir algo sobre béisbol ¿Y por qué no tratar de escoger el juego que significó tanto para mí?”
A través de las 378 páginas del libro, hay unos pocos momentos antes, durante y después del Sexto juego que sobresalen en la descripción.
“Quería crear una máquina del tiempo para que los lectores se ambientaran en lo que era estar en Fenway Park aquella noche”, dijo Frost.
A través de entrevistas e investigación, Frost detalló vívidamente cada pitcheo y turno al bate, pero con el uso de frecuentes regresos en el tiempo. También colocó cada momento en contexto con la historia de los peloteros, managers, árbitros, ejecutivos, medios, aficionados y el propio Fenway Park.
Fisk, Carl Yastrzemski, Johnny Bench, Pete Rose, Dwight Evans, Fred Lynn y Joe Morgan estaban entre las superestrellas de la época que son ilustrados en detalle. Pero también lo son los menos conocidos Bernie Carbo, Ed Armbrister, Denny Doyle, Jack Billingham, Rico Petrocelli, el árbitro Larry Barnett y otros.
Mezcladas a través del libro hay anécdotas en referencia a la fundación de los Rojos y los Medias Rojas, los sucesos que desembocaron en la primera Serie Mundial de 1903, como Tom Yawkey se convirtió en el dueño de los Medias Rojas, y más. Se recuerda una época cuando el béisbol sufría las caídas de asistencia a los estadios y de audiencia televisiva, era un país todavía afectado por el escándalo de Watergate y acechado por una economía en problemas.
“Quería encontrar la manera de abarcarlo todo”, dijo Frost del uso de distintas narraciones que regresaban en el tiempo. “Contar las historias mientras el juego avanzaba pareció la mejor forma de hacer eso”.
De todas las personas detalladas en el libro, ninguno tuvo más páginas dedicadas que el manager de los Rojos, Sparky Anderson y el as de pitcheo de los Medias Rojas Luis Tiant.
Frost, quién vio una cinta del Juego 6 en la casa del manager del Salón de la Fama, detalló la juventud de Anderson con su humilde comienzo como bat-boy de la Universidad del Sur de California, su paso por el béisbol de Ligas Menores como jugador, y como obtuvo su famoso apodo.
“Me senté a ver el juego con Sparky y hablé de eso con él y lo ví a través de sus ojos”, dijo Frost. “Mientras hablaba con él, apreciaba su punto de vista y la forma como hizo armonizar a un equipo muy talentoso, que no jugaba unido, cuando llegó a dirigir y los llevó a construir un conjunto cohesionado”.
Para Tiant, Frost describió su niñez en La Habana como hijo de un pitcher de las Ligas Negras y sus batallas por establecerse en la Ligas Mexicana y en las Grandes Ligas. También dibujó una emotiva reunión con los padres de Tiant, quienes no pudieron salir de la Cuba de Fidel Castro por más de una década hasta la mitad de la temporada de 1975.
“Una vez que empecé a hablar con los jugadores de ese equipo, tuve una fotografía nítida de lo que era aquel clubhouse”, dijo Frost. “Parecía muy claro que fue cuando Luis Tiant llegó a Boston, que el equipo empezó a jugar unificado. Él fue el tipo que puso a funcionar al equipo”.
Claro, todos sabemos el resultado de la Serie Mundial de 1975. A pesar del jonrón dramático de Fisk sobre el monstruo verde, los Rojos ganaron el séptimo juego para alcanzar la primera de dos Series Mundiales seguidas que solificó a la Gran Maquinaria Roja como uno de los mejores equipos de todos los tiempos.
Del otro lado, los Medias Rojas continuaban con una reputación de eternos segundones que no fue borrada hasta que ganaron dos títulos de Serie Mundial en la primera década del siglo 21.
¿Qué hizo al juego y a la serie, trascendentes a través de los años?
“Fue una época turbulenta en la historia del país. El país, como su pasatiempo favorito, pasaba por momentos difíciles”, dijo Frost. “De pronto esta serie y estos dos equipos levantaron al juego de su letargo con estos grandiosos enfrentamientos”.
“Fue un momento extraordinario cuando el béisbol se levantó por sí mismo y revivió hasta lo más profundo de su relación con el país y lo que significaba para este. Esa serie atrapó a la gente como no lo había hecho en muchísimo tiempo”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Mark Sheldon / MLB.com
Fue sin duda el juego más grandioso de lo que muchos consideran la mejor Serie Mundial que se haya jugado.
El autor Mark Frost descubrió muchas cosas más alrededor del drama que hizo del juego 6 de la Serie Mundial de 1975 entre los Rojos y los Medias Rojas un evento tan memorable. El juego terminó con uno de los momentos más grandes del béisbol de todos los tiempos, que pareciera estar congelado en el tiempo, el jonrón de Carlton Fisk para ganar el juego en el duodécimo inning, lo cual envió a la serie a un séptimo juego.
Cuando se jugó ese sexto juego, el 21 de octubre de 1975, Frost era un escritor de televisión de dos episodios de “The six million dollar man”, quién eventualmente trabajaría en shows aclamados como “Hill Street Blues” o “Twins Peaks”. Él estaba viendo el épico juego por televisión en su casa de Los Ángeles, y aunque es un fanático de los Dodgers, estaba completamente hipnotizado por cada incidencia de aquel sexto juego.
Treinta y cuatro años después, Frost y la editorial Hyperion publicaron su libro sobre aquella noche. “Game Six: Cincinnati, Boston and the 1975 World Series: The Triumph of America's Pastime.”
“Mientras veía esa serie, y ese juego en particular, sentí que era el evento deportivo más emotivo y espeluznante que había visto en mi vida, más allá del béisbol”, dijo Frost, también autor de los éxitos de ventas “The Match” y The Greatest Game Ever Played".
“Ese juego parecía estar repleto de situaciones que estaban por encima y más allá del juego. Ese sentimiento se quedó en mí. Supe que quería escribir algo sobre béisbol ¿Y por qué no tratar de escoger el juego que significó tanto para mí?”
