sábado, 25 de octubre de 2014
Jake Peavy: Pablo Sandoval es casi tan oportuno como el Big Papi
21-10-2014
Michael Silverman
Kansas City, Mo. – La amplitud de la estatura de Pablo Sandoval no es un secreto para nadie.
Lo que se está convirtiendo igualmente obvio es en cuan buen bateador se ha convertido, especialmente la manera como ha asumido su protagonismo en estos playoffs.
Algunos miran a Sandoval y solo ven su cintura y la lectura en la balanza alrededor de los 125 kg.
Aquellos que conocen el ambiente del beisbol, ven algo más, ven a alguien más.
“No me importa que tipo de barriga tiene”, dijo su actual compañero de equipo y pitcher abridor de los Gigantes de San Francisco Jake Peavy. “Babe Ruth también la tenía. David Ortíz también la tiene”.
Por cierto, Peavy trajo el nombre de Ortíz por su cuenta.
Peavy fue compañero de Ortíz por cuatro meses la temporada pasada con los Medias Rojas, y se benefició de la reputación de grandeza de Ortiz en cuanto a ser oportuno en octubre, por lo que hizo en 2004 y 2007.
El tercer viaje de Sandoval a la Serie Mundial empieza esta noche (21-10-2014). Tiene una seguidilla de 23 juegos embasándose en juegos de post-temporada, record de la franquicia, y está bateando .326 en estos playoffs con .396 de promedio con gente en base.
A los ojos de Peavy, luego de 32 juegos de post-temporada en su carrera el tamaño de muestra del juego de Sandoval es más que amplio.
Que los Gigantes y quizás otros equipos puedan no querer firmar a Sandoval, quien se convertirá en agente libre, por más de tres años debido a preocupaciones por el peso, resulta tonto para Peavy.
“Pablo es un gran pelotero y yo he jugado con algunos grandes, grandes tipos, David Ortíz, el apropiado para lo dramático, probablemente el pelotero más oportuno con quien haya jugado, nadie es tan oportuno como ese tipo”, dijo Peavy. “Habiendo dicho esto, este muchacho es un segundo muy, muy cercano. Este tipo se revela en el gran escenario, en su mejor momento. Siempre le gusta estar en los grandes juegos. Observen la manera como este señor actúa en los grandes juegos”.
En el noveno inning del decisivo quinto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional fue Sandoval quien abrió el inning.
“Lo miré y dije, ‘Vamos, pasemos a la Serie Mundial’, él me miró a los ojos y dijo, ‘Me voy a embasar’” dijo Peavy.
Sandoval despachó sencillo frente al pitcher de Cardenales Michael Wacha, y como frecuentemente es sacado por un corredor emergente a la Ortíz, tuvo tiempo de buscar a Peavy en la banca un poco antes de que Travis Ishikawa bateara el jonrón de tres carreras que envió a los Gigantes a otro Clásico de octubre.
“Él no pudo esperar llegar al dugout luego que lo sustituyeran por el corredor emergente y dijo, ‘¡Te lo dije! ¡No te iba a dejar mal!’”, dijo Peavy. “Eso es especial, los tipos que juegan con esa pasión. Él es un jugador especial, no por casualidad se batean jonrones a Justin Verlander en la Serie Mundial. Revisen sus turnos al bate en el juego por el comodín ante Pittsburgh, contra los mejores pitchers que te quieren hacer out. Es un jugador especial que puede hacer a un equipo trascender al próximo nivel en la post-temporada”.
Dicho eso, no se puede confundir a Sandoval con Ortiz en lo referente a su actitud en el plato.
Ortiz es un bateador científico, un estudiante de los videos quien es conocido por su disciplina.
Sandoval no, su falta de disciplina en el plato ha sido comparada más de una vez con la que muchos piensan es su falta de disciplina en, bien, el plato.
Eso no lo molesta.
Él sale ahí a fajarse.
“Solo entro al cajón de bateo, no pienso en nada antes del juego, solo me relajo en el plato y hago lo que quiero hacer”, dijo Sandoval. “Si empezara a buscar lo que el pitcher me va a lanzar, no sé como reaccionaría. Solo me paro en el plato y veo que pasa.”.
“No sé porqué. He sido así toda mi carrera”.
Si Ortiz es conocido como un bateador paciente, ¿Cómo describiría Sandoval su estilo de bateo?
“No tengo estilo de bateo”, dijo. “Es reacción. Coordinación manos y ojos, eso es lo que diría”.
En vísperas de la Serie Mundial, Sandoval no quería hablar de su inminente libre agencia.
