viernes, 17 de febrero de 2017
La llegada de Juán José Ávila a la presidencia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. (LVBP)
Siempre me pareció que los cargos de más jerarquía en el organigrama de cualquier organización que agrupa varios integrantes, debían ser ocupados por individuos externos por razones de conflicto de intereses. Andando el tiempo empecé a observar ejemplos de organizaciones que empezaron a designar personas provenientes de su interior y me dije que de pronto ese era un reto adicional a tener que lidiar con los intríngulis naturales del cargo, demostrar que se puede ser lo más imparcial posible aún viniendo desde uno de los grupos que integran la institución.
El primer ensayo ocurrió con el señor Oscar Prieto Párraga y en líneas generales se puede concluir que su gestión fue satisfactoria con los aciertos de la comisión de ética, ajustes de calendario, pruebas de dopaje. Hay algunos puntos a discutir como que se premie a los equipos perdedores en la primera ronda de playoffs y la figura de la confiscación de los juegos. Pero la conclusión es que la gestión del señor Prieto Párraga demostró que si se puede administrar con justicia una institución viniendo desde la parcialidad de uno de sus integrantes.
Desde el momento cuando el sr. Prieto Párraga decide terminar su período al frente de LVBP y se asoma el nombre del señor Juán José Ávila como reemplazo, pensé que él reúne el perfil de atributos para tomar el testigo y seguir demostrando la imparcialidad aun viniendo desde intereses particulares. A la distancia he visto la trayectoria del señor Ávila en la organización Navegantes del Magallanes y he podido apreciar su paciencia, austeridad, entusiasmo, apertura, y mucha disposición a conciliar. Sus momentos más relevantes en la organización así lo indican. Primero como adjunto de Alfredo Guadarrama en el renacimiento magallanero de los años ’90, luego al asumir la presidencia de la junta administradora de la Fundación Magallanes y más recientemente en sus labores como Director del Salón de la Fama y el museo del beisbol venezolano.
Confío plenamente en que el señor Ávila continuará la ardua misión de mantener a LVBP como organización donde hay disposición para la justicia y el respeto mutuo. Por eso sugeriría al señor Ávila entre las prioridades a tomar en cuenta en su gestión, discutir la implementación de medidas para controlar la violencia en los estadios, hechos como el del tercer juego de la última serie final deben evitarse a toda costa, ciertamente sería pertinente considerar incluir la figura del juego confiscado lo cual le devolvería en buena parte la autoridad que deben tener los árbitros, por cuanto son los representantes de LVBP sobre el terreno de juego y no deberían esperar una llamada desde la liga para saber que decisión tomar ante un evento de violencia desbordada en un estadio, otra posibilidad de sancionar la violencia en los estadio pudiera ser el juego a puertas cerradas (uno o varios juegos completos de acuerdo a la gravedad de la falta) y eso también debería quedar debidamente normado y asentado en el reglamento de LVBP, para que llegado el momento los árbitros tomen la correspondiente decisión.
Por supuesto otro punto a discutir debería ser el que se siga premiando a dos de los perdedores de la primera ronda de playoffs. Solo los ganadores deberían avanzar a las fases sucesivas del playoff, en ese sentido habría que buscar una fórmula más justa.
Para finalizar es muy importante que en la serie final de los campeonatos de LVBP haya al menos un representante de la junta directiva en cada uno de los juegos, la importancia de la instancia decisiva del campeonato así lo amerita.
Alfonso L. Tusa C. 17-02.2017.
martes, 14 de febrero de 2017
Fred Lynn Recuerda 1975
Herb Creham. 20-02-2016. bostonbaseballhistory.com
El jardinero central de los Medias Rojas, Fred Lynn, tuvo la temporada más grande de novato alguno en la historia de las ligas mayores en 1975. Fred fue nombrado Novato del Año de la Liga Americana y Pelotero Más Valioso, y su excelencia defensiva le permitió ganar el guante de oro. El juego estelar de Lynn lideró a los Medias Rojas hasta el séptimo juego de la Serie Mundial.
Pero cuando le preguntan por su memoria más intensa de la excitante Serie Mundial de 1975 contra los Rojos de Cincinnati, él responde con solo una palabra: “Perdimos”. Luego continúa para decir: “Todos esos premios individuales son satisfactorios pero solo importan si ayudan a tu equipo a ganar”.
