lunes, 27 de marzo de 2017
Esquina de las Barajitas, Topps 1966: La Azarosa Vida de John Bateman
06 de junio de 2016. Bruce Markusen.
Para 1960, la tía Jewel se había cansado de las travesuras del joven John. Ella lo envió de regreso a vivir con su padre, quien ahora vivía y trabajaba en el ejército en Texas. Bateman padre hizo las gestiones para que su hijo jugara con el equipo militar en Fort Hood. John jugaba bien, y mejoraba a medida que se hacía más grande y fuerte.
En 1962, Bateman escribió a varios equipos de grandes ligas, solicitando una prueba. La escena parecía sacada de una película mala de beisbol, pero Bateman pensaba que no tenía nada que perder. Increíblemente, la campaña de escritura de cartas funcionó. El equipo de expansión los Colt .45 de Houston, desesperado por conseguir talento, le dijo a Bateman que le iban a dar un vistazo. Los Colt .45 lo invitaron a su campamento amateur en Texas City, a pocas millas al sureste de Houston.
Al scout de los Colts, Red Murff, le gustó lo que vio de Bateman, particularmente su poder y su brazo de lanzar. También le gustó que Bateman tuviese 19 años de edad. Poco sabía que el joven John mentía acerca de su edad. En realidad, Bateman ya tenía 21 años, pero los Colt .45 y el resto del beisbol ignorarían ese hecho por el resto de su carrera.
Basados en la recomendación de Murff, los Colt .45 firmaron a Bateman y lo asignaron al Modesto, el equipo filial de Houston en la categoría Clase-C. Bateman lo hizo bien, compiló una seguidilla de 19 juegos bateando imparables en ruta de una temporada de novato que lo vio batear .280 con 21 jonrones. También mostró un fuerte brazo de lanzar detrás del plato, lo cual provocó una observación del gerente general, Paul Richards, quien comparó la habilidad para lanzar de Bateman con la del inquilino del Salón de la Fama, Gabby Hartnett. Nada mal para un muchacho quien había tenido que escribir cartas desesperadas rogándoles una prueba a los equipos de grandes ligas.
En la primavera de 1963, Bateman predijo que estaría en el roster de los Colt .45 para el día inaugural de la temporada. Nadie le creyó al novato hablador, probablemente ni el propio Bateman, quien luego admitió que no estaba listo para las ligas mayores. Una de las excepciones de esa creencia fue el manager de los Colt .45, Harry Craft. Tres días antes de la inauguración, Craft anunció que Bateman sería su cátcher número 1.
Solo una mano fractura en la mano sufrida al final del entrenamiento primaveral impidió que Bateman jugara el día inaugural, pero a finales de abril, estaba sano y listo para empezar sus labores. Eso le permitió hacer algo de historia, el 17 de mayo, recibió el primer juego sin hits de la franquicia, mientras trabajaba en la gema de Don Nottebart en Colt Stadium.
Bateman tuvo la difícil tarea de tratar de recibir no a uno sino dos nudillistas del cuerpo de lanzadores de los Colt, Ken Johnson y Hal Brown. No por casualidad, lideró la liga en passed balls y errores. Richards, un excatcher, trabajó con él en su defensa, incluyendo el manejo de la pelota de nudillos. Para el final de la temporada, su actuación como catcher de todo el cuerpo de lanzadores impresionó a los Colt .45, al igual que su brazo de lanzar. Algunos scouts rivales catalogaron a Bateman como el catcher de mejor brazo de la Liga Nacional.
Con el madero, Bateman contribuyó con 10 jonrones, pero se embasaba muy poco. Con un promedio de bateo de .210 y solo 13 boletos, su porcentaje de embasado era de .249, terrible para cualquier época. Esos números permanecerían iguales en 1964, cuando Bateman perdió el puesto de regular con un joven Jerry Grote y hasta regresó a las ligas menores para corregir sus fallas. Aunque el brazo de Grote no era tan bueno como el de Bateman, si era más rápido y dinámico detrás del plato.