A través de las 378 páginas del libro, hay unos pocos momentos antes, durante y después del Sexto juego que sobresalen en la descripción.
“Quería crear una máquina del tiempo para que los lectores se ambientaran en lo que era estar en Fenway Park aquella noche”, dijo Frost.
A través de entrevistas e investigación, Frost detalló vívidamente cada pitcheo y turno al bate, pero con el uso de frecuentes regresos en el tiempo. También colocó cada momento en contexto con la historia de los peloteros, managers, árbitros, ejecutivos, medios, aficionados y el propio Fenway Park.
Fisk, Carl Yastrzemski, Johnny Bench, Pete Rose, Dwight Evans, Fred Lynn y Joe Morgan estaban entre las superestrellas de la época que son ilustrados en detalle. Pero también lo son los menos conocidos Bernie Carbo, Ed Armbrister, Denny Doyle, Jack Billingham, Rico Petrocelli, el árbitro Larry Barnett y otros.
Mezcladas a través del libro hay anécdotas en referencia a la fundación de los Rojos y los Medias Rojas, los sucesos que desembocaron en la primera Serie Mundial de 1903, como Tom Yawkey se convirtió en el dueño de los Medias Rojas, y más. Se recuerda una época cuando el béisbol sufría las caídas de asistencia a los estadios y de audiencia televisiva, era un país todavía afectado por el escándalo de Watergate y acechado por una economía en problemas.
“Quería encontrar la manera de abarcarlo todo”, dijo Frost del uso de distintas narraciones que regresaban en el tiempo. “Contar las historias mientras el juego avanzaba pareció la mejor forma de hacer eso”.
De todas las personas detalladas en el libro, ninguno tuvo más páginas dedicadas que el manager de los Rojos, Sparky Anderson y el as de pitcheo de los Medias Rojas Luis Tiant.
Frost, quién vio una cinta del Juego 6 en la casa del manager del Salón de la Fama, detalló la juventud de Anderson con su humilde comienzo como bat-boy de la Universidad del Sur de California, su paso por el béisbol de Ligas Menores como jugador, y como obtuvo su famoso apodo.
“Me senté a ver el juego con Sparky y hablé de eso con él y lo ví a través de sus ojos”, dijo Frost. “Mientras hablaba con él, apreciaba su punto de vista y la forma como hizo armonizar a un equipo muy talentoso, que no jugaba unido, cuando llegó a dirigir y los llevó a construir un conjunto cohesionado”.
Para Tiant, Frost describió su niñez en La Habana como hijo de un pitcher de las Ligas Negras y sus batallas por establecerse en la Ligas Mexicana y en las Grandes Ligas. También dibujó una emotiva reunión con los padres de Tiant, quienes no pudieron salir de la Cuba de Fidel Castro por más de una década hasta la mitad de la temporada de 1975.
“Una vez que empecé a hablar con los jugadores de ese equipo, tuve una fotografía nítida de lo que era aquel clubhouse”, dijo Frost. “Parecía muy claro que fue cuando Luis Tiant llegó a Boston, que el equipo empezó a jugar unificado. Él fue el tipo que puso a funcionar al equipo”.
Claro, todos sabemos el resultado de la Serie Mundial de 1975. A pesar del jonrón dramático de Fisk sobre el monstruo verde, los Rojos ganaron el séptimo juego para alcanzar la primera de dos Series Mundiales seguidas que solificó a la Gran Maquinaria Roja como uno de los mejores equipos de todos los tiempos.
Del otro lado, los Medias Rojas continuaban con una reputación de eternos segundones que no fue borrada hasta que ganaron dos títulos de Serie Mundial en la primera década del siglo 21.
¿Qué hizo al juego y a la serie, trascendentes a través de los años?
“Fue una época turbulenta en la historia del país. El país, como su pasatiempo favorito, pasaba por momentos difíciles”, dijo Frost. “De pronto esta serie y estos dos equipos levantaron al juego de su letargo con estos grandiosos enfrentamientos”.
“Fue un momento extraordinario cuando el béisbol se levantó por sí mismo y revivió hasta lo más profundo de su relación con el país y lo que significaba para este. Esa serie atrapó a la gente como no lo había hecho en muchísimo tiempo”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Se marchó José Herrera, el insigne bateador de los Tiburones de La Guaira.
La noticia me sorprendió al leer un artículo de José Visconti en Meridiano este sábado 17 de noviembre. José Herrera, antesalista y utility de aquellos temibles Tiburones de La Guaira de casi toda la década de los años sesenta y comienzos de los setenta, había dejado de existir el viernes 16 de octubre a consecuencias de complicaciones cardíacas. Le sobreviven su esposa e hijos.
Mientras escuchaba los juegos con mis hermanos a finales de los sesenta recuerdo que Felipe temía mucho por las oportunidades del Magallanes ante Diego Seguí, Luis Tiant, Mike Hedlund o cuando venían a batear Victor Davalillo, César Tovar, Ángel Bravo o José Herrera.
Ahora entiendo mejor la razón de los rostros largos cuando el narrador decía: …”Al bate José Herrera”. En la temporada 1967-68 bateó para .337 con 36 empujadas, 26 anotadas, 75 imparables en 58 juegos. En la 1968-69 bateó .296 con 30 empujadas, 20 anotadas, 69 imparables, 16 dobles, en 56 juegos. Fue campeón con los Tiburones en las justas 1964-65, 1965-66, 1968-69 y 1970-71. Entre 1964-65 y 1971-72 acudió a 8 finales seguidas con La Guaira. En la final de 1965-66 fue colíder de bateo junto a Teolindo Acosta (.500) y colíder en imparables junto a John Bateman y Acosta.
En la Gran Carpa debutó el 03 de junio de 1967 con los Astros de Houston, en 1969 pasó a los Expos de Montreal, ese año tuvo su mejor actuación, .286 de promedio, 12 empujadas, 36 hits, 2 jonrones en 47 juegos. Su juego final lo realizó el 06 de abril de 1970. Fue por mucho tiempo el modelo del video de bateo, por la continuidad de su swing, en los sistemas de ligas menores de los Astros y los Expos.
