jueves, 30 de abril de 2015
El antíguo relevista Kent Tekulve recuerda su carrera de Grande Liga
Joe O’Loughlin. Baseball Digest. Agosto 2009.
El lanzador estilo submarino salvo 31 juegos para los Piratas durante la temporada de campeonato del equipo en 1979 y se convirtió en el segundo pitcher en trabajar en 1000 juegos.
“Los Piratas siempre han estado adelantados a las tendencias cuando se trata de innovación en el beisbol”, dijo Kent Tekulve, antíguo as del bull pen de Pittsburgh en los ’70. “Ellos tenían a ElRoy face como cerrador en los ’50 cuando nadie tenía un cerrador”, enfatizó el hombre que orgullosamente tomó el testigo de ese legado con éxito y distinción.
Kenton Charles Tekulve llegó a las Grandes Ligas el 20 de mayo de 1974. Por los próximos 16 años Tek desarrolló una carrera sobresaliente durante lo que muchos llamarían la era dorada del beisbol. “Había tantos equipos buenos e intensas rivalidades, como la de los Filis y los Piratas”, señaló Tekulve.
“El famoso “Hombre banda de goma” (“Rubber Band Man”), quien consiguió el out final que le dio el título de Serie Mundial a los Piratas, estuvo justo en el medio de muchos choque clásicos de los ’70.
“Cuando llegué por primera vez, Dave Giusti era el cerrador de Pittsburgh y Ramón Hernández el preparador. Mi trabajo era de relevista intermedio. El manager Danny Murtaugh había desarrollado un puente muy efectivo para conectar a los pitchers abridores con el cerrador”, dijo Tekulve. El relevista delgado como un riel de ferrocarril tuvo una breve pasantía con los Bucaneros en 1974. Sin embargo, luego que Tekulve fuese llamado desde las menores en 1975, se estableció en las Grandes Ligas. “Fui muy afortunado de jugar para Danny porque si lanzabas bien te mantenía lanzando. Él no se preocupaba por mi físico, nunca pensó que iba a matar a un tipo tan flaco por sobreutilizarlo”.
“Danny siguió contando conmigo”, dijo Tekulve. En 1976 y 1977 el delgado derecho apareció en 64 y 72 juegos respectivamente. “Pitchear tanto me ayudó mucho porque yo necesitaba lanzar bastante para mantenerme efectivo”, dijo él.
Durante esas dos temporadas, el submarinista de anteojos sirvió como preparador de dos de los cerradores estelares del beisbol, Giusti y Goose Gossage. “Dave estaba cerrando su carrera en 1976. Cuando se lesionó hacia el final de la temporada, tomé el papel de relevista por defecto”, explicó Tekulve.
Durante el receso entre temporadas los acontecimientos dieron un giro dramático. Murtaugh se retiró y luego pasó a mejor vida. Pittsburgh trajo a Chuck Tanner como su sucesor. El antíguo manager de Chicago decidió adquirir un par de Medias Blancas importantes, Goose Gossage y Terry Forster en un cambio que envió al toletero Richie Zisk a la ciudad de los vientos. “Goose (11 victorias, 26 salvados, 1.62 efectividad) tuvo la temporada más dominante de un relevista que hubiese visto. Yo tuve marca de 10-1 y todavía no puedo entender como perdí un juego”, dijo Tekulve en su usual estilo autocrítico.
“Mi trabajo era venir cuando el equipo estaba perdiendo, mantener a raya a los rivales hasta que pasáramos adelante, entonces llamaban a Goose”, explicó él. La famosa “Compañía maderera” de los Piratas podía anotar carreras a granel con los batazos de larga distancia de Willie Stargell, Dave Parker y Manny Sanguillén.
A pesar de tener un gran bull pen y una ofensiva de alto octanaje, Pittsburgh no podía vencer a los Filis.
“Nuestro problema era que siempre empezábamos muy lento. Caíamos a doce juegos o algo así de Filadelfia, luego rematábamos fuerte en agosto y septiembre y nos quedábamos cortos”, dijo Tekulve.
“Teníamos muchas personas grandes en nuestro equipo como Willie y Dave. Los atletas grandes no funcionan bien en clima frío. Pero una vez que empiezan a calentarse hay que tener cuidado”, dijo él.