“No sé, veremos que pasa”, dijo Sandoval. “Me gusta mucho estar con mis compañeros. Disfruto jugar con ellos. Tengo siete encuentros más que jugar, no quiero hablar de mi último juego o algo parecido. Amo estar con los Gigantes, amo a mis aficionados, eso es todo lo que importa”.
Peavy estaba feliz de hacer de agente de Sandoval.
“Oigo que su peso podría ser un punto”, dijo Peavy. Si este invierno no hay 30 equipos interesados en Pablo Sandoval, cuestionaré cual es el objetivo de tu equipo. Este tipo es un campeón. Ha estado en la Serie Mundial en tres de cinco años. Miren los grandes batazos que ha dado. He jugado con este señor, sé lo que lleva al terreno de juego. Entiendo que hay equipos que ya tienen su tercera base regular, pero Pablo Sandoval es un jugador de Grandes Ligas. Este tipo no puede estar disponible. No puedes salir y encontrar este tipo de jugador”.
Sandoval es difícil de pasar desapercibido.
Desde la semana entrante, y quizás por largo tiempo por venir con los Medias Rojas o cualquier otro equipo sortario, él será imposible de ignorar.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 6 de octubre de 2014
Cincuenta años de aquella reaparición magallanera
Hacía ocho años que el buque de las emociones beisboleras había desaparecido de los mares de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional. Don Carlos Lavaud, agobiado por dificultades económicas y familiares, decidió arrendar el equipo al publicista Damián Gaubeka para la temporada 1955-56. De esa campaña se recuerda una importación de grandes expectativas por Rocky Colavito, quién abandonó el equipo por bajo rendimiento, Gale Wade y más adelante Norman Larker. Este par disputó el título de bateo hasta la jornada culminante de la temporada. Wade aventajaba a Larker .336 (220-74) por .331 (151-50). En el último juego Larker bateó de 5-3 y Wade de 3-1, lo cual inclinó la balanza para que Larker se coronara campeón de bateo con .340 puntos. Wade fue líder en carreras anotadas (44), imparables (75), bases robadas (22). Otra excepción fue Ramón Monzant quién lideró la liga por tercera ocasión seguida en victorias (10) y ponches (119).
Luego de una actuación muy lamentable, Magallanes terminó con marca de 22-30, y a la debacle económica, Gaubeka decidió terminar el contrato de arrendamiento y Lavaud entregó la franquicia a la liga pero se llevó el nombre “Magallanes” a sus gavetas.
Desde la temporada 1956-57(cuando terminan con marca de 23-29 en una temporada jugada a dos vueltas) aparecen los Indios de Oriente de la mano de Joe Novas y Johnny Cruz, dos publicistas que dirigían el circuito radial de los Industriales del Valencia.
La temporada 1957-58 se jugó en el formato interligas. Liga Central (Oriente, Caracas, Valencia, Pampero). Liga Occidental (Rapiños, Gavilanes, Centauros, Pastora). Clasificaban los dos mejores de cada liga a un play off todos contra todos. Luego había un segundo play off entre los tres mejores y de allí saldrían los dos finalistas. Amparados en el brazo de Ramón Monzant, líder en ponches (87) y victorias (9) empatado con el pitcher caraquista Charles Beamon, más el apoyo ofensivo de Camaleón García (.335 de promedio al bate, 20 empujadas); y del jardinero Ben Hamric (.286, colíder con 28 empujadas), Oriente recopiló marca de 22-19 para llegar segundo del campeón Valencia y clasificar al todos contra todos ante Pastora y Rapiños, en esa instancia llegaron últimos.
Oriente resultó campeón en la 1958-59 jugado en formato interligas con la Liga Occidental. El campeón y subcampeón de la Liga Central (Valencia y Oriente respectivamente) se enfrentarían en una semifinal igual que sus homólogos de la Occidental (Pastora y Rapiños). Los ganadores jugarían la final que definiría el representante venezolano en la Serie del Caribe. Oriente venció a Rapiños en siete juegos, amparados en el pitcheo de Jim Owens, Ramón Monzant, el refuerzo Werner Birrer y el receptor Allen Jones. Llegaron segundos en el clásico caribeño.
La temporada 1959-60 fue suspendida por una huelga de peloteros, Oriente ocupaba el cuarto lugar de la clasificación con marca de 14-14.
Fueron subcampeones en la temporada 1960-61 de la mano de Bob Gibson (7-10) y Carrao Bracho (11-4). Perdieron la final ante el Valencia.
Para la justa 1961-62 recalaron juevamente en la serie final en medio de una fenomenal campaña de Carrao Bracho (15- ), cargaron con la derrota ante Leones del Caracas.
