El jardinero de los Rojos de Cincinnati, conceptuado como el mejor prospecto del béibol amateur en USA durante el draft de 1999, se repuso del vicio y finalmente llegó a las Grandes Ligas a los 25 años. Comenzó la temporada en la banca pero los Rojos no encuentran manera de sentarlo desde que largó 5 cuadrangulares en sus primeros 28 turnos al bate. Lidera el club en jonrones y bateaba .288 al comienzo de la semana.
Pudo haber sido lanzador, su recta fue cronometrada en más de 90 mph. Pero cambió de opinión cuando los Manta Rayas lo firmaron. “Pensé que era más fácil la transición de bateador a pitcher que viceversa.”
Hamilton estuvo a punto de suicidarse entre 2003 y 2005 debido a su adicción. Tocó fondo en octubre de 2005 cuando llegó a la casa de su abuela a pedir ayuda. Había perdido 20 kilos. Dejó a su esposa Katie por tres meses. La abuela, Mary Holt lo adoptó y entre las delicias de su comida levantó el autoestima de Hamilton. Veían los juegos de Grandes Ligas por TV y le decía: “Si esos muchachos pueden jugar a ese nivel tú tambien puedes”.
Cincinnati obtuvo a Hamilton de los Cachorros de Chicago en diciembre pasado. El Gerente General supo que el manager Jerry Narron fue entrenador de Hamilton en sus días de secundaria y que su hermano Johnny Narron lo dirigió en una Liga de Verano. Los Rojos contrataron a Johnny para fortalecer la recuperación de Hamilton.
Hamilton sabe que las tentaciones siempre están ahí. Por eso evita los minibars y su habitación está cerca de Johnny Narron. Dice que se siente a gusto con la sobriedad, la espiritualidad y el béisbol. Sabe que habrá personas que lo invitaran a beber alcohol y ya sabe lo que les va a decir.
Ciertamente Hamilton tiene una segunda oportunidad. “Considerando todo lo que consumí, no hay razón por la que debería estar aquí. Agradezco a Dios todos los días”.
Alfonso L. Tusa C
Fuente: Stan McNeal. TheSportingNews
domingo, 6 de mayo de 2007
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