lunes, 12 de diciembre de 2016

Un encuentro invernal llevó a Shane Reynolds hacia una carrera en Grandes Ligas. Paul Letlow

Cuando Shane Reynolds viajó a Venezuela en 1991, estaba determinado a avanzar en su carrera beisbolera. Entonces el nativo de Bastrop era un jugador de ligas menores en el sistema de granjas de los Astros de Houston. Su manager de AA, Rick Sweet iba a Venezuela para la pelota invernal y la organización invitó a Reynolds para que jugara allá. “Yo había tenido una buena segunda parte en la temporada AA”, dijo Reynolds. “Usualmente solo envían tipos con experiencia de AAA o de menos de un año en Grandes Ligas a las ligas invernales. Pero ellos querían que yo jugara y fui”. La buena fortuna ajuntó a Reynolds con Brent Strom, un gurú de pitcheo quien tenía el don de ayudar a los lanzadores a alcanzar su potencial. El entonces coach del Tucson AAA, no forzaba a los pitchers con conceptos enredados, sino que se enfocaba en identificar y afilar sus fortalezas. Así que después de observar a Reynolds lanzar unos juegos, Strom le preguntó un día, “ ¿Quieres lanzar 10 años en las menores, o un año en las Grandes Ligas?” Reynolds no tuvo que pensar mucho la respuesta. “Le dije, ‘Un año en las Grandes Ligas’”. Eso fue todo, dijo Reynolds. “Él me cambió por completo. Mi mecánica era la de un pitcher de poder, pero solo lanzaba a 90 millas. No eres realmente un pitcher de poder si lanzas 90 millas por hora. Tenía una curva más o menos y un cambio no muy bueno”. En los lejanos montículos de Venezuela, Reynolds siguió a un mentor hacia su destino. Strom ayudó a Reynolds a desarrollar un estilo de lanzar más vertical y le enseñó como agregar movimiento a su recta. Reynolds mejoró el control en su curva y agregó una recta de dos separados a su arsenal. El aprender su arte, junto con jugar ante grandes multitudes en Venezuela resulto ser un punto de inflexión para Reynolds. “Pienso que eso fue esencial en mi carrera y me ayudó a llegar a las Grandes Ligas y establecerme”, dijo Reynolds. “Brent Strom, si, le debo mucho a él”. Reynolds se convirtió en uno de los pitchers estelares de los Astros en la Liga Nacional. Fue abridor del juego inaugural de Houston por cinco temporadas seguidas, ayudó al equipo a ganar cuatro títulos divisionales
y fue parte del equipo de estrellas de la Liga Nacional en 2000. Reynolds ganó 103 juegos para los Astros en 11 temporadas, incluyendo 20 juegos completos y siete blanqueos. Houston lo indujo en su Astros Walk of Fame en 2012. “Él fue el pitcher con el cual trabajé mejor”, dijo Strom, quien también cuenta al ganador del Cy Young de 1988, Orel Hershiser, entre sus pupilos. “Nunca tuve un pitcher quien aprovechara la información que yo daba, y sin conocerlo bien entonces como ahora, nunca tuve un pitcher que aprovechara la información y trabajara tan duro”. En reconocimiento a sus logros en el beisbol, Reynolds entra al Louisiana Sports Hall of Fame como parte de la clase de 2014. Será ingresado el sábado 21 de junio por la noche para completar la celebración de inducción del 21 Louisiana Sports Hall of Fame. “Eso es muy especial, especialmente en tu estado natal”, dijo Reynolds. “Siempre he dicho, ‘Hey, soy de Monroe y Bastrop, Louisiana’. Pasé la mayor parte de mi vida adulta casado en Texas, pero cuando me llamaron para lo del Salón de la fama de Louisiana, guao, eso fue un honor muy, muy especial”. Al crecer en Bastrop y luego practicar deportes en la Ouachita Christian School de Monroe, Reynolds era un buen atleta en general. Pero reflexionando sobre aquellos días, Reynolds se