jueves, 6 de octubre de 2016

Alberto Parjús y su llegada al paseo de la fama del Magallanes.

El domingo 25 de septiembre, observaba un juego de Grandes Ligas por televisión cuando anunciaron los exaltados al Salón de la Fama del estadio José Bernardo Pérez de Valencia. Me pareció justo el reconocimiento de Juan Carlos Pulido, Oscar Henriquez y Eddy Diaz. Sin embargo el nombre de Alberto Parjús me hizo viajar hacia el momento de 1969 cuando se concretó la mudanza de los Navegantes del Magallanes hacia la ciudad de Valencia. Entre el grupo de personas que gestionaron el traspaso del equipo de beisbol me pareció recordar el nombre de este dedicado y apasionado hombre de beisbol que traía el juego en las venas desde su nativa Cuba. Si soy honesto, es probable que la memoria me juegue una de esas pasadas relacionadas con que siempre recordamos lo que queremos antes que lo que realmente ocurrió. En todo caso lo que si recuerdo con más seguridad es un homenaje que Magallanes le hizo al excelso tercera base Luis Camaleón García en el estadio Universitario, una mañana dominical, a principios de los años ’70, entre los integrantes de la junta directiva magallanera que agasajó ese día al pelotero, estaba la figura sonriente de Alberto Parjús. Más adelante Parjús estaba al frente de la junta administradora de la fundación cuando los Navegantes del Magallanes finalmente volvieron a saborear las mieles de la victoria al conquistar el campeonato 1976-77. Alberto Parjús estuvo al frente de aquel equipo de Félix Rodríguez, Alexis Ramírez, Manuel Sarmiento, Gustavo Gil, trajo a Remigio Hermoso desde los Tiburones de La Guaira, Oswaldo Olivares, Jesus Aristimuño, Rafael Cariel. Y por supuesto continuó el pacto con los Piratas de Pittsburgh y estableció relaciones con los Atléticos de Oakland, Bravos de Atlanta; fue artífice en la contratación del manager Don Leppert y de aquella pléyade de importados encabezada por el jardinero derecho Dave Parker y el jardinero e inicialista Mitchell Page, donde también destacan el patrullero central Gary Woods, el receptor Steve Nicosia, el antesalista Ken Macha, y los pitchers Chris Batton, Jim Easterly, Craig Mitchell y Paul Reuschel. Ese año Magallanes tuvo marca de 35-30 en la eliminatoria. Luego llegó el momento central de Alberto Parjús, en la temporada 1978-79 se encargó de contratar a Octavio Cookie Rojas como manager al frente de un equipo repleto de luminarias. La meta era recuperarse del fracaso de la temporada anterior cuando terminaron en último lugar. La base criolla de Rodríguez, Olivares, Ramírez, Sarmiento, Alfredo Torres y Cariel fue reforzada con Page, Jerry White, Rodney Scott, Mike Norris, Allan Wirth, Larry Rotschild, Jim Easterly, Ben Wiltbank, Tim Blackwell, Willie Horton. Parjús debió enfrentar la renuncia de Cookie Rojas y luego de considerar sustituirlo con Gustavo Gil , finalmente decidió continuar con el manager interio Willie Horton, al ver como el equipo tomaba un segundo aire insuflado por el entusiasmo y confianza que la estrella de los Tigres de Detroit le transmitía al equipo. Magallanes terminaría con balance de 39-31, su cuarto mejor record histórico hasta ese momento. Lograron el segundo campeonato en tres temporadas y la segunda Serie del Caribe luego de varios juegos muy disputados y algunos contratiempos internos. Aún cuando Parjús siguió trabajando en las oficinas directivas de los Navegantes del Magallanes y fue muy importante mediante sus opiniones y consejos a lo largo de la tormentosa década de los ’80 y el satisfactorio lapso de los ’90, mi asociación fundamental de Alberto Parjús con el Magallanes se remite a esa temporada de 1978-79, cuando tomó la decisión de ratificar a Willie Horton el timón del equipo que terminó ganando su segunda Serie del Caribe hace 37 años. Alfonso L. Tusa C. © 29-09-2016.

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