El domingo 08 de diciembre de 1968 tuve ocasión de comprobar en principio, el porque de aquel temor que mis hermanos mostraban cuando anunciaban que venía a batear José Herrera. En el primer inning Herrera remolcó a Ángel Bravo con doble para poner el marcador 1-0. En el inning 11 Herrera soltó otro doblete para empujar de nuevo a Bravo con la carrera que ponía a La Guaira adelante 3-2. Afortunadamente Clarence Gaston ganó aquel juego para Magallanes. Pero siempre recordaré las expresiones de desilusión de mis hermanos cuando José Herrera venía a batear por los Tiburones, eran tan desalentadoras como cuando lanzaban Seguí o Tiant.
Alfonso L. Tusa C.
Mientras escuchaba los juegos con mis hermanos a finales de los sesenta recuerdo que Felipe temía mucho por las oportunidades del Magallanes ante Diego Seguí, Luis Tiant, Mike Hedlund o cuando venían a batear Victor Davalillo, César Tovar, Ángel Bravo o José Herrera.
Ahora entiendo mejor la razón de los rostros largos cuando el narrador decía: …”Al bate José Herrera”. En la temporada 1967-68 bateó para .337 con 36 empujadas, 26 anotadas, 75 imparables en 58 juegos. En la 1968-69 bateó .296 con 30 empujadas, 20 anotadas, 69 imparables, 16 dobles, en 56 juegos. Fue campeón con los Tiburones en las justas 1964-65, 1965-66, 1968-69 y 1970-71. Entre 1964-65 y 1971-72 acudió a 8 finales seguidas con La Guaira. En la final de 1965-66 fue colíder de bateo junto a Teolindo Acosta (.500) y colíder en imparables junto a John Bateman y Acosta.
En la Gran Carpa debutó el 03 de junio de 1967 con los Astros de Houston, en 1969 pasó a los Expos de Montreal, ese año tuvo su mejor actuación, .286 de promedio, 12 empujadas, 36 hits, 2 jonrones en 47 juegos. Su juego final lo realizó el 06 de abril de 1970. Fue por mucho tiempo el modelo del video de bateo, por la continuidad de su swing, en los sistemas de ligas menores de los Astros y los Expos.
El domingo 08 de diciembre de 1968 tuve ocasión de comprobar en principio, el porque de aquel temor que mis hermanos mostraban cuando anunciaban que venía a batear José Herrera. En el primer inning Herrera remolcó a Ángel Bravo con doble para poner el marcador 1-0. En el inning 11 Herrera soltó otro doblete para empujar de nuevo a Bravo con la carrera que ponía a La Guaira adelante 3-2. Afortunadamente Clarence Gaston ganó aquel juego para Magallanes. Pero siempre recordaré las expresiones de desilusión de mis hermanos cuando José Herrera venía a batear por los Tiburones, eran tan desalentadoras como cuando lanzaban Seguí o Tiant.
Alfonso L. Tusa C.
Félix versus Zack
Hace cuarenta años un serpentinero cubano acompañaba a los Leones de Ponce en la Serie del Caribe a efectuarse en Caracas en febrero de 1970. Miguel Cuellar abriría el primer juego ante Magallanes. Venía de ganar el Cy Young de la Liga Americana igualado con Denny McLain. Lo recuerdo muy bien, porque a ese lanzador, el jardinero del Magallanes Armando Ortíz le despachó un jonrón enorme que puso números definitivos al juego.
Desde mi punto de vista el premio Cy Young de la Liga Americana en 2009 se decidirá entre Félix Hernández y Zack Greinke. Alguién podría preguntar ¿por qué no C.C. Sabbathia? Su mérito más importante fueron las 19 victorias que obtuvo y comparte ese liderato con Hernández. Pero la razón fundamental radica en que Félix y Zack jugaron para equipos que los respaldaron poco tanto a la ofensiva como a la defensiva.
Greinke sólo fue respaldado con 100 carreras por los Reales de Kansas City a lo largo de la temporada lo cual implica un promedio de 3.92 carreras por juego. Hernández recibió ayuda de 116 carreras de los Marineros de Seattle para promedio de 4.37 carreras por juego.
En cuanto a defensiva los Reales fueron el peor equipo de toda la Liga Americana, lo cual representa una carga muy onerosa a la hora de registrar victorias. Cinco de las posibles victorias de Greinke fueron desperdiciadas por el bull pen, mientras que a Hernández el bull pen sólo le malbarató dos hipotéticos triunfos.
Observar a Félix y a Greinke lanzar es en cierta medida recrear las gestas de Juan Marichal en los años sesenta, quién nada más en 1966 tuvo marca de 25-6 con efectividad de 2.23 más 222 ponches, pero el Cy Young fue a parar a manos de Sandy Koufax (27-9, 1.73, 317). O las de Steve Busby (22-14, 3.39, 198) en 1974, Dennis Leonard (20-12, 3.04, 244) en 1977, Paul Splitorff (16-6, 3.69, ) en 1977, Larry Gura (18-10, 2.95, 113) en 1980, Mark Gubicza (20-8, 2.70, 183) en 1988, Bret Saberhagen (23-6, 2.16, 193), Cy Young en 1989, Kevin Appier (18-8, 2.56, 186) en 1993; a lo largo de los 40 años de los Reales de Kansas City. O la de Johan Santana (20-6, 2.61, 265) CyYoung en 2004.
¿Qué dicen los números? Félix 19-5 a 16-8 en balance de victorias-derrotas, 238 a 229.1 en innings lanzados, 7.5 a 7.7 hits/ 9 innings, .227 a .230 promedio de bateo de oponentes.
