lunes, 6 de septiembre de 2010

Los Gigantes ganan el banderín

Joe Posnanski

Bobby Thomson fue un muy buen pelotero. Bill James lo clasificó hace unos pocos años como el jardinero derecho número 57 de la historia. Un par de puestos detrás de Jackie Jensen unos pocos lugares delante de Dave Justice. Thomson podía correr (una vez lideró la Liga Nacional en triples) y tenía algo de poder. En sus cuatro años más exitosos, entre 1949 y 1952, promedió 26 jonrones, 100 carreras empujadas, dejó un OPS (promedio con hombres en base + promedio de slugging)de 126, y caminó más a menudo de lo que se ponchó.
Bobby Thomson no es precisamente bien recordado por haber sido un excelso beisbolista. Ha habido una apreciable cantidad de buenos peloteros. Thomson es, como Don Larsen, como Roger Maris, como Joe Carter, como Kirk Gibson y aún como Vic Wertz y Mitch Williams y Ralph Branca, recordado por un momento específico. Un sentimiento. Una memoria que ha inspirado libros y películas y canciones y la más apasionada noticia radial: “¡Los Gigantes ganan el banderín!”.
Hace un par de años, hice una lista de los 20 jonrones más importantes de la historia del béisbol. En honor a Bobby Thomson, quién murió el martes 17 de agosto de 2010, voy a reclasificar los 10 primero un poco, consideraremos los 10 jonrones más memorables de la historia. No sé si hay mucha diferencia con “los más grandes” de siempre, pero los veo algo diferentes.
Aquí están los 10 jonrones que pienso nunca serán olvidados:

10. El jonrón de la resina de pino.
24 de julio de 1983
George Brett le sacó un jonrón a Goose Gossage en la parte de arriba del noveno inning para poner a ganar a Kansas City 5-4 sobre Nueva York. Entonces el manager de los Yanquis, Billy Martin, quién nunca dejaba pasar una trampa, salió y pidió que se revisara el bate de Brett, porque la resina de pino estaba muy arriba en el bate (la regla entonces decía que no podía haber resina de pino “más allá de las 18 pulgadas medidas desde el extremo del mango del bate”). El árbitro Tim McClelland examinó el bate sobre el plato y notó que la resina definitivamente se extendía más allá de las 18 pulgadas.
“Me senté en el dugout”, dijo George Brett, “y dije, ‘Si este tipo me canta out, Me voy a volver absolutamente loco”.
…y McClelland sentenció out a Brett. Y Brett enloqueció por completo.
La parte más cumbre es que la regla no decía por ninguna parte que si alguien usaba un bate con resina más allá de las 18 pulgadas era automáticamente out.. La regla decía que si tal bate es detectado, debe ser retirado del juego. Esto porque (como Martin y todo el mundo sabía) la resina de pino difícilmente ayude a alguien a pegarle a la pelota. Sólo que la resina empegosta la pelota. La regla iba más en la dirección de “hay que mantener la pelota limpia”. Aunque McClelland tenía el poder para sentenciar out a Brett porque era el árbitro, no disponía del libro de reglas para documentarse.

Los Reales protestaron y el jonrón fue validado, el juego se reanudó el 18 de agosto en el noveno inning (lo cual Billy Martin protestó colocando a Ron Guidry a jugar en el center field y a Don Mattingly en segunda base) y los Reales terminaron ganando.

