viernes, 5 de agosto de 2016
El bateo de Mike Hampton recuerda a una generación pasada de lanzadores.
Bob Herzog. Newsday. Baseball Digest. Noviembre 2001.
Mientras Joe Torre miraba a sus pitchers tomar unos swings tentativos y defectuosos en la jaula de bateo a comienzos de este verano, el manager de los Yanquis solo pudo agitar la cabeza y murmurar: “Muchos pitchers de hoy le tienen miedo a la pelota”.
Torre recordó una época cuando ese no era el caso. “Warren Spahn bateó de emergente por mi cuando yo era un novato”, Torre, un bateador vitalicio de .297 con 252 jonrones, dijo de su temporada de 1960 junto al inquilino del Salón de la Fama de los Bravos de Milwaukee, ganador de 300 juegos. “Él bateó un elevado de sacrificio. No pude reclamar. Yo tenía 20 años de edad y estaba feliz de estar en las Grandes Ligas. Y Spahnnie era un buen bateador”. Momentos después, Torre oyó un crujido resonante seguido de una pelota estrellándose en el segundo piso.
“Ese no es Pettitte”, bromeó Torre, cuya vista de la jaula desde el dugout era interferida por una nube de reporteros. Pero Torre conoce a sus peloteros. Andy Pettitte, un jugador de la Liga Americana quien raramente batea debido a la regla del bateador designado implementada en 1973, nunca ha bateado un imparable en Grandes Ligas, El toletero del momento era Mike Stanton, un competente bateador quien tiene de 14-7 en su carrera de grandeliga, la cual naturalmente empezó en la Liga Nacional. “Stanton puede batear”, declaró Torre.
Esa es una frase rara vez emitida acerca de un pitcher en la actualidad. Con la excepción de Mike Hampton de Colorado, quien estaba amenazando la marca de jonrones en una temporada para un pitcher, el segundo siglo de beisbol comienza con el término “pitcher bateador” lo cual es principalmente un oximoron.
“Hampton obviamente es un tipo quien hace contacto y es un atleta”, dijo Stanton del pitcher zurdo de los Rockies quién tenía siete jonrones, 13 carreras empujadas, 20 anotadas, y un promedio de bateo de .290 (20 imparables en 69 turnos al bate) hasta el 26 de agosto de 2001. “Está lanzando hasta tarde en el juego y consigue tres o cuatro turnos al bate por juego. Eso ayuda”.
Pero Hampton es un regreso al pasado. Aún en la Liga Nacional hay pocos pitchers que destacan con el bate. La razón es simple: Batear para los pitchers ha pasado a un plano secundario debido a la regla del bateador designado, en todos los niveles, y la mayoría de los pitchers no lo practican como lo hacían en el beisbol previo a 1973. Con tantos pitchers cambiando de liga en la era de la libre agencia y la expansión, es fácil olvidar los bates al empacar y mudarse. Cualesquiera hayan sido las destrezas de bateo que esos peloteros nómadas hayan tenido, ahora están atrofiadas por el desuso.
“Bateé 15 jonrones en mis primeras nueve temporadas en la Liga Nacional”, dijo el coach de pitcheo de los Ducks de Long Island, Rick Wise, un veterano que jugó 18 años en las Grandes Ligas (1964, 1966-1982). Entonces pasé seis años en la Liga Americana sin tocar un bate. Regresé al final de mi carrera para un par de temporadas en la Liga Nacional y a duras penas podía batear. Mi coordinación mano-ojo era inexistente”.
El comentarista Tim McCarver, quien jugó con y contra algunos de los mejores pitchers bateadores de la historia durante su carrera de 21 años en las Grandes Ligas (1959-1980), notó en los pitchers de hoy, “Batear ya no es más una destreza que deban demostrar”.
Pero comenzando con Babe Ruth en 1915, los anales del beisbol están rociados con cuentos de pitchers que podían batear.
“Los pitchers quieren ser bateadores y los bateadores quieren ser pitchers”, dijo Stanton.