Mientras los Colt .45 se preparaban para mudarse al Astrodomo (donde se convirtieron en los Astros) en 1965, enfrentaron un dilema: ¿Quién sería el regular detrás del plato, Bateman o Grote? Resultó que la respuesta fue distinta a esas alternativas. Los Astros bajaron a Grote a las menores durante la primavera, e hicieron de Bateman, cuyo peso se había salido de control, el respaldo de otro cátcher joven, Ron Brand. Bateman solo jugó en 45 encuentros antes de ser enviado a AAA. Siguió teniendo dificultades contra el pitcheo de la Liga Nacional, al batear solo para .197.
Entonces vino la mejoría de 1966. Después que los Astros cambiaron a Grote a los Mets de Nueva York, Bateman le ganó el puesto a Brand al hallar su ritmo de bateo. Subió su promedio hasta .279, su porcentaje de embasado a .315, y su total de jonrones a 17. Esos tres números representaron topes personales, y por grandes márgenes. A los 25 años de edad, Bateman parecía ser el catcher del presente y el futuro para los Astros.
Bateman también emergió como el líder del equipo. Su sentido del humor lo hizo popular con sus compañeros de equipo; su temperamento lo hizo algo más con los árbitros, quienes lo expulsaron de seis juegos. Pero los Astros sabían que siempre respaldarían a Bateman.
Sobre el papel, los Astros parecían estables, pero el ambiente planteaba problemas para Bateman. Houston jugaba ahora en el Astrodomo, un estadio gigantesco que no favorecía a un bateador de poder como Bateman. Los pitchers dominaban el juego en esos años, en parte debido a los cambios en la zona de strike y a la preponderancia de estadios hechos a su medida. Esas condiciones complicaban a un bateador de bolas malas como Bateman, quien además tenía fallas en el swing.
Bateman tuvo dificultades en 1967, debidas en parte a que sufrió dos lesiones significativas. “Solo fue un mal año”, le dijo Bateman a John Wilson de The Sporting News. “Una cosa que nadie ha considerado es que estuve lastimado la mayor parte de la temporada. Me rompí el tobillo (lo cual le costó seis semanas inactivo), y cuando regresé de eso, tuve problemas con la espalda”. Despues de la temporada, Bateman oyó reportes de que los Astros podrían reemplazarlo. Así que solicitó un cambio, pero los Astros no recibieron ofertas decentes por él.
Él jugaría con más frecuencia en 1968, defendiéndose del empuje del joven Hal King, pero los problemas con la espalda disminuyeron mucho su poder. Cuando los Astros adquirieron a Johnny Edwards en un cambio invernal con los Rojos de Cincinnati, lo dejaron disponible para el draft de expansión. Los Expos de Montreal, uno de los dos nuevos equipos de la Liga Nacional, mostraron su atención por Bateman. Los Expos seleccionaron al catcher veterano en su sexta escogencia del draft, él todavía tenía 28 años de edad.
Siempre extrovertido, Bateman lanzó un dardo verbal hacia los Astros: “Esta es la organización más grande del mundo para hacer molestar a los peloteros y provocar que ellos no den su mejor esfuerzo”, le dijo Bateman a The Sporting News. A pesar de tal candor, otros equipos querían sus servicios. Los equipos necesitaban cátchers quienes pudieran lanzar y batear con poder. Varios equipos llamaron al gerente general de los Expos, Jim Fanning, preguntando por Bateman. Fanning pedía pitcheo a cambio, pero ningún equipo satisfizo sus demandas.
El 8 de abril de 1969, los Expos efectuaron el primer juego en la historia de la franquicia. Bateando sexto y ocupando la receptoría de Montreal, Bateman coleccionó un imparable en cinco turnos al bate y anotó una carrera en la derrota de Montreal 11-10 ante Nueva York. Menos de dos semanas después, él recibió el juego sin hits ni carreras de Bill Stoneman, el primer no-no de la nueva franquicia.