9. Nos vemos mañana en la noche
26 de octubre de 1991
Todo lo relacionado con la Serie Mundial de 1991 fue grandioso. Minnesota ganó el primer juego de manera rutinaria, luego ganaron el segundo por 1 carrera cuando Scott Leius le bateó un jonrón solitario a Tom Glavine en el octavo episodio.
Los Bravos ganaron el tercer juego en el cierre del duodécimo inning cuando Mark Lemke, la respuesta de Atlanta a Scott Leius, remolcó la victoria en los pies de Dave Justice con sencillo. ¿Y que puede ser mejor que un sencillo de Mark Lemke para decidir un juego? Que tal una cabalgata de Mark Lemke el próximo día. Lemke bateó un triple en el cierre del noveno con la pizarra empatada a 2 carreras y anotó con el elevado de sacrificio de Jerry Willard. Eso igualó la serie.
El único juego desbalanceado de la serie fue el quinto, cuando Atlanta ganó 14-5 y dejó a más de uno pensando que los Bravos asegurarían el campeonato en Minnesota.
Por supuesto, el béisbol se desarrolla de otra manera, los juegos no necesariamente mantienen su tendencia el próximo día, todo depende del pitcher del juego siguiente. En el sexto juego se enfrentaron Steve Avery versus Scott Ericsson. Los Mellizos le anotaron 2 a Avery en el primer inning, el batazo clave fue el triple de Kirby Puckett. Ese marcador se mantuvo hasta el quinto inning, cuando Terry Pendleton la sacó para igualar el juego 2-2. Un elevado de sacrificio de Puckett en el cierre de aquel inning le delvolvió la delantera 3-2 a los Mellizos. Ron Gant impulsó a, por supuesto, Lemke para empatar 3-3 en el séptimo acto.
Pendleton, deben recordarlo, tuvo probablemente la recuperación más grande de un año para otro en la historia del béisbol. Ignoro si esto es cierto, pero no puedo imaginar otro jugador en la historia del béisbol con una campaña tan desastrosa en 1990 y que el siguiente año ganara el premio al jugador más valioso.
El juego siguió igualado hasta el cierre del undécimo capítulo, cuando Puckett le bateó cuadrangular a Charlie Liebrandt para ganar el juego. “Nos vemos mañana en la noche”, dijo Jack Buck a través de la transmisión televisiva. Ese resultado desembocó en el clásico séptimo juego del duelo entre Jack Morris y John Smoltz.

8.- El sexagésimo segundo de Mark McGwire
08 de septiembre de 1998.

Tenía una interesante conversación con una amiga, una fanática furibunda de los Cardenales de San Luis, quien se preguntaba si la emoción se podía borrar. Ella hablaba de una amiga que había roto su matrimonio después de muchos años felices en apariencia. “En verdad todo era vacío”, la amiga había dicho con dolor…pero mi amiga pregunto: “¿De verdad todo era vacío?”, La emoción había ocurrido. Era muy real. Los buenos tiempos fueron buenos tiempos. Los momentos felices fueron momentos felices. Si, tal vez las memorias son evitadas depués… pero eso no hace desaparecer lo que ocurrió.
De esa manera nos sentimos ella y yo en referencia al jonrón sexagésimo segundo de Mark McGwire. Es uno de los momentos más excitantes y maravillosos de mi vida como espectador del béisbol (fue tan emocionante para ella que hasta lloró).
¿Fue manchado el momento por haber admitido McGwire el uso de esteroides? Seguro. ¿Fue el momento degradado porque Barry Bonds batió ese record 3 años después? Probablemente.¿Voltearemos hacia el verano de 1998, cuando los estadios se llenaban para ver a Mark McGwire tomar práctica de bateo, con el tipo de sorpresa y disfrute que podríamos haber esperado? No.
Pero eso no hace que el momento se desvanezca. La batalla con Sammy Sosa. La conmovedora escena con la familia Maris. Los asteriscos sugeridos no hacen que el momento desparezca. Todo ocurrió. Y es uno de los momentos más memorables de la historia del béisbol


7. Joe Carter vs. Mitch Williams
23 de octubre de 1993

De alguna manera, es sorprendente que este jonrón no sea recordado como debería. Sólo ha habido dos jonrones para terminar Series Mundiales. Uno de ellos está mucho más arriba en esta lista.
Este tiene muchos personajes importantes. Mitch Williams? Joe Carter? Rickey Henderson? Paul Molitor? Vamos. Este fue el sexto juego, cierre del noveno, Filadelfia ganaba 6-5. Mitch Williams, la Cosa Salvaje de Filadelfia empezó a hacer cosas salvajes. Inició el inning caminando a Rickey Henderson. Perfecto. El hombre que caminaba a muchos versus el hombre que caminaba mucho. Rickey Henderson había enfrentado a Mitch Williams nueve veces y nunca le dio un hit. Pero negoció boleto 4 veces. Devon White despachó un batazo largo que pareció, por un momento, el jonrón ganador. Pero Pete Incaviglia corrió y lo atrapó. Paul Monitor bateó sencillo al centro, entonces había dos futuros inquilinos del Salón de la Fama embasados, un out, cierre del noveno episodio. Joe Carter al bate.
Tal vez la razón por la cual este jonrón no es tan recordado reside en que nunca fue asociado a algo en particular. El batazo de Joe. El error de Mitch. Tal vez porque ocurrió en Canadá. De muchas formas, este fue el jonrón más espectacular en la historia de la Serie Mundial, más espectacular que el de Fisk porque decidió la serie, más espectacular que el de Mazeroski porque Maz bateó el de él con la pizarra igualada en el cierre del noveno y no con su equipo atrás en el marcador.

