martes, 31 de mayo de 2016

Butch Henry lanza el juego de su vida.

Astros de Houston 1, Padres de San Diego 0. Domingo, 19 de abril de 1992. Astrodomo. Diurno. 1991 Line Drive 612 Padres de San Diego 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 - 0 9 0 Astros de Houston 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 - 1 7 1 Actuación lanzadores de Houston: Butch Henry: 9 IL, 7 HP, 0C, 0CL, 0 BB, 5 K, 0 HR, 35 BFP. Al Osuna: 1.2 IL, 2 HP, 0 C, 0 CL, 1 BB, 2 K, 0 HR, 8 FBP. Xavier Hernández: 0.1 IL, 0 HP, 0 C, 0 CL, 0 BB, 0 K, 1 BFP. Actuación lanzadores de San Diego: Andy Benes: 9 IL, 5 HP, 0 C, 0 CL, 1 BB, 11 K, 0 HR, 31 BFP Rich Rodríguez: 1.2 IL, 1 HP, 1 C, 1 CL, 2 BB, 0 K, 0 HR, 8 BFP Lary Andersen: 0.0 IL, 1 HP, 0 C, 0 CL, 0 BB, 0 K, 0 HR, 1 BFP Jugadores más destacados por Houston: Craig Biggio (2b) de 4-2, 1 BB, 3 outs, 1 asist. Steve Finley (cf) 5 outs. Jeff Bagwell (1b) 2 BB, 10 outs, 1 asist. Luis González (lf) 6 outs. Casey Candaele (3b) 1 out, 3 asist. Edie Taubensee (c) 7 outs. Rafael Ramírez (ss) de 4-1, carrera anotada, 1 out, 6 asist. Pete Incaviglia (ph) de 1-1, carrera empujada. Jugadores más destacados por San Diego: Tony Fernández (ss) de 5-2, 2 asist. Tony Gwynn (rf) de 5-1, 2 outs. Gary Sheffield (3b) de 5-2, 1 asist. Fred McGriff (1b) de 5-2, 9 outs. Benito Santiago (c) 11 outs, 1 asist. Jerald Clark (lf) 6 outs. Darrin Jackson (cf) 2 outs, 1 asist. Tim Teufel (2b) 2 outs, 5 asist. Andy Benes (p) de 3-2. Se debe recordar que cuando este juego fue efectuado, Andy Benes era considerado un as, uno de los mejores pitchers de la Liga Nacional. Y cuando llegué al bar deportivo ese domingo anodino, me preguntaba si los Astros podrían hacerle 3 o 4 carreras a Benes; nunca esperé que Henry venciera a Benes quien estaba en su mejor momento. Pero aunque Henry no obtuvo la decisión, eso fue exactamente lo que hizo. Seguí pidiendo Sam Adams en el bar casi desierto, y Butch Henry siguió haciéndolo outs a los Padres. Recuerdo estar muy feliz de ver esto, no porque los Astros consiguieran la victoria, sino más porque estaba viendo a un tipo mostrar su potencial máximo; si, un tipo de evento que ocurre una vez en la vida. No era un asunto de habilidad, obviamente, porque Benes tenía mucho de eso, se trataba de deseo, corazón, las estrellas estaban alineadas, lo que sea. Todo lo que fuera se había juntado para que un quinto abridor pudiera vencer a uno de los mejores pitchers de la Liga Nacional. El juego que Henry lanzó ese día fue totalmente asombroso, siempre lo recordaré. Floyd Bluford Henry fue adquirido junto a Terry McGriff y Keith Kaiser en el cambio que envió lejos a Bill Doran el 31 de agosto de 1990. La efectividad de Henry de 4.80 en Tucson, en 1991 no fue nada especial, pero tuvo una buena primavera en 1992 y se ganó un puesto en la rotación de Houston. Su efectividad en 1992 fue de 4.02, pero tuvo chispazos de brillantez tales como el juego reseñado aquí. Henry fue tomado por los Rockies en el draft de expansión de noviembre de 1992, luego pasó a Montreal, donde tuvo dos años excelentes en 1994 y 1995, iniciando al menos 15 juegos y lanzando al menos 100 innings, con efectividades por debajo de 3.00 cada año. También lanzó un blanqueo con los Expos en 1995, así que ese título de arriba acerca de “el juego de su vida” no es técnicamente verdadero. Henry finalmente se desvaneció después de la temporada de 1999 que jugó con Boston. En total, tuvo marca de 33-33 en las mayores con efectividad de 3.84. Astroland.net. Traducción: Alfonso L. Tusa C. Notas del Traductor: Los momentos de más dificultad