En el receso de 1977, Gossage se fue de Pittsburgh por el dinero grande de la agencia libre ofrecido por los Yanquis. Los Piratas adquirieron a Jim Bibby de Cleveland para cubrir la vacante de Gossage. “La mentalidad era que un cerrador era un tipo quién ponchaba a muchos bateadores al final del juego”, dijo Tekulve.
Sin embargo, en el primer mes de temporada Bibby mostró que no estaba hecho para ese trabajo. En mayo, Tanner abandonó el experimento y Tekulve fue designado cerrador. En los próximos cinco meses, Tek no solo salvó 31 juegos sino que se ganó su propia canción. “Vince Lombardi, el organista de Three Rivers’ Stadium quién falleciera recientemente, había interpretado originalmente Rubber Band Man para Bruce Kison. Pero la canción no se ajustaba a él, a mi me sentaba perfectamente”, dijo Tekulve.
El delgado lanzador era como una banda de goma, podía ser estirado hasta el límite para ayudar la causa de los Piratas. El estilo submarino de Tekulve de lanzar la pelota al plato con su cuerpo todo brazos y piernas desplegados hacía de él un retrato de elasticidad.
Verdaderamente Tek era el Hombre Banda de Goma en todo el sentido de la frase. “Para decirles cuan perfecta era la canción para mí, esta duraba desde el momento cuando abría la puerta del bull pen, caminaba hacia el montículo y hacia mis lanzamientos de calentamiento. Cuando terminaba el octavo y final envío, en ese preciso momento la canción terminaba. Se sabe que los Spinners no podían haber sabido cuanto tiempo debía durar la canción”, dijo Tekulve con una sonrisa.
Los Bucaneros remataron vigorosamente en pos del título de la división Este de la Liga Nacional para intentar alcanzar a los Filis que llevaban la delantera, pero de nuevo se quedaron cortos. “Pero el fuerte remate de 1978 dejó todo listo para 1979. Nuestro parecer era que si podíamos mantenernos cerca de Filadelfia, podríamos vencerlos al final”, dijo Tekulve.
El año siguiente los Piratas entonaban una melodía diferente como su tema musical. “We are family”. Tekulve recuerda con nitidez los momentos clave de aquella temporada mágica. “Cuando adquirimos a Bill Madlock de los Gigantes, eso fue muy importante por muchas razones. “Mad Dog” corría muy bien. Cuando él estaba embasado, Ed Ott y Steve Nicosia, quienes compartían la receptolría y el séptimo turno de la alineación, y Phil Garner quién bateaba octavo, se convertían en mejores bateadores. Con Madlock en base los pitchers debían lanzar más rectas y esos tipos eran grandes bateadores de rectas”, señaló Tekulve. “Esa alineación era tan buena, que Madlock, quien había ganado títulos de bateo, era sexto en el orden”.
La adición de Madlock también pagó dividendos de otras formas. “Cuando él se encargó de la tercera base, Garner se movió a segunda y Rennie Stennett pasó a la banca, lo cual nos fortaleció”, indicó Tekulve.
Los Filis todavía estaban merodeando, muy cerca de los talones de los Piratas. Sin embargo, Pittsburgh pronto detendría eso durante una semana crucial de agosto.
El primer juego se desarrolló el 5 de agosto en Three Rivers Stadium. Filis y Piratas llegaron empatados a 8 carreras al cierre del noveno inning. Con dos outs y las bases llenas Danny Ozark trajo a Tug Mcgraw para enfrentar a Nicosia. “Lo más increíble fue que Tanner trajo un emergente por Nicosia quién había bateado de 4-4. Envío a batear al zurdo John Milner y este se la desapareció a Tugger para dejarlos en el terreno”, relató él.
La próxima semana, los dos enconados rivales chocaron otra vez en el Veteran’s Stadium. Esta vez los Piratas perdían 8-0. Sorprendentemente el equipo se resistía a doblegarse y empezaron a remontar has poner el marcador 8-5. Entonces Tanner decidió traer de emergente a Ed Ott, otro bateador zurdo, para enfrentar a McGraw. “¿Creerían que Ed descargó un jonrón con bases llenas ante Tugger y terminamos ganando el juego 14-11?”, dijo Tekulve.