En la temporada 1962-63; Novas y Cruz regresaron a la publicidad y la franquicia pasó a manos del empresario Rafael “Fucho” Tovar. En medio de una catatrófica campaña (5-25), de grandes pérdidas económicas, Tovar retiró el equipo del campeonato el 8 de enero de 1963.
Poco después aparece Antonio José “El Catire” Isturiz para cancelar la deuda de Bs. 85.000 del Oriente. Así se apoderó de la franquicia y le cambió el nombre por el de “Orientales”. También llamó a Alfonso Carrasquel como gerente general de un equipo que contaba con peloteros como Camaleón García, Luis Peñalver, Isaías “Látigo” Chávez, Oswaldo Blanco, Pelayo Chacón. Esta novena dejó marca de 21-29. Su manager fue George Genovese. Los puntos altos fueron el juego sin hits ni carreras de Mel Nelson quién venció 3-0 a los Leones del Caracas el 18-11-1963. Además de la centésima victoria de Carrao Bracho el 06-01-1964 al derrotar 5-0 a La Guaira, bateó de 4-3 con 2 empujadas.
Luego de innumerables de intentos por persuadir a Don Carlos Lavaud, el 23 de enero de 1964 el Catire Isturiz logró cerrar el trato mediante el cual consiguió los derechos para usar el nombre “Magallanes” y así regresaba a la liga. La temporada 1964-65 contaría con el regreso de los Navegantes del Magallanes para competir frente a Leones, Tiburones e Industriales.
El narrador deportivo Carlos Tovar Bracho, quién fue contratado como gerente general había asistido a Alfonso Carrasquel en la gerencia de Orientales.
Camaleón García y Jesús Chucho Ramos eran los únicos sobrevivientes de aquel Magallanes de la temporada 1955-56. Camaleón seguía activo, Ramos fungiría como coach. En el transcurso de la temporada, específicamente el 14-11-1964 llegó otro integrante del Magallanes de la 55-56, Leopoldo Chingo Tovar vino a Magallanes en un cambio que envió a La Guaira a Carrao Bracho.
El roster lo integraban: Isaías Látigo Chávez, Luis Peñalver, Carrao Bracho, Pelayo Chacón, Oswaldo Blanco, Nelson Castellanos, Eddy Díaz, Julián Ladera, Graciliano Parra, Vicente Luciani, el 30-11-1964 llegaron César Gutierrez, Domingo Carrasquel y Héctor Urbano procedentes del Caracas a cambio de Castellanos, Díaz y Luciani.
Para dirigir al equipo se contrató a George Sparky Anderson, sí, el mismo que luego fue campeón en Grandes Ligas como manager de los Rojos de Cincinnati (1975-1976) y Tigres de Detroit (1984).
La importación incluía a Dave Ricketts, Mike White, Gary Kolb, Jim McNight, Sherman Jones, Pat House, Malcolm Warren, y Joe Bonikowski. Luego vendría el valioso prospecto de los Rojos de Cincinnati Tommy Helms.
El 17 de octubre de 1964, Magallanes saltó al terreno para enfrentar a los Pericos del Valencia en el Estadio Cuatricentenario. Para el cierre del primer episodio, Carrao Bracho subió al montículo, Ricketts se agachó detrás del plato, Oswaldo Blanco se ajustó el mascotín de primera base, Mike White se ubicó a la derecha de la segunda base, Camaleón García se detuvo paralelo a la tercera base, Nelson Castellanos alisó el terreno de las paradas cortas con su pie derecho, Pelayo Chacón jugaba a mitad del jardín izquierdo, Gary Kolb cubría algo adelantado en el campo central con las manos en la rodilla, Jim McNight lanzaba unas pelotas hacia el bull pen desde la pradera derecha.
Aquel juego lo ganó Ken Sanders para los Pericos 6-2. Y aunque luego vencieron 9-2 al Caracas, después empezó una seguidilla de 13 derrotas que ocasionó el despido de Anderson el 16-11-1964.
Alfonso Carrasquel tomó el testigo en el timón del barco y el propio 17-11-1964 llevó al equipo a una victoria 2-0 versus Valencia, amparado en una gran labor monticular de Sherman Jones (4 hits).
El equipo siguió dando tumbos a lo largo de la temporada. Las luces más resaltantes las emitió Camaleón García al batear su imparable 900 en LVBP el 27-12-1964. Además de alcanzar el título de bateo con promedio de .394 en cerrada disputa con Victor Davalillo y Tony Curry.
Magallanes terminaba la temporada con marca de 13-37, mucha ruta por andar, para recuperar los pergaminos de los años ’50.
Alfonso L. Tusa C
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