Paul Post. The New York Times. 30-07-2011
Kampala, Uganda. Felix Barugahare no tiene idea de lo que es una tienda de artículos deportivos. Juega con un guante prestado y hace swing con un bate de alguien más, y hay bastantes probabilidades de que sus zapatos de béisbol sean los primeros que usa.
Felix es un segunda base del equipo de Pequeñas Ligas Rev. John Foundation, el primer equipo africano en clasificar para la Serie Mundial de Pequeñas Ligas. Pero las aspiraciones de éxito internacional de los jugadores fueron borradas este viernes 29 de julio de 2011 cuando les fueron negadas las visas para viajar a Estados Unidos. El Departamento de Estado dijo que algunas de las solicitudes de visa presentaban registros de nacimientos que “varios padres admitieron han sido alterados para hacer que algunos peloteros parezcan más jóvenes de lo que son en realidad”.
Es un triste final para una historia inspiracional de un programa incipiente para niños pobres quienes esperaban cotejar sus destrezas ante los mejores equipos del mundo. Más frustrante para Uganda es que por segundo año seguido, cuando parecía que el camino estaba abierto para llegar a South Williamsport, Pa., donde se realiza el torneo, este ha sido bloqueado por adultos tras puertas cerradas antes que por niños en el campo de juego.
Muchos de los chiquillos del equipo de la fundación viven en hogares atiborrados de personas con varios núcleos de su familia, subsisten con tan poco como 100 dólares mensuales. Algunos no tienen padres. Y cuando cuando los hay, a menudo son analfabetas, lo que dificulta la verificación de lo asentado en el certificado de nacimiento y complica las entrevistas con el Departamento de Estado.
Al decir “lo que ocurrió averguenza a nuestro pais”, Godfrey Mabirizi, el vicepresidente del Consejo Nacional Deportivo de Uganda, reconoció ante Associated Press el sábado 30 de julio, que en el futuro el consejo verificaría las edades de los peloteros y los documentos. También dijo que el consejo investigaría y castigaría a los responsables si se comprobara que hubiesen mentido sobre la edad de los peloteros.
Debido a la apariencia de los muchachos, hay algo de misterio sobre el porqué se han decidido por el pasatiempo nacional de los Estados Unidos.
“Porque hay futuro en el béisbol”, dijo Felix, a quien llaman Abooki y empezó a jugar hace cuatro años cuando su tio lo llevó a un terreno donde los niños jugaban béisbol.
Felix vive en una casa de una habitación, dividida por una cortina, en un area de Kampala llamada Nsambya. Comparte la habitación con otras cinco personas, incluyendo a su abuela, quien está enferma. Tiene sólo una muda de ropa: pantalones cortos de jeans, una franela azul y una gorra negra que nunca se quita. Para llegar al terreno de juego, camina por un estrecho sendero que separa las filas de apretujadas casas de una habitación, la mayoría hechas con ladrillos, otras con barro.
Como los niños y adolescentes de cualquier lugar, Felix está motivado por una complicada mezcla de necesidades emocionales actuales y sueños futuros.
“Ahora me conoce mucha gente”, dice. “Quiero seguir jugando y llegar a las Grandes Ligas, pero si no puedo, quiero ser árbitro. A través del béisbol, he hecho muchos amigos. Para mí el béisbol es mejor que el fútbol. En el béisbol, puedo ser conocido en Uganda. En el futbol, solo juegas”.
Uganda ha tenido pocos héroes deportivos internacionales, probablemente porque los recursos para el entrenamiento son escasos. Futbol, boxeo y carreras de aliento son los principales deportes. Algunos ugandeses han ido a los Juegos Olímpicos, y uno, Moses Kipsiro, ganó las carreras de 5000 y 10000 metros en los Commonwealth Games de Nueva Delhi del año pasado.
Sin embargo, en poco tiempo, el béisbol ha empezado a cautivar la imaginación de los jóvenes, en parte por el incentivo de competir internacionalmente.
La Serie Mundial de Pequeñas Ligas, el pináculo del juego organizado infantil, comenzó en 1947 con sólo equipos de los Estados Unidos. En los años cincuenta se agregaron equipos de México y Canadá. En los ’60 el torneo creció para incluir a Europa y Asia. El formato actual de 16 equipos, que incluye 8 conjuntos internacionales, fue adoptado en 2001. Este año el campeonato está programado para empezar el 18 de agosto.
Ivan Matoyu, un pitcher que es el mejor jugador de Uganda, dijo que había estado preparándose para visitar a los Estados Unidos.
“Quiero ver como viven los norteamericanos”, dijo.
Para Ivan, el béisbol es la oportunidad de una vida mejor. Sus padres se separaron cuando el tenía 3 años. Entonces su padre murió y su madre se volvió a casar y lo dejó con los padres de ella. Su abuelo, quien murió el año pasado, era el cuidador del terreno de un campo de rugby donde se realizaban las prácticas de béisbol.
“Los muchachos jugaban béisbol en el campo adyacente a la casa”, dijo Ivan. “Me gustaba el juego y empecé a practicar”.
Ahora su abuela, Deziranta Namigadde, quién tiene alrededor de 50 años, es su único sostén. Ellos, dos muchachas adolescentes y un muchacho de escuela primaria, viven en una choza de hojalata de aproximadamente 2 metros y medio de diámetro, que antes era un depósito de herramientas. La casa es oscura y estrecha. Carece de tela metálica que impida el paso de los mosquitos, posibles transmisores de la fiebre amarilla o malaria.