de Henry ocurrieron en el tercer inning, cuando luego de dos outs, recibió sencillo de Tony Fernández al centro y otro imparable de Tony Gwynn a la izquierda. Luego domino a Gary Sheffield en elevado a la izquierda. El otro momento espinoso apareció en el séptimo, también luego de dos outs, Tim Teufel se embasó por error del antesalista Casey Candaele, Benes sencilleó a la derecha. Luego Henry obligó a Fernández a levantar un globito a la intermedia. Actuación de Butch Henry con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1991-92: 9 J, 1 JC, 4 G, 3 P, 50 IL, 55 H, 15 CL, 30 K, 14 BB, 2.70 Efec.

lunes, 16 de mayo de 2016

William Magallanes, desde la lesión.

Jueves, 30 de mayo de 2013. El Daytona Beach Clase A no jugaba bien al principio de 1987 y el dueño de Daytona, Blake Cullen esperaba el regreso del prospecto William Magallanes para propulsar la ofensiva, de acuerdo al The Orlando Sentinel. “Hemos perdido 26 juegos por una carrera”, le dijo Cullen a The Sentinel ese julio luego que Magallanes tuvo un comienzo caliente. “Sabes que un pelotero como ese pudo haber volteado varios de esos juegos”. Magallanes estaba en su tercera temporada profesional ese año con los Medias Blancas, venía de una lesión en su tobillo que había sufrido esa primavera. Magallanes jugaría en seis temporadas en la organización de los Medias Blancas, sin ver Chicago. Su estadía con el equipo también terminaría en un feo incidente donde Magallanes causó intencionalmente una lesión a un compañero de equipo, con un bate. La carrera de Magallanes empezó en 1985, firmado por los Medias Blancas como agente libre en su nativa Venezuela. Magallanes también ha sido llamado Willie Magallanes y el más formal William Magallanes. Con los Medias Blancas, Magallanes empezó en la Gulf Coast League de novatos, bateó .208 en 30 juegos. Entonces jugó 1986 entre el Appleton A y el Peninsula A, bateó .242 entre ellos. De regreso a 1987, Magallanes jugó la temporada en Daytona, participó en 69 juegos, bateó 11 jonrones. Nueve de esos jonrones ocurrieron a principios de agosto. Para 1988, Magallanes subió al Birminham AA, jugó todo el año allí. Solo bateó .193, con nueve jonrones. Empujó la carrera ganadora en un juego de mayo con un sencillo en el noveno inning. Entonces bateó uno de sus jonrones en un juego de julio ante Charlotte. En 1989, Magallanes dio un paso atrás, al Sarasota A. Su promedio al bate subió a .295. Entonces regresó a Birmingham para 1990, bateó un sólido .292 esa temporada. Pero ese fue su año final con los Medias Blancas, el incidente del bate al final del año terminó teniendo que ver con eso. Fue en el bus de Birmingham donde Magallanes tuvo una pelea con su compañero de equipo Todd Trafton, de acuerdo a The Associated Press. Una vez que bajó del bus, Magallanes terminó la pelea al tomar un bate y golpear a Trafton en la parte posterior de su cabeza, lo que ameritó 12 puntos de sutura para Trafton. “El doctor me dijo que una pulgada más arriba o abajo y pude haber quedado parapléjico”, le dijo Trafton a The AP después. “Estoy bien, pero tengo un dolor de cabeza terrible”. Magallanes aparentemente nunca fue acusado. Pero su carrera en la organización de los Medias Blancas se acabó. Firmó con los Cardenales para 1991, apareció en 41 juegos con el Louisville AAA. En 1992, jugó en México, entonces en 1993 estuvo siete juegos con el Orlando AA. Su última temporada registrada fue en 1995, con el Tabasco de la liga mexicana. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

lunes, 2 de mayo de 2016

Esquina de las barajitas: Un Gigante gentil.

