miércoles, 24 de octubre de 2018
Donald Eddy, aquel zurdito de los Navegantes del Magallanes en la temporada 1969-70, fallece a los 71 años de edad.
Donald “Don” Eugene Eddy, 71, de Rockwell falleció este míercoles 10 de octubre, en su hogar, rodeado de su familia, luego de una breve batalla con el cáncer pancreático
Don nació el 25 de octubre de 1946 en Mason City, hijo de Lorraine y Elmer Eddy de Swaledale. Asistió a la Rockwell-Swaledale High School, y se graduó en 1965. Destacó en baloncesto y beisbol. Sigue siendo líder anotador de baloncesto en la historia de esa escuela secundaria.
Luego cumplió el servicio militar en su país y al regresar retomó su carrera en el beisbol profesional.
El 10 de septiembre se casó con su novia de la secundaria Marilyn Jane Losee. Tuvieron dos hijos, Trent y Travis Eddy. Marilyn falleció el 6 de abril de 1978. En 1980, él conoció una viuda, Bernadette Hanna y su hijo, Charlie. Se casaron el 2 de mayo de 1981 y unieron sus familias.
Particularmente recuerdo mucho a Don Eddy por su actuación con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1969-70. En esa ocasión el vino a reforzar a los Navegantes hacia finales de temporada, me parece que sustituyó a Dick Baney en la rotación de abridores.
Este serpentinero venía de una excepcional campaña (1969) con el Appleton de clasificación A de la Liga del Medio Oeste. Allí participó en 24 juegos, de los cuales completó diez, mientras se mantenía sobre el morrito por espacio de 164 episodios, aceptó 134 inatrapables, concedió la primera gratis en 41 ocasiones, logró ponchar hasta 140 rivales, recibió 53 carreras, sólo 33 merecidas. Redondeó una efectividad de 1.81 (líder del circuito), ganando 18 juegos (líder de la Liga) y perdiendo sólo tres, con un porcentaje de ganados de .857 (número 1 de la Liga). Ese mismo año, en esa misma Liga y jugando en el mismo Appleton, Bart Johnson (a), fue líder en ponches con 200. Y en una Liga AA, jugando para el Elmira, Mike Corkins (b) lanzaba un no hit-no run ganándole 2-0 al Manchester. Eddy había debutado en el béisbol organizado durante la temporada de 1966, en la Liga del estado de Florida (A) con el equipo de Deerfield Beach-Winter Haven. Entonces salió al campo en 16 juegos, completó 8 de ellos, se mantuvo lanzando por espacio de 100 capítulos. En ellos lograron conectarle 71 incogibles, en 43 ocasiones pasó por bolas al contrario, pero se desquitó abanicando 86, lograron mancillarle el plato en 31 oportunidades, 23 de las cuales fueron de manera merecida. Todo esto reflejó una efectividad de 2.07, con 4 ganados y 8 perdidos.
En 1967 estuvo cumpliendo el servicio militar y en 1968 tuvo una campaña muy fugaz con el Duluth-Superior de la Liga del Norte (A) donde sólo lanzó por espacio de 15 innings, ganando un juego, perdiendo otro, con una efectividad de 3.60.
Quizas los dos juegos de Eddy con Magallanes son los que transcribo a continuación.
La víspera de aquel día de reyes de 1970 el buque magallanero venía con las velas un tanto desgarradas, luego de sufrir los embates de una ruta tormentosa que lo llevó a transitar por un sendero de hasta seis fracasos en los últimos siete desafíos.
Entonces llamaron a Donald Eddy para que tratara de remendar aquellos trozos de tela que presagiaban un final no muy agradable para la expedición de aquella campaña. Y Eddy salió a cubierta para enfrentarse a Oscar Zamora, la opción que eligieron los Cardenales de Lara en pos de continuar volando alto hacia la clasificación. El lanzador crepuscular se mantuvo infranqueable en la lomita por espacio de 7 capítulos en los cuales se batió con todo su arsenal contra el serpentinero del barco en un duelo de una intensidad emocional indescriptible por la dificultosa situación que embargaba al Magallanes. Una temporada mágica -97- En el octavo episodio la dirigencia larense decidió traer a lanzar al estelar zurdo Jim Shellenback, a fin de garantizar una mayor efectividad monticular. Pero desde la nave tronaron los cañones cuando después de dos outs, Jesús Aristimuño soltó sencillo y luego se robó la segunda, y después de que bolearan a “Chico” Ruiz se apareció Gustavo Gil con otro petardo al centro que sirvió para remolcar todo el respaldo que necesitaba Eddy para alcanzar aquella ansiada victoria. Lara presionó en el noveno luego de dos outs, mediante tubey de Arcia y boleto a Domingo Carrasquel; sin embargo, todo concluyó al dominar al emergente Ken Sanders con roletazo por el short. Los cascos de los caballos de los reyes magos resonaron amplificados en las claraboyas del barco: habían venido a traer por adelantado uno de los regalos más apreciados por todo el personal de la nave que ahora tomaba un segundo aire muy importante en aquella cruenta batalla clasificatoria.
