lunes, 10 de octubre de 2016
Un catcher experimentado nunca sobra.
Hacia finales de septiembre de este 2016 , además de la habitual pregunta de cómo me las ingeniaría para hacer al menos lo que más se pareciera a una comida diaria, no podía dejar de regresar a la lista de peloteros dejados en libertad por los Navegantes del Magallanes para la temporada 2016-17. En primera instancia me pareció que el jardinero e inicialista Luis Domoromo y el infielder Darwin Pérez no debieron aparecer en esa lista. Cuando llegué al nombre de Gustavo Molina, entonces si me dije que se había cometido una falta apreciable. Si, Magallanes tiene muchos cátchers experimentados y muy pocos disponibles. Entonces pensé que contaban con Juan Apodaca y Jesús Sucre como receptores experimentados para iniciar la temporada. Sin embargo una pregunta empezó a titilar ¿y si se lesiona alguno de ellos? ¿Y si el otro tiene que ausentarse por asuntos personales? A un día de empezar la temporada, leo la noticia de que Apodaca se operará de un quiste en la rodilla y perderá al menos 5 semanas. Jesús Sucre se está tomando unos días de descanso y Josmil Pinto por consiguiente.
Tam, tam. Doblan las campanas. Magallanes debe comenzar la temporada con tres receptores sin experiencia en la liga, todos con experiencia por debajo de AA en el beisbol organizado y sin ningún compañero experimentado quién los aconseje y guie a través de los secretos, trucos y situaciones de la posición más complicada del juego. El catcher es el director del equipo sobre el terreno de juego, es quién mueve a los jardineros de acuerdo al bateador que enfrentan, es quién ubica a los infielders de acuerdo al pitcher que lanza en ese momento, es quien tranquiliza y aconseja al pitcher. Es quien lleva el pulso del juego ¿Qué costaba retener a Molina? ¿Acaso no entregaron un pelotero valioso a los Tigres de Aragua (el pitcher novato Alejandro Chacín) cuando lo trajeron hace dos o tres temporadas en una situación de emergencia, si mal no recuerdo en medio o a comienzos de un roud robin?
Esperemos que los jóvenes sepan afrontar el reto por su cuenta, sin muchos traumas, ni seguidillas de derrotas. Está bien, las derrotas llegan hasta para el mejor equipo, pero cuando se cuenta con un receptor experimentado así sea en el banco, hay más probabilidades de solventar las dificultades en el menor tiempo posible, y eso es lo que seguramente estuviera ocurriendo en estos momentos si Gustavo Molina estuviera en el dugout magallanero.
Alfonso L. Tusa C. 09-10-2016 ©
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario