lunes, 23 de noviembre de 2015
Larry Jaster, el maestro de los Dodgers.
19-10-2012. Frank Jackson. The Hard Ball Times.
En la historia del beisbol, siempre hay actuaciones que desafían los pronósticos. Cualquier día, un bateador mediocre puede tener un gran juego contra un pitcher élite, o un pitcher mediocre puede dominar a un toletero.
Más difícil de explicar es el fenómeno de ciertos lanzadores quienes habitualmente dominan a ciertos equipos. Un pitcher estrella que domina a un equipo débil no sorprende a nadie, pero cuando un pitcher relativamente oscuro domina a un equipo poderoso, entonces hay que prestar atención.
No hay discusión con el hecho de que los Yanquis fueron el equipo dominante de la Liga Americana desde 1955 hasta 1961, al ganar el banderín cada año a excepción de 1959. Aún así durante ese período, ellos fueron tratados con rudeza por Frank Lary, un pitcher de los Tigres quien tuvo marca de 27-10 contra ellos durante esas temporadas.
El éxito de Lary voló en la cara de los pronósticos, pero durante el período de su dominio sobre los Yanquis, él fue uno de los mejores pitchers de la Liga Americana. Durante ese período 1955-1961, lideró la liga en victorias (117), juegos completos (115), innings lanzados (1799,2) aperturas (242), y bateadores enfrentados (7569). Ganó 21 juegos en 1956 y 23 en 1961. En 1958, su mejor temporada contra los Yanquis, tuvo marca de 7-1 contra ellos.
Despues de 1961, Lary estuvo plagado con lesiones en el hombro. Los próximos cuatro años, tuvo marca de 11-23 con los Tigres, Bravos, Mets y Medias Blancas. Se retiró a los 35 años.
Así que podemos decir que Lary fue un buen pitcher quien fue grande cuando lanzaba contra los Yanquis. Él sobreactuaba, pero no mucho. La N y la Y intercaladas parecían motivarlo a lanzar mejor.
Así ¿cuantas motivaciones necesitaríamos tomar en cuenta para Larry Jaster de los Cardenales, quien lanzó cinco blanqueos contra los Dodgers en 1966? Yo no llegaría tan lejos como para decir que él salió de la nada, pero probablemente pareció de esa forma para los fanáticos de los Dodgers.
Jaster hizo su debut en septiembre de 1965, así que todavía era novato en 1966. Su futuro lucía brillante luego de tres victorias en juegos completos en septiembre de 1965 y una efectividad de 1.61. Esto había sido inesperado, porque su registro con los Oilers de Tulsa AA había sido 11-13 con 3.09 de efectividad.
En 1966, los Dodgers ganaron el banderín mientras los Cardenales terminaron con 83-79, bueno para el quinto puesto en una liga de diez equipos. Sacando los cinco juegos que lanzó Jaster, los Dodgers tuvieron marca de 10-3 contra los Cardenales. Así que los Dodgers no fueron dominados por Nelson Briles, Al Jackson, Ray Washburn, ni siquiera por Bob Gibson.
Los cinco blanqueos de Jaster lo igualaron en el liderato de la liga con Jim Bunning, Jim Maloney, Larry Jackson, Bob Gibson y Sandy Koufax. El último, en particular, estuvo formidable, comandó la liga en juegos completos y triunfos (27), efectividad (1.73) y ponches (317). Fue otra temporada de premio Cy Young para Koufax. Tambien fue su última temporada, aunque nadie lo sabía en ese momento.
Afortunadamente para Jaster, cada vez que el subió al montículo contra los Dodgers, nunca tuvo que enfrentar a Koufax. Eso no significa que los pitchers con quien rivalizó fueron fáciles presas. Estos son los detalles de cada juego:
Blanqueo No. 1 – 26 de abril, cinco hits, victoria 2-0 ante Claude Osteen en Dodger Stadium.