Ruth, por supuesto, hizo ambas cosas. Así como lo hizo, por breve tiempo, el inquilino del Salón de la Fama, Bob Lemon. Pero el antiguo Indio y una vez manager de los Yanquis no pudo batear lo suficientemente bien como tercera base/jardinero y casi fue despedido por Cleveland en 1946. Lo que lo salvó fue su experiencia como pitcher mientras servía en la segunda guerra mundial, cuando enfrentó a numerosos contemporáneos de las Grandes Ligas.
Pitchers más bateadores de jonrones en una temporada: Wes Ferrell (Indios de Cleveland) 9 en 1931. Wes Ferrell (Medias Rojas de Boston) 7 en 1935. Bob Lemon (Indios de Cleveland) 7 en 1949. Don Newcombe (Dodgers de Brooklyn) 7 en 1955. Don Drysdale (Dodgers de Los Angeles) 7 en 1958. Don Drysdale (Dodgers de Los Angeles) 7 en 1965. Earl Wilson (Medias Rojas/Tigres) 7 en 1966. Earl Wilson (Tigres de Detroit) 7 en 1968. Mike Hampton (Rockies de Colorado) 7 en 2001 (hasta el 26 de agosto).
“Se puede pensar que él es un tercera base, pero yo sé que es un pitcher”, le dijo el catcher Birdie Tebbetts a la gerencia de los Indios. “Bateé contra él durante la guerra en el Pacífico, y si nunca tengo que batear contra el otra vez, me sentiría afortunado”.
Lemon ganó 207 juegos a pesar de comenzar a jugar tarde y el servicio militar. También bateó para un respetable .232 y 32 jonrones en su carrera, segundo de todos los tiempos tras Wes Ferrell, quien largó 38 cuadrangulares y bateó .280. Ferrell bateó nueve en una temporada para Cleveland en 1931, la marca que Hampton está persiguiendo.
“Pero él está bateando la mayoría de sus jonrones en Coors Field, ¿no?”, soltó el coach de los Yanquis Don Zimmer.
Uno de los primeros grandes pitchers bateadores sin el nombre de Babe fue Red Ruffing. El inquilino del Salón de la Fama ganó 273 juegos en el lapso 1924-1947. Al ser cambiado desde los Medias Rojas a los Yanquis en 1930, la carrera de Ruffing despegó. Ganó 20 juegos cuatro veces y fue uno de un pequeño grupo de pitchers en batear .300 y ganar 20 juegos en la misma temporada, otra marca que Hampton podría alcanzar en años futuros. En 1939, Ruffing tuvo marca de 21-7 para los campeones mundiales Yanquis y bateó .307 con 20 carreras empujadas en 114 turnos al bate. Bateó 36 jonrones vitalicios, tercero de todos los tiempos, y es el líder de todos los tiempos entre los pitchers en dobles (97) y carreras empujadas (273), Sorprendentemente, Ruffing bateó como emergente 228 veces en su carrera, logró 58 imparables, para un promedio de .254 que Rey Ordóñez estaría orgulloso de alcanzar.
Pitchers ganadores de 20 juegos quienes batearon .300.
1922-Joe Bush (Yanquis): 26-7, 95 Vb, 31 H, .326.