Los trabajadores del Salón de la Fama también son fanáticos del beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí está la perspectiva de un fanático desde Cooperstown. Bruce Markusen El juego de barajitas Topps de 1968 nunca ha recibido una evaluación completa. Desde la primera vez que vi estas barajitas he apreciado los bordes de lunares, los cuales las hacen muy diferentes de todos los otros juegos que Topps ha producido. Los bordes negroa de 1971, los bordes multicolores de 1975…tienden a ser recordados con satisfacción, pero el marco de lunares le da a las barajitas una cualidad tridimensional. Además la fotografía del juego de 1968 es sólida, el cartón es grueso. Y hasta los reversos de las barajitas son atractivos, con una combinación de blanco y amarillo que hace destacar las estadísticas y las biografías en términos de estética y legibilidad. En el juego de barajitas de 1968, la tarjeta de Bob Veale es una de mis favoritas. Ambientada contra el escenario de un estadio de entrenamientos primaverales, la barajita ofrece un buen aspecto de aquellos uniformes clásicos sin mangas usados por los Piratas de esa época. La combinación de negro y dorado, acoplada con el aspecto antíguo, hacia que los Piratas lucieran como peloteros serios. Me gustaban esos uniformes. Topps aun no había incluido tomas de acción en su presentación de los peloteros, pero la barajita de Veale por lo menos da la ilusión de una acción. Si, él solo está haciendo el amago del movimiento de lanzar, pero al menos lo hace con todo su empeño, con un gesto de esfuerzo en su rostro, su brazo levantado, y con el bono agregado de un agarre de pitcheo. Con sus dedos índice y medio presionados juntos y totalmente extendidos, ellos están prácticamente en la cara del fotógrafo, Veale nos da un primer plano de su agarre para lanzar la curva. La curva no era el mejor envío de Veale, pero se convirtió en un arma clave en el progreso de su carrera, una parte importante de su repertorio de cinco pitcheos. Cuando los integrantes de los medios le preguntan a los grandes bateadores de los años ’60 por los pitchers zurdos que más temían enfrentar, el nombre de Veale usualmente aparece en la conversación. ¿Qué tan intimidante era Veale? Aquí está una forma de verlo. En sus primeros años, la recta de Veale era comparada con las de Sandy Koufax y Sam McDowell, quienes generalmente eran reconocidos como los pitchers quienes lanzaban más duro a mediados de los años ’60. Koufax es inquilino del Salón de la Fama; Sudden Sam, como era conocido Sam McDowell, pudo haber sido, si no hubiese sido por los problemas con el alcohol y el persistente dolor en la espalda y el cuello. Cuando los periodistas deportivos, sin mencionar a los bateadores rivales, ponen a otro pitcher en la misma clase de Koufax, por alguna razón, eso es una indicación de algo memorable. Adicionalmente, Veale era un espécimen físico de proporciones enormes. Su gran estatura y peso, le hacían lucir más como si fuese un jugador de futbol americano con los Steelers de Pttsburgh que un pitcher de los años ’60. No solo era más espigado que la mayoría de los pitchers de su época, también era más grande que la mayoría de los bateadores. Dado su gran tamaño, si a un bateador no le gustaba que Veale le lanzara una recta a dentro, ni se lo ocurría dirigirse al montículo a hacer una reclamación verbal al imponente zurdo. Veale tenía algo de Ryne Duren. Como el relevista derecho de brazo poderoso que una vez brillara con los Yanquis de Nueva York, Veale usaba anteojos. A veces Veale entrecerraba los ojos, y le daba motivo de preocupación al bateador sobre si Veal podía verlo en realidad. Algunos grandes bateadores como Lou Brock y Willie McCovey, han recordado que Veale se quitaba los anteojos durante algunas de sus aperturas, para acentuar la idea de que no sabía exactamente donde iba la pelota. En realidad, la habilidad de Veale para intimidar fue solapada por su descontrol. Despues de todo, él lideró la Liga Nacional en boletos en cuatro ocasiones. En tres de ellas, superó los 100 boletos. Otras estadísticas