viernes, 10 de junio de 2016
Tributo póstumo a Rubén Quevedo
La página siguiente a la central del diario Líder detuvo mis pasos en la calle, este miércoles 8 de junio de 2016. La muerte siempre me sorprende con imágenes de vida, como si el último momento compartido con el difunto estuviese en pleno desarrollo y pudiera hablar con él o ella y de pronto siento como la imagen se hace más presente, al punto de casi entablar una conversación interespacial, donde por lo general soy un poco desconsiderado al reclamar la partida, luego bajo la mirada y agradezco todos los momentos gratos compartidos.
Rubén Quevedo, el pitcher corpulento de lanzamientos poderosos quien jugo cinco temporadas con los Navegantes del Magallanes y una con los Tigres de Aragua en LVBP y además mostrara sus atributos de lanzador en MLB con Cachorros de Chicago y Cerveceros de Milwaukee había dejado de existir el martes 7 de junio a consecuencia de un evento cardíaco mientras participaba en un juego de softbol.
Lo primero que quise preguntarle a Quevedo en esa conversación interespacial fue que sintió el lunes 28 de enero de 2002 cuando subió al montículo del estadio José Pérez Colmenares de Maracay para abrir el quinto juego de la final ante los Tigres de Aragua. Magallanes dominaba la serie 3-1 y el manager Phil Regan le entregó la esférica a Quevedo luego de haber iniciado el primer juego de la serie (23-01-02), un desafío donde se fue sin decisión, luego de 6.1 episodios en los que recibió dos carreras, Magallanes terminó ganando 3-2 y Jeremy Wedel se apuntó la victoria.
En el round robin, Quevedo se había acreditado otro triunfo ante Cardenales de Lara (07-01-02) con pizarra de 9-1.
Siempre las instancias finales de un evento deportivo generan mucha tensión e inquietud. Aunque no podía escuchar la voz de Quevedo, su mirada bonachona indicaba que antes de salir al bullpen aquella noche pasó como quince minutos amarrándose las trenzas de los zapatos, hasta que Regan lo fue a buscar al clubhouse. “C’mon Reuben, let’s go, you can beat them. I know you’re the guy for that”.
Con el periódico apretado en la mano derecha eludí varios carros en un cruce de semáforo, las imagénes del wind up de Quevedo se confundían con el paso de cebra violado por los automovilistas. En mi mente le agradecía a Rubén Quevedo por aquella actuación de 7 innings donde mantuvo en dos carreras (sucias) a los Tigres, solo le conectaron 3 imparables, mientras concedía 3 boletos y ponchaba 4. Esta vez Magallanes reaccionó con 2 anotaciones en el quinto inning y otras dos en el sexto para que la victoria fuese propiedad de Quevedo. Y que victoria, la del campeonato 2001-02. Asi Quevedo se unía a un selecto grupo de lanzadores quienes habían ganado juegos campeoniles: Melvin Himes, Mike Lemish, Jay Ritchie, Jim Easterly, Larry Rotschild, Jason Grimsley, Juan Carlos Pulido, Ramón García, F. Abad, entre otros.
Alfonso L. Tusa C.
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