lunes, 16 de junio de 2008

Los Rancheros se benefician de jardineros relegados

Todos fueron rechazados. Cincinnati no quiso a Josh Hamilton porque temía que su cuerpo colapsara luego de años de abuso de drogas. San Diego no quiso a Milton Bradley porque se dobló un ligamento de la rodilla discutiendo con un árbitro. Y Boston desechó a Dave Murphy porque no era lo suficientemente bueno para llegar a su rotación de jardineros.
Ellos ostentan esas visiones con orgullo. Cada vez que alguien los ve, Hamilton despacha otro jonrón, Bradley tiene otro juego de varios hits y Murphy suelta otro extrabase. Esto lleva a una pregunta intrigante ¿Cómo hicieron los Rancheros de Texas para armar el mejor outfield del béisbol?
Simplemente le dieron a estos tres jugadores lo que necesitaban. Hamilton, apoyo y confianza. Bradley, otra oportunidad. Murphy, una oportunidad de jugar. Ahora los Rancheros lideran el béisbol en carreras. Sus 3 jardineros titulares han empujado 164 carreras y han llevado a su equipo a 19 victorias en mayo. El tope de la franquicia en un mes, en 25 años.
También han vuelto a jugar para .500. La actuación del equipo en la temporada empieza a emparejarse con los logros de sus jardineros. "Es un nuevo comienzo para todos nosotros", dijo Bradley. Ellos tienen el mejor promedio ofensivo (.311), la mayor cantidad de jonrones (42) y carreras empujadas para cualquier trío regular de jardineros. Y sus porcentajes de embasado y slugging están a la par de Pittsburgh que también tiene otro trío sorprendente.
El cuento del outfield de Texas empieza con Hamilton, sus días pasados de adicción y su talento omnipresente. Sus 18 jonrones y 72 carreras empujadas comandan la Liga Americana y por una semana también lideró en promedio ofensivo.
Todo esto para alguien en su segunda temporada en el béisbol organizado luego de casi cuatro años tratando de salir de las drogas. Hamilton inspira por su bate, su lucha, trascendencia y redención personificada.
“Ver jugar a Josh Hamilton todos los días ha sido tan bueno como todas las oportunidades que he tenido de jugar béisbol”, dijo Dave Murphy. “Asusta la forma como mejora cada día. Lo que está detrás de él, quedó atrás. Y el sabe que todo pasó por una razón, y está avergonzado y apenado por eso”.
“Si eso no hubiera ocurrido y él hubiese llegado a las Grandes Ligas a los 21 o 22 años, sería interesante ver donde estuviera en este momento de su carrera”.
Sentimientos similares rodean la carrera de Bradley. Hubiera sido interesante ver donde estuviera ahora de no ser por sus arranques emocionales.
El último ocurrió el miércoles por la noche en Kansas City. Bradley, molesto después de escuchar al narrador de televisión de los Reales Ryan Lefebvre comparar y contrastar sus dificultades con las de Hamilton, saltó al ascensor luego de la victoria de los Rancheros y fue a buscar a Lefebvre. El gerente general de los Rancheros, Jon Daniels intervino y Bradley regresó al clubhouse, donde se calmó y rompió en llanto.
Esto se añade a una pagina estrujada donde aparecen un incidente con una botella de agua en Los Ángeles, llamar ‘el tío Tom’ a un reportero, ser despedido en Cleveland por actitud inadecuada, acusaciones de violencia doméstica, y finalmente salir lesionado de la rodilla en San Diego cuando su manager, Bud Black, lo separó del ábrtitro Mike Winters.
“Lo mejor que me pudo haber ocurrido”, dijo Bradley de la lesión. “Por una vez la gente se dio cuenta que no siempre estoy equivocado. Por otro lado esto me hizo alcanzar una mejor forma física”.
Después de la operación, Bradley regresó a su casa en Los Ángeles y perdió 10 kilogramos hasta llegar a 108. Ron Washington, el manager de los Rancheros, quién conocía a Bradley desde sus días en Oakland, recomendó que lo firmaran y Bradley comenzó la temporada el 31 de marzo, no sólo listo sino repartiendo leña. En los primeros 11 juegos de junio batea .378 con 6 jonrones, 14 empujadas y 14 boletos. Sobre todo lidera la Liga Americana en porcentajes de embasado y slugging y se ubica de segundo entre los bateadores con .330.
“Washington estaba muy seguro de Bradley”, dijo Daniels. “De no ser por Washington no lo hubiera firmado y no hubiese venido aquí”.
Bradley dice que su hijo de 2 años lo ha calmado, aunque Washington admite que “de vez en cuando va a explotar”. El volcán San Bradley está dormido por el momento, si es que no esta alterado por sentimientos de irrespeto e interrogantes del porque de su ascenso al tope de las categorías ofensivas.
“Nunca obtendré reconocimiento por nada”, dijo Bradley. “Nadie regresa después de 6 meses de una operación de rodilla y juega como yo lo hago. Nunca escribirán nada sobre eso, porque la gente no me quiere”.
Por otro lado, Murphy solo necesitaba una oportunidad. Una elección suplementaria de primera ronda de Baylor; Murphy languideció por 5 años en el sistema de granjas de los Medias Rojas de Boston hasta que los Rancheros lo obtuvieron en el cambio de Eric Gagné. Sin embargo no fue considerado un elemento clave del cambio.
Aunque los scouts de los Rancheros le dijeron a Daniels que Murphy tenía un potencial de poder que podía estallar en el Ballpark. Hasta el momento esto no ha ocurrido con la misma intensidad de sus compañeros, la suma de porcentajes de embasado y slugging de Bradley es 485 puntos más alta en casa y la de Hamilton 259, la mayoría de los extrabases de Murphy son en la carretera.
Mientras Murphy no tenía un puesto de regular asegurado en el entrenamiento primaveral, la recuperación de Bradley lo ayudó. Así como su swing natural de zurdo. Hamilton dice que “ese swing, hace creer que se puede levantar de la cama y batear un hit”.
Sin ellos, los Rancheros quienes tienen la peor efectividad del béisbol, estarían en el sótano, peor que los Marineros de Seattle. Washington hubiera sido despedido y Daniels a pesar de haber realizado operaciones que han provisto a los Rancheros de varios prospectos, también estaría de salida.
“Cada adquisición tiene un nivel de riesgo”, dijo Daniels. “Puede ser en forma de lesión, incidentes extraterreno. El riesgo viene en distintas formas y tamaños. Pero la única forma de saber si vale la pena tomarlo o no es aprovechando las oportunidades”.

Alfonso L. Tusa C.

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