apoyan la imagen de Veale como un tipo de monstruo en el montículo. En 1964, él ponchó 250 bateadores, para aventajar a todos en la Liga Nacional, incluso el gran Koufax. El año siguiente, Veale incrementó su total a 276. Aunque las lecturas de la pistola de radar casi no se usaban en los años ’60, es justo apostar que Veale, en su apogeo, lanzó su recta en el rango de 96 a 100 millas por hora. Se debe tener en cuenta que esto ocurrió durante la época de la pelota muerta de los años ’60, cuando los montículos se levantaban 15 pulgadas sobre el resto del terreno de juego. Para 1968, el año de esta barajita Topps, la reputación de Veale había alcanzado toda su fuerza. En el Año del Pitcher, él tuvo una efectividad de 2.05, la más baja de cualquiera de sus temporadas completas como abridor. Completó 245 innings, un número importante dado que lanzó con dolor en el codo casi toda la temporada, permitió 187 imparables, completó 113 juegos, y logró cuatro blanqueos. Solo la falta de apoyo ofensivo le impidió tener una marca ganadora. Con los Piratas teniendo dificultades para anotar en una temporada de sequía de carreras, Veale tuvo marca de 13-14. En 1969, Veale conseguiría otra temporada de 200 ponches, la vez final que alcanzaría esa marca. Ese fue su último vestigio de dominio. En 1970, su total de ponches cayó por debajo de 180, mientras su efectividad casi llegó a 4.00. Ahora con 33 años de edad, Veale estaba mostrando las señales inevitables de la decadencia. Para 1971, la factura de la edad y el desarrollo de problemas en la espalda se llevaron una porción significativa de la recta de Veale y forzaron a los Piratas a convertirlo de abridor a relevista. Algunos observadores del equipo se preguntaban si Veale, con sus rachas de descontrol, podría adaptarse a trabajar como relevista. Otros tenían dudas de cómo respondería su brazo al lanzar de tres a cuatro veces a la semana. Y entonces se presentó el asunto del acondicionamiento físico. Veale cometió el error de reportarse al campo de entrenamientos primaverales con poco más de 120 kilo, el peso más elevado de su carrera. En un tiempo cuando los periódicos carecían del concepto “políticamente correcto”, el Pittsburgh Press publicó el siguiente titular: “Un Pirata gordo pelea con el peso”. Veale aplacó los insultos, junto a los rumores de cambio que lo ubicaban en los Tigres de Detroit (por el veterano campocorto Eddie Brinkman). Trabajó diligentemente esa primavera para eliminar el exceso de peso, bajo a 115 kilos, y se ganó un puesto en el roster de los Piratas para el dia inaugural. La temporada de 1971 le dio a Veale la oportunidad de tomar parte en un episodio inusual de la historia del beisbol. El 1 de septiembre, los Piratas se convirtieron en el primer equipo de Grandes Ligas en jugar con una alineación de puros negros. Esa alineación que incluía estrellas como Roberto Clemente, Willie Stargell y Al Oliver, llevo a los Piratas a una victoria sobre los Filis de Filadelfia. Veale lanzó como relevista ese día, uno de tres apagafuegos que utilizaron los Piratas para auxiliar a Dock Ellis. Veale permaneció en Pittsburgh toda la temporada, lanzando principalmente como relevo largo y de contención. Ese otoño, el tuvo su primera y única visita a la postemporada. Luego de ganar el este de la Liga Nacional, los Piratas de Veale enfrentaron a los Gigantes de San Francisco en la serie de campeonato de la Liga Nacional y a los Orioles de Baltimore en la Serie Mundial. Veale solo hizo una aparición inefectiva en la postemporada, pero eso no importó, porque él y los Piratas ganaron los anillos de la Serie Mundial al vencer a un equipo de los Orioles repleto de talento del Salón de la Fama. Para la temporada de 1971, Veale agenció una efectividad de 6.69, la peor de su carrera. Algunas salidas malas inflaron ese número, pero era obvio que los mejores días de Veale habían pasado. Despues de la temporada varios periodistas especularon que Veale podría pedir su libertad incondicional. Eso no ocurrió. Los Piratas retuvieron a Veale, esperando que le fuese mejor luego de una temporada