lunes, 22 de agosto de 2016
Wayne Garland recuerda su histórico contrato.
20 de marzo de 1988. Mike Tully. United Press International.
Plant City, Fla. – Wayne Garland puede recitar la conversación palabra por palabra, aún 11 años después.
Su agente, Jerry Kapstein, había llamado con noticias de una negociación con los Indios de Cleveland. Todo lo que necesitaba era una firma.
“Él dijo, ‘Wayne, no te conseguí un millón de dólares’”, recordó Garland recientemente. “Yo dije, ‘Jerry, estoy seguro de que hiciste lo mejor que pudiste’. Él dijo, ‘Conseguiste un contrato de 10 años por más de 2 millones de dólares’. Yo dije, ‘Jerry, yo no merezco eso’. Él dijo, ‘Bien, obviamente alguien piensa que si lo mereces’”.
Alguien lo hizo. Los Indios habían terminado cuartos en 1976 y, quería mejorar su pitcheo, le ofrecieron a Garland 2.3 millones de dólares por 10 años. Él no lo sabía entonces, pero ese contrato lo metería en la historia del beisbol.
Su caso simboliza un debate que podría generar una huelga en 1990: ¿cuanto dinero es demasiado, y a que riego para el equipo? Garland llevó una marca de 20-7 con los Orioles de Baltimore en 1976 al mercado abierto, para buscar lo que el pitcher derecho podía conseguir del empleador correcto. Un manguito rotador lesionado, sin embargo, lo convirtió en ejemplo de cómo las inversiones pueden llegar a ser equivocadas.
“Cuando yo pasaba la línea blanca entregaba el 100 por ciento siempre”, dijo Garland. “Sería conocido por eso, porque el contrato terminó y todavía estoy aquí”.
Garland, 37, de Nashville, Tenn., está de vuelta en el beisbol como coach de pitcheo para el Nashville de la American Association. Recostado de la cerca del bullpen en la base de entrenamientos de los Rojos de Cincinnati, escapó de ser notado por los aficionados más pendientes de Eric Davis, Pete Rose y Mario Soto.
Sin embargo, los aficionados quienes recuerdan los primeros días de la libre agencia conocen bien a Garland. En 1976, la Asociación de Peloteros había triunfado en una batalla legal, dándole a los peloteros el derecho de probar el mercado abierto después de jugar un “año opcional”.
Garlando un derecho corpulento quien tenía 25 años en ese momento, jugó la temporada de 1976 sin contrato con Baltimore. Si hubiera sufrido une lesión severa, no hubiese valido nada en el mercado. En lugar de eso, permaneció sano y tuvo marca de 20-7 con 2.68 de efectividad.
“Jugué una apuesta”, dijo él. “Era el riego más grande que había corrido. Dios me perdone si me lesiono el brazo”.
Algunos de sus compañeros de equipo tomaron el mismo riesgo. Reggie Jackson terminó jugando en Nueva York. Bobby Grich fue a los Angelinos de California. Todos prosperaron en un mercado en el cual los equipos estaban dispuestos a gastar.
Garland dice que él y Kapstein discutieron la posibilidad de un contrato de cinco años por un millón de dólares. Entonces llegó la oferta de Cleveland. Él llamó a su mamá y le dio la noticia, igual que Kapstein se la había dado a él.
“Le dije, ‘No conseguí mi millón’. Ella dijo, ‘El dinero no lo es todo’. Yo dije, ‘Conseguí dos millones’. Ella dijo, ‘Tú no vales eso’.
“Cargué con eso por largo tiempo”, dijo Garland. “Recordé lo que dijo Jerry Kapstein, ‘Si alguien pensó que vales eso, lo vales’”.
No justificó ese precio, pero no fue por dejar de intentarlo. Garland dejó marca de 13-19 con 3.59 de efectividad para los Indios de 1977, quienes cayeron al quinto puesto. El manager Frank Robinson fue despedido, y ellos no han vuelto a alcanzar el cuarto lugar.
No fue solo una temporada mala. En algun momento, el brazo de Garland empezó a doler. De pronto, la inversión estaba perdida.
“Deseo poder haber manejado eso”, dijo Garland. “Como me dijo el doctor, todavía te quedan muchos pitcheos en el brazo. Eso empezó en el entrenamiento primaveral. La molestia iba y venía. Hubo un par de ocasiones cuando salí y traté de probar que Wayne Garland valía ese dinero”.
“Durante el invierno descansé. Fui al entrenamiento primaveral, y me sentí bien. Me resentí en el primer juego de exhibición. Intenté lanzar muy duro muy rápido. Nunca mejoré del dolor”.
El final virtual llegó un día en un juego contra Oakland. Garland estaba pitcheando y era obvio que no tenía nada en la pelota. Llamó al coach de pitcheo Dave Duncan al dugout y admitió el dolor.
“Sabemos que algo anda mal”, dijo Duncan.
Un examen con el Dr. Frank Jobe reveló que el manguito rotador estaba doblado. Hoy, los doctores saben más de cómo prevenir y curar esa lesión. Pero entonces no. Ese fue el final de una carrera.
Garland fue dejado en libertad en enero de 1982. Trató de regresar con Nashville, trabajó cel lanzamiento de nudillos con Hoy Wilhelm. Garland dice que se vio en la misma posición que había estado 10 años antes: tratando de ganarse un lugar en las Grandes Ligas.
“Me dije, ‘Tuviste tu carrera. Es hora de irse’”.
Garland se retiró de las mayores con marca de 55-66, y efectividad de 3.89. Desde entonces, ha trabajado en el sistema de granjas de Milwaukee, como coach principal en Aquinas Junior College en Nashville, y ahora con la organización de los Rojos. Dice que le gustaría trabajar en las mayores.
“Por supuesto que me gustaría”, dijo él. “Ese fue mi sueño desde niño. Y se mantiene”.
Hoy en día, 2.3 millones de dólares por 10 años no parece mucho. Algunos peloteros casi hacen eso en una temporada.
“Yo fui una ganga comparado con los salarios de hoy”, dijo él. “Puedo decir honestamente que eso va a tener que parar en alguna parte”.
Pero todavía continua, y Garland tiene un nicho como el hombre de 2.3 millones de dólares. La pregunta es si es un premio que recibió, o uno por el que tuvo que pagar.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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