lunes, 12 de febrero de 2007

En pleno carnaval.

La noche del 10 de febrero de 1970, elegìan la reina de carnaval en Cumanacoa, Sucre. Mis hermanos y yo estàbamos màs pendientes del juego que realizarìan los Leones de Ponce (Pto. Rico) y los Navegantes del Magallanes (Venezuela) para decidir el campeòn de la Serie del Caribe en el primer torneo de su segunda etapa.
Nos fuìmos junto a Mamà a la plaza del pueblo para ver la elecciòn y disfrutar de la mùsica bailable. Un radio transistor saliò del bolsillo del pantalón de Felipe y empezamos a escuchar las incidencias del juego. Cada cinco minutos le preguntaba a mis hermanos como iba el juego.
Al rayar las diez de la noche una sarta de cohetes amarrada con papelillo y caramelos anunciaba la reina del carnaval. Templè la camisa de Felipe. “¿Què pasò?” “Dàmaso Blanco adivinò las intenciones de los puertorriqueños y sacò en la goma a Santos Alomar. El juego sigue empatado”.
Mamà decidiò irse a casa de una amiga para conversar. Mis hermanos se quedaron en la plaza con el radio del juego y la alegrìa del conjunto musical. Hube de resignarme a acompañar a Mamà. En el portal de la casa caminaba en ambas direcciones hasta las esquinas. Querìa saber como iba el juego. Mamà preguntò que pasaba. “Quiero saber como va el juego de Magallanes”. La amiga entrò a la casa y trajo un radio pick-up portátil. “Ve si puedes oir el juego ahì”.
Al girar el interruptor, la voz emocionada del narrador burbujeaba entre entre la griterìa. “…Gustavo Gil batea un roletazo sobre segunda base, la bola pasa de hit, Dàmaso Blanco anota la carrera del triunfo. Venezuela campeòn de la Serie del Caribe…” Levantè el radiò sobre mi cabeza y saltè a la calle. Un tipo disfrazado de mujer se bajò del capò de un carro que pasaba. “¿Cómo va el juego?” “Magallanes ganò” La musìca subiò el volumen y se prendiò un baile colectivo sobre el capò del carro.


Alfonso L. Tusa C.

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