“Teníamos un gran equipo y de verdad pensé que ganaríamos. Yo había ganado la Serie Mundial universitaria tres años seguidos y ganamos la pequeña Serie Mundial en Pawtucket después de eso”, recuerda él. “Regresando hasta las pequeñas ligas, 1975 fue la primera vez que perdí una serie grande”.
Quedarse corto respecto al campeonato mundial fue duro de aceptar para Fred Lynn, pero aún recuerda con agrado la temporada de 1975. “Tuve grandes compañeros de equipo y llegamos más lejos de lo que todos pronosticaron. Tengo grandes memorias de esa temporada”, dice enfáticamente.
Atleta en todos los terrenos
Fredric Michael Lynn nació en Chicago Illinois, el 3 de febrero de 1952, y su familia se mudo al sur de California cuando él tenía un año de edad. Su primera memoria deportiva es jugar a lanzarse la pelota con su padre Fred a la edad de cuatro años. “Mi papá me enseñó a no tenerle miedo a la pelota”, dice él. “Mi padre me ayudó en todos los deportes y eso significó mucho. Él fue la influencia más grande de mi vida”.
Lynn destacó en futbol Americano, baloncesto y beisbol en El Monte High School, y los Yanquis de Nueva York lo seleccionaron en la tercera ronda del draft de beisbol de 1970. “Nunca consideré en serio la oferta de los Yanquis”, recuerda Fred. “Mi meta era ser la primera persona de mi familia que iba a la universidad y tenía varias ofertas atractivas de becas”.
Fred Lynn aceptó una beca de futbol americano de la University of Southern California. “Al crecer en el sur de California yo había aupado a varios grandes equipos de futbol americano de USC. Jugué futbol americano en ese primer año y también jugué beisbol con USC”, dice él.
Fred cambió su beca por una de beisbol antes de su segundo año. “Después que USC ganó la Serie Mundial universitaria en mi primer año, viajé con el equipo de Estados Unidos a los Juegos Panamericanos”, recuerda Fred. “Eso me dio la oportunidad de competir contra los mejores peloteros del mundo. Me di cuenta de que me iba bien y decidí enfocarme en el beisbol”.
USC repitió como campeones mundiales universitarios en el segundo año de Lynn y él fue seleccionado por los Medias Rojas de Boston en la segunda ronda de draft de 1973. Empezó su carrera profesional en New Britain (CT) y fue promovido al Pawtucket para jugar en la “Pequeña Serie Mundial” al final de 1973. Empezó la temporada de 1974 con los PawSox, y fue llamado en septiembre por los Medias Rojas, bateó .419 en 15 juegos.
Entrenamiento Primaveral de 1975
“No tenía la mínima idea de como nos iría en 1975”, dice Fred Lynn, al reflexionar sobre el entrenamiento primaveral de los Medias Rojas en Winter Haven, FL, en marzo de 1975. “Yo había llegado al equipo al final de 1974, y ellos estaban en su peor momento de la temporada. Así que no sabía que esperar”.
“Teníamos varios veteranos sólidos. Pero también teníamos muchos peloteros jóvenes como yo, Jimmy Rice, y Cecil Cooper”, dice él. “Hasta los muchachos quienes habían estado ahí como Dwight Evans (23) y Rick Burleson (24) eran jóvenes”.
“Una cosa que recuerdo claramente es que esa primavera nadie pronosticó la clase de temporada que terminamos teniendo. Se hablaba mucho de los Orioles. Y todos esperaban que los Yanquis compitieran”, recuerda él. “Pero nadie predijo que los Medias Rojas llegarían al séptimo juego de la Serie Mundial”.
¿Y cuales metas personales se fijó Fred Lynn para su año de novato? “Nunca me fijaba metas personales antes de la temporada. Ni en mi año de novato ni nunca”, insiste él. “Todo mi juego y mi enfoque giraba alrededor de ayudar a ganar a mi equipo. Así me enseñaron el juego, y no quería que me distrajeran las metas personales”.
Los Medias Rojas de Boston de 1975 tenían mucho talento en los jardines. Además de los novatos Lynn y Rice, el equipo tenía a Yaz, Bernie Carbo y Juan Beníquez en el jardín izquierdo, Rick Miller en el centro, con Dwight Evans y Tony Conigliaro en la derecha. Pero el juego fuerte de Fred Lynn en los juegos de exhibición del entrenamiento primaveral le permitió ganarse el puesto como jardinero central regular el día inaugural en Fenway Park contra los Cerveceros de Milwaukee.
