miércoles, 13 de diciembre de 2017

Paciorek se sobrepuso a una niñez dificil para disfrutar una larga carrera en el beisbol.

Bruce Markusen Junio 2, 2017 Siempre he disfrutado el trabajo de Tom Paciorek como analista de las transmisiones de los juegos de los Medias Blancas de Chicago, desde sus primeros días como narrador en la década de 1990. Ahora retirado, él era divertido, agudo y reflexivo, una voz agradable de muchas maneras. Fue solo recientemente que supe acerca de su conexión con Detroit, lo cual me motivó a escribir de él. Paciorek nació y se crió en la ciudad el motor, donde resistió una niñez difícil. Una vez que empecé a investigar el entorno de Paciorek, descubrí una historia fascinante y problemática que me hizo preguntarme como pude haber sabido tan poco de este beisbolista y narrador deportivo. Uno de ocho hijos, Paciorek creció en la pobreza en una de las secciones más olvidadas de Detroit. Él, sus padres, y sus hermanos (incluyendo dos otros futuros jugadores de grandes ligas, John y Jim) vivían en una colapsada casa de tres habitaciones. Debido a los ingresos limitados de sus padres y a la presencia de muchos niños que alimentar y vestir, los Paciorek carecían de dinero hasta para comprar un televisor. De acuerdo a Paciorek, su familia fue la última de la vecindad en adquirir un televisor, eso ilustra las difíciles circunstancias económicas que vivieron los Paciorek. Como si su situación monetaria no fuese lo suficientemente mala, Tom y varios de sus hermanos también enfrentaron un problema adicional. Asistían a la escuela secundaria en St. Ladislaus, en Hamtramck, una institución manejada por curas católicos. Como Paciorek reveló muchos años después, él y tres de sus hermanos fueron sometidos al abuso sexual por un cura en St. Ladislaus. Dada la cultura de la década de 1960, cuando era difícil retar a la autoridad del clero, Paciorek y sus hermanos se sintieron sin respaldo para denunciar al cura, reverendo Gerald Shirilla. Paciorek dijo que los repetidos incidentes con Shirilla lo traumatizaron, lo cual le afectó por años. A comienzos de la década de 1990, Paciorek se motivó a realizar una demanda contra el cura en St. Ladislaus (la cual ahora no existe), pero para entonces había expirado el período para denunciar el abuso sexual. “Él me molestó durante cuatro años”, le dijo Paciorek a Detroit Free Press en 2002. “Definiría esos incidentes como ataques. Diría que hubo por lo menos cien de ellos”. La situación alcanzó su punto culminante durante un periodo de tres dias cuando Shirilla obtuvo permiso para que Paciorek se quedara con él por un fin de semana. “Por 72 horas, me sentí bajo un ataque constante”, dijo Paciorek. “Fue implacable. Me refiero a que me sentí prisionero en su casa…Recuerdo decir en un momento de silencio, cuando tal vez dormía un par de horas. ‘Dios ¿terminará esto alguna vez?’ ¿Cuándo va a terminar esto?’” Sorprendentemente, Paciorek siguió siendo un buen estudiante en St. Ladislaus, donde se convirtió en jugador estrella de beisbol y futbol americano. Se ganó la oportunidad de asistir a la University of Detroit, donde destacó en el equipo de futbol americano. En otro episodio de infortunio, la universidad canceló el programa de futbol americano después del primer año de Paciorek. Tratando de mantener las esperanzas de una prometedora carrera en el futbol americano universitario, Paciorek se cambió a la University of Houston, donde no solo jugo como defensa en el futbol, sino que también surgió como un gran jardinero en el equipo de beisbol. En 1967, Paciorek y los Cougars avanzaron a la Serie Mundial universitaria, lo cual sirvió para que lo vieran los scouts de grandes ligas. Luego vinieron más adversidades. En su último año en la universidad se lesionó una pierna al chocar