lunes, 4 de junio de 2018

La vuelta de Alex Torres y la bitácora del Magallanes El emergente. Ignacio Serrano

viernes, 25 de mayo de 2018 Es posible qué ningún otro equipo como Magallanes haya ejecutado a la perfección el plan de reconstrucción trazado al finalizar la pasada temporada. Los turcos sufrieron en la 2017-2018, pese a haber clasificado en la segunda posición y avanzar a la semifinal. La razón de esa lucha estuvo en el cuerpo de lanzadores y muy particularmente en los abridores extranjeros que formaron parte de la rotación en la eliminatoria y la postemporada. Los Navegantes únicamente contaron con siete aperturas de pitchers venezolanos. Cuatro las hizo el joven prospecto Jesús Tinoco y tres el también bisoño Dedgar Giménez, cuando aún promediaba noviembre. La recta final encontró al alto mando de la nave con tiradores forasteros no muy eficaces, y la debacle alcanzó un pico sorprendente en las series contra Caribes y Cardenales. El grupo de forasteros, con el añadido de Omar Bencomo Jr. como refuerzo, permitió 40 carreras merecidas en 39.2 entradas. Cuando más necesitaba de buenos desempeños, el manager Omar Malavé vio a su rotación dejar una inefectividad de 9.08 que justifica la derrota inicial ante Anzoátegui y la posterior caída ante Lara. La llegada de Alex Torres en el cambio pactado el miércoles con los Tiburones de la Guaira es otro paso en el camino para resolver tan grandes carencias. La tropa magallanera cuenta con brazos jóvenes de valía, que por lo general reciben permiso limitado para actuar en la pelota criolla. Algo había que hacer para darle al cuerpo técnico los brazos necesarios para trascender. Torres, pudiera pensarse, ya dejó atrás lo mejor de sí. Tiene 30 años de edad y hace tres que no actúa en las Grandes Ligas. Milita en un circuito independiente de no muy elevado nivel. Pero ya está visto que en Venezuela se puede cumplir incluso viniendo de torneos así. En la difícil filigrana que es la conformación de un equipo en esta liga, también entra en juego la disponibilidad. Y Torres está disponible. Sus pavorosos números con los escualos se contrastan con un aceptable desempeño en el campeonato japonés que actualmente disputa. A un costo relativamente bajo, en caso de que el experimento resulte, Magallanes tendrá un veterano que todavía tira la pelota con gran fuerza y obtiene muchos ponches, aunque siempre enfrente el riesgo de sobrepasarse en el número de bases por bolas. No es un mal negocio. Junto al carabobeño también han llegado Johan Pino, Henderson Álvarez y Wilfredo Boscán. Hay chance de que los Navegantes puedan contar con una rotación enteramente venezolana, un privilegio que duplica su valor ante la perspectiva de afrontar una zafra en la que todos los clubes contarán con dos importados menos. Es posible que alguno de ellos falle, pero ahora hay mayor margen de error. Son cuatro tiradores con experiencia en la gran carpa, que todavía son relativamente jóvenes para esperar de algunos de ellos un trabajo adecuado. La bitácora de Ferrari no esté completa. A los turcos les urge reforzar su lineup. Adonis García quizás no regrese, Mario Lissón ahora es coach en las Menores y el suspendido dominicano Cacao Valdez no podrá jugar en la primera mitad, si regresa. La primera tarea ya parece completa, con cuatro abridores del patio disponibles para todo el calendario. Eso vale oro en el beisbol invernal. Columna publicada en El Nacional, el viernes 25 de mayo de 2018.

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