De todas formas, Carter mandó la pelota sobre la cerca, los Azulejos ganaron la Serie Mundial, y todo el mundo lo recuerda, aunque pocos parecen recordarlo con el mismo amor de grandes momentos similares.

6.- ¡Y ella se fue!
15 de octubre de 1988.
“Miren quién viene a batear…Todo el año, esperaron que Kirk Gibson encendiera el fuego, y todo el año el respondió a las demandas, hasta que estaba incapacitado para comenzar el juego, con dos piernas en mal estado, la pantorrilla izquierda adolorida, la rodilla derecha inflamada. Y, con dos outs, se decide jugar a los dados, eso es todo. Si batea por el suelo, es de imaginar que correrá a un 50% hacia primera base. Los Dodgers tratan de hacer algo sobrenatural.
Gibson se quejaba de que la rodilla derecha no lo dejaba afincarse bien. Los Atléticos ganan 4-3, dos outs, noveno inning… Gibson agita su pierna izquierda como un caballo tratando de espantar una mosca fastidiosa.
Sax espera en el círculo de prevenidos, pero el juego está en el home…El lanzamiento en 3 y 2….Batazo largo al right field….¡y ella se fue!”
En un año de cosas tan improbables, ha ocurrido lo imposible… Y, ahora, la pregunta era, ¿podría correr las bases sin ayuda? Ustedes saben, como lo dije hace unos días que Kirk Gibson, no era el pelotero más valioso, pero por esta noche lo es”.
__Vin Scully narrando el jonrón de Kirk Gibson. Siempre me ha gustado la famosa narración de Jack Buck “No creo lo que ví”. Así supe del jonrón mientras manejaba a casa a través de Carolina del Sur, aquella noche. Pero la narración de Scully también fue poesía.

5. Señor Noviembre
01 de noviembre de 2001.
Este el el jonrón más memorable que haya visto, el de Derek Jeter en el décimo inning del cuarto juego. Hay algo curioso con la memoria… existe una pequeña duda, si clasificaste la importancia y el drama de los jonrones bateados por los Yanquis en los juegos 4 y 5 de la Serie Mundial de 2001, ese jonrón de Jeter sería el tercero. Ciertamente, el jonrón de 2 carreras de Tino Martínez con 2 outs ante Byung Hyun Kim para empatar el cuarto juego en el cierre del noveno, y el jonrón de 2 carreras de Scott Brosius con 2 outs para empatar el juego la noche siguiente fueron más dramáticos.
Pero había algo con el jonrón de Jeter, tal vez tenía que ver con lo que hace de Jeter un héroe bueno. Después que bateó el jonrón, la algarabía de Yankee Stadium era la más ruidosa que haya oído antes o después. Había algo espiritual en esa noche, todavía estaban frescas las memorias del 11 de septiembre, con humo saliendo todavía del “Ground Zero”, con Jeter corriendo las bases con su brazo en el aire, con la multitud cantando New York, New York
con Sinatra una y otra vez. No era una escena poco familiar, ellos siempre ponían a Sinatra después de las victorias de los Yanquis, pero algo de aquella noche estará conmigo siempre.