de ajuste en el bullpen. Con su puesto asegurado, Topps imprimió una barajita de 1972 para Veale. El alto número de la barajita, 729 para ser exactos, no salió hasta más adelante en la temporada. Para el momento que la barajita llegó a las papelerías, la carrera de Veale con los Piratas había terminado. En sus primeras cinco salidas de la nueva temporada, él había concedido siete boletos y 10 imparables en nueve innings. Los Piratas colocaron a Veale, quien era popular en el clubhouse de Pittsburgh, en la lista de disponibles. Cuando ningún otro equipo de Grandes Ligas lo reclamó, Veale aceptó una asignación al equipo afiliado de los bucaneros en ligas menores, los Charlies de Charleston. Veale permaneció en las ligas menores hasta el 2 de septiembre. Los Piratas en vez de subir a Veale para la recta final mientras peleaban por el título divisional, lo vendieron a los Medias Rojas de Boston, quienes eran contendores por el título del este de la Liga Americana. Al llegar a una liga donde los bateadores lo conocían poco, Veale lanzó extremadamente bien en seis juegos para los Medias Rojas, lanzó ocho innings en blanco como relevista, mientras conseguía dos victorias y dos salvados. Desafortunadamente, el pitcheo de Veale no fue suficiente para ayudar a los Medias Rojas a alcanzar a los Tigres de Detroit en la carrera por el banderín, pero su impresionante demostración convenció a la oficina principal de traerlo de vuelta. Veale lanzó bien otra vez en 1973, pero una repentina caída en 1974, ocasionada en parte por una serie de lesiones, lo llevaron al retiro. Veale estaba acabado como pitcher, pero no con el beisbol. Quería ser coach, aunque muy pocos negros tenían cargos de coach para la época. Frank Robinson acababa de ser nombrado manager de los Indios de Cleveland, pero eso no significaba que otros equipos estuvieran abiertos a la idea de un manager afroamericano, o hasta de un coach negro. Luego de estar fuera del beisbol la temporada de 1975, Veale encontró trabajo con los Bravos de Atlanta, quienes lo hicieron uno de sus instructores de pitcheo de ligas menores. Luego llegó a los Yanquis, donde tuvo un cargo similar por varias temporadas. En 1983, Veale, de 49 años de edad aterrizó en Utica, N.Y., el pueblo natal de su antiguo compañero en los Piratas, Dave Cash. Los Blue Sox de Utica, un equipo independiente de ligas menores propiedad del periodista deportivo Roger Kahn, contrató a Veale como su coach de pitcheo. Cargado de veteranos de ligas menores y renegados de cierta edad quienes eran buenos jugadores de ligas menores pero eran considerados no prospectos, los Blue Sox impactaron al mundo de las ligas menores al ganar el campeonato de la New York-Penn League ese verano. Yo empecé a trabajar en Utica en 1987, estuve a cuatro años de encontrarme con Veale. Aunque se retiró hace algun tiempo de las labores de coach, los seguidores del beisbol en Utica aun lo recuerdan por ser citable y llevadero. Recordado por tener el sentido del humor de un comediante y el conocimiento de un sabio del beisbol, era bien querido por todos en la organización de los Blue Sox. En un equipo donde la oficina principal y el cuerpo técnico parecían estar enfrentados, Veale permanecía por encima de eso, calmado y hasta relajado. Ahora retirado y viviendo en Alabama, Veale nunca fue el “monstruo” que su tamaño y recta le hicieron ser. Como el antíguo jardinero de los Piratas Gene Clines, quien jugó con Veale desde 1970 hasta 1972, le dijo una vez al autor Donald Hall, “Bob puede lanzar la pelota a través de una pared de ladrillos, pero todos sabían que era un gigante gentíl”. “Si Veale, te golpeaba, tenía que ser un error. Él no quería lastimar a nadie”. Acerca de Bruce Markusen Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning at the National Baseball Hall of Fame. Ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A Baseball Dynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A`s, el cual fue premiado con la Seymour Medal de SABR. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

Bob Bailor, el Regreso a las Mayores.