Como lo dictó el destino, Bateman pronto se encontró compitiendo con Ron Brand, su antiguo compañero en Houston. A mitad de temporada, Brand se adueñó del puesto de receptor regular, relegando a Bateman a un trabajo de medio tiempo. Al aparecer en solo 74 juegos, Bateman bateó ocho jonrones y vio disminuir su promedio de bateo hasta .209. Se convirtió en blanco de los fanáticos en el Jarry Park de Montreal, quienes lo abucheaban más fuerte que a cualquier otro pelotero de los Expos.
Una vez más, la carrera de Bateman estaba en una encrucijada. No había bateado bien por tres temporadas seguidas. Si no podía hacerlo con un equipo de expansión, sus días en las ligas mayores parecían haber terminado.
La primavera siguiente, enfrentó la competición de John Boccabella por el puesto de cátcher titular, y se perjudicó al reportarse con sobrepeso al entrenamiento primaveral, un problema crónico para él. El gran John marcó un peso de 215 libras, una disminución de sus 235 en 1969, pero todavía estaba 15 libras por encima del límite sugerido. De alguna manera Bateman se quitó el exceso de libras, y bajó su peso hasta 198 lo que llevó al manager de los Senadores de Washington, Ted Williams, a comentar: “Bateman solía ser torpe. Mírenlo ahora…está en muy buena forma con un swing sólido”.
Solo dos días antes de la inauguración, Bateman sufrió un golpe en un riñón en un juego de exhibición. La lesión que era significativa, se hizo más preocupante cuando Bateman reveló que él solo tenía un riñón. Bateman perdió el día inaugural, pero al regresar, estuvo en la alineación regular. Tuvo un regreso destacable, bateó 15 jonrones e hizo un buen trabajo al guiar al joven cuerpo de lanzadores de Montreal.
Los riñones de Bateman fueron noticia de otra manera en 1970, cuando él fue nombrado director de la Canadian Kidney Association. Cuando le preguntaron porque tenía un solo riñón, Bateman explicó que había perdido el otro debido a un serio accidente jugando futbol americano en la escuela secundaria. En realidad, Bateman nunca había jugado futbol americano en la secundaria. Había perdido el riñón en una pelea en un bar durante sus días juveniles. Bateman estaba borracho y recibió tal golpiza que los médicos no tuvieron otra opción que remover el riñón. Previendo que a la fundación no le habría gustado la historia verdadera acerca de su condición médica, Bateman inventó el cuento de jugar futbol americano en la escuela secundaria.
Bateman se convirtió en una especie de figura de culto en Montreal, donde estableció su hogar. Él trabajaba en una destilería Seagram durante el invierno y a menudo hacia las rondas en los manantiales locales. También asistía a los torneos del golf y se prestaba para numerosos eventos de caridad. Entonces, en noviembre de 1970, las cámaras de televisión mostraron a Bateman participando en una redada del departamento de policía de Quebec. Por qué le fue permitido a Bateman participar en tal actividad policial sigue siendo un misterio, pero eso no agradó al manager de los Expos, Gene Mauch. El dirigente vio la película de la redada policial y se molestó con Bateman por arriesgar innecesariamente su salud y bienestar.
Mauch también le prohibió a Bateman participar en una gira (durante los meses de receso) hacia Vietnam, donde le habían propuesto que entretuviera a las tropas durante la guerra. A Bateman no le había agradado que Mauch hubiese vetado su participación en la gira a Vietnam junto a otros peloteros de grandes ligas, pero terminó acatando la solicitud de su manager.
Bateman se las arregló para conseguir números similares a los que logró en 1970, mientras se desempeñaba como el receptor principal de los Expos. Quizás la parte más negativa de su juego era la tendencia a batear para dobleplay. En 1971, lo hizo 27 veces, con lo cual lideró la liga y aumentó su reputación como uno de los corredores más lentos del juego.
