jueves, 8 de diciembre de 2016

Los hermanos de Boca de Sabana

Hacia finales de los años ’70 del siglo pasado, aún se mantenía la fiebre por los campeonatos de beisbol aficionado en la ciudad de Cumaná, había un grupo apreciable de peloteros que practicaba la disciplina en varios equipos de patrocinio privado o gubernamental. La categoría juvenil abundaba en talento y equipos. Desde finales de 1978 y durante los primeros ocho meses de 1979, tuve oportunidad de asistir a los juegos del torneo municipal de beisbol juvenil. La tribuna del estadio Municipal de Cumaná mostraba regulares concurrencias de algunas 2000 personas, los días de semana por la noche y los fines de semana los juegos eran vespertinos. A medida que avanzaba el torneo, los seguidores en las tribunas hablaban del campeonato nacional de beisbol juvenil que se realizaría en tierras sucrenses durante el mes de agosto. Pronto empezaron a salir potenciales listas de peloteros que conformarían la selección del estado Sucre. En las tribunas hablaban de las virtudes de un centerfielder llamado Carlos Rodríguez, si mal no recuerdo, un campocorto de apellido Mayz, un segunda base a quien apodaban “El Pompo”, un antesalista de nombre Jesús Gómez, en el jardín izquierdo mencionaban a un tal Betancourt, en el bosque derecho hablaban de un muchacho de Cantarrana llamado Héctor Rivas quien había bateado varios jonrones con el equipo de la UDO, y también se hablaba mucho de los hermanos de Boca de Sabana: Benito y Omar Malavé, el primero pitcher abridor as de la rotación del equipo General Motors y el segundo un primera base de buen guante y bateador de líneas.
Los entendidos en la materia recordaban el campeonato juvenil de 1970, también escenificado en Cumaná, en el cual el equipo de Sucre había perdido la final ante Anzoategui. Empezaron a efectuar las inevitables comparaciones especulativas y muchos tenían grandes esperanzas en este equipo, porque además de pitcheo y defensa había poder en los bates de Gómez y Rivas, además del primera base Tiburcio Brito quien vino de Güiria, y contacto en los maderos de Rodríguez, Betancourt y Omar Malavé, algo de lo que carecía el equipo de 1970. Una mañana en el estadio de El Peñón escuché la voz convencida de un señor de guayabera gris quien conversaba con otras personas detrás del backstop en la tribuna central. “Este equipo de Sucre debe estar entre los tres primeros del campeonato. Gómez y Rivas pueden llegar lejos en el profesional”. Mientras me acerqué me quedé sorprendido al distinguir el rostro de Pedro Padrón Panza, dueño de los Tiburones de La Guaira. El equipo de Sucre clasificó al playoff final, y volvió a perder con Anzoategui, por mayor margen. No lo recuerdo con precisión pero no estuvieron entre los tres mejores. Rivas y Gómez firmaron con La Guaira y no lograron cristalizar todo el potencial que Pedro Padrón había visualizado aquella mañana en el estadio de El Peñón. “El Pompo” estuvo en conversaciones con Magallanes, no recuerdo con precisión si firmò. Y los hermanos de Boca de Sabana, Benito y Omar Malavé firmaron con Cardenales de Lara y principalmente Benito logró cierto renombre en LVBP como relevista. Alfonso L. Tusa C.

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