contra la pared de los jardines. La lesión disminuyó la calidad de su juego, pero aún así los Dodgers de Los Angeles lo seleccionaron en el draft de grandes ligas de 1968. Los Dodgers lo escogieron en su quinta oportunidad. Ese año los Dolphins de Miami de la NFL lo seleccionaron en su escogencia de octava ronda. Tratando de no perder lo que consideraban un prospecto legítimo, los Dodgers convencieron a Paciorek de optar por el beisbol al ofercerle un bono de 20.000 $. Paciorek aceptó la oferta y se fue a su primera asignación de ligas menores, se reportó al equipo filial de los Dodgers en la liga novatos ubicado en Ogden, Utah. Paciorek probó rápidamente que era capaz de batear el pitcheo profesional. Bateó .386 con un porcentaje de slugging de .653, mientras también se desempeñaba satisfactoriamente a la defensiva. Durante su estadía de 29 juegos con Ogden, Paciorek aprendió más del juego con un manager joven llamado Tommy LaSorda. Fue LaSorda quien le pondría a Paciorek su famoso apodo. Una noche, Paciorek y varios de sus compañeros de equipo cenaron en un restaurant. Todos los peloteros ordenaron filete, excepto Paciorek. El optó por una hamburguesa. Cuando LaSorda se enteró, lo llamó “Wimpy” (“Roque Pilón”), en referencia al personaje de la comiquita de Popeye. Ahora conocido por su amor a las hamburguesas, Paciorek procedió a escalar a través del sistema de granjas de los Dodgers. A mediados de la temporada de 1968, se ganó una promoción a Bakersfield, donde alcanzaría grandes números en 1969. Entonces vino una promoción hasta el Spokane AAA en 1970, donde bateó para .326 con 17 jonrones y 101 carreras empujadas. Impresionados con su fácil transición a AAA, los Dodgers lo premiaron con una llamada de última hora a Los Angeles. Paciorek parecía listo para quedarse en grandes ligas. Pero los Dodgers tenían un sistema de ligas menores cargado de talento, y ya tenían jardineros establecidos como Willie Crawford, Willie Davis y Manny Mota. Despues de la temporada de 1970, los Dodgers agregaron otro elemento a esa mezcla al adquirir a Richie Allen, otro pelotero que podía jugar en los jardines, en un cambio con los Cardenales de San Luis. Con esa clase de competencia, Paciorek pasaría la mayor parte de 1971 en AAA. Luego de la temporada de 1971, los Dodgers salieron de Allen, pero añadieron a Frank Robinson. Una vez más Paciorek fue forzado a pasar más tiempo en las ligas menores. En 1972, los Dodgers mudaron a Paciorek a primera base, posición donde jugaría en el Albuquerque AAA. Por supuesto, los Dodgers tenían otro enredo en primera base, donde el ganador del guante de oro Wes Parker era regular, y donde un prospecto llamado Steve Garvey jugaría pronto debido a problemas en el hombro que terminaron sus días como tercera base. Para 1973, el aprendizaje de Paciorek en ligas menores llegó a su conclusión, pero tendría que asumir el papel de jugador a medio tiempo y jardinero de reserva. Al no poder establecerse en la alineación regular de los Dodgers, Paciorek jugó esporádicamente las próximas tres temporadas. En 1975, tocó fondo con promedio de .193. Disgustados con su una vez prospecto principal, los Dodgers hicieron un cambio grande ese invierno, enviaron a Paciorek, el jardinero Jimmy Wynn y los jugadores del cuadro Lee Lacy y Jerry Royster a los Bravos de Atlanta por el jardinero Dusty Baker y el jugador del cuadro Ed Goodson. La mudanza a Atlanta ayudó a Paciorek. No solo le abrió la puerta para más tiempo de juego, sino que le dio la oportunidad de jugar en Fulton County Stadium, un parque mucho más amigable para los bateadores que Dodger Stadium. Al dársele más tiempo de juego en los tres jardines, primera base, y tercera base, Paciorek apareció en 111 juegos y bateó un impresionante .290, aunque falló en sacarle