Bienvenido al espectáculo
Fred Lynn se fue en blanco en sus dos primeros juegos de 1975, y después de calentar banco en los próximos dos juegos, bateó 24 imparables en sus siguientes 17 juegos. “Siempre me costó un poco arrancar en abril”, recuerda Fred. “Pasábamos seis semanas en la calidez de Florida y llegábamos al norte donde hacía frío”.
A finales de mayo, Fred Lynn estaba bateando .350 y los Medias Rojas tenían una ventaja de cuatro juegos en el este de la Liga Americana. “Jugar 15 juegos al final de la temporada de 1974 me ayudó mucho, me dio confianza”, dice Fred. “Y a medida que avanzó la temporada nuestro pitcheo mejoró”.
El 18 de junio de 1975, Fred Lynn le mostró a sus compañeros y a los aficionados que él era una fuerza a tomar en cuenta. Esa noche bateó un sencillo, un triple y tres jonrones, empujó diez carreras, en un triunfo 15-1 ante los Tigres de Detroit en Tiger Stadium.
“Me había ido en blanco la noche anterior, rompiendo una seguidilla de 20 juegos bateando imparables, así que fui temprano a tomar práctica de bateo adicional. Estuve enfocado toda la noche”, recuerda él. “La pelota más difícil que bateé en toda la noche fue el triple, el cual no fue mi cuarto jonrón por menos de 30 centímetros”.
“Terminado el juego, la mayoría de los peloteros regulares se había duchado y marchado, pero el resto de mis compañeros de equipo me llevó al restaurant más agradable de Detroit, Cuando entramos, no me dejaron sentar porque no tenía chaqueta”, ríe él.
El juego de los tres jonrones propulsó a Lynn a la escena nacional y ayudó a promover su selección para el Juego de Estrellas. “Estar en el equipo de las estrellas fue muy emocionante”, dice él.
“Mi padre y mi tío asistieron al juego, lo cual fue agradable. Recuerdo estar tan nervioso que apenas podía sostener el bate cuando bateé como emergente. Lo que más recuerdo es a Manny Sanguillén (cátcher estrella de los Piratas de Pittsburgh) acercarse para tocar mi uniforme y decir, ‘estás tan caliente que quiero ver si se me pega algo’”.
Segunda Mitad: 1975
Cuando se reanudó la acción luego del Juego de Estrellas, los Medias Rojas lideraban el este de la Liga Americana por cuatro juegos sobre los Yanquis de Nueva York. Cuando los dos equipos se enfrentaron en Nueva York para una serie de cuatro juegos el 25 de julio, los Medias Rojas habían incrementado su ventaja hasta ocho juegos.
Los rivales dividieron los dos primeros juegos y se enfrentaron el domingo en un doblejuego crucial ante 53.631 personas. Bill Lee mantuvo a los Yanquis sin anotaciones y los Medias Rojas llegaron con ventaja de 1-0 con un out al noveno inning, cuando Graig Nettles descargó un linietazo a lo profundo entre el jardín central y el izquierdo.
Fred Lynn había estado jugándole a Nettles entre el jardín central y el derecho y recuerda claramente lo que ocurrió. “Corrí tras la pelota, me zambullí, me deslicé, y me levanté con la pelota en el guante. Terminamos ganando 1-0, y sacamos de carrera a los Yanquis”.
¿Considera Lynn a esa acrobática atrapada la mejor de su carrera? “Fue una atrapada importante. Es lo que recuerdo de esa atrapada. Me sentía muy orgulloso de mi defensa, tanto como de mi bateo”, enfatiza él.
Los Medias Rojas se mantuvieron en el primer lugar del este de la Liga Americana por los restantes tres meses de la temporada. Pero hubo un juego de finales de temporada que sobresale para Lynn.
A mediados de septiembre, con Baltimore batallando por la corona del este de la Liga Americana, Luis Tiant venció a los Orioles y a Jim Palmer 2-0, para eliminar a los Orioles. “Jugar en el jardín central detrás de Luis era todo un reto”, recuerda él.
“Lo que más recuerdo es que en medio de su windup, Tiant me veía directamente. Eso me distraía un poco. ¡Solo me imagino cómo era eso para el bateador!” sonríe él.
Postemporada Histórica
Los Medias Rojas de Boston eliminaron a los grandes favoritos Atléticos de Oakland en tres juegos seguidos en la serie de campeonato de la Liga Americana de 1975. “Lo que más recuerdo”, dice Fred, “es lo bien que jugó cada quien”. Lynn, quién bateó cuatro imparables en la serie de campeonato, prosigue, “Tuvimos muy buen pitcheo y bateo de casi todos”.