considera un surgimiento de última hora quien se mantuvo entrenando duro. “Mis padres, especialmente mi papá, me inculcó la ética de trabajo”, dijo Reynolds. “Él se desempeñaba duro en su trabajo todo el día. Fue mi entrenador de pequeñas ligas desde los ocho años de edad hasta los18. Fue muy determinante en mi preparación, en como yo trabajaba”. No fue hasta el año final de Reynolds en secundaria que las personas fuera de su círculo empezaron a prestarle atención. Era el as del cuerpo de pitcheo de Micah Harper y estableció el record de una temporada de OCS para ese momento con 11 jonrones en un calendario de 22 juegos. “No pensé de verdad en jugar beisbol universitario hasta mi año final en la secundaria”, dijo Reynolds, quien estaba interesado originalmente en ir a Arkansas. Aún así, había dudosos. Harper dijo que Arkansas envió un scout para que lo viera lanzar pero los Razorbacks eligieron dejarlo pasar. “Lo que ellos no entendían de Shane que yo experimenté es, que él tenía una presencia, una determinación y una madurez que no se ve en un muchacho de secundaria”, dijo Harper. “Nada lo molestaba y nada lo afectaba. El éxito no se le iba a la cabeza y cuando las cosas no salían bien, eso no lo derrumbaba”. Reynolds se ganó la oportunidad de jugar beisbol universitario en Faulkner University en Montgomery, Ala., y pasó dos años ahí antes de pasar a la University of Texas. A continuación de un primer año tormentoso donde él chocó con el entrenador principal Cliff Gustafson y fue dejado fuera del roster para la Serie Mundial universitaria, Reynolds fue tomado por Houston en la tercera ronda del draft de 1989. “No nos llevábamos muy bien, pero me vieron y me firmaron”, dijo Reynolds. Strom cree que el disgusto de Reynolds en Texas ayudó a motivarlo en el beisbol profesional. “Pienso que hay algo de historia acerca de él siendo descartado por UT”, dijo Strom. “El hecho de que era un gran joven y trabajador, me impresionó. Una vez que le mostré algunas enseñanzas y trabajamos un poco en eso, no tuve que esforzarme mucho con este muchacho. Él las tomó y las aprovechó”. Despues de las promociones de 1992 y 1993 que lo vieron pitchear en 13 juegos, Reynolds llegó con éxito a 1994. Se unió a una organización en reconstrucción pero fue capaz de crecer en un gran clubhouse de Houston liderado por Craig Biggio y Jeff Bagwell, entre otros. “Estar ahí con Craig Biggio, Jeff Bagwell, Ken Caminiti, Luis Gonzalez, ellos jugaban el juego de la manera correcta”, dijo Reynolds. “Las buenas personas y ellos enseñan a los jóvenes como actuar”. Reynolds tenía un don para encontrar y escuchar a las personas quienes podían ayudarlo a mejorar. Era inseparable del coach de esfuerzo y acondicionamiento de los Astros, Gene Coleman y se hizo fanático de sus ejercitaciones. “Ha habido muy pocas personas quienes trabajan como Shane, solo un puñado”, dijo Coleman. “Estan Nolan Ryan, Roger Clemens y Shane entre los que trabajaron así de duro”. Reynolds tenía un lema que lo mantenía mejorando, mientras más duro trabajas, tienes más suerte. En una ocasión su régimen entre aperturas incluía carreras de distancia, mil sentadillas diarias, carreras cortas, pesas y lanzamientos. “Yo era muy perfeccionista cuando hacia eso cada día y tenía que llegar lo más lejos que pudiera en la carrera de distancia, las sentadillas, la preparación y los lanzamientos para estar 100 por ciento preparado para ese día”, dijo él. “Yo no era un lanzallamas, así que tenía que trabajar las esquinas. Tenía que mantener la sinker perfecta en ese lugar. Mantenerme adelante en la