Terence Moore. MLB. Com
Los Piratas están evolucionando hacia lo que fueron en el pasado en la Liga Nacional, y eso es impactante, especialmente si se reside cerca de los ríos Allegheny, Monongahela y Ohio. Esta es la situación: Este grupo de Pittsburgh nunca fue tan prolífico como pareció al comienzo del verano, y no es tan deficiente como lo ha sido recientemente.
Lo que significa esto es…
Bien, que todos deben calmarse. Los Piratas aun así merecen más sonrisas que bostezos, y definitivamente no deben generar desencanto. Ellos son mucho mejores que sus predecesores que tuvieron marcas negativas en las últimas 18 temporadas. Esa seguidilla es la más larga en la historia de los deportes profesionales de Norteamérica.
Esa seguidlla terminará esta temporada, por cierto, para crédito de los Piratas, ellos quieren más que terminar por encima de .500.
“Esperábamos ganar. Esa era la meta de todos, terminamos el entrenamiento primaveral con la actitud de: ‘Vamos a ver que pasa’”, dijo el jardinero central de los Piratas Andrew McCutchen. “Queríamos ganar muchos juegos, por eso para nosotros no fue sorpresa cuando empezamos a hacer las cosas bien desde el comienzo. Sabíamos que venía un cambio”.
“Esto es algo para lo que nos preparamos, sabíamos que si salíamos a dar lo mejor de nosotros, podíamos ser el equipo sorpresa que la gente piensa que hemos sido”.
Hablando de vidrios resbalosos y hadas madrinas, cuando los Piratas estaban en plena ebullición hace dos semanas cuando no había señales de crisis, le hice una pregunta al catcher Michael McKenry, entre los muchos en ese clubhouse rociados con polvo mágico.
Quería saber, si los Piratas podrían hacer que el reloj diera la medianoche más tarde que temprano.
“Nosotros esperamos lo mejor cada noche”, dijo McKenry, de manera precisa y segura, en unos días cuando los Piratas lideraban la división central de la Liga Nacional. “Somos muy optimistas de lo que podemos hacer y de lo que podemos manejar, y vamos a salir a practicar nuestro estilo de juego cada noche”.
Ding-dong, ping-dong. La medianoche está muy cerca de los Piratas. Y todo lo que se necesita saber es que los Cachorros son tan frágiles como lo demuestran por estos días. Aún así, atacaron lo suficiente esta semana para ejecutar una barrida en Pittsburgh por primera vez desde que Dwight Eisenhower fue presidente.
Hablamos de hace 52 años.
Así, que aún cuando los Piratas pasarán este fin de semana recibiendo a los irregulares Padres de San Diego, eso no necesariamente es razón de tranquilidad para los Piratas.
También hay que considerar, que después que se vayan los Padres, los Piratas viajarán a San Francisco y Milwaukee respectivamente, para enfrentar lideres divisionales. Después de eso, los Piratas tendrán 13 juegos seguidos ante rivales de la división central: los Cardenales, los Rojos y los Cerveceros.
Después de eso, el resto de esos “dings” y “dongs” terminarán sonando para hacer que este buen cuento pierda su magia.
¿O no?
“Creo que la gente está pujando por nosotros, porque es una historia legítima”, dijo Clint Hurdle, quién pasó sus primeros días como manager de los Piratas trabajando en cambiar la mentalidad derrotista de su nuevo equipo. Triunfó. “Esto tiene el potencial de ir de la pobreza a la riqueza, de últimos a primeros, de malo a bueno. Es todas esas cosas. Es una de esas historias que capturan la atención. Te motiva”, dijo.
“Lo he sentido, por la cantidad de atención que hemos tenido de los medios.. Es la diferencia en los juegos que ha sido programados, con los cambios de horarios”.
En julio, por cierto, los Piratas estuvieron en un juego televisado nacionalmente un lunes por la noche en ESPN por primera vez desde el 13 de mayo de 2002. Están programados para aparecer en un juego sabatino de Fox a finales de mes en lo que será su primer juego como home club televisado nacionalmente en siete años.
De acuerdo al USAToday, las mediciones de los canales locales de radio y televisión de los Piratas han subido en más de 40%, y los periódicos han reportado que las ventas de mercancía relacionada al equipo han subido en más de 45%. La asistencia en casa de los Piratas no ha aumentado desde que se mudaron al PNC Park en 2001. De hecho, sólo dos equipos en las Grandes Ligas han experimentado un aumento en la venta de taquilla que los Piratas.
Hurdle lo dice moviendo la cabeza, “Lo sientes en nuestro parque. Y en realidad se ven más artículos de los Piratas cuando estamos de gira. Un aficionado me agarró en el estadio de Atlanta, yo ni lo conocía, y me mostró sus gorras de los Steelers y los Piratas. Le dije, ‘Si. Muy bien. Estamos en la pelea hombre”.
¿Que los Piratas están en la pelea dices? Están en proceso de quedar por encima de la mediocridad por un buen rato.
Jason Bay. Jose Guillen. Xavier Nady. Nate McLouth. Freddy Sanchez. Jack Wilson. Aramis Ramirez. Jason Kendall. Son algunos de los peloteros talentosos que los Piratas han dejado ir durante su ruta a la infamia. En contraste, la fecha límite de cambios llegó y se fue de Pittsburgh esta temporada, y los Piratas no sólo adquirieron al veterano toletero Derrek Lee, tampoco dejaron ir a nadie que tenga que ver con su futuro.
Los Piratas tienen al segunda base Neil Walter y McCutchen en un orden de bateo que no tiene nada que ver con los días de Clemente y Stargell, pero es un comienzo. Lo mismo ocurre con un emergente cuerpo de lanzadores, liderado por el abridor Jeff Karstens con una de las efectividades más bajas de la liga, y Joel Hanrahan, su maravilloso cerrador.
Los Piratas también tienen suficientes prospectos impresionantes para llenar los huecos y mantenerse en la lucha por los próximos años.
Con esto no se quiere decir que los Piratas no estén enfocados ahora.
“Ha sido una bonita historia, en verdad”, dijo Hurdle. “Pero cuando salimos a ganar un juego, damos todo lo que tenemos”.
Últimamente no ha sido suficiente.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
viernes, 19 de agosto de 2011
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