Despues de su sorprendente campeonato en el este de la Liga Americana, y su inesperada barrida de los Atléticos, los Medias Rojas eran considerados como batacazo contra la Gran Maquinaria Roja de Cincinnati. “Pareció que fuimos subestimados toda la temporada”, dice Lynn.
La competencia de siete juegos ante los Rojos es considerada una de las Series Mundiales más emocionantes de la historia. Joe Morgan y Pete Rose por los Rojos y Carlton Fisk por los Medias Rojas son los héroes más recordados, pero Fred Lynn también fue un factor importante. Fildeó impecablemente y despachó siete imparables, incluyendo el jonrón de tres carreras que le dio a los Medias Rojas un ventaja tempranera en el épico sexto juego de Fenway Park.
Fred Lynn puede ser recordado mejor en la Serie Mundial de 1975 por una atrapada espectacular que casi hizo en el quinto inning del sexto juego. Ken Griffey, padre, bateó una línea entre el jardín central y el izquierdo con dos Rojos en base ante la cual Fred saltó pero no pudo alcanzarla. Luego de chocar contra la pared, Fred cayó en la zona de seguridad.
Cuarenta años después Fred recuerda, “Yo estaba apenas consciente y por un minuto no podía sentir mis piernas”. En su palco detrás del plato, el dueño de los Medias Rojas, Tom Yawkey, se volteó hacia el gerente general Haywood Sullivan y le dijo, “Hay que acolchar esa pared”.
Fred Lynn Hoy.
El pasado 5 de mayo, Fred Lynn y 25 de sus compañeros de equipo de los Medias Rojas de Boston de 1975 fueron homenajeados en una ceremonia para conmemorar el cuadragésimo aniversario del campeonato de la Liga Americana. Vestidos con el uniforme de 1975, los peloteros fueron presentados ante la multitud y trotaron hacia sus antiguas posiciones antes del juego de esa noche contra Tampa Bay.
Entrevistado inmediatamente después de la ceremonia, Lynn dijo, “Esa fue una agradable acogida de la multitud. Los aficionados de los Medias Rojas son grandiosos. Fueron maravillosos cuando jugué aquí y aún lo son.
“Y fue divertido reencontrarme con todos mis antíguos compañeros de equipo. No había visto algunos de ellos en cuarenta años”, dice él. “Todo en esta reunión ha sido maravilloso”.
Hoy Fred Lynn y su esposa Natalie viven en su hogar de mucho tiempo en Carlsbad, Ca. Fred regresa a Boston seis o siete veces al año y es una imagen familiar en la Legends Suite de Fenway Park. “Disfruto mucho al regresar y conversar con los aficionados”, dice él.
Fred tiene dos hijos grandes, Jason y Jennifer, de un matrimonio anterior. Y tiene tres nietos: Tyler, 16, Hayden, 12, y Carter, 5.
Al reflexionar sobre sus siete temporadas con los Medias Rojas, Fred dice, “De verdad disfruté mi tiempo en Boston y especialmente disfruté los aficionados. Sabías que ellos apoyaban al equipo en las buenas y en las malas”.
“Y los aficionados de los Medias Rojas son los más conocedores de todos”, insiste él. “Podían tomarla contigo si no actuabas bien, pero lo aceptabas como pelotero”.
“Lo que más recuerdo de los aficionados de los Medias Rojas es su intensidad. Pienso que no aprecié de verdad su enfoque hasta que jugué para otros equipos y no contaba con eso. Como profesionales siempre hay que estar preparados, pero la intensidad de los aficionados de Boston facilitaba que te mantuvieras alerta en el juego”.
“¡Gracias aficionados de los Medias Rojas!”
FRED LYNN EN 1975
CATEGORIA NUMERO POSICIÓN LA
Carreras Anotadas 103 1ro.
Dobles 47 1ro.
Slugging % .566 1ro.
On Base + Slugging .967 1ro.
Promedio de Bateo .331 2do.
Extra Base Hits 75 2do.
Carreras Empujadas 105 3ro.