The Best 21 Days. Martes, 13 de marzo de 2012. El veterano de ligas mayores Ozzie Virgil trató de regresar a las mayores y su manager en el Syracuse AAA, Bob Bailor trató de ayudarlo a llegar ahí. Virgil había jugado por última vez en las mayores el año anterior, al aparecer en más de 100 juegos para los Bravos. Había firmado con los Azulejos para tratar de continuar su carrera. “El sabe que esta es una oportunidad para regresar a las Grandes Ligas”, le dijo Bailor al The Newport News Daily Press en julio de 1989. “Ha estado trabajando duro”. Virgil, entonces un veterano de ocho temporadas, regresó a las mayores dos veces. Los regresos, sin embargo fueron breves, ambos de 12 juegos. Bailor, un veterano de 11 temporadas de Grandes Ligas como pelotero activo, también regresaría a las mayores, al ser nombrado coach de primera base del equipo grande en Toronto. Bailor también llegó a las mayores justo a tiempo para el primero de él y el equipo de dos viajes a la Serie Mundial. La carrera de Bailor como entrenador empezó en 1987, al servir como manager del Dunedin A. Su larga carrera como pelotero terminó en 1985 con los Dodgers, Bailor también había jugado para los Orioles, Azulejos y Mets. Para 1988, Bailor había saltado hasta el Syracuse AAA, para servir las primeras cuatro temporadas en el seno del principal equipo del sistema de granjas de los Azulejos. En 1990, Bailor también dirigió a la Liga Americana en el Juego de Estrellas de AAA. Uno de los jugadores que Bailor tuvo en sus dos equipos finales de Syracuse fue Derek Bell, un jugador quien estaba al inicio de su carrera de una década en las mayores. Para los Chiefs de Bailor en 1991, Bell bateó .346. También recibió su primer llamado a las mayores. “Él es como un cervatillo en los bosques”, le dijo Bailor a The South Florida Sun-Sentinel en la primavera de 1992. “Le gusta correr, saltar y divertirse. Un niño sin preocupaciones”. En la primavera de 1992, Bailor empezaba su nuevo trabajo, como coach de primera base de los Azulejos en Toronto, un trabajo que mantuvo por cuatro temporadas. La última temporada de Bailor con los Azulejos fue en 1995. Después de eso no volvió a ser coach en otra parte. Ese primer octubre, Bailor y los Azulejos fueron los campeones el beisbol. Al hablar con The Baltimore Sun, Bailor recordó sus días como pelotero. Él fue un Azulejo original en 1977. “Es un sentimiento maravilloso, porque es una gran ciudad y una gran organización”, le dijo Bailor a The Sun. “Me hubiera gustado pasar toda mi carrera con ese equipo. Pero una de las cosas que hace a esta organización tan exitosa que la oficina principal no deja que los peloteros se queden todo su tiempo. Es duro, pero eso es parte del beisbol”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. Nota del Traductor; Actuación de Bob Bailor con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1973-74 de LVBP: 58 J, 242 VB, 45 CA, 77 H, 10 2B, 2 3B, 17 CI, 29 BB, 14 K, 7 BR, .318 AVE. Bailor regresó con los Navegantes en las temporadas 1974-75 y 1975-76.