1911- Jack Coombs (A’s): 28-12, 141 Vb, 45 H, .319
1924- Wilbur Cooper (Piratas): 20-14, 104 Vb, 36 H, .346
1939- Curt Davis (Cardenales): 22-16, 105 Vb, 40 H, .381
1926- Pete Donohue (Rojos): 20-14, 106 Vb, 33 H, .311
1965- Don Drysdale (Dodgers): 23-12, 130 Vb, 39 H, .300
1931- Wes Ferrell (Indios): 22-12, 116 Vb, 37 H, .319
1935- Wes Ferrell (Medias Rojas): 25-14, 150 Vb, 52 H, .347
1951- Ned Garver (Carmelitas): 20-12, 95 Vb, 29 H, .305
1970- Bob Gibson (Cardenales): 23-7, 109 Vb, 33 H, .303
1901- Clark Griffith (Medias Blancas): 24-7, 89 Vb, 27 H, .303
1920- Burleigh Grimes (Dodgers): 23-11, 111 Vb, 34 H, .306
1928- Burleigh Grimes (Piratas): 25-14, 131 Vb, 42 H, .321
1912- Claude Hendrix (Piratas): 24-9, 121 Vb, 39 H, .322
1971- Catfish Hunter (A’s): 21-11, 103 Vb, 36 H, .350
1925. Walter Johnson (Senadores): 20-7, 97 Vb, 42 H, .433
1900- Brickyard Kennedy (Dodgers): 20-13, 123 Vb, 37 H, .301
1907- Ed Killian (Tigres): 25-13, 122 Vb, 39 H, .320
1930- Ted Lyons (Medias Blancas): 22-15, 122 Vb, 38 H, .311
1921- Carl Mays (Yanquis): 27-9, 143 Vb, 49 H, .343
1955- Don Newconbe (Dodgers): 20-5, 117 Vb, 42 H, .359
1934- Schoolboy Rowe (Tigres): 24-8, 109 Vb, 33 H, .303
1939- Red Ruffing (Yanquis): 21-7, 114 Vb, 35 H, .307
1917- Babe Ruth (Medias Rojas): 24-13, 123 Vb, 40 H, .325
1947- Johnny Sain (Bravos): 21-12, 107 Vb, 37 H, .346
1924- Joe Shaute (Indios): 20-17, 107 Vb, 34 H, .318
1958- Warren Spahn (Bravos): 22-11, 108 Vb, 36 H, .333
1900- Jesse Tannehill (Piratas): 20-6, 110 Vb, 37 H, .336
1923- George Uhle (Indios): 26-16, 144 Vb, 52 H, .361
1939- Bucky Walters (Rojos): 27-11, 120 Vb, 39 H, .325
1903- Cy Young (Medias Rojas): 28-9, 137 Vb, 44 H, .321
Batear como emergente aún no es un punto a destacar en la carrera de Hampton, pero eso no era poco común en los mejores pitchers bateadores hasta los años ’60.
Zimmer recordó ser sustituido varias veces para que el as de pitcheo de Brooklyn, Don Newcombe (quien algunas veces bateaba de octavo y a menudo aparecía entre los bateadores de los Dodgers en los promedios diarios de los periódicos) bateara de emergente por él. Newk lanzaba a la derecha pero bateaba a la zurda. “Él era un gran bateador de pelotas bajas”, recordó Zimmer. “Si era una recta baja a los zapatos, él la mataba”.
En 1955, Newcombe tuvo quizás la mejor temporada ofensiva para un pitcher, bateó .359 en 117 turnos, con nueve dobles, siete jonrones y 23 carreras empujadas. Como bateador emergente esa temporada Newcombe se fue de 21-8. “Él bateaba como emergente por mi y el infielder Billy Cox. ¿Qué podíamos decir? ¡Él bateaba .360!” rió Zimmer, quien bateó .239 esa temporada. Cox bateó .211.
Don Drysdale era otro pitcher de los Dodgers de esa época (1956-1969) quien tenía poder, bateó dos veces siete jonrones en una temporada y largó dos cuadrangulares como emergente en 1965, un año en el cual bateó .300, el promedio más alto de todo el equipo, entre todos los peloteros de los Dodgers.
Otro pitcher contemporáneo citado como bateador excepcional era Bob Gibson de los Cardenales (1959-1975), quien bateó cinco jonrones en una temporada dos veces, robó 13 bases en su carrera, ganó nueve guantes de oro y fue, de acuerdo a McCarver, “El atleta consumado en ambas facetas de la pelota”.
Aunque Hampton no es tan rápido como Gibson, es una amenaza triple de la actualidad. Él le mostró a los aficionados de Nueva Yok su nivel de pitcheo, defensiva y bateo en 2000 con los Mets y lo confirmó con los Rockies este año. Pero aunque Hampton bateó dos jonrones y fue el pitcher ganador del 5 de junio ante los Astros en Coors Field, ha habido mejores actuaciones en ambos frentes.