PREMIOS
Novato del Año de la Liga Americana
Pelotero Más Valioso de la Liga Americana
Guante de Oro
Todos Estrellas
Fuente: www.baseball-reference.com
Acerca de Herb Crehan
Herb Crehan está en su temporada 22 como colaborador y ha escrito más de 125 artículos para la Red Sox Magazine. Ha escrito tres libros sobre los Medias Rojas, incluyendo The Impossible Dream 1967 Red Sox: Birth of Red Sox Nation, el cual fue publicado en noviembre de 2016, y contribuyó en otros cinco. Él habla frecuentemente acerca de la historia de los Medias Rojas en el area de Boston. Es el editor de esta página web, la cual está dedicada a la preservación de la historia del beisbol de Boston.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 13 de febrero de 2017
Reflexiones en la bodega del buque: Manager y pitcheo.
Cada vez que termina una temporada de beisbol, comienza lo que los dueños de equipo llaman la temporada pasiva, y puede llegar a ser tan exigente como el campeonato activo, por todas las discusiones, decisiones, desde donde se producirá la planificación que dará lugar a la nueva versión del equipo. Haciendo un ejercicio de imaginación me he propuesto acercarme a lo que pudiese estar ocurriendo en las oficinas del buque magallanero con miras a la temporada 2017-18. El primer punto a resolver recae en el manager del equipo. Aparentemente la decisión se reduce a Omar Malavé, quien terminó la temporada anterior al sustituir a Carlos García y también se ha asomado el nombre de Ramón Hernández. Ambas opciones lucen apropiadas, aunque particularmente me inclino por la opción de Hernández, porque es hora de empezar a darle oportunidades a nuevos talentos en al arte de dirigir un equipo de beisbol y Hernández ya ha tenido experiencias como coach de banca de los Tiburones de La Guaira y hasta llegó a dirigir el equipo durante un lapso de la temporada pasada. Este es un asunto que debería resolverse a la brevedad posible porque incide directamente en la estructuración del equipo desde cualquier punto de vista.
El manager es quien determina las características del equipo, con cuales peloteros desea contar, que tipo de importación es la más adecuada y como será la programación de las prácticas previas a la temporada, toda esa logística debe ser coordinada con mucha anticipación para estar bien claros y enfocados en el objetivo.
Luego está el punto del pitcheo, la razón fundamental del beisbol. En esta ocasión, lo es mucho más debido a las grandes fallas que presentó en el equipo tanto en el pitcheo abridor como en el de relevo. Se debe planificar desde ayer con cuales lanzadores se puede contar para la temporada 2017-18, el punto clave de esta planificación es conseguir una mayoría de lanzadores que permanezca con el equipo la temporada completa. En ese respecto en Magallanes deberían tener en cuenta repetir a Mitch Lively, Ariel Jurado y Alex Sanabia, además de considerar a Jared Mortensen, y a Brad Bergesen. En cuanto a los criollos deben tocar varias puertas. Se debe saber desde muy temprano si Antonio Senzatela, Johander Mendez, Ismael Guillón, Erick Leal, Felix Doubront, , estarán disponibles para la venidera temporada y en base a eso planificar junto a las posibilidades de Yender Cáramo, Greyfer Eregua y Henry Centeno entre otros para armar la parte criolla de la rotación de abridores.
En cuanto al bullpen, debería considerarse los nombres de Amalio Díaz, aunque su actuación de la temporada anterior no fue la mejor, José Flores, Carlos Alvarado, Edgar Ibarra, Julio Vivas, José Mijares, Luis Martinez, Deolis Guerra.
En cuanto al resto de los lanzadores importados, se debe realizar una exhaustiva labor de búsqueda en las ligas independientes (o la mexicana de verano) de lanzadores dispuestos a reforzar el equipo por toda la temporada, o al menos en tres cuartas partes de la misma, ejemplo: el pitcher cubano (Jorge Martínez ) que trajo Cardenales de Lara en la temporada anterior.
Alfonso L. Tusa C. 12-02-2017
martes, 7 de febrero de 2017
Mirando a César Cedeño en retrospectiva. Astros Daily.com
La mayoría de los aficionados de los Astros han olido la historia de César Cedeño. Si no lo han hecho, necesitan que alguien se las cuente. Cedeño irrumpió en las grandes ligas en 1970 como un prospecto de 19 años de edad supremamente talentoso de quien todos pensaron que iba a tomar la liga por asalto. Para 1972, era sin dudas el mejor pelotero de la Liga Nacional y parecía en camino de convertirse uno de los grandes de todos los tiempos.