Blanqueo No. 2—3 de julio, 3 hits, victoria 2-0 ante Don Drysdale en Dodger Stadium.
Blanqueo No. 3 – 29 de julio, cinco hits, victoria 4-0 ante Don Dryadale en Busch Memorial Stadium.
Blanqueo No. 4 – 19 de agosto, cinco hits, victoria 4-0 ante Claude Osteen en Dodger Stadium.
Blanqueo No. 5 – 28 de septiembre, cuatro hits, victoria 2-0 ante Don Sutton en Busch Memorial Stadium.
Todos los pitchers que él derrotó fueron oponentes meritorios. Drysdale y Sutton están ambos en el Salón de la Fama. Drysdale tuvo un año bajo (13-16 con efectividad de 3.42) en 1966. Algunos especularon que su famosa huelga dual con Koufax esa primavera lo había afectado. Sutton estaba en su año de novato (12-12 con 2.91 de efectividad), y Claude Osteen estaba a mitad de camino en una carrera de 18 años en la cual tuvo casi 400 decisiones (196-195). En 1966, tuvo marca de 17-14 con 2.85 de efectividad.
No tener que haber enfrentado a Koufax fue una ventaja para Jaster, pero pienso que eso no desmerita lo que él logró esa temporada. Cuarenta y cinco innings de blanqueo en una temporada contra cualquier equipo es noticia resaltante aún si el equipo es sotanero. En 2012, por supuesto, cinco blanqueos habrían puesto a Jaster al tope de la lista de MLB. De hecho, sus seis juegos completos lo habrían puesto al frente de esa categoría con Justin Verlander.
Contra el resto de la Liga Nacional en 1966, Jaster no estuvo ni de cerca impresionante. Sacando las victorias y los innings lanzados de sus conquistas ante los Dodgers, tuvo marca de 6-5 con 4.64 de efectividad.
Jaster apareció cuando el pitcheo era el nombre del juego, y los Dodgers no eran ni de lejos la fuerza ofensiva que habían sido en años pasados. Los Dodgers de 1966 batearon .256, el promedio de la liga, pero luego de eso estuvieron por debajo del promedio. Fueron octavos de la liga en carreras anotadas con 606, superando solo a los Cardenales y los Mets. Ellos empataron a los Cardenales en el octavo lugar en jonrones con 108, superando solo a los Mets con 98. Fueron blanqueados doce veces además de sus careos contra Jaster.
Un pitcheo destacado mantuvo a los Dodgers en la pelea y al final les significó el banderín; con solo la producción promedio de carreras, ellos podían ganar el banderín.
Aquel banderín de la Liga Nacional de 1966 llegó al último fin de semana de la temporada, cuando los Dodgers se encontraron en Filadelfia, necesitaban solo una victoria para asegurar. El viernes en la noche, Chris Short de los Filis logró su victoria 19, al vencer a Claude Osteen, 5-3. El juego del sábado fue suspendido por lluvia, lo cual ocasionó un doble juego el día siguiente.
En el primer juego, Chris Short regresó en relevo para llevarse su vigésimo triunfo luego que los Filis anotaron dos carreras en el cierre del octavo inning para alcanzar una victoria 4-3. En el segundo juego su compañero Jim Bunning estaba fajado por su victoria 20, pero su rival era Sandy Koufax, regresando de un corto descanso, había vencido a los Cardenales 2-1 el jueves previo, un día después del blanqueo final de Jaster. Koufax emergió victorioso con margen de 6-3 y los Dodgers enfilaron hacia casa para enfrentar a los Orioles en la Serie Mundial.
Si Koufax no hubiese ganado ese juego, los Dodgers hubiesen terminado con marca de 93-68. Los Gigantes habrían tenido que jugar un juego de reposición contra los Rojos para ver si podían empatar a los Dodgers, y si lo hubiesen hecho, habría un playoff contra los Dodgers. Así que la victoria de Koufax le ahorró un dolor de cabeza a los Dodgers.