Greinke 2.16 a 2.49 en efectividad, 242 a 217 ponches, 195 a 200 hits permitidos, 55 a 66 carreras limpias, 11 a 15 jonrones permitidos, 1.073 a 1.135 whip, 51 a 71 boletos, 4.75 a 3.06 ponches/boleto, 0.4 a 0.6 jonrones/9 innings, 2 a 2.7 boletos/9 innings,.
Ambos tienen méritos suficientes para acreditarse el Cy Young de la Liga Americana este 2009. Tanto que pudiera repetirse el empate de 1969 entre Cuellar (23-11, 2.38, 182) y McLain (24-9, 2.80, 181)
Alfonso L. Tusa C.
Desde mi punto de vista el premio Cy Young de la Liga Americana en 2009 se decidirá entre Félix Hernández y Zack Greinke. Alguién podría preguntar ¿por qué no C.C. Sabbathia? Su mérito más importante fueron las 19 victorias que obtuvo y comparte ese liderato con Hernández. Pero la razón fundamental radica en que Félix y Zack jugaron para equipos que los respaldaron poco tanto a la ofensiva como a la defensiva.
Greinke sólo fue respaldado con 100 carreras por los Reales de Kansas City a lo largo de la temporada lo cual implica un promedio de 3.92 carreras por juego. Hernández recibió ayuda de 116 carreras de los Marineros de Seattle para promedio de 4.37 carreras por juego.
En cuanto a defensiva los Reales fueron el peor equipo de toda la Liga Americana, lo cual representa una carga muy onerosa a la hora de registrar victorias. Cinco de las posibles victorias de Greinke fueron desperdiciadas por el bull pen, mientras que a Hernández el bull pen sólo le malbarató dos hipotéticos triunfos.
Observar a Félix y a Greinke lanzar es en cierta medida recrear las gestas de Juan Marichal en los años sesenta, quién nada más en 1966 tuvo marca de 25-6 con efectividad de 2.23 más 222 ponches, pero el Cy Young fue a parar a manos de Sandy Koufax (27-9, 1.73, 317). O las de Steve Busby (22-14, 3.39, 198) en 1974, Dennis Leonard (20-12, 3.04, 244) en 1977, Paul Splitorff (16-6, 3.69, ) en 1977, Larry Gura (18-10, 2.95, 113) en 1980, Mark Gubicza (20-8, 2.70, 183) en 1988, Bret Saberhagen (23-6, 2.16, 193), Cy Young en 1989, Kevin Appier (18-8, 2.56, 186) en 1993; a lo largo de los 40 años de los Reales de Kansas City. O la de Johan Santana (20-6, 2.61, 265) CyYoung en 2004.
¿Qué dicen los números? Félix 19-5 a 16-8 en balance de victorias-derrotas, 238 a 229.1 en innings lanzados, 7.5 a 7.7 hits/ 9 innings, .227 a .230 promedio de bateo de oponentes.
Greinke 2.16 a 2.49 en efectividad, 242 a 217 ponches, 195 a 200 hits permitidos, 55 a 66 carreras limpias, 11 a 15 jonrones permitidos, 1.073 a 1.135 whip, 51 a 71 boletos, 4.75 a 3.06 ponches/boleto, 0.4 a 0.6 jonrones/9 innings, 2 a 2.7 boletos/9 innings,.
Ambos tienen méritos suficientes para acreditarse el Cy Young de la Liga Americana este 2009. Tanto que pudiera repetirse el empate de 1969 entre Cuellar (23-11, 2.38, 182) y McLain (24-9, 2.80, 181)
Alfonso L. Tusa C.
lunes, 5 de octubre de 2009
Preguntas y respuestas con Alex Wilson.
David Laurila
De ser evaluado por los scouts, a ver tu nombre en la lista de los elegidos del draft, a negociar y firmar el contrato, ingresar a las filas del béisbol profesional es un proceso de etapas que no siempre es simple. La segunda escogencia de Boston este año, Alex Wilson, lo entiende tan bien como cualquiera. Un lanzador derecho de 22 años, Wilson firmó con los Medias Rojas un año después de mudarse de Winthrop University a Texas A&M antes que aceptar una oferta de los Cachorros , quienes lo habían drafteado en la décima ronda de 2008. Nativo de Hurricane, West Virginia, Wilson ha tenido un comienzo muy auspicioso, con una efectividad de 0.50, sólo ha permitido 10 imparables en sus primeros 36 innings en el profesional con los Spinners de Lowell de la temporada corta.
David Laurila: ¿Cómo te ha ido en el béisbol profesional? ¿Ha habido sorpresas?
Alex Wilson: En realidad no. Al ser alguién de cierta edad, esperaba ser ubicado en una programación estricta y eso es lo que ha ocurrido. Ha sido una gran experiencia para mí, el saber cual sería mi rutina de cada día, me ha dado buenos resultados. Sabía mucho de lo que iba a pasar. Muchos de mis amigos y antíguos compañeros de equipo han jugado béisbol profesional, por eso tenía una buena idea de cómo serían las cosas, el ajetreo diario y todo lo que escuchas al respecto. De todas formas hasta que llegas aquí, pienso que no entiendes lo que tienes que hacer, cada día, para mantenerte en forma y entender en que sistema te encuentras.
DL: Perdiste la temporada de 2008 por una operación de Tommy John ¿Dónde estaba tu desarrollo como pitcher al momento de lesionarte?
AW: En ese momento yo era un jovencito que lanzaba muy duro. Jugaba en una conferencia más pequeña, en una escuela D-1, donde podía destacar más que en Texas A&M. Por eso aprendí rápidamente después de la operación que esto no es un paseo, y que necesitas saber como lanzar más que tirar la piedra todo el tiempo.
DL: ¿Cuál fue el factor principal que te llevó a decidirte por Texas A&M antes que firmar con los Cachorros?
AW: Sabía que si no lograba lo que buscaba, regresaría a la escuela, y me sentía bien con eso. Trabajo para obtener mi grado universitario, eso fue un factor importante. Mis padres me habían aconsejado mucho y como las cosas no se dieron como esperaba con los Cachorros, fue una decisión fácil regresar a la universidad. Luego de la operación me sentía algo descontrolado, más mental que físicamente, con respecto a mi juego, y a menos que consiguiera ese contrato de 7 cifras que buscaba, estaba preparado para regresar a la universidad.