Los otros niños son familiares de Ivan, aunque él los llama sus hermanos y hermanas. Él es el único que duerme en su propio colchón. Los baños están en una estructura separada aproximadamente a 20 metros de la choza. Los niños van a sacar agua de un pozo.
Ivan ya tiene una idea de las puertas que puede abrir el béisbol. A los 6 años, fue a Japón con un grupo llamado JIGA, el equivalente japonés de los Cuerpos de Paz, el cual provee implementos de béisbol en paises en desarrollo.
Mientras Felix es extrovertido, Ivan es reservado, hasta que pisa el diamante, donde inmediatamente se destaca.
“Me gustaría ser jugador de Grandes Ligas”, dice. “Quiero lograrlo practicando duro”.
El beisbol de Pequeñas Ligas fue introducido en Uganda hace ocho años por Richard Stanley de Staten Island, un copropietario del equipo filial AA de los Yanquis, Trenton Thunder.
Stanley, de 68 años, ha invertido más de 1.5 millones de dólares de su propio dinero para extraer diamantes de esmeralda de las ricas tierras de Uganda, incluyendo un complejo de 40 acres en Mpigi, a 20 millas al oeste de Kampala, la capital.
Visitó el país por primera vez mediante un programa de desarrollo económico de las Naciones Unidas. Fundó el primer equipo infantil en Kampala en 2005.
Aunque el beisbol ha ganado terreno aquí rapidamente, solo 200 niños en el pais juegan en las Pequeñas Ligas. Los principales obstáculos son la falta de implementos y entrenadores.
En contraste con los Estados Unidos, aquí los padres simplemente no están involucrados. La mayoría de los entrenadores son hombres jovenes veinte o treintañeros, como Kyria Aron Jacob.
"Los niños aquí tienen que explicarles el juego a los padres", dijo Jacob. "Ellos reciben muy poco apoyo, y algunas veces, los padres obligan a sus hijos a dejar de jugar beisbol. Pero estos niños han desarrollado visión y esperanza para sus vidas a través del beisbol, y la mayoría de ellos sueña con jugar en las Grandes Ligas.
En los últimos dos años, entrenadores del Global Envoy Program de MLB han realizado campamentos de dos semanas para jugadores de todas las edades en el complejo de Mpigi, el cual está al final de una larga, sucia y accidentada carretera con pequeñas plantaciones de banana y casas de ladrillo sin ventanas.
Los niños se levantan temprano, entrenan todo el día y se quedan para jugar caimaneras después que terminan las lecciones formales. Ellos hablan inglés, Uganda es una antigua colonia británica, a la cual Winston Churchill llamó la perla de África debido a sus verdes y atrayentes paisajes.
“¡Buena carrera!” un jugador gritó mientras su compañero corría hacia primera base.
“¡Buum! Era una afirmación de algo bueno, un buen batazo o una gran jugada defensiva.
Stanley viaja a Uganda varias veces al año para supervisar los juegos, construir estadios y reunirse con oficiales gubernamentales, cuyo apoyo es necesario para el programa de expansión.
Uganda, que iba a jugar su primer juego en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas contra Canadá el 19 de agosto, clasificó al ganar el torneo regional de Africa y el Medio Oriente el mes pasado contra Arabia Saudita, que había ganado la zona durante los últimos 11 años. El torneo se realizó en Kutno, Polonia, para evitar el intenso calor del Medio Oriente.
La victoria pareció una reivindicación. Un año antes en el mismo torneo, Uganda venció a Arabia Saudita en una competición de todos contra todos, pero una derrota ante Kuwait y una regla de desempate malinterpretada en detrimento de Uganda, el criterio era el menor número de carreras por inning lanzado, dejó al equipo fuera de la final regional.
Este año, Uganda llegó ganando 6-1 al último inning del juego por el campeonato. Los sauditas llenaron las bases con dos outs, y un elevadito inofensivo que debió significar el final del partido cayó entre el shortstop y el tercera base. Después de una serie de tiros malos, los tres corredores anotaron, el bateador llegó hasta tercera con la potencial carrera del empate en el plato. Pero el próximo bateador entregó el último out con roletazo al cuadro, Uganda ganó 6-4 y se desató una gran celebración en el campo.
“Me siento bien por haber vencido a los sauditas y porque somos el primer equipo africano en ir a los Estados Unidos”, dijo Felix.
Los jugadores seleccionados para jugar con el equipo de Uganda proceden de programas de Pequeñas Ligas de Kampala, Jinja, Mugazi y Soroti, aproximadamente 100 millas al norte. En mayo, los trasladaron a Mpigi.
“Los programas individuales no tienen calendario formal de juegos”, dijo Stanley. “Para clasificar a los torneos, los equipos tienen que jugar por lo menos 12 juegos organizados. Por eso los trajimos aquí. Todos ellos jugaron de 14 a 15 juegos en 10 días.
La Serie Mundial de Pequeñas Ligas debió haber sido el primer paso hacia su meta final: enviar peloteros a las Grandes Ligas, como República Dominicana, Corea del Sur y Japón.
“El mundo sabrá del beisbol africano”, dijo Jacob antes que el Departamento de Estado anunciara su decisión. “Esto pondrá a Uganda en el mapa del beisbol mundial”.
Desafortunadamente para los ugandeses, por lo menos por este año, ese talento no será apreciado por el mundo.
“Un niño puede ignorar su fecha de nacimiento”, dijo Stanley. “Ellos no tienen tortas ni helados”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
miércoles, 3 de agosto de 2011
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