miércoles, 23 de diciembre de 2015
El pitcher de los Gigantes George Spencer recuerda el paseo mágico de la temporada de 1951.
22-02-2012.
Como uno de los cuatro miembros vivientes de los Gigantes de Nueva York campeones de la Liga Nacional en 1951, el antíguo relevista George Spencer puede hablar con candor acerca de su carrera como beisbolista y el estado actual del beisbol. “Mis día de pelotero pasaron hace rato, pero las memoria aún están ahí. Este es un gran juego, parece una vergüenza que haya llegado a donde está”, dijo él durante una entrevista telefónica de enero de 2012 desde su hogar en Ohio.
“Estoy muy desencantado de lo que el beisbol es hoy…Veo a los jugadores de pequeñas ligas cuando batean un jonrón ganador del juego, todos se reúnen en el plato y se golpean entre ellos y se empujan entre ellos y lanzan los cascos al aire, y eso es en las pequeñas ligas”, se lamentó Spencer de 85 años. “En vez de llevar a las grandes ligas a ese nivel, las pequeñas ligas se han ido a las grandes ligas. Los veo en sus uniformes y parece como si la mitad de ellos se estuvieran preparando para ir a la cama, con sus pantalones sobre los zapatos. Es una visión que se te queda”.
Mucho antes de que los peloteros celebrasen en el campo cada atrapada de cabeza sobre la grama, base robado o jonrón, Spencer fue una estrella de dos deportes en Ohio State University donde jugaba quaterback en su equipo de futbol americano. Más de sesenta años después, Spencer no se lamenta de su decisión de profesión. “Yo jugaba futbol y beisbol. Yo tenía dos becas una para futbol y otra para beisbol y ¡no tomé ninguna!” rió Spencer. “De todas formas escogí el deporte correcto. Todavía puedo caminar de manera decente”.
Spencer firmó con los Gigantes en 1948, y luego de tres temporadas en las menores, fue llamado a las mayores en agosto de 1950, para su sorpresa. “No creerás esto. Gané mis primeros ocho juegos en Jersey City. Despues de eso, perdí tres o cuatro en fila. No puedo recordar donde estábamos de gira, pero Joe Becker, el manager, me llamó”, dijo Spencer. A continuación el intercambio de palabras entre Spencer y su manager.
“Él me dijo, ‘George, vas a las Grandes Ligas’. Le dije, ‘Si, estoy segurísimo de eso Joe, ¡acabo de perder cuatro seguidos y voy para las Grandes Ligas!’ Él dijo, ‘Hablo en serio, se supone que te unas a ellos en Filadelfia’. Le dije, ‘Eso es difícil de creer’”.
Spencer se incorporó a los Gigantes en Filadelfia y rápidamente notó que las cosas eran un poco más intensas en el suelo de las Grandes Ligas.
“Me uní a ellos en Filadelfia y nos fuimos a los puños tres veces en el juego”, recordó Spencer. “Ahí fue cuando Eddy Stanky estaba parado en segunda base moviendo los brazos. Él y Andi Seminick, el cátcher de los Filis en ese momento, se volvieron monstruos en la discusión porque no había una regla sobre eso (señas de relevo). Todos salimos al campo, yo salí del bull pen tres veces. Yo estaba ahí afuera peleando y puedo recordar mirar a mi derecha y Tookie Gilbert estaba en el suelo y un policía había sacado el rolo sobre él, listo para golpearlo. Alguien le agarró el brazo para que no golpeara a Tookie. Pensé que si así eran las Grandes Ligas, soy un amante, no un peleador. ¡Que experiencia!”
Pocos días después en el Polo Grounds, Spencer pisó la caja de lanzar para debutar contra sus rivales de la ciudad, los Dodgers de Brooklyn. Luego de lanzar un primer inning en blanco, Spencer recibió otra lección de Grandes Ligas.
“Enfrento a los Dodgers y Gene Hermanski es el bateador. Le lanzó una buena recta sobre el plato y el batea la pelota entre el jardín derecho y el central. Bobby Thomson jugaba en el jardín central la pelota picó y llegó de un bote a la cerca”, dijo Spencer. “Yo finalmente saqué el inning y regresé al dugout y Bobby viene detrás y dice, ‘Caramba, no tuve un buen salto con esa bola, debí haberla atrapado’. Yo dije, ‘Bobby si esa pelota debió haber sido atrapada, aquí es donde debería estar lanzando’. No lancé ahí mucho tiempo., pero debería estar lanzando ahí”.