DL: En una entrevista anterior dijiste que te reconstruíste luego de la operación ¿Qué querías decir?
AW: Físicamente, estaba mucho más fuerte después de la operación, de la cabeza a los piés. No tanto mi brazo. Mi brazo siempre fue muy fuerte, es la mejor parte de mi cuerpo, pero mi torso, mis piernas, mis hombros, todo mi cuerpo mejoró con la operación.
DL: ¿Era el draft de junio de 2009 una meta especial de tu temporada en Texas A&M?
AW: No. Después de dejar pasar el draft del año pasado, me preocupé por eso todo el tiempo. Así que me propuse una cosa, para el segundo draft, me enfocaría más en los juegos y dejaría de lado los factores externos, porque ellos se resolverían por sí sólos. Sólo quería salir y jugar.
DL: ¿Hay algo cómo el pitcheo para prepararte para el béisbol profesional , en contraposición a salir allí y lanzar tu juego?
AW: Claro. Una vez que tienes el pitcheo incrustado en el fondo de tu intelecto, y piensas en eso todo el tiempo, es una distracción. Tienes que enfocarte, y preocuparte por eso. “Hey, esto es lo que necesito hacer ahora”. No importa lo que piense el scout de donde sea, que está sentado en la tribuna, observando. Necesitas hacer lo que haga falta para ganar, ahora. Me dí cuenta que mientras menos me preocupara por lo que pasara en la tribuna, mejor actuación tendría en el campo.
DL: Fuiste a un entrenamiento pre-draft en Fenway Park antes de ser drafteado por los Cachorros. ¿Entrenaste con otros equipos?
AW: No. Ese fue el único entrenamiento al que asistí. Sinceramente, lo hice porque iba para Cape Cod y se presentó el entrenamiento. Decliné invitaciones a Baltimore y Houston, porque eran sitios lejanos de mi ruta que no me convenían. Ambas fueran llamadas tardías, mientras que había estado en contacto con los Medias Rojas todo el año. Además que de haber ido a Baltimore y Houston mi familia y yo habríamos tenido que pagar todos los gastos. Eso excedía mis finanzas.
DL: Regresando al draft de 2008 ¿Esperabas que te seleccionaran los Cachorros o los Medias Rojas?
AW: Si, ellos eran dos de los tres equipos que estaban interesados, el otro eran los DiamondBacks de Arizona, de quienes también tenía un buen presentimiento. Entonces el draft llegó a la décima ronda donde los Cachorros me seleccionaron.
DL: ¿Qué me dices del draft de 2009? ¿De nuevo esos 3 equipos lucían como los destinos más probables?
AW: No consideré firmar el waiver de re-draft con los Cachorros, ellos no estaban para nada en mis planes de 2009. Tenía la corazonada de que sería seleccionado por: los Rojos de Cincinnati, Cerveceros de Milwaukee o Medias Rojas de Boston. Había hablado con sus scouts regularmente.
DL: ¿Por qué no firmaste el waiver de re-draft con los Cachorros?
AW: Quería que me respondieran algunas interrogantes sobre lo que ocurrió el año anterior y no fueron capaces de contestarlas. No quería estar en la misma situación dos años seguidos. Sentí que no se comunicaron bien conmigo.
DL: ¿Qué hay de tu comunicación con los Medias Rojas? ¿Su interés en ti para el draft de 2009 era el mismo que tenían en 2008?
AW: Era casi el mismo. Estuvimos en contacto todo el año, sabía que estaban interesados. Estuvieron en muchos de mis juegos, eso lo sabía. Fue uno de esos casos que manejaron muy profesionalmente. Ellos no vencieron al pelotón, no se unieron a la horda de scouts que venía a abrumarte con preguntas. Se sentaron a conversar conmigo cara a cara, me llamaron a mi celular. Querían saber que pensaba, no lo que los demás trataban de forzarme a decir.
DL: ¿Los métodos de los scouts de las distintas organizaciones variaron mucho?
AW: Si. Hubo una gran diferencia. Hubo una gran diferencia en la manera como cada uno adelantaba su trabajo. Tienes algunos tipos que sólo quieren abrumarte, abrumarte, abrumarte, para tratar de sacarte información. Pasé por eso varias veces, y no iba a caer en su juego. Cuando me llamaron para hablar cara a cara, estaba más dispuesto a conversar con ellos y dejarles saber de mi situación, y de lo que pensaba. Sentí que era más profesional de esa forma. Si, esto es un juego, pero una vez que ingresas al sistema, te das cuenta que esto tiene mucho de negocio.
DL: La mayoría de los jugadores elegibles para el draft dice que no les importa quién los seleccione, que sólo quieren una oportunidad de jugar béisbol profesional ¿Es eso cierto?
AW: Eso es verdad para algunas personas. Pero una vez que llegas a los tipos de perfil alto, ellos saben que serán seleccionados en algún momento, y les conviene tomar su decisión en las condiciones que más les convengan. Se que sobre eso no se tiene control total, pero hay algunas pequeñas cosas que puedes hacer para ayudarte.
DL: Los dos equipos que te draftearon, Medias Rojas y Cachorros, son franquicias historicas. ¿La historia y la mística influyen en la decisión, o todo lo define el dinero?
AW: No sé. Pienso que la historia y la mística pudieran tener algo que ver. Cuando era niño, era un gran aficionado a los Medias Rojas, eran los días de Nomar y todos los otros jugadores. Ver como la ciudad quería al equipo, aunque ellos seguían perdiendo, me hacia admirar todo aquello. Por eso siempre quise jugar con los Medias Rojas, en Fenway Park. He asistido a los juegos, la atmósfera allí es increíble. Es algo que espero vivir pronto como pelotero.
DL: Tu padre jugó brevemente con los Bengals de Cincinnati. ¿La posibilidad de jugar en la misma ciudad significó algo para ti cuando los Rojos mostraron algún interés antes del draft?