Cuando Leo Durocher asumió como manager en 1972, catalogó a Cedeño como “el próximo Willie Mays”. Ese fue de hecho un gran elogio, y las expectativas por Cedeño fueron más altas que donde sus sorprendentes podían llevarlo. Él sufrió por algunos problemas personales, nunca desarrolló el poder de jonronero que se esperaba, y eventualmente dejó el juego como un ejemplo de potencial no alcanzado.
Esa es una evaluación incorrecta de Cedeño. Mientras es cierto que él no se convirtió en el próximo Willie Mays, nadie lo ha hecho. Como ocurrió a muchos otros excelentes bateadores de Houston (Wynn, Morgan, Watson, Cruz), los números ofensivos de Cedeño fueron suprimidos en el paraíso del pitcheo que era el Astródomo. Pero Cedeño fue muy bueno, el historiador de beisbol y sabermétrico Bill James, lo clasifica como el vigesimoprimer mejor jardinero central de todos lo tiempos. Esa es una buena clasificación para cualquier pelotero, hasta para alguien quien se suponía debía ser el próximo Willie Mays.
El artículo que sigue fue escrito por John Wilson y apareció en la edición del 19 de agosto de 1972 en The Sporting News. Fue escrito cuando Cedeño se estaba estableciendo como una estrella y es una excelente lectura acerca de los detalles del ascenso de Cedeño a la prominencia.
Cesar Cedeño…¿La próxima Super Estrella?
John Wilson.
Houston, Tex., Henry Aaron y Roberto Clemente tienen 38 años de edad. Willie Mays tiene 41. Las arenas del tiempo se derraman inexorablemente. Solo Clemente se las ha arreglado para burlar la manifiesta erosión de las una vez magníficas destrezas.
Estos eran los super jardineros de la Liga Nacional de su era, “super” usado en el sentido clásico y restrictivo. Otros eran excelentes. Pero estos eran colosos.
¿Quién los reemplazará? La posibilidad número 1 es César Cedeño, el dominicano dinámico de Houston. Cedeño ya puede ser el mejor jardinero de la Liga Nacional.
Esa posibilidad fue sugerida en una conversación de palco de prensa hace pocas semanas. Ha habido alguna tendencia a pensar en Cedeño en términos del futuro, principalmente porque no ha existido ninguna estrella rutilante de los jardines de 21 años en los últimos años.
Pero en ese día particular, después que Cedeño había hecho una jugada excepcional, robado una base y despachado un jonrón, alguien dijo, “Ese muchacho va a ser el mejor jardinero de la liga en poco tiempo”.
¡Él ya puede ser el mejor!
Y alguien replicó, “Nombra a alguien que sea mejor hoy, o mejor justo ahora”. La respuesta, después de pensarla un momento fue, “Clemente”.
“Tal vez”, concedió la primera persona. Pero en este momento, Cedeño aventaja a Clemente en todas las categorías ofensivas.
Billy Williams de Chicago, probablemente sea mejor bateador que Cedeño ahora. Pero César se recupera bastante con su corrido de bases (33 bases robadas al momento de escribir esto) y es superior con el guante, con un brazo más potente.
Que Cedeño haya llegado a ser una estrella genuina se comprobó en una encuesta de The Sporting News de los jugadores respecto a sus opciones para ir al juego de estrellas. Cedeño lideró los jardineros de la Liga Nacional en votos, al ser nombrado en 167 de las 257 tarjetas, 11 más que Clemente.
Naturalmente, Cedeño, quién terminó séptimo en la votación de los fanáticos, fue llamado al equipo por el manager Danny Murtaugh. Cesar conectó imparable en su primer turno al bate en un juego de estrellas.
César dijo que no estaba disgustado porque los fanáticos no lo hubiesen escogido para la alineación abridora. Él dijo, “Algun día muchos años después, ellos dirán, ‘Ellos escogen a Cedeño para el juego de estrellas todos los años, es hora de darle oportunidad a alguien más’”.
Elogiado por Clemente.
Clemente dijo que Cedeño tiene más talento que cualquiera que haya llegado a la liga en esta época. Pero piensa que Cedeño no debería ser llamado “el otro Clemente”, como se ha hecho a menudo.
“Pienso que eso no es bueno para él”, dijo Clemente. “Cuando yo llegué, no me gustaba que me comparasen con otros peloteros”.
Cedeño estuvo de acuerdo: “No quiero ser un segundo Clemente, , prefiero ser el primer Cedeño”, dijo él. Esa fue una declaración citada por primera vez por el scout de los Tigres, Jack Tighe, quien como la mayoría de los scouts de grandes ligas siempre termina hablando de Cedeño cuando observa a los Astros.
