lunes, 14 de abril de 2008

Para los fanáticos centenarios de los Cachorros los primeros 99 años son los más duros.

Martha Hawkins, Speedy Iavarone, Lucia Klas y Richard Savage pasan de los 100 años de edad y todos permanecen leales a los Cachorros de Chicago. A pesar de todos los sinsabores.
Todos vivían cuando los Cachorros ganaron su última Serie Mundial en 1908 y desde entonces se han mantenido aupando al equipo. Ellos fueron reunidos este domingo 13 de abril en Wrigley Field por ESPN y relataron historias de cuando pagaban 50 centavos por asientos en las gradas, de cuando los Cachorros perdieron la Serie Mundial de 1918, de viajar al estadio en tranvía para asistir a la noche de damas.
Por supuesto que las contínuas debacles de los Cachorros han sido muy dolorosas para ellos a través de las décadas. Pero como ellos aseveran, su devoción por el equipo nunca ha palidecido. Guardan la esperanza de que los Cachorros ganen otra Serie Mundial mientras ellos todavía vivan.
“Todos se frustran cuando los Cachorros pierden, pero cuando eres fanático de los Cachorros, eres fanático de los Cachorros”, dijo Iavarone, 100, de Wood Dale. “Así de simple”.
Iavarone nació en Italia, llegó a Chicago a los 4 años, cuando Carter Harrison II era el Alcalde y los Cachorros experimentaban temporadas exitosas con el trabajo de equipo del shortstop Joe Tinker, el segunda base Johnny Evers y el primera base Frank Chance.
Iavarone vio a los Cachorros jugar por primera vez a los 12 años y después iba entre 10 a 12 juegos por año.
En aquella época el estadio se llamaba Weeghman Park. Cuando Savage vio a los Cachorros enfrentar a los Medias Rojas de Boston en la Serie Mundial de 1918, el estadio no tenía capacidad para recibir grandes multitudes, por lo tanto debieron jugar en el viejo Comiskey Park, el estadio de los Medias Blancas.
“Lo recuerdo como si fuera ayer”, dijo Savage de 100 años.
Klas 102 y Hawkins 100, nunca siguieron a ningún jugador en particular. Ellas no recuerdan ningún juego puntual. Para ellas ver al equipo jugar siempre ha sido una fuente de relajación.
Klas, una inmigrante alemana quién vivía en la zona norte de Chicago, se iba al estadio a pie o tomaba el tranvía. Dice que ciertos días las mujeres entraban gratis.
Los cuatro han sido descorazonados por las derrotas de los Cachorros, año, tras año, tras año.

Alfonso L. Tusa C.

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