AW: No, pero mi antíguo entrenador de béisbol en secundaria es scout de los Rojos de Cincinnati, él hizo algún tipo de comunicación para mí, hizo que tomaran en cuenta mi nombre, y empezaron a seguirme un poco. La mitad de la familia de mi padre vive en el área de Cincinnati, hubiera sido como jugar en mi ciudad, pero las cosas no se dieron.
DL: ¿Qué pasó luego que tu nombre fue mencionado en el draft?
AW: Recibí una llamada que decía: “Hey, estaremos en contacto en pocos días para tratar de firmar un contrato y comenzar tu carrera tan pronto como sea posible”. Eso fue desde el area de los scouts. En cuanto al draft, les dije que si pasaba a la segunda o la tercera ronda estaría dispuesto a negociar rápido. Quería ir a jugar pronto, no quería perder este año por las negociaciones, como el primer año. Me llamaron de vuelta y me dijeron: “El dinero es limitado ¿Aceptarías eso?” Les dije: “Si. Está bien. Prefiero salir y empezar a jugar, el dinero vendrá cuando llegue a las Grandes Ligas. Si las cosas no funcionan, es una carga muy pesada de experimentar tanto para el jugador como para la organización. No es una gran experiencia. Por lo menos lo que viví con los Cachorros es algo por lo que no quisiera volver a pasar.
DL: ¿Había un agente involucrado en ese momento?
AW: Tengo un agente. Él manejó los detalles mínimos, como por ejemplo, como sería dividido mi bono, y el plan de incentivos de mi contrato. Pequeñas cosas como esas, de las que no tengo conocimiento formal. Eso me ayuda a iniciar mi carrera de la mejor manera, eso me ha ayudado, porque de todo lo que me tenía que preocupar era de jugar béisbol. El habló con el personal de finanzas y todo lo relacionado con eso, todo lo que tuve que hacer fue llegar a acuerdos y luego firmar el contrato.
DL: ¿Solicitaste asesoría de algunas de las personas que conoces en el béisbol, o confiaste por completo en tu agente?
AW: Tenía una idea de lo que podía pasar, pienso que cada jugador es diferente. Para mí todo tuvo mucho que ver con que había tenido una operación previa, tenía que conseguir que me consideraran completamente sano. Luego que eso ocurrió y supe que era capaz de jugar…digamos que me lesiono ahora. No perdería el bono de la firma porque fui considerado sano. Hay pequeños detalles con los que hay que ser bien claros. No quería tener que ver con eso, ni sabía como hacerlo, por eso mi agente se hizo cargo.
DL: ¿Te enviaron el contrato o viajaste a Boston para firmarlo?
AW: Me lo enviaron aquí, a Lowell, para firmarlo. Fue faxeado, lo firmé y lo envié por correo. Antes de firmarlo tuve que pasar todos los examenes de drogas, además del físico. Todo salió bien. Pude firmar y me convertí en elegible para jugar aquí. La prueba de drogas tomas de una semana a 10 días para salir, e incluye drogas callejeras y esteroides.
DL: La prueba de drogas ahora es un procedimiento de rutina en las Ligas Menores. No cuando firmas el contrato sino a lo largo de la temporada.
AW: Si. En realidad tuvimos una prueba de drogas aquí, ayer. Por eso siempre tienes que mantener una conducta estable. No puedes cometer desarreglos fuera de esas líneas, porque en algún momento serás sorprendido. Ellos nos dicen que seamos cuidadosos, que seamos inteligentes y no hagamos nada tonto, o terminaremos perdiendo todo lo que ganamos. Pero esto es como un tipo de regla no escrita, especialmente para chicos de la universidad que vienen de esa atmósfera de: “Que va, a mí nunca me van a sorprender”. Somos sometidos a pruebas de drogas todo el tiempo, hasta en sitios donde ni remotamente se piensa en eso.
DL: Regresando al proceso de escauteo, la mayoría de los equipos hacen que sus prospectos drafteados tomen pruebas psicológicas. ¿Las que tú tomaste eran del tipo standard o las variaron?
AW: Tomé 10, 12 o tal vez 15 pruebas psicológicas diferentes, no le encontré sentido a ninguna, pero pienso que logran la información que andan buscando. La mayoría eran parecidas, pero variaban un poco en las preguntas que hacían. Te pueden preguntar desde “¿Te gustaría ser un científico o un vendedor? Y me pregunto ¿que tiene que ver eso con el béisbol? No tengo idea, pero creo que eso los ayuda a entender quién eres, y eso es lo más importante.
DL: ¿Algún pensamiento final?
AW: No. De ser escauteado, hasta firmar, pienso que hacemos lo que hay que hacer.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
De ser evaluado por los scouts, a ver tu nombre en la lista de los elegidos del draft, a negociar y firmar el contrato, ingresar a las filas del béisbol profesional es un proceso de etapas que no siempre es simple. La segunda escogencia de Boston este año, Alex Wilson, lo entiende tan bien como cualquiera. Un lanzador derecho de 22 años, Wilson firmó con los Medias Rojas un año después de mudarse de Winthrop University a Texas A&M antes que aceptar una oferta de los Cachorros , quienes lo habían drafteado en la décima ronda de 2008. Nativo de Hurricane, West Virginia, Wilson ha tenido un comienzo muy auspicioso, con una efectividad de 0.50, sólo ha permitido 10 imparables en sus primeros 36 innings en el profesional con los Spinners de Lowell de la temporada corta.
David Laurila: ¿Cómo te ha ido en el béisbol profesional? ¿Ha habido sorpresas?
Alex Wilson: En realidad no. Al ser alguién de cierta edad, esperaba ser ubicado en una programación estricta y eso es lo que ha ocurrido. Ha sido una gran experiencia para mí, el saber cual sería mi rutina de cada día, me ha dado buenos resultados. Sabía mucho de lo que iba a pasar. Muchos de mis amigos y antíguos compañeros de equipo han jugado béisbol profesional, por eso tenía una buena idea de cómo serían las cosas, el ajetreo diario y todo lo que escuchas al respecto. De todas formas hasta que llegas aquí, pienso que no entiendes lo que tienes que hacer, cada día, para mantenerte en forma y entender en que sistema te encuentras.