Los Piratas alargaron esa inspiración hasta un dramático final y se adueñaron del título del Este de la Liga Nacional ante el empuje de los peligrosos Expos de Montreal. Tekulve fue un factor integral en el éxito del equipo. Tuvo, sin discusión, su mejor temporada, 10 victorias, 31 salvados, y una efectividad de 2.75 en 94 apariciones (una marca que lideró la Liga Nacional).
Él también fue importante de otra parte clave en la historia beisbolera de Pittsburgh. “Willie, Dave (Parker) y yo estábamos sentados en el dugout durante un juego detenido por la lluvia. “We are family” sonaba en el sistema de parlantes interno. “Pops” llama a Joe Safety (director de relaciones públicas de los Piratas) al palco de prensa y medio en broma le dice, “Anuncia que esa canción es la canción oficial del clubhouse de los Piratas”.
“Lo divertido es que Safety va y lo hace”, dijo Tekulve. En una ironía de ironías, esa canción interpretada por Sister Sledge, un trío de hermanas, que de todos los lugares posibles procedía de Filadelfia, se convirtió en el himno de los Piratas.
Pittsburgh venció a los Rojos de Cincinnati en tres juegos para apoderarse del banderín de la Liga Nacional. Sin embargo la barrida no refleja lo disputada que fue esta serie de playoff donde los primeros dos juegos se decidieron en extrainnings. Entonces vino la Serie Mundial ante los Orioles de Baltimore.
“Íbamos perdiendo tres juegos a uno y Willie nos dice, ‘Podemos terminar perdiendo, pero no hemos jugado beisbol Bucco (Bucanero). Mostrémosle al mundo como se juega eso’”, comentó Tekulve.
La mañana dominical antes del quinto juego, el equipo de Pittsburgh fue estremecido por la noticia de la muerte de la madre de Chuck Tanner. “Era una situación difícil. Los muchachos no sabían que decir. Pero Chuck viene y dice, ‘Muchachos, mi mamá sabía que estábamos en aprietos, así que fue a buscarnos algo de ayuda’”. Eso nos relajó por completo”, dijo Tekulve.
Aquel equipo cargado de emociones apaleó a los Orioles 7-1 en un delirante y repleto Three Rivers Stadium. Luego el equipo se apuntó una victoria 4-0 en el sexto juego, Tekulve vino a relevar en el séptimo y se apuntó el salvado con tres innings de magnífico relevo. “Ahora la energía positiva estaba de nuestro lado. La presión se precipitaba sobre los Orioles, quienes habían dejado escapar una ventaja de 3-1”, dijo Tekulve.
En el juego decisivo, Tekulve jugó un papel crucial. “Entré con una ventaja de 2-1 en el octavo inning, las bases llenas y obligué a Eddie Murray a elevar la pelota. Agregamos dos carreras para asegurar”, recordó él. Entonces Tek ponchó los dos primeros bateadores de los Orioles en el noveno.
“Usualmente, luego de un ponche se correr la pelota alrededor del infield, Madlock es el último quien la recibe y me la lanza. Por alguna razón, no sé porqué, no lo planeé ni mucho menos. Caminé medio camino hacia tercera base y me encuentro con Bill. Le digo ‘Dog, 28 equipos fueron al entrenamiento primaveral para conseguir este out y nosotros lo haremos’” Con el próximo lanzamiento Tekulve indujo a Pat Kelly a batear un elevado hacia Omar Moreno y la familia de los Piratas estaba en el tope del mundo beisbolero.
“Te das cuenta que te has dado íntegro por los otros 24 muchachos del clubhouse y ellos han hecho lo mismo por ti. Lo que es mejor, entregaste todo de ti de una manera que funcionó a la perfección. Es un sentimiento gratificante”, dijo Tekulve.
La carrera de Tekulve duró una década más luego de aquel glorioso momento de octubre. Él tendría muchos más logros interesantes como ser el primer pitcher de 40 años en lanzar en 90 juegos (1987). Sin embargo aquella fría noche de octubre en Baltimore fue una ocasión que todavía calienta el corazón y el alma de este relevista banda de goma quién ayudó a sus queridos Bucaneros durante su momento más crucial.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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