El otro juego ocurrió en plena serie final ante los temibles Tiburones de La Guaira.
Una de las mejores actuaciones de Eddy se dio en plena batalla definitoria por el campeonato, cuando en una final netamente marina le tocó encaramarse en el montículo para lidiar con unos Tiburones que venían dispuestos a todo, puesto que habían perdido el primer desafío de la serie. Ese 31 de enero de 1970, la tarde sabatina y valenciana se aprestó a alojar un intenso duelo de lanzadores contra Larry Jaster. Desde el barco no lo pensaron mucho y en el tercer acto decidieron atacar al escualo, para lo cual Dámaso Blanco entró en circulación con balazo silbante al centro. El propio Eddy se encargaría de arrimarlo hasta la segunda con toque de sacrificio para que luego se apareciera Hiraldo “Chico” Ruiz con un oportuno inatrapable que traería a Dámaso hasta la goma con la única rayita que hizo falta en el partido. El joven lanzador estadounidense no se inmutó ante los pergaminos de una alineación contraria repleta de insignes chocadores como Ángel Bravo, Graig Nettles, Remigio Hermoso , Ramón Webster, Paul Casanova y Víctor Davalillo. Desde el mismo primer inning se fajó como los grandes y cuando llegó la hora de hacer el balance, con la caída del out veintisiete, resultó que Eddy continuó la cadena de arepas que había iniciado el día anterior Orlando Peña. La seguidilla había llegado a 18 entradas sin permitir a los “salados” anotar carreras. El zurdito completó su labor con siete abanicados, sólo regaló 2 boletos a la inicial y únicamente en par de ocasiones recibió imparables. Como paradoja tenemos que sólo bateadores zurdos como Webster, quien en el segundo episodio logró dar sencillo a la izquierda luego de dos outs, y Davalillo, mediante línea que pasó por encima de la cabeza del campocorto en la séptima entrada, lograron descifrar los envíos de Eddy.
Ya en 1970 se mandó una aceptable actuación con el Tucson de la Liga de la Costa del Pacífico AAA. Allí tomó acción en 34 encuentros, pero sólo se mantuvo en la lomita por 59 episodios, para ganar 10 desafíos y perder 4. Llegó a recibir hasta 41 imparables. Otorgó 21 veces la inicial por descontrol, recetó 36 ponches, le marcaron 10 anotaciones, nueve de las cuales fueron limpias, para redondear una atractiva efectividad de 1.37 que le permitió un llamado al equipo grande de los Medias Blancas de Chicago en la parte final de la campaña. En Chicago se tomó un café que le duró 7 juegos, donde lanzó en 12 entradas, no tuvo decisión y su efectividad fue de 2.25.
En 1971 comenzó la temporada con los Medias Blancas con los que estuvo en 22 encuentros, pero sólo pudo lanzar 23 innings, aceptó 19 inatrapables, regaló 19 bases, ponchó a 14, le hicieron 6 carreras, todas limpias, para redondear una efectividad de 2.35 y un record de 0 ganados y 2 perdidos. Luego fue bajado a la AAA de la costa del Pacífico y de ahí en adelante las cosas no fueron de lo mejor.
En nuestro béisbol jugó con Magallanes (69-70) y Águilas del Zulia (70-71). En la campaña 69-70 actúo en 9 desafíos, inició 2, completó 1, ganó 2, perdió 1. Se mantuvo en el montículo durante 25,2 innings, recibió 26 imparables, aceptó 7 carreras limpias, ponchó 13 contrarios, concedió 14 boletos. Su efectividad 2,45.
Una vez terminada su carrera beisbolera, Don regresó a su hogar. Trabajó muchos años para Lang Distributing. Luego pasó los últimos 28 años en empleos de ventas de carros, primero con Price Motors y terminó su carrera con Schukei Chevrolet al retirarse en 2012. Era un vendedor amigable y honesto, con un gran corazón y un apretón de manos que muchos aun recuerdan.
Don amaba a su familia en primer lugar. Luego muy de cerca venía el beisbol y luego el golf. Compitió en muchos torneos de golf con amigos cercanos, sus hijos y amigos, por muchos años.
Si Don pudiera dejar un mensaje para la posteridad, sería que cada quien se asegurase de decirle a sus seres queridos que los ama, todos los días.
Esta nota apareció en su página de baseballalmanac.com:
“Una de las principales razones de que nuestros Medias Blancas hayan tenido una agradable arrancada esta temporada (1971) fue el por encima del promedio pitcheo de relevo de un excelente prospecto joven, Don Eddy. Cuando fue usado consistentemente, respondió bien, pero al usarlo esporádicamente, tuvo dificultades. Eddy fue enviado al equipo filial de Tucson mientras pitchers no tan buenos, inexplicablemente permanecieron en el equipo grande. Reconozcan el talento en el sistema de ligas menores de los Medias Blancas y úsenlo. Traigan de vuelta a Don Eddy”. The Chicago Tribune (22-07-1971, Sound Off, Sports Fans, Section 3, Page 3).
Alfonso L. Tusa C.
Fuentes:
Una temporada mágica. Alfonso Tusa. LVBP. 2006.
Baseball-almanac.com
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