sábado, 23 de junio de 2018
Billy Connors, Gurú de Pitcheo de los Yanquis, fallece a los 76 años de edad.
Richard Sandomir. The New York Times. 21 de junio de 2018.
Billy Connors, un coach de pitcheo de los Yanquis conocido por mejorar la a menudo imbateable recta cortada del relevista Mariano Rivera y por ser un consejero cercano de George M. Steinbrenner, el una vez dueño del equipo, falleció este 16 de junio.
Los Yanquis anunciaron su deceso pero no informaron donde falleció o hablaron de una causa. Vivía en Safety Harbor, Fla., en la costa occidental de la bahía de Tampa.
Connors convirtió una corta y olvidable estadía como grande liga con los Mets y los Cachorros de Chicago en una larga carrera como coach conocido por instruir a los nuevos pitchers y reconstruir la mecánica de los pitchers. Fue coach de pitcheo de los Reales de Kansas City, los Cachorros (dos veces) y los Marineros de Seattle antes que los Yanquis lo contrataran en 1989 por el primero de tres períodos.
“Lo que me dijeron los periodistas cuando llegué aquí”, le dijo a The Daily News en 2003, fue que Steinbrenner “siempre despìde al coach de pitcheo antes de salir del manager. Pero siempre dije que no me iba a dejar intimidar por él porque eso me alejaría de hacer mi trabajo”.
Connors también trabajo con los Yanquis como vice presidente y gurú de pitcheo organizacional del equipo. Contribuyó a enseñarle la recta cortada al lanzador zurdo Andy Pettite, quien jugó con los Yanquis por 15 años, y a C.C. Sabathia, otro zurdo quien ha lanzado para el equipo desde 2009. La recta cortada, un híbrido entre la recta y la slider, rompe lateralmente hacia las manos de los bateadores derechos cuando es lanzada por un zurdo.
Cuando Dwight Gooden firmó con los Yanquis en 1996 después que su carrera con los Mets había sido malograda por el abuso de las drogas, Connors lo observó ejercitarse.
“Connors procesó la data por menos de un minuto antes de notar que las detrezas que Gooden había tenido eran cosa del pasado”, escribió Bob Klapisch de The Record of New Jersey en 2013. Connors detuvo el ejercicio rápidamente,
“Olvida como solías pitchear”, le dijo Connors, de acuerdo al artículo. “O lo haces a mi manera o no haces nada”.
Al trabajar con Connors y el coach de pitcheo Mel Stottlemyre, Gooden alteró su manera de lanzar, y en mayo pitcheó un juego sin hits ni carreras contra Seattle.
Durante un momento difícil que vivía David Cone en 2000, el pitcher fue a Tampa para trabajar con Connors. Se puso ansioso acerca de que el tutelaje no estaba funcionando y se encerró en su casa, donde Connors lo buscó y “habló conmigo hasta sacarme de ese hoyo”, fue citado de ; “A Pitcher’s Story: Innings With David Cone” (2001) de Roger Angell.
Desde 1996 hasta 2012, Connors trabajó principalmente en el complejo de ligas menores de los Yanquis en Tampa. Fue parte del llamado emporio cerebral de Tampa, donde Steinbrenner vivía y trabajaba regularmente, un arreglo que a veces creaba fricción con los oficiales del equipo en el Bronx.
“El jefe tenía bastantes amigos, pero se han ido muchos”, le dijo Connors a The Daily News en 2003. “Tal vez yo llene ese vacío”.
William Joseph Connors III nació el 2 de noviembre de 1941, en Schenectady, N.Y., hijo de William Connors Jr., detective de una agencia de seguros y Mafalda (Vardine) Connors.
Billy destacó en el beisbol desde pequeño. Se convirtió en estrella del equipo local de las pequeñas ligas, con el cual ganó la Serie Mundial de la pequeñas ligas en 1954. Camino a Williamsport. Pa., donde se realizó la serie, Connors pitcheó un juego sin hits ni carreras y ponchó 13 bateadores en un juego del campeonato regional. En las semifinales de la Serie Mundial, permitió solo cuatro imparables y largó un jonrón de dos carreras en la victoria de Shenectady sobre Mansontown, Pa. En el juego final, Shenectady venció a Colton, Calif., 7-5.
“Todos éramos amigos y él era el líder”, le dijo Bill Masucci, quien ganó el juego final, a The Daily Gazzette, un periódico de Shenectady, a principios de esta semana. Llamó a Connors “Mr. Finesse”, quien podía lanzar una curva “que podía pegarle a las personas en sus nalgas”.
Connors jugó beisbol y baloncesto en Syracuse University, antes de irse para firmar con los Cachorros en 1961.
Un gran contador de historias, Connors recordó en una entrevista con The Chicago Tribune que después que fue zarandeado en un juego donde pitcheaba en relevo en 1966, su primera temporada en grandes ligas, su madre trató de animarlo. “Ella tenía una copia del periódico y señalaba la columna de la efectividad. Mi efectividad era 18.00. Me dijo: ‘Hijo, deberías estar orgulloso. Nadie más tiene una tan alta’”.
En una temporada con los Cachorros y dos con los Mets, Connors apareció en 26 juegos y tuvo marca de 0-2. Su efectividad fue muy alta: 7.53.
Se retiró y se dedicó a ser coach de pitcheo. En 1971, lanzaba la práctica de bateo para los Mets, entonces se convirtió en instructor de pitcheo de ligas menores del equipo. Se mudó a un cargo similar con los Filis de Filadelfia antes que los Reales lo contrataran como coach de pitcheo en 1980.
En una década estaba con los Yanquis, para reemplazar a Clyde King como coach de pitcheo en 1989, su primer período en el carrusel giratorio de coaches y managers de Stenbrenner. Luego de dos temporadas, Connors fue sustituido por Mark Connor. Regresó a los Cachorros pero fue de vuelta a los Yanquis en 1994 antes de ser cesanteado a mitad de la siguiente temporada entre las tensiones de un equipo que jugaba por debajo de .500. Connors fue reasignado como consejero especial y pronto llegó a la oficina principal. Regresó para una estadía breve como coach en 2000, cuando Stottlemyre se tomó un tiempo para el tratamiento de su cáncer.
A lo largo del tiempo, Connors acumuló más que solo trabajos como coach de pitcheo. También coleccionó un grupo de mascotas, incluida una periquita llamada Lucy y un par de asnos enanos a los que llamó como a dos pitchers de los Yanquis, Rivera y Orlando Hernández.
No hubo información disponible de sobrevivientes.
La filosofía de pitcheo de Connors era simple.
“Lo que sea que tengas que hacer para ganar, ese es el nombre del juego”, le dijo a The Tribune en 1985. “Eso ha sido parte del juego por 100 años. No es un secreto. Hay ciertos pitchers con los que trabajo para enseñarles a lanzar la bola de saliva. Pero eso es un último recurso”.
Alain Delaqueriere contribuyó en la investigación.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Nota del traductor: Estadísticas de Billy Connors con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1966-67: 40 J, 40 JR, 4 G, 4 P, 10 S, 67 IL, 63 HP, 15 CL, 33 K, 25 BB, 2.01 EFECT.
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