martes, 14 de diciembre de 2010

Bobby Cox gana respeto (y victorias) hasta el final.

Tyler Kepner. NYT

Derek Lowe ha jugado para 8 managers en 14 temporadas de Grandes Ligas y ninguno de ellos ha querido más al estadio tanto como Bobby Cox. Cada vez que los Bravos de Atlante tienen un juego nocturno en la carretera, dijo Lowe, Cox se reune con sus coaches en la recepción del hotel a las 11:30 am., listo para empezar otro día en el campo de juego.
“Hasta en los juegos diurnos”, dijo Lowe, “ellos llegan al estadio a las 08:00 de la mañana”.
Para Cox, 69, esos dias se están acabando, Se retirará al final de la temporada, su vigésima novena como manager de Grandes Ligas. Como siempre, este martes 21 de septiembre, se reportó temprano al Citizens Ball Park de Filadelfia para su juego 4498. Pero le tomó algún tiempo llegar al clubhouse.
Los altos ejecutivos de los Filis de Filadelfia organizaron un almuerzo privado para Cox y su esposa en el estadio. Le regalaron una pintura que encargaron hacer. También planean homenajearlo en el campo antes del juego final de la serie este miércoles 22.
“Personalmente no he pensado en eso”, dijo Cox refiriéndose a su carrera. “Sólo me enfoco en la temporada, eso es todo. Es difícil no pensar en eso cuando en cada estadio te rinden pequeños honores. Pero mi principal atención es el equipo”.
Pat Gillick, el consultor de los Filis, y antíguo gerente general, estaba entre los ejecutivos que asistieron al almuerzo. En su caminata matinal de este martes, Gillick dijo que había pensado mucho en Cox, a quién ha conocido por más de 40 años.
Palabras como generoso, comprensivo, competitivo, cruzaron su mente, dijo Gillick. Pero la que más rebotaba en su cerebro, la que enfatizó para Cox en el almuerzo, fue respetuoso.
“Todo el mundo a este nivel lo extrañará”, dijo Gillick, “Pero quienes lo extrañarán de verdad serán los cuidadores del terreno y los muchachos de los clubhouses, el personal de apoyo. Porque el es muy respetuoso con todos, con cada uno de esos héroes anónimos, de esos tipos de quienes poco se sabe. Él trata a esas personas con respeto”.
Gillick fue el primer gerente general de los Azulejos de Toronto, quienes terminaron últimos en sus 5 primeras temporadas. En 1982, cuando sintió que su equipo iba a subir en la tabla, empleó a Bobby Cox como manager. En sus primeras cuatro temporadas, los Azulejos ascendieron del sexto puesto al cuarto, al segundo, al primero.
Gillick había conocido a Cox a comienzos de los años ’70 cuando Cox dirigía a un equipo en la liga invernal venezolana, Gillick era scout allá de los Astros de Houston. Gillick, como es su estilo, le cayó a preguntas a Cox y este lo sorprendió con su criterio y pasión.
Los Bravos emplearon a Cox, de 1978 a 1981, y luego lo contrataron como gerente general en 1986. Cox ayudó a revivir un sistema de granjas moribundo, aceptó el cargo de manager en 1990 y el próximo año inició una seguidilla de 14 temporadas ganando títulos divisionales.
“El representa la diferencia para los jugadores que vienen a trabajar aquí”, dijo el coach de bateo Terry Pendleton. “A veces pasas por momentos cuando no puedes encontrar la pelota o no puedes sacarla del cuadro interior. Bobby Cox te hace sentir como si fueras el jugador más importante del equipo”.
Pendleton era un buen jugador, pero nunca fue considerado una estrella mientras jugaba en San Luis antes de firmar con los Bravos antes de la temporada de 1991. Inmediatamente ganó el premio al jugador más Valioso de la Liga Nacional y llevó a los Bravos a la Serie Mundial.
Ha habido muchas otras historias de peloteros que tuvieron su mejor temporada para Cox, quién nunca los critica en público y los defiende vigorosamente en las discusiones con los árbitros. (Ha sido expulsado en una cifra record de 158 oportunidades, casi una temporada completa de juegos). Los colegas de Cox admiran su habilidad para desarrollar el potencial de un jugador.
“Quienquiera que vaya allá lo hace bien ¿saben a lo que me refiero?”, dijo el manager de los Rojos de Cincinnati Dusty Baker. Los jugadores que jugaron allí por poco tiempo, mientras estuvieron allí dieron lo mejor de sí”.
Ozzie Guillén, el manager de los Medias Blancas de Chicago dijo que Cox cumple mejor que nadie con la esencia del trabajo de un manager. Para eso da respeto y recibe mucho esfuerzo en retorno.
“Si quieres escoger 5 personas para representar al béisbol de la mejor manera, Bobby tiene que estar allí”, dijo Guillén quién jugó para el último equipo de los Bravos que ganó un banderín de la Liga Nacional en 1999. “Tiene que estar, por el respeto que tiene por sus peloteros y por el béisbol, punto. En el béisbol, cuando tienes éxito, la gente te odia por alguna razón. Bobby ha tenido éxito toda su carrera, y la gente lo quiere. Eso no es fácil de lograr”.
Cox, cuyo equipo lideraba la carrera por el comodín antes de la derrota 5-3 ante los Filis la noche del martes, dijo que seguiría trabajando para los Bravos la próxima temporada, pero sin programación. Ha mencionado su retiro al equipo sólo una vez, al comienzo de los entrenamientos primaverales.
Aún entonces, Lowe dijo, que Cox parecía un poco avergonzado, mientras le agradecía a sus muchachos por lo que habían hecho por él. No había ninguna orden de ganar nada. Sin embargo los Bravos parecen determinados a hacerlo.
“Este es el equipo que más fuerte ha trabajado de los que he dirigido”, dijo Cox. “La manera como se enfocan en su trabajo en la sala de pesas, los entrenamientos y las prácticas en el terreno. Ha sido algo contínuo”.
Sin embargo la actuación de los Bravos no cambiará la decisión de Cox. No se quedará otra temporada.
“No, no”, dijo Cox riendo.

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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