A finales de 1971, Bateman se molestó cuando Mauch empezó a usar al joven cátcher Terry Humphrey, más y más detrás del plato. Durante la gira final del equipo en la temporada, Bateman y Mauch discutieron en la recepción del hotel donde los Expos estaban alojados. Los dos hombres casi se fueron a las manos antes de ser separados por algunos de los peloteros de los Expos.
En 1972, Bateman regresó a Montreal, pero perdió la titularidad como cátcher ante Humphrey. Se convirtió en un respaldo usado muy rara vez. A través de sus primeras 18 apariciones, Bateman acumuló solo 32 turnos al bate. A medida que se acercaba la fecha límite para realizar cambios del 15 de junio, se hizo aparente que Bateman se largaría. Un día antes de la fecha límite, los Expos lo negociaron a los Filis de Filadelfia, recibieron a cambio al bateador zurdo Tim McCarver. Coincidencialmente, McCarver había hecho enojar a Bateman hacía unos años cuando se refirió a Bateman como miembro del equipo de los feos del beisbol. “Decidieron nombrar co-capitanes en el equipo”, le dijo McCarver a Bateman, “y tú fuiste seleccionado para ambos cargos”.
Bateman tuvo una participación más notable en Filadelfia, al convertirse en el catcher número 1 de los Filis y trabajar regularmente con Steve Carlton, quién elogiaba su mascoteo y selección de pitcheos. Pero más allá de Carlton, los Filis no tenían mucho. Eran un equipo horrendo, destinado a terminar en último lugar. Aunque Bateman hacía un buen trabajo defensivo, no lo hacía bien con el bate, fallaba tanto en promedio como en poder.
Durante el invierno, los Filis despidieron a Bateman. Carlton pidió a la oficina principal que reconsiderara, pero el gerente general, Paul Owens mantuvo la decisión. Cuando ningún otro equipo mostró interés en Bateman, él se retiró.
Fuera del beisbol, Bateman se unió a un equipo de softbol amateur, los Bombers de Houston, los campeones del estado de Texas. En 1977, Bateman se unió a un equipo de perfil más alto, The King and His Court, encabezado por el pitcher lanzallamas Eddie Feigner. Bateman emergió como uno de los jonroneros más prolíficos de la historia del softbol de pitcheos rápidos. En 1979, bateó 179 jonrones durante una temporada de 221 juegos. En 1980, bateó 190 jonrones mientras llegó a pesar 120 kilos. Bateman lo hizo tan bien que llegó a ganar más dinero con The King and His Court que lo que había acumulado en sus días en las ligas mayores.
Bateman también fue entrenador en la pelota de American Legion, pero tuvo que cortar su conexión con el deporte debido motivos de salud. Se sometió a numerosas cirugías en sus rodillas, lo cual limitó su movilidad. Para complicar más las cosas, empezó a tener problemas con su único riñón. Esa condición lo forzó a dializarse tres veces a la semana.
Su cuerpo se debilitó con la diálisis, Bateman tuvo dificultades cardíacas. Falleció el 3 de diciembre de 1996, dejó dos ex esposas y tres hijos.
Las realidades del calendario nos dicen que Bateman vivió 56 años. Eso es cerca de 20 años menos que la esperanza promedio de vida para un hombre estadounidense. Pero sería difícil encontrar otros quienes vivieran una vida tan llena de acontecimientos en tan corto tiempo, en términos de triunfos y derrotas, tragedias y logros. John Bateman fue muchas, muchas cosas; aburrido no fue una de ellas.
Recursos y referencias
• The Baseball Register
• The Sporting News
• John Bateman’s biographical file at the National Baseball Hall of Fame Library
• The King and His Court
• Society for American Baseball Research (SABR)
Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning at the National Baseball Hall of Fame. Ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A Baseball Dynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A`s, el cual fue premiado con la Seymour Medal de SABR.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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