Luego de agenciar una efectividad de 2.49 en su temporada de novato, Spencer regresó para un año completo con el equipo en 1951. Durante ese año, Spencer se encontró en un asiento de primera fila en algunos de los espectáculos legendarios del beisbol incluido lanzar en la Serie Mundial, ver a Bobby Thomson acabar con las esperanzas de los Dodgers de Brooklyn y por último pero no menos, el debut de un jovencito de Alabama nombrado Willie Mays.
“En mi opinión, el fue el mejor pelotero que vi…Él es el único jardinero que puedo recordar verlo batear a cualquier parte del infield y eso incluia un machuconcito al cátcher”, dijo él.
Durante el infame juego de playoff donde Thomson bateó “El estacazo que se oyó alrededor del mundo”, Spencer recordó como la actuación de Don Newcombe desvanecía sus esperanzas de Serie Mundial.
“En el octavo inning cuando Newcombe aún lanzaba y ellos estaban a delante, parecía que él iba a lanzar puras tizas. Yo veía como los billetes de dólar volaban por la ventana porque él nos iba a vencer, porque parecía que tenía mucho en la bola”, dijo Spencer.
El bullpen dio un suspiro de alivio cuando Charlie Dressen fue al montículo.
“Todos en nuestro equipo estaban contentos de que ellos decidieran hacer el cambio, cualquier cambio para sacar a Newcombe de ahí. La manera como terminó todo, fue de nuestro agrado. Pienso que ellos no estaban muy felices con eso, pero así ocurrió. Ese es el béisbol”.
El jonrón de Thomson propulsó a los Gigantes hacia la Serie Mundial contra los Yanquis de Nueva York quienes tenían a pronto a retirarse Joe DiMaggio. En el sétimo episodio del segunda juego de la Serie Mundial, Spencer fue llamado en relevo de Larry Jansen. Parado frente al él mientras caminaba al montículo en su debut de Serie Mundial estaba el famoso Yankee Clipper.
“El primer tipo que tuve que enfrentar fue el número cinco. Pienso que había recorrido dos terceras partes del trayecto hasta el montículo desde el bullpen y miré hacia la pizarra y decía al bate el número cinco e inmediatamente pensé, ‘¿Qué demonios hago aquí lanzándole a este tipo?’”. Se preguntó Spencer.
Aún cuando Spencer permitió siete carreras en sus dos apariciones de Serie Mundial, él tuvo una presentación inmaculada contra DiMaggio las dos veces que se enfrentaron.
“Siempre pensé que fui un gran contribuyente para que se retirara en 1951 porque lo enfrenté dos veces y lo hice out ambas veces. Él debió decir, ‘Si no le puedo batear a este tipo, estoy listo’. Esa es la historia que siempre conté. No creo haber oído de él ningún comentario de cuan difícil como pitcher era yo. Yo lo veía un poco diferente”.
Spencer permaneció con los Gigantes durante la temporada de 1955, viajando entre el equipo de Grandes Ligas y el de AAA. Lanzó en seis juegos para los campeones de la serie Mundial de 1954, contribuyó con marca de 1-0 durante la temporada regular, pero no estuvo en el roster para la postemporada. Él reapareció en las mayores con los Tigres de Detroit para tazas de café en 1958 y 1960, jugó a tiempo completo en las menores hasta 1963 antes de retirarse. Él se convirtió en coach de pitcheo en las organizaciones de los Tigres de Detroit y los Rojos de Cincinnati por cuatro años, subió al montículo una última vez como coach-jugador en 1966 mientras era coach en Statesville, N.C.
Al salir del beisbol profesional, Spencer trabajó en una fábrica de láminas metálicas por veinte años.
A través de todos su viajes durante sus 17 años en el beisbol, nada igualó la rivalidad entre los dos equipos de Nueva York de la Liga Nacional durante esa temporada de 1951.
“Cuando jugaban los Dodgers y los Gigantes, era la guerra. Cada vez que íbamos a Brooklyn, sabías lo que ibas a conseguir allá y cuando ellos venían a Polo Grounds, también sabían lo que iban a encontrar. Era escalofriante ser parte de eso”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Actuación de George Spencer con los Navegantes del Magallanes en LVBP, temporada 1953-54: 47 J, 2 JC, 42 JR, 10 G, 6 P, 139.0 IL, 114 HP, 40 CL, 75 K, 43 BB, 2.59 Efect.
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