cuenta. Ser capaz de lanzar mis envíos lentos en strike al estar detrás en la cuenta. Los compañeros como Biggio apreciaban los esfuerzos de Reynolds. “Él definitivamente pone mucho de su parte y eso ayuda lo que hace”, dijo Biggio una vez. “No tienes que preguntar nada acerca de si el tipo está poniendo de su parte en tiempo y esfuerzo. Es un tipo por quien no tienes que preocuparte desde ese punto de vista”. Coleman sonrió cuando le pidieron ejemplos de la fascinación de Reynolds por estar en forma. “Era casi obsesivo y compulsivo acerca de ejercitarse”, dijo Coleman. “Si hacíamos 10 rotaciones con una pelota medicinal a la derecha y solo nueve a la izquierda, me lo hacía saber. Teníamos que hacerlo de nuevo”. Durante su primer receso entre temporadas en Houston, Reynolds rentó un lugar a cinco millas del Astrodomo. “Por lo que Shane iba en bicicleta al Astrodomo”, dijo Coleman. “Y mientras él esperaba en el clubhouse a que viniera el encargado a abrirle la puerta, manejaba alrededor del lugar, lo cual era alrededor de dos millas. Seguía manejando y manejando y entonces se iba a ejercitarse. Después de eso, se iba de vuelta en su bicicleta a casa para otras cinco millas. En el entrenamiento primaveral, Coleman dijo que su pupilo llegaba al parque horas antes que empezaran las actividades del equipo. “Si teníamos ejercitación a las diez en punto, Shane llegaba alrededor de las 7”, dijo Coleman. “Salíamos y corríamos juntos y entonces el venía y hacia pesas. Había trabajado más que cualquiera antes que empezara la práctica”. Al querer mejorar su dieta y conseguir suficiente descanso, Reynolds le prometió a Coleman que estaría en la cama para medianoche durante la temporada, a excepción de los extrainnings. También iba a comer acompañado por Coleman para comer de manera correcta. “Él dijo, ‘Si vas a desayunar y almorzar conmigo y me ayudas a elegir que comer, te pagaré todo’”, dijo Coleman. “No era solo que quería mejorar, sino que quería saber que hacer, por qué y cuando hacerlo”. Reynolds notó que era fácil concentrarse en su carrera porque su esposa Pam lo apoyaba. Novios de escuela secundaria, estuvieron juntos en los años universitarios, cinco temporadas de ligas menores y las mayores. “Mi esposa es un individuo fuerte”, dijo él. “Honestamente pienso que yo no estaría donde estoy ahora, sin ella. Es difícil el paso por las menores y cuando llegas a las mayores. Mucho de eso es mental. Ella me respaldó todo el tiempo. Ella fue una influencia positive y cuando yo tenís días malos, ella decía ‘recuerda lo que tratas de hacer aquí’”. Reynolds disfrutó de un sólido reporte de todos sus managers pero tuvo sus mejores temporadas luego de los consejos de Larry Dierker. “Dierker me dijo, ‘No estés mirando por encima del hombro en el quinto inning para ver quien está calentando en un juego cerrado. Tienes que estar ahí en cualquier situación y tienes que aprender a salir de los problemas por ti mismo”, dijo Reynolds. “Él dijo, ‘Si te saco cada vez en el quinto o el sexto inning, ¿Cómo vas a aprender?” Reynolds disfrutó de muchos momentos grandes en el montículo, incluyendo un duelo de pitcheo en Wrigley Field contra Kerry Wood y los Cachorros que produjo 30 ponches (20 de Wood y 10 de Reynolds). Una memoria más personal proviene de 1994, cuando Reynolds no era abridor regular. Al salir a lanzar por un lesionado Pete Harnisch contra los Dodgers de Los Angeles, Reynolds lanzó siete innings sólidos. “Permití dos imparables y una carrera y cargué con la derrota”, dijo él. “Pero fue ese tipo de juego que se queda en la mente