Te puedes imaginar la euforia de los Dodgers luego de la disputada victoria final en Filadelfia. No tengo que imaginarla, la vi en persona. Junto con otras 23.214 almas, asistí a aquella doble cartelera final en 1966. La euforia, sin embargo fue efímera.
Si no recuerdas la debacle de los Dodgers en la Serie Mundial de 1966, puedes haber oído de ella. Los Orioles de Baltimore habían terminado nueve juegos por delante de los Mellizos para conseguir el primer banderín del equipo, pero aún eran el batacazo.
Los abridores de Baltimore despacharon a los Dodgers en cuatro seguidos. Los pitchers de los Dodgers no se derrumbaron, mantuvieron a los Orioles en diez carreras limpias y un promedio de bateo de .200. Pero las dos carreras que los Dodgers marcaron en el tercer inning de su primer juego terminaron su anotación en la Serie. Jim Palmer, Wally Bunker y Dave McNally lanzaron tres blanqueos seguidos en los juegos del segundo al cuarto. Los Dodgers batearon para .142 en la Serie, y sus 33 innings en blanco fue un record de Serie Mundial. ¿Habían los Orioles contratado a Jaster como coach de pitcheo honorario o que?
Los Dodgers debieron haber ponderado que su destino hubiera sido diferente si ellos hubiesen sido capaces de manejar a Larry Jaster. Su último blanqueo el 28 de septiembre dolió de verdad. Si ellos hubieran asegurado al banderín antes del último día de la temporada, pudieron haber comenzado la Serie con Koufax, lo cual les aseguraría que él pudiera regresar en el cuarto juego. ¿Hubiese hecho eso una diferencia? El resultado pudo haber sido el mismo pero al menos no hubiesen sido humillados.
El éxito de los Orioles fue el primero de una corrida de apariciones en la Serie Mundial desde finales de los años ’60 hasta comienzos de los ’80, pero para Larry Jaster, no hubo segundo acto. Había tenido su pico en su año de novato. En 1967 y 1968 tuvo marcas de 9-7 y 9-13.
Los Cardenales no lo protegieron para el draft de expansión realizado después de la temporada de 1968, y Jaster se encontró como miembro de la escuadra inaugural de los Expos de Montreal. Como pitcher abridor de los Expos en el juego inaugural en casa el 14 de abril de 1969, Jaster hizo el primer envío de un juego de beisbol de Grandes Ligas efectuado fuera de Estados Unidos. Los Expos vencieron a los Cardenales 8-7, pero Jaster no estuvo lo suficiente en el juego para apuntarse la victoria. Una curiosa nota a pie de página de su única temporada en Montreal fue su desempeño con el madero: de 19-8, bueno para .421 de promedio.
Eso fue suficiente para Jaster y la historia del beisbol. Ganó un juego para los Expos en 1969 y un juego en 1970 y otro en 1972 para los Bravos. Durante ese lapso, sus innings lanzados en Grandes Ligas disminuyeron desde 77 hasta 22.1 hasta 12.1. Pasó cinco temporadas con la organización de los Bravos pero más con su equipo filial de AAA en Richmond que en Grandes Ligas. Lanzó su último juego en las mayores a la edad de 28 años y se retiró como pelotero a los 30.
Normalmente, cualquiera con una marca de Grandes Ligas de 35-33 y efectividad de 3.64 no tendría un gran espacio en los anales del beisbol. Aquellos cinco blanqueos contra los Dodgers (tuvo siete en su carrera) hicieron de Larry Jaster la excepción. Los Dodgers no eran un equipo bateador, pero ganaron el banderín en 1966, así que el logro de Jaster merece estar en los libros.
Acerca de Frank Jackson
Frank Jackson escribe de beisbol, cine e historia, algunas veces de todo a la vez. Él ha visitado 47 estadios de Grandes Ligas, muchos de los cuales aún existen.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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