Las partículas de arena y lodo se han asentado. Dos semanas son suficientes para aclarar el estruendo de la hecatombe. La nitidez de las aguas muestra todas las fallas que causaron el desastre. La más notoria se observa en los fragmentos del mástil. El Magallanes de la temporada 2010-2011 era esencialmente el mismo equipo de la temporada anterior y en teoría mejorado. Sin embargo la química del equipo nunca llegó a resultados positivos. La armonía en el dugout callaba ante voces disonantes que anunciaban tempestades. La mística huía temerosa ante la falta de compromiso de muchos peloteros. Un compromiso que brilló por su ausencia hasta en el momento de evitar supuestos enfrentamientos en el dugout.
La única diferencia resultó determinante, la ausencia de Carlos García. El mismo equipo que llegó al séptimo juego de la temporada anterior, tenía serias dificultades para realizar jugadas defensivas de rutina, el pitcheo de relevo hacía agua por todos lados, los corridos de bases resultaban pavorosos al punto de encajar muchos outs en tercera y el plato, los toques de bola difícilmente se ejecutaban. Se sabe que en la vida y el béisbol nadie es imprescindible. Un verdadero equipo de pelota debe tener en el dugout los sustitutos adecuados para reemplazar con éxito a los ausentes. De alguna manera esta es la respuesta a quienes dicen que el crédito de las victorias de un equipo se debe a los peloteros. La presencia de un manager quién cree el ambiente del trabajo de equipo “team work”, quién hable a diario con cada uno de sus peloteros para conocer su estado físico y mental, su disposición al compromiso que tienen con el béisbol y la afición de dar lo mejor cada vez que se ponen el uniforme, quien lleve la voz cantante ante los árbitros y la gerencia, es determinante en el rendimiento de un equipo de béisbol. Eso hizo Carlos García en la 2009-2010.
También llama la atención las torceduras y magulladuras de los pedazos del puente de mando. La gerencia deportiva que en manos de Luis Blasini tuviera tantos aciertos en la 2009-2010. Esta vez empezó a cojear desde mucho antes que empezara el torneo. Luego de contratar a Frank Kremblas y saber que Carlos García presentaba dificultades para asumir el cargo de manager, se decidió entrar en el limbo de nombrar a Kremblas coach de banca junto a Gregorio Machado. Allí estuvo el germen de la ruta tempestuosa del buque en la 2010-2011. Al comenzar la temporada Kremblas fue nombrado “manager interino” y la situación de expectativa de los peloteros por la llegada de Carlos García empezó a crecer, al punto de no reconocer a Kremblas como manager y terminar éste dando un paso a un lado. Esta situación quizás se hubiese evitado si la gerencia nombra formalmente a Kremblas como manager del equipo antes de iniciar la temporada porque un equipo de béisbol es muy difícil de manejar mediante probabilidades dudosas. Un manager debe garantizar que permanecerá 100% del tiempo atendiendo al equipo y si se va a ausentar debe garantizar que regresará a la brevedad.
Los tablones astillados de babor muestran fracturas pendientes de la 2009-2010, en cuanto a la selección de algunos lanzadores como dos cubanos que vinieron al inicio de la temporada pasada (09-10) y Shairon Martis que pasó más de un mes en el pais y si lanzó 6 innings fue mucho. Esta temporada es muy corta para esperar tanto tiempo por un pelotero, más si es un pitcher. Es hora de hacer los ajustes necesarios en la búsqueda de refuerzos importados para disminuir al máximo este tipo de experiencia. La otra arista de esas astillas muestra una planificación de la segunda tanda de importados con varios puntos a mejorar como garantizar que se mantenga la calidad de los peloteros que se van, Sean Gallagher, Anthony Lerew y Mark Trumbo no tuvieron reemplazos que cubrieran ni en un 20% la calidad de su trabajo, tener segundas y terceras opciones por si alguno no puede venir, ese es un plan que se debe armar desde 10 meses antes que empiece la temporada.
En cuanto a los criollos Magallanes sigue teniendo bastante talento. Me parece que el año que viene deben resultar importantes los pitchers José Sánchez, sería bien importante ver a Fernando Nieve, parte del trabajo del nuevo manager está en hacerles recobrar la actitud positiva a Jean Machí, Clevelan Santeliz y Rafael Cova. Manuel älvarez debería rendir mejores frutos. Lino Urdaneta manejado con más mesura debería ser un buen setup. Y hay pitchers que no han lanzado aquí como Orangel Arenas o José Perdomo quienes podrían resultar valiosos, así como Gabriel García y Julio Salinas. Por otro lado ignoro que pasó con Argenis Díaz al final de la temporada, sigo pensando que debería dársele la oportunidad de ser el short stop titular. El año entrante debe estar de vuelta tambien Reggie Corona. Vecchionaci debería se el antesalista. Federico Hernández debería recibir más oportunidad detrás del plato, Jesús Flores también podría terciar en la receptoría, esperamos que mejore algunos aspectos de su defensiva, Robinson Chirinos es muy probable que vea mucha acción en Estados Unidos, por eso se debe pensar en tenerlo como un refuerzo por un número limitado de juegos. En los jardines Johermin Chávez debería por fin ser regular, junto a Ezequiel Carrera, Endy Chávez y ERold Andrus.
Si en Magallanes se pretende al menos armar un equipo competitivo capaz de llegar como mínimo al puerto de la semifinal de la 2011-2012, se debe empezar a trabajar en el astillero desde ya. Lo prioritario es reconfirmar o sustituir a Luis Blasini, porque el gerente deportivo resulta esencial en la arquitectura del equipo. Particularmente pienso que se le debería dar la oportunidad de reivindicarse a Blasini por todo lo que logró en la 2010-2011. Que debe aprender de los errores: si. Por eso sería recomendable que en la directiva reflexionaran en la posibilidad de nombrar un asesor a la gerencia deportiva. Quizás esa sea la instancia que necesite Blasini para ver todas las aristas que se pueden estar afectando al tomar una decisión. Una vez nombrado el gerente deportivo, es urgente conocer el manager de la 2011-2012 para que empiece a contactar a los peloteros desde ya, y desde ahora echar las bases del “team work” esencial para que un equipo dé lo mejor de sí sobre el terreno, dejar claro cuales son las reglas del equipo y cuales los objetivos principales. El manager de esa forma sabrá quién será valioso para el equipo y quién es mejor dejar de lado.
Las derrotas son experiencias de vida que bien asimiladas deben servir de punto de partida para volver a subir la cima de la victoria. Esa es la actitud que se debe asumir en Magallanes para regresar con mucha armonía, química y compromiso con el béisbol y la afición en la 2010-2011.
Alfonso L. Tusa C.
martes, 11 de enero de 2011
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