El scout de Baltimore Jim Russo, llamó a Cedeño “el mejor jugador joven del beisbol”.
La comparación de Cedeño con Clemente es natural debido a que sus estilos son similares. Ambos tienen poder, pero batean la pelota hacia todos los lugares del terreno y no son jonroneros. El tope de Clemente en una temporada fue 29. Cedeño tenía 15 luego de 99 juegos este año.
Un Perro caliente Colorido
Clemente y Cedeño juegan con agresividad, le ponen todo al juego. Ambos han sido acusados de “perros calientes”.
Pero Maury Wills, de los Dodgers de Los Angeles, probablemente puso eso en perspectiva el año pasado. “Cuando un pelotero como Cedeño está en el lado contrario, es un perro caliente” dijo el experimentado campocorto. “Cuando está de tu lado, él juega duro y es colorido”.
“Clemente y Cedeño son los dos peloteros más excitantes del beisbol de hoy”, dijo el manager de Houston Harry Walker, quién los había dirigido. “Sea atrapando la pelota, o lanzándola, o corriendo las bases. o bateando, ellos lo hacen todo y con calidad. Cuando ellos están jugando, siempre estás en ascuas esperando que algo ocurra. Ellos hacen que ocurran cosas”.
Cedeño tiene un brazo fuerte, aunque no tan poderoso y preciso como el de Clemente, al cual muchas personas del beisbol consideran como el mejor de todos los tiempos. El joven dominicano es de complexión espigada. Clemente señaló que él es más pequeño. “Él va a ser más grande”, dijo Roberto. “Cuando llegue a su madurez completa, va a ser corpulento”.
Ante ese comentario, Cedeño rió. “Que va, nunca seré tan corpulento”, dijo él. “Si lo fuera, podría golpear ese anuncio de Texaco”, dijo señalando la publicidad ubicada en lo más alto detrás del pabellón de asientos del Astrodomo.
El opuesto de Hank Aaron.
El estilo de Cedeño es opuesto al de Aaron. Hank solo hace el trabajo. Ha hecho lo excepcional como si fuese rutina. Fue esa falta de ostentación junto al hecho de no jugar en uno de los grandes centros de comunicación lo que retrasó la llegada del verdadero reconocimiento para Aaron.
Aaron reconoce la habilidad de Cedeño. Cuando le preguntaron quién fue el último pelotero con tanta habilidad en llegar a la liga, Aaron simplemente dijo, “Yo”.
Cedeño firmó con los Astros en octubre de 1967, por un bono de 3.000 $. Esa figura parece sorprendentemente pequeña para un pelotero con talentos tan destacados. Pero los grandes bonos son para los peloteros quienes han establecido sus credenciales bajo el escauteo intensivo.
El bono de 3.000 $ de Cedeño fue grande en sus circunstancias. Fue el resultado de una decisión sobre la marcha del scout de Houston Pat Gillich, un juicio probablemente tan bueno como cualquiera que haga si trabaja como scout otros 30 años.
Cedeño era un joven de 16 años de edad de Santo Domingo quién ni siquiera tenía una reputación en República Dominicana. Gillich y Tony Pacheco recorrían las islas en el otoño de 1967 cuando se detuvieron a ver un juego en Santo Domingo.
Tarjeta de Scout Superada
“Notamos a este muchacho y nos gustó la manera como se movía, sus acciones y tamaño”, dijo Gillich. “Lo vimos lanzar y luego lo vimos entrar a batear y despachar un imparable y volver a batear y soltar otro petardo. Decidimos que lo queríamos mirar. Despues del juego, acordamos que él fuera con nosotros y otros peloteros a San Pedro, a unas 60 millas de distancia, para una práctica el lunes en la mañana”.
La práctica en San Pedro fue planificada para escapar de ser visto por otros scouts, debido a que el Caribe es territorio abierto y no está supeditado a las reglas del draft que aplican en Estados Unidos.
Gillich descubrió que los Cardenales ya habían hablado con Cedeño y le ofrecieron 500 $, luego 700 $, luego 1000 $, pero su padre se había opuesto a dejarlo firmar. “Él no quería que yo jugara beisbol sino que fuera a la escuela”, dijo César.
Despues de la práctica en San Pedro, Gillich y Pacheco decidieron que querían a este joven. Fueron al hogar de Cedeño al final de esa tarde. El scout de los Cardenales, mientras tanto, había regresado a Estados Unidos pero quedó en regresar a Santo Domingo para ver jugar a Cesar.