4. El batazo anunciado del Babe
01 de octubre de 1932.
Me gusta mucho el hecho de que John Paul Stevens, juez de la Corte Suprema de Justicia por casi 35 años, estaba en el juego de la Serie Mundial cuando Babe Ruth pudo o no pudo haber anunciado su batazo. Stevens creció en Chicago, y su padre lo llevó al juego de la Serie Mundial de 1932 entre los Yanquis y los Cachorros (tenía 12 años).
Le dijo a la revista The New Yorker. “Nos sentamos detrás de tercera base, no tan atrás… Ruth señaló hacia la pizarra del center field. Y sacó la pelota del parque después que señaló con su bate”.
Un seguimiento de los acontecimientos que rodearon el Batazo Anunciado del Babe hace parecer el hecho poco probable. El marcador estaba igualado 4-4, sin gente en base, y había pocas dudas de que Ruth estaba agitado. Los jugadores de los Cachorros estaban sobre él. Los fanáticos estaban sobre él. De acuerdo al excelente libro de Leigh Montville “The Big Bam”, después que le cantaron el primer strike, Ruth levantó un dedo como diciendo: “Es sólo un strike”. Luego vinieron 2 bolas. Luego otro strike. Mientras todo el mundo cargaba contra Ruth, levantó 2 dedos para indicar 2 strikes. Gaby Hartnett, quién siempre ha insistido que Ruth no anunció nada, diría que en ese momento Ruth dijo: “Sólo hace falta un lanzamiento para batear”. Las películas caseras sugieren que Ruth señaló hacia la banca de los Cachorros. Entonces, descargó el jonrón ante Charlie Root, un batazo largo que sobrevoló la vecindad del center field o mejor dicho, del right-center field (se ha debatido hasta donde aterrizó la pelota). Mientras Ruth rondaba las bases levantó 4 dedos. Cuatro bases.

El periodista Westbook Pegler, de acuerdo a Montville, escribió al dia siguiente: “Muchos bateadores podrán batear 2 jonrones o posiblemente 3 en venideras Series Mundiales, pero no de la forma como Babe Ruth bateó estos dos. Ni verás a un artista anunciar su batazo antes de despachar uno de los toletazos más largos conectados en el estadio”.
Más allá de Pegler, muy poco fue escrito sobre “el batazo anunciado” al día siguiente. Fue durante los dias siguientes que muchos escribieron sobre eso. Y aunque Ruth no dijo mucho después del juego, con el paso de los años, el propio Ruth contribuiría con la leyenda: “El buen Dios estaba conmigo…”
“¿Anunció el batazo? La respuesta de Montville tiene sentido: “Él anunciaba batazos todo el tiempo”.
La respuesta de John Paul Stevens también tiene sentido: “Ocurrió en la realidad”. Si no le puedes creer a un miembro de la Corte Suprema de Justicia por 35 años…

3. Hay un nuevo campeón jonronero de todos los tiempos.
08 de abril de 1974

Nadie tendrá en cuenta este jonrón más que yo: Fue una de mis primeras memorias del juego, tenía como 6 o 7 años, iba a una tienda de pinturas con mi papá, y había una fotografía de cartón gigante de Henry Aaron. Le pregunté a mi padre por la fotografía y me dijo que Aaron iba a pasar a Babe Ruth como el mayor jonronero de todos los tiempos. Me dijo que Aaron era un gran pelotero.
Había visto el béisbol. Había estado en un par de juegos de los Indios de Cleveland, y recuerdo los uniformes amarillos de los Atléticos de Oakland en televisión. Pero esa fue la primera vez que recuerdo haber pensado algo sobre el juego. Y pensé que Henry Aaron debía ser el pelotero más grande que haya existido si lograba batear más jonrones que nadie.
Años después, moderé un evento en el Museo de las Ligas Negras del Béisbol en homenaje a Aaron. Lo entrevisté y es uno de mis días favoritos como periodista deportivo. También escribí una columna sobre él en el periódico de ese día. Al final de aquel día, él llamó a mi amigo y antíguo director de mercadeo Bob Kendrick y le dijo: “Leí la columna que el tipo del periódico escribió sobre mí”.
Bob le dijo: ¿Si, que piensas de ella?
Henry Aaron se rió y dijo: “Él debe realmente tenerme en alta estima”.
Si se la tengo. Desde que tenía 6 años de edad.