provecho a las dimensiones del “Launching Pad”. Paciorek esperaba por una mayor experiencia como regular en 1977, pero tuvo dificultades en el plato, su promedio de bateo cayó a .239. Su imagen con Atlanta decayó tanto que los Bravos lo despidieron al terminar el entrenamiento primaveral. Luego, cerca de una semana después, lo volvieron a firmar, pero solo le dieron unos pocos turnos al bate como bateador emergente. Hacia finales de mayo, los Bravos lo despidieron por segunda vez, lo cual significó el final de su fracturada estadía en Atlanta. Ahora su carrera estaba en una encrucijada, Paciorek encontró trabajo ocho días después, cuando los Marineros de Seattle lo firmaron como agente libre. Como equipo de la reciente expansión, los Marineros necesitaban ayuda en muchas posiciones, así que estaban muy contentos de contar con un pelotero con el potencial bateador de Paciorek. Por las próximas tres temporadas y media, Paciorek jugó el jardín izquierdo para los Marineros, mientras mostraba un incremento en su producción casi cada año. Su pasantía en Seattle alcanzó su punto cumbre durante la temporada de la huelga de 1981, cuando bateó para .326 con 14 vuelacercas y su tope personal en OPS con .888. Paciorek fue líder en promedio de bateo de la Liga Americana hasta la semana final de agosto, aunque terminó segundo en la carrera por el título de bateo. Por primera vez en su carrera, Paciorek actuó en el Juego de Estrellas. Al final de la temporada, recibió alguna consideración para el premio al jugador más valioso de la liga, terminó décimo en la votación. La mayoría de los peloteros no tienen el año de su carrera a la edad de 34 calendarios, pero Paciorek lo había logrado con los Marineros. En vez de conservar a Paciorek, los Marineros decidieron capitalizar su repentino valor en el mercado. Despues de la temporada del ’81, lo cambiaron a los Medias Blancas de Chicago por el cátcher Jim Essian, el campocorto Todd Cruz y el jardinero Rod Allen. En las siguientes dos temporadas, Paciorek siguió siendo un pelotero productivo con los Medias Blancas, quienes lo mudaron desde los jardines hasta primera base. El rendimiento de Paciorek empezó a decaer en 1984 y 1985, muy comprensible debido a que se acercaba a los cuarenta años de edad. A mediados de la temporada de 1985 los Medias Blancas lo negociaron a los Mets de Nueva York por el infielder de ligas menores Dave Cochrane. Paciorek bateó para un respetable .284 en total esa temporada, pero aún asi fue despedido ese invierno. Firmó un contrato como agente libre con Texas, donde jugó sorpresivamente bien como jugador de reserva en sus últimas dos temporadas en las cuales bateó por encima de .280. La carrera de Paciorek, que duró 18 años, es un testamento a su perseverancia. Fue ese raro pelotero, a la Mike Easler y Bill Robinson, quien fue mejor a los treinta años que a los veinte. Paciorek logró prolongar su carrera hasta los 40 años de edad, a pesar de los disgustos en los años con los Dodgers y las variadas despedidas de los Bravos. También hizo suficientes contactos en la organización de los Medias Blancas para asegurar un trabajo como narrador deportivo, una posición en la que entraba y salía. Además de los Medias Blancas, también narró juegos para los Tigres, Marineros, Bravos y Nacionales de Washington. De manera más impresionante, Paciorek se sobrepuso a dos problemas de niñez que a menudo arruinan a las personas por el resto de sus vidas: la pobreza y el abuso sexual. Su voluntad para hablar del martirio de St. Ladislaus, junto a su voluntad para confrontar a su atormentador, ilustran el carácter de Paciorek. Un orgulloso hijo de Detroit, Tom Paciorek lo ha hecho muy bien. Traducción: Alfonso L. Tusa C. 12-12-2017.

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