Gillich se enfrascó con el viejo Cedeño, al ofrecer 1.200 $, luego pasó a 1.500 $. La discusión había avanzado cierto tiempo cuando uno de los informantes dominicanos de Gillich llegó a la puerta y dijo que el scout de los Cardenales iba en camino para allá. “Me dijo que el scout estaría allí en 15 minutos”, dijo Gillich.
Una Rápida Decisión
Gillich tomó una rápida decisión. Fue donde Mr. Cedeño y dijo, “Terminemos esto. Le daré 3.000 $”. El viejo Cedeño aceptó.
Cuando Gillich salió por la puerta del frente con el contrato en la mano, el scout de los Cardenales salía de su carro. Gillich sostuvo el contrato y dijo, “Llegaste unos minutos tarde”.
Cedeño tenía 17 años de dad cuando bateó .374 en 36 juegos en Covington en la Appalachian League. Fue llevado a Cocoa en la Florida State League y bateó .256 en 69 juegos. El año siguiente jugó la temporada completa en Peninsula en la Carolina League y bateó .274.
Los Astros lo catalogaron como prospecto, pero no al tope de la lista. Él era solo un joven pelotero con posibilidades. Los Astros pensaban lo suficiente en Cedeño y lo enviaron a la Florida Instruccional League.
Ahora tenía 18 años de edad, y su habilidad explotó de pronto. Los scouts de otros equipos regresaban de Florida con reportes de que un muchacho de Houston llamado Cedeño era el mejor jugador de la Florida Instruccional League. Cedeño entonces fue a la liga invernal dominicana y continuó su juego sensacional.
Los Astros habían planeado ubicarlo en la pelota AA en 1970, pero decidieron enviarlo a Oklahoma City en la categoría AAA. Una de las personas de las ligas menores de Houston dijo, “Yo no lo pondría en Oklahoma City”.
“¿Muy rápido para él? Le preguntaron.
“No, Cedeño es muy bueno para la AAA”.
Lo fue. En 54 juegos en Oklahoma City, Cedeño bateó .373, empujó 61 carreras, bateó 14 dobles, nueve triples, 14 jonrones y robó nueve bases.
Los Astros, que habían empezado 1970 con grandes esperanzas, habían dado tumbos por 2 meses y medio. Y aunque los Astros odiaban romper la fantástica temporada que tenía Cedeño en Oklahoma City, y aún temían apurarlo, decidieron llamarlo.
Sensación Inmediata
César tenía 19 años de edad y empezó a jugar en el jardín central como el pelotero más joven de las ligas mayores. Bateó .310 en 90 juegos, descargó siete jonrones, empujó 42 carreras, principalmente como abridor de la alineación, y robó 17 bases.
Como pelotero de segundo año, Cedeño solo bateó .264. Despachó 10 jonrones. Pero lideró el equipo en carreras empujadas con 81. Y comandó la Liga Nacional en dobles con 40.
Lo cual nos trae a 1972.
El 2 de agosto, contra los Rojos de Cincinnati en el Astrodomo, Cedeño completó un extraño logro, al batear la escalera, un sencillo, un doble, un triple y un jonrón en un juego.
Era el juego 99 de los Astros y Cedeño lideraba la liga en bateo cpn promedio de .353. Había anotado 71 carreras, conectado 24 dobles, 5 triples y 15 jonrones, y había empujado 49 carreras como segundo bate. También había estafado 33 bases y jugado brillantemente en el jardín central.
El manager de los Rojos, Sparky Anderson, dijo, “Cedeño es el mejor pelotero que he visto este año. Si Houston lo ganara, él sería el jugador más valioso”.
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Houston, Tex.—Cuando Cesar Cedeño era adolescente, a su padre no le gustaba que perdiera el tiempo jugando beisbol. Diogenes Cedeño tenía una tienda pequeña en Santo Domingo y quería que Cesar lo ayudara a él y a la señora Cedeño en el hogar.
Pero la madre era aliada de César. Ella lo dejaba ir a jugar beisbol cuando se suponía que debía ayudarla en casa. La señora Cedeño hasta le compró un guante y unos zapatos de beisbol sin que el padre supìera.
Ahora Diogenes Cedeño es el orgulloso padre de la estrella más nueva y excitante del juego. Está planeando su primer viaje a Estados Unidos pronto, para ver jugar a Cesar. El señor Cedeño ahora es capataz en una fábrica de uñas en Santo Domingo
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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