porque yo era muy joven y lo hice bien. Pienso que eso me ayudó y entonces los Astros se dieron cuenta, ‘este tipo puede ser abridor’”. Con los números ofensivos creciendo en los años ’90, Reynolds fue afortunado de lanzar ocho temporadas en el Astrodomo. “El Astrodomo era probablemente el mejor lugar para pitchear”, dijo él. “La pelota no corría y era espaciosos. Eso ayudaba a que un pitcher joven ganara confianza. Si cometes un error, consigues un elevado largo en vez de un jonrón”. Mientras Reynolds recuerda tenerle el número tomado al pelotero complementario Bip Roberts, él dijo que también se lo tenía tomado a un insurgente toletero de la Liga Nacional. “No creo haberle permitido un jonrón a Barry Bonds”, dijo Reynolds. “Él conseguía sus imparables, pero también fue mi primer out en las grandes ligas. Parece que yo era capaz de hacer pitcheos donde él conseguía sus imparables, pero ninguno grande”. Oponentes familiares como Chipper Jones y Greg Maddux aprendieron a respetar al derecho Reynolds. “Él tiene buen repertorio”, dijo Jones en una entrevista de 1996. “Tiene números modestos porque ha jugado hasta ahora para un equipo de .500. Pero es uno de los pitchers más temidos de esta liga”. Frente al clubhouse del Astrodomo ese mismo día de 1996, el fututo inquilino del Salón de la Fama, Greg Maddux, dijo: “Cuando su control es bueno, no se puede lanzar mejor. Tienes que tener dos cosas para pitchear. Tienes que localizar tu recta y cambiar velocidades. Él tiene una recta muy buena y es grande cambiando velocidades. Cuando puede localizar su recta, es casi imbateable”. Reynolds cerró su carrera pitcheando para los Bravos en 2003 y los Cascabeles de Arizona en 2004 antes de retirarse con marca de 114-96. Al final, las lesiones pasaron factura. “Pude haber recortado mi carrera debido a que me ejercitaba muy duro, pero no me lamenté por eso”, dijo él. “Al trabajar tan duro, mis días como pitcher fueron los más fáciles”. “Pero el desgaste”, dijo él. “Cinco cirugías de rodilla, una cirugía de hombro, una cirugía de espalda. Si, todo eso te quita mucho tiempo de juego”. Strom dijo: “Pienso que muchos de sus problemas en las rodillas pueden venir de todas esas carreras en las escaleras del Astrodomo y en el piso de concreto. Él casi se ejercitaba a muerte. Nunca podrá ser acusado de no trabajar lo suficientemente fuerte”. Reynolds se mudó recientemente desde el area de Houston hacia Monroe para que su hijo Ryan pudiera asistir a Ouachita Christian. Reynolds sirve como asistente voluntario con el equipo de beisbol de OCS, donde su hijo es un destacado jugador de segundo año. “Realmente he disfrutado entrenando con él”, dijo Harper. “Ha venido a nuestro programa de escuela secundaria y ha sido entrenador asistente. Palea, ordena, corta la grama, sirve. Sabe lo que cuesta motivar a estos muchachos”. En un año cargado de reconocimientos para el ex grandeliga, esta primavera la OCS retiró su camiseta número 37. “Realmente es un honor”, dijo Reynolds de su reconocimiento reciente. “Faulkner University fue la primera en retirar mi número. Poder regresar casa, donde fuiste a la escuela secundaria y que ellos te rindan honores de esa manera, es maravilloso. Tener tu número retirado en el campo donde jugaste es muy especial. Atesoraré eso por siempre”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. Nota del traductor: Estadísticas de Shane Reynolds con los Navegantes del Magallanes en la temporada 1991-92: 12 J, 12 I, 1 C, 3 G, 4 P, 75 IP, 78 HP, 17 CL, 38 K, 20 BB, 2.04.

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