Wise bateó un par de jonrones de dos carreras y lanzó un juego sin hits ni carreras en la victoria 4-0 de los Filis sobre los Rojos el 23 de junio de 1971. Tony Cloninger el coach de bullpen actual de los Yanquis bateó dos jonrones con las bases llenas y empujó nueve carreras al liderar a los Bravos sobre los Gigantes en Candlestick Park, el 3 de julio de 1966. Ambos pitchers recordaron en detalle sus días mágicos.
“El primer jonrón lo bateé ante una slider alta de Ross Grimsley”, dijo Wise. “El segundo fue con un pitcheo en cuenta de 2-0. Miré hacia el coach de tercera base en busca de una seña, pero él se volteó. Fue un lanzamiento defectuoso de Clay Carroll, una recta por el medio”.
Esos dos jonrones más el hecho de que Wise había liderado a los pitchers de la Liga Nacional con un promedio de .270 en 1969, le dio un status de exaltado con el manager Frank Lucchesi.
“El juego siguiente al sin hits ni carreras, yo estaba perdiendo ante los Mets 3-1 en el noveno inning”, dijo Wise. “Teníamos un corredor en base con un out, y me dejaron batear. Bateé un largo elevado que atraparon en la zona de seguridad y perdimos el juego”.
Cloninger dijo que ni siquiera vio su primer jonrón de bases llenas contra San Francisco hace 35 años. “Bateé duro por todo el jardín central, pero agaché la cabeza y corrí fuerte”, dijo Cloninger, quien bateó cinco jonrones esa temporada. “Willie Mays (el inquilino del Salón de la Fama de los Gigantes) había saltado sobre la cerca para robarme un jonrón en mi primer turno al bate en las mayores. Así que no podía andar con tonterías”.
“En el segundo, me fui hacia la otra banda y mandé la pelota sobre la barda del jardín derecho. Bateé un sencillo para empujar otra carrera. Entonces en el noveno, bateé la pelota fuerte hacia el jardín izquierdo con dos hombres en base, pero me atraparon el batazo. ¡Hubieran sido 11 carreras empujadas!”.
Cloninger dijo que no era un buen bateador al principio de su carrera, pero mejoró, “cuando tenía mi casillero entre (los toleteros del Salón de la fama) Hank Aaron y Eddie Matthews. Ellos siempre hablaban de la ubicación de los pitcheos y buscaban un pitcheos. Yo tomé algo de eso”.
Stanton cree, que todos los pitchers de ligas mayores de la actualidad deberían buscar mejorar su bateo. “Con todo el tiempo que tienen los peloteros, no hay excusa para que los pitchers no sean capaces de superarse con el bate”, dijo el lanzador zurdo.
Él le da crédito a su progreso, usado poco porque es relevista y ha estado en la Liga Americana desde 1995, a su compromiso por batear con la organización de los Bravos de Altlanta. “Subí con ellos a finales de los años ’80 y ellos hacían énfasis en eso”, dijo Stanton. “Ellos querían que fuésemos capaces de tocar la pelota, batear y correr. Cualquier cosa para ayudar a ganar a tu equipo”.
Stanton considera al zurdo de Atlanta, Tom Glavine, uno de los mejores pitchers bateadores del momento: “Número 1 el hace que los toques vayan por el suelo. Número 2, hace contacto. Pone la pelota en juego y presiona la defensa. Consigue quedarse hasta los innings finales de los juegos porque puede ayudar al equipo con su bate”.
Esa también era la filosofía de Wise, “Siempre sentí que mi bateo me daba una ventaja”, dijo el hombre de 55 años de edad. “El otro pitcher tenía que enfrentar nueve bateadores. Yo sólo tenía que enfrentar ocho”.
Con pocas excepciones, ese todavía es el caso de la Liga Nacional.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Nota del traductor: Números de Mike Hampton al final de la temporada de 2001:
Como pitcher: 14-13, 5.41 efect., 203 IP
Como bateador: 7 HR, 16 CI, 20 CA, 79 Vb, 23 H, .291 AVG
Números de Mike Hampton con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1994-95:
8 J, 4 G, 2 P, 45.1 IP, 34 HP, 9 CL, 47 K, 11 BB, 1.79 EFEC.
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