2.- El jonrón del sexto juego
21 de octubre de 1975
Una de las personas más agradables que entrevisté para mi libro The Machine (New York Times bestseller! Por salir a la venta con gran descuento en el precio) fue Pat Darcy, quién como mucho de los peloteros nombrados al comienzo de esta columna, es principalmente recordado por un momento. Darcy fue el hombre que recibió el famoso jonrón de Carlton Fisk en el sexto juego.
Darcy era un novato en 1975… y era muy efectivo si se considera que no ponchaba a todo el mundo. Es una pequeña exageración, darcy lanzó 130 innings. Ponchó 46 y caminó a 59. De alguna manera se las arregló para alcanzar 11 victorias y una efectividad de 3.58. También lanzó el juego completo que finalizó la seguidilla de 45 juegos de juegos no completos de los Rojos de Cincinnati que para ese momento fue un record de Grandes Ligas.
En el sexto juego, Darcy lanzó tan bien como en su mejor momento en las Grandes Ligas. Entró al juego en el cierre del décimo inning con el juego igualado, dominó a Dwight Evans con machucón al montículo, obligó a Rick Burleson a elevar al short y ponchó a Bernie Carbo, quién era el héroe hasta ese momento, por su jonrón de 3 carreras que empató el juego en el octavo tramo.
En el undécimo episodio, Darcy
dominó al emergente Rick Millar con elevado a los jardines y luego obligó a Denny Doyle y Carl Yastrzemski a batear inofensivos roletazos por las paradas cortas. Había retirado a los 6 bateadores que había enfrentado, sólo uno le había sacado la pelota del cuadro. Los Rojos no tenían a más nadie en el bull pen, Darcy era el octavo pitcher que habían usado en el juego. Y aunque Johnny Bench diría después que sabía que Darcy no daba más, Darcy salió para el duodécimo. Fisk bateó su segundo pitcheo contra el poste de foul que ahora lleva su nombre.
Años después, en la película “Good Will Hunting”, el jonrón de Fisk fue recreado, y la toma hizo ver a Darcy como un pitcher nervioso. Esto molestó mucho a Darcy. “Yo no estaba nervioso”, dijo. “Había lanzado 2 innings. Lo estaba haciendo bien. No estaba nervioso. Sólo me bateó un jonrón”.
Darcy lanzaría solo 39 innings para los Rojos en 1976 y nunca más apareció en las Grandes Ligas. Regresó a su casa en Tucson, donde todavía trabaja y recibe llamadas ocasionales de gente que quiere saber que se siente al recibir el jonrón de Carlton Fisk

1. Cerveza
13 de octubre de 1960

Bill Mazeroski abrió el cierre del noveno inning del séptimo juego de la Serie Mundial de 1960. El marcador estaba igualado 9-9. Los Piratas habían ganado sus tres juegos con un combinado de 6 carreras. Los Yanquis habían ganado sus tres juegos 16-3, 10-0 y 12-0. Había pocas dudas de que los Yanquis eran el mejor equipo. Pero los Piratas estaban en posición de ganar.
Los Yanquis ganaban 7-4 en el cierre del octavo… pero los Piratas atacaron con furia para regresar al juego. Los primeros tres bateadores del inning sencillearon para marcar una carrera. Roberto Clemente empujó otra carrera con sencillo. Y el entonces catcher de reserva Hal Smith despachó cuadrangular de 3 carreras frente a Jim Coates para darle a los Piratas una ventaja de 9-7. Hal Smith iba a troquelar su nombre en la historia del béisbol.
Sólo que las cosas cambiaron. Los Yanquis anotaron dos carreras en la apertura del noveno inning para empatar el juego. Mickey Mantle bateó sencillo ante harvey Haddix para traer la primera carrera. Yogi Berra igualó la pizarra con rolling al cuadro.
Mazeroski abrió el cierre del noveno contra Ralph Terry… y con el Segundo lanzamientyo bateó lo que pienso es el jonrón más famoso de las Series Mundiales de todos los tiempos Fue sobre una recta, aunque cuando le preguntaron a Terry que había lanzado, el dijo: “No sé que pitcheo era, sólo sé que fue el equivocado”.
Todo esto lleva a una historia a menudo repetida que es casi seguro irreal. La historia relata que un muchacho de 13 años llamado Ted Szafranski atrapó la pelota del jonrón y se la cambió a Mazeroski por 2 cajas de cerveza supuestamente para su padre. La historia ha sido repetida muchas veces pero lo que puedo decir es que nunca se ha comprobado y no costaría mucho hacerlo. Pero sospecho que la razón por la que se sigue contando es que la gente no quiere darse cuenta que la historia no es real. Debió haber sido real, un muchacho de Pittsburg debió haber agarrado la pelota y debió habérsela cambiado a Maz por un par de cajas de cerveza para su viejo.

