martes, 23 de agosto de 2011

¿A dónde te fuiste Dick Baney?



Bill Peterson. MLB.com. 18-02-2002

Las carreras beisbolísticas son medidas a menudo a través de las estadísticas como a menudo no lo son. A veces son caracterizadas por episodios, pequeños rasguños de fama, tal vez por alguna actuación deslumbrante.
Mirar las marcas de Dick Baney en Grandes Ligas es suponer que nunca hizo un out importante. Entender que Baney, a los 55 años, ha estado retirado por 10 años luego de una vida exitosa en el area de bienes raíces e inversiones, es suponer que el béisbol significó poco en su vida.
Pero Baney todavía es entrenador de Pequeñas Ligas en Tuslin, Calif., y fue inmortalizado en el libro de Jim Bouton, Ball Four, como un joven derecho que por poco no ganó un puesto en los entrenamientos primaverales de los Pilotos de Seattle y luego subió en julio. Y lanzó un juego muy importante para los Rojos de Cincinnati el 25 de septiembre de 1973, una victoria 2-1 sobre los Padres de San Diego que aseguró el título de la división Oeste de la Liga Nacional para los escarlata.
“Recuerdo a los Padres usando aquellos uniformes marrón y amarillo”, dijo Baney pensando en aquella noche. “Recuerdo la ovación de pie al terminar el juego. Recuerdo que ellos querían que Don Gullett lanzara ese juego, pero el tenía dolores en el brazo. Entonces recurrieron a Jack Billingham y también le dolía el brazo. Por lo que Sparky (Anderson) decidió hacer el intento conmigo”.
Baney dijo que en abril de 1974, él fue el último pitcher en lanzarle a Henry Aaron antes que éste largara el jonrón 715, para establecer la nueva marca de cuadrangulares, el 08 de abril. Los Bravos de Atlanta de Aaron comenzaron la temporada con una serie en Cincinnati, y Baney lo ponchó dos veces.
“Estaba tan nervioso, que le hacía swing a todo”. Dijo Baney.
Es divertido como una carrera como la de Baney se cruza con otra como la de Hank Aaron. Mientras Aaron llegó a la inmortalidad del Salón de la Fama, Baney quedó afectado por dolores en el brazo a la vuelta de un año.
Baney lanzó sólo 42 juegos en las Grandes Ligas, comenzando con los Pilotos en 1969, su único año de existencia. Ganó su única decisión, luego saltó entre Baltimore y Cincinnati en los próximos tres años. Finalmente resurgió con los Rojos en 1973, hizo 33 apariciones, incluyendo dos aperturas, en las próximas dos temporadas. Baney terminó su carrera con marca de 4-1, tres salvados y 4.28 de efectividad en 90 innings.
“Mi memoria más feliz fue el campeonato de 1973”, dijo Baney. “Mis memorias de béisbol fueron mis lesiones, llegar a casa después de cada temporada y ver a mi madre rezar por mi brazo, porque regresara de las dificultades y lanzara con el mejor equipo del béisbol. Esa es probablemente mi mejor memoria”.
Al final de la temporada de 1975, Baney sabía que su brazo no daba más, necesitaba seguir adelante con su vida. Se fue a trabajar en bienes raíces con su padre, George, en el pujante mercado del sur de California.
“Él construyó algunos de los principales clubs nocturnos y restaurantes en el sur de California”, dijo Baney de su padre. Estaba en el negocio de las pistas de hielo. Lo ayudé a construir algunas pistas de hielo y un campo de golf. Con él, tuve vida después del béisbol”.
Baney dijo que disfrutó su estadía en Cincinnati y planea visitarla otra vez. Estuvo allí en 1996 y se quedó en la casa del entonces manager de los Rojos, Ray Knight.
Eso es lo más cercano que ha estado de las Grandes Ligas desde 1974. Mientras tanto, ha disfrutado la vida.
“No hice mucho dinero jugando béisbol”, dijo Baney. “Ganaba alrededor del salario mínimo. En ese entonces los sueldos no eran tan altos”.

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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