DL: Perdiste la temporada de 2008 por una operación de Tommy John ¿Dónde estaba tu desarrollo como pitcher al momento de lesionarte?
AW: En ese momento yo era un jovencito que lanzaba muy duro. Jugaba en una conferencia más pequeña, en una escuela D-1, donde podía destacar más que en Texas A&M. Por eso aprendí rápidamente después de la operación que esto no es un paseo, y que necesitas saber como lanzar más que tirar la piedra todo el tiempo.
DL: ¿Cuál fue el factor principal que te llevó a decidirte por Texas A&M antes que firmar con los Cachorros?
AW: Sabía que si no lograba lo que buscaba, regresaría a la escuela, y me sentía bien con eso. Trabajo para obtener mi grado universitario, eso fue un factor importante. Mis padres me habían aconsejado mucho y como las cosas no se dieron como esperaba con los Cachorros, fue una decisión fácil regresar a la universidad. Luego de la operación me sentía algo descontrolado, más mental que físicamente, con respecto a mi juego, y a menos que consiguiera ese contrato de 7 cifras que buscaba, estaba preparado para regresar a la universidad.
DL: En una entrevista anterior dijiste que te reconstruíste luego de la operación ¿Qué querías decir?
AW: Físicamente, estaba mucho más fuerte después de la operación, de la cabeza a los piés. No tanto mi brazo. Mi brazo siempre fue muy fuerte, es la mejor parte de mi cuerpo, pero mi torso, mis piernas, mis hombros, todo mi cuerpo mejoró con la operación.
DL: ¿Era el draft de junio de 2009 una meta especial de tu temporada en Texas A&M?
AW: No. Después de dejar pasar el draft del año pasado, me preocupé por eso todo el tiempo. Así que me propuse una cosa, para el segundo draft, me enfocaría más en los juegos y dejaría de lado los factores externos, porque ellos se resolverían por sí sólos. Sólo quería salir y jugar.
DL: ¿Hay algo cómo el pitcheo para prepararte para el béisbol profesional , en contraposición a salir allí y lanzar tu juego?
AW: Claro. Una vez que tienes el pitcheo incrustado en el fondo de tu intelecto, y piensas en eso todo el tiempo, es una distracción. Tienes que enfocarte, y preocuparte por eso. “Hey, esto es lo que necesito hacer ahora”. No importa lo que piense el scout de donde sea, que está sentado en la tribuna, observando. Necesitas hacer lo que haga falta para ganar, ahora. Me dí cuenta que mientras menos me preocupara por lo que pasara en la tribuna, mejor actuación tendría en el campo.
DL: Fuiste a un entrenamiento pre-draft en Fenway Park antes de ser drafteado por los Cachorros. ¿Entrenaste con otros equipos?
AW: No. Ese fue el único entrenamiento al que asistí. Sinceramente, lo hice porque iba para Cape Cod y se presentó el entrenamiento. Decliné invitaciones a Baltimore y Houston, porque eran sitios lejanos de mi ruta que no me convenían. Ambas fueran llamadas tardías, mientras que había estado en contacto con los Medias Rojas todo el año. Además que de haber ido a Baltimore y Houston mi familia y yo habríamos tenido que pagar todos los gastos. Eso excedía mis finanzas.
DL: Regresando al draft de 2008 ¿Esperabas que te seleccionaran los Cachorros o los Medias Rojas?
AW: Si, ellos eran dos de los tres equipos que estaban interesados, el otro eran los DiamondBacks de Arizona, de quienes también tenía un buen presentimiento. Entonces el draft llegó a la décima ronda donde los Cachorros me seleccionaron.
DL: ¿Qué me dices del draft de 2009? ¿De nuevo esos 3 equipos lucían como los destinos más probables?
AW: No consideré firmar el waiver de re-draft con los Cachorros, ellos no estaban para nada en mis planes de 2009. Tenía la corazonada de que sería seleccionado por: los Rojos de Cincinnati, Cerveceros de Milwaukee o Medias Rojas de Boston. Había hablado con sus scouts regularmente.
DL: ¿Por qué no firmaste el waiver de re-draft con los Cachorros?
AW: Quería que me respondieran algunas interrogantes sobre lo que ocurrió el año anterior y no fueron capaces de contestarlas. No quería estar en la misma situación dos años seguidos. Sentí que no se comunicaron bien conmigo.
DL: ¿Qué hay de tu comunicación con los Medias Rojas? ¿Su interés en ti para el draft de 2009 era el mismo que tenían en 2008?
AW: Era casi el mismo. Estuvimos en contacto todo el año, sabía que estaban interesados. Estuvieron en muchos de mis juegos, eso lo sabía. Fue uno de esos casos que manejaron muy profesionalmente. Ellos no vencieron al pelotón, no se unieron a la horda de scouts que venía a abrumarte con preguntas. Se sentaron a conversar conmigo cara a cara, me llamaron a mi celular. Querían saber que pensaba, no lo que los demás trataban de forzarme a decir.
DL: ¿Los métodos de los scouts de las distintas organizaciones variaron mucho?
AW: Si. Hubo una gran diferencia. Hubo una gran diferencia en la manera como cada uno adelantaba su trabajo. Tienes algunos tipos que sólo quieren abrumarte, abrumarte, abrumarte, para tratar de sacarte información. Pasé por eso varias veces, y no iba a caer en su juego. Cuando me llamaron para hablar cara a cara, estaba más dispuesto a conversar con ellos y dejarles saber de mi situación, y de lo que pensaba. Sentí que era más profesional de esa forma. Si, esto es un juego, pero una vez que ingresas al sistema, te das cuenta que esto tiene mucho de negocio.