Eso es nostalgia. Y este es el jonrón más nostálgico en la historia de la Serie Mundial

Más arriba del Nº 1: El batazo que se oyó alrededor del mundo
03 de octubre de 1951

He escrito esto antes: Alguién le preguntó a Back O’Neil cuan rápido era Cool Pap Bell. La respuesta de Back: “Más rápido que eso”. Eso es donde se ubica el jonrón de Bobby Thomson en la historia del béisbol. Eso no es el número 1 en la lista de los más memorables… esta algo por arriba. Siempre será el jonrón más memorable en la historia del béisbol. No puede ser rebasado. Es más rápido que eso.
¿Por qué? Tiene que ver con la esencia de la nostalgia norteamericana, la Nueva York de 1951. Ocurre al final de la más famosa carrera por el banderín en la historia del juego, una carrera que los Dodgers de Brooklyn dominaban por 13 juegos el 11 de agosto y todavía iban al frente cuando faltaban 16 juegos. Los Gigantes remataron para forzar un play off de tres juegos. Los Gigantes ganaropn el primer juego 3-1. Los Dodgers ganaron el segundo 10-0. Asi se llegó al tercer juego el cual los Dodgers ganaban 4-1 en el noveno inning.
Los Gigantes se acercaron 4-2 con el doble de Whitey Lockman. Los Dodgers trajeron a relevar a Ralph Branca. Bobby Thomson vino a batear. Willie Mays estaba en el círculo de prevenidos. Eran las 3:58 p.m. Bobby Thomson conectó un batazo largo hacia la línea del jardín izquierdo. Ernie Harwell gritó “¡La pelota se fue!” para la audiencia televisiva y luego contuvo el aliento porque había narrado muy rápido. La pelota sobrevoló la gorra de Andy Pafko y se fue de jonrón. Russ Hodges emitió su soliloquio: “Los Gigantes ganan el banderín”.
No, nunca será superado.
En honor a Thomson, Deadspin reimprimió la columna de Red Smith de aquel día, lo cual fue una gran decisión. He leido mucho de Red Smith últimamente. Encontré algunas colecciones de Red Smith en librerías de libros usados, y al leer columna por columna he llegado a apreciar cuan bueno era en la crónica del día a día. Es verdad que Red Smith daba lo mejor en los momentos cumbres…instintivamente sabía cuando estaba viendo algo grandioso, y también cuando estaba viendo algo más allá de lo grandioso. Su reportaje del jonrón de Bobby Thomson es uno de los más famosos en la historia del periodismo. También es uno de los mejores.
Ahora termina la historia. Y no hay forma de contarla. El arte de la ficción está muerto. La realidad ha estrangulado a la invención. Sólo lo exageradamente imposible, lo inexpresablemente fantástico, puede ser plausible otra vez.
Pienso que el final de Red Smith es aún mejor.
Al Segundo pitcheo, cuando Thomson iba por primera base, volteó y miró hacia las gradas del left field. Entonces empezó a saltar en el aire, una y otra vez. Luego se tomó su tiempo para trotar alrededor de las bases.
Ralph Branca dio la vuelta y empezó a caminar hacia el clubhouse. El número de su uniforme parecía inmenso: 13.
Branca fue el gran derrotado, por años no hablaría del incidente. Pero en los años siguientes, como el dijo, aflojó el hermetismo. Branca y Thomson viajaban juntos a veces, firmaban autógrafos en la foto de su famosa escena, revivían el mejor y el peor momento de sus vidas deportivas. “Lo extrañaré”, dijo Branca a Associated Press cuando fue contactado para hablar de la muerte de Thomson.
De muchas maneras, ambos entendieron que siempre estarían congelados en ese momento, cuando eran jóvenes, Thomson saltando alrededor de las bases, la multitud neoyorquina delirando, el número 13 de Branca dominando la escena. Mientras se juegue béisbol esa escena estará fresca y viva.

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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