DL: La mayoría de los jugadores elegibles para el draft dice que no les importa quién los seleccione, que sólo quieren una oportunidad de jugar béisbol profesional ¿Es eso cierto?
AW: Eso es verdad para algunas personas. Pero una vez que llegas a los tipos de perfil alto, ellos saben que serán seleccionados en algún momento, y les conviene tomar su decisión en las condiciones que más les convengan. Se que sobre eso no se tiene control total, pero hay algunas pequeñas cosas que puedes hacer para ayudarte.
DL: Los dos equipos que te draftearon, Medias Rojas y Cachorros, son franquicias historicas. ¿La historia y la mística influyen en la decisión, o todo lo define el dinero?
AW: No sé. Pienso que la historia y la mística pudieran tener algo que ver. Cuando era niño, era un gran aficionado a los Medias Rojas, eran los días de Nomar y todos los otros jugadores. Ver como la ciudad quería al equipo, aunque ellos seguían perdiendo, me hacia admirar todo aquello. Por eso siempre quise jugar con los Medias Rojas, en Fenway Park. He asistido a los juegos, la atmósfera allí es increíble. Es algo que espero vivir pronto como pelotero.
DL: Tu padre jugó brevemente con los Bengals de Cincinnati. ¿La posibilidad de jugar en la misma ciudad significó algo para ti cuando los Rojos mostraron algún interés antes del draft?
AW: No, pero mi antíguo entrenador de béisbol en secundaria es scout de los Rojos de Cincinnati, él hizo algún tipo de comunicación para mí, hizo que tomaran en cuenta mi nombre, y empezaron a seguirme un poco. La mitad de la familia de mi padre vive en el área de Cincinnati, hubiera sido como jugar en mi ciudad, pero las cosas no se dieron.
DL: ¿Qué pasó luego que tu nombre fue mencionado en el draft?
AW: Recibí una llamada que decía: “Hey, estaremos en contacto en pocos días para tratar de firmar un contrato y comenzar tu carrera tan pronto como sea posible”. Eso fue desde el area de los scouts. En cuanto al draft, les dije que si pasaba a la segunda o la tercera ronda estaría dispuesto a negociar rápido. Quería ir a jugar pronto, no quería perder este año por las negociaciones, como el primer año. Me llamaron de vuelta y me dijeron: “El dinero es limitado ¿Aceptarías eso?” Les dije: “Si. Está bien. Prefiero salir y empezar a jugar, el dinero vendrá cuando llegue a las Grandes Ligas. Si las cosas no funcionan, es una carga muy pesada de experimentar tanto para el jugador como para la organización. No es una gran experiencia. Por lo menos lo que viví con los Cachorros es algo por lo que no quisiera volver a pasar.
DL: ¿Había un agente involucrado en ese momento?
AW: Tengo un agente. Él manejó los detalles mínimos, como por ejemplo, como sería dividido mi bono, y el plan de incentivos de mi contrato. Pequeñas cosas como esas, de las que no tengo conocimiento formal. Eso me ayuda a iniciar mi carrera de la mejor manera, eso me ha ayudado, porque de todo lo que me tenía que preocupar era de jugar béisbol. El habló con el personal de finanzas y todo lo relacionado con eso, todo lo que tuve que hacer fue llegar a acuerdos y luego firmar el contrato.
DL: ¿Solicitaste asesoría de algunas de las personas que conoces en el béisbol, o confiaste por completo en tu agente?
AW: Tenía una idea de lo que podía pasar, pienso que cada jugador es diferente. Para mí todo tuvo mucho que ver con que había tenido una operación previa, tenía que conseguir que me consideraran completamente sano. Luego que eso ocurrió y supe que era capaz de jugar…digamos que me lesiono ahora. No perdería el bono de la firma porque fui considerado sano. Hay pequeños detalles con los que hay que ser bien claros. No quería tener que ver con eso, ni sabía como hacerlo, por eso mi agente se hizo cargo.
DL: ¿Te enviaron el contrato o viajaste a Boston para firmarlo?
AW: Me lo enviaron aquí, a Lowell, para firmarlo. Fue faxeado, lo firmé y lo envié por correo. Antes de firmarlo tuve que pasar todos los examenes de drogas, además del físico. Todo salió bien. Pude firmar y me convertí en elegible para jugar aquí. La prueba de drogas tomas de una semana a 10 días para salir, e incluye drogas callejeras y esteroides.
DL: La prueba de drogas ahora es un procedimiento de rutina en las Ligas Menores. No cuando firmas el contrato sino a lo largo de la temporada.
AW: Si. En realidad tuvimos una prueba de drogas aquí, ayer. Por eso siempre tienes que mantener una conducta estable. No puedes cometer desarreglos fuera de esas líneas, porque en algún momento serás sorprendido. Ellos nos dicen que seamos cuidadosos, que seamos inteligentes y no hagamos nada tonto, o terminaremos perdiendo todo lo que ganamos. Pero esto es como un tipo de regla no escrita, especialmente para chicos de la universidad que vienen de esa atmósfera de: “Que va, a mí nunca me van a sorprender”. Somos sometidos a pruebas de drogas todo el tiempo, hasta en sitios donde ni remotamente se piensa en eso.
DL: Regresando al proceso de escauteo, la mayoría de los equipos hacen que sus prospectos drafteados tomen pruebas psicológicas. ¿Las que tú tomaste eran del tipo standard o las variaron?
AW: Tomé 10, 12 o tal vez 15 pruebas psicológicas diferentes, no le encontré sentido a ninguna, pero pienso que logran la información que andan buscando. La mayoría eran parecidas, pero variaban un poco en las preguntas que hacían. Te pueden preguntar desde “¿Te gustaría ser un científico o un vendedor? Y me pregunto ¿que tiene que ver eso con el béisbol? No tengo idea, pero creo que eso los ayuda a entender quién eres, y eso es lo más importante.
DL: ¿Algún pensamiento final?
AW: No. De ser escauteado, hasta firmar, pienso que hacemos lo que hay que hacer.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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