miércoles, 1 de marzo de 2017

Los Medias Rojas del Sueño Imposible de 1967: Recordando el entrenamiento primaveral.

Herb Crehan. 13-02-2017. BostonBaseballHistory.com Cuando los Medias Rojas de Boston abrieron su campamento de entrenamientos primaverales en Winter Haven, Florida, a finales de febrero de 1967, nadie hablaba del banderín de la Liga Americana o de tararear canciones de Broadway en honor al equipo. Los Medias Rojas de 1966 habían terminado en noveno lugar, veintiséis juegos detrás de los campeones mundiales Orioles de Baltimore, el equipo había perdido ciento noventa juegos en dos temporadas. El corredor de apuestas de Las Vegas, Jimmy “The Greek” Snyder pensó que las oportunidades del equipo eran tan pequeñas que lo catalogó como un batacazo de 100-1 en la carrera por el banderín de la Liga Americana en 1967. El beisbol siempre ha sido la pasión número uno entre los aficionados deportivos de Nueva Inglaterra. Pero en 1966 los Medias Rojas tuvieron un promedio de cerca de 10.000 personas por juego, y la asistencia de la temporada previa en Fenway Park había totalizado solo 652.201. Los aficionados deportivos de Nueva Inglaterra seguían las historias del campo de entrenamientos de los Medias Rojas como un adelanto de la primavera, pero estaban más emocionados con los Celtics de Boston quienes estaban tratando de extender su seguidilla de ocho campeonatos mundiales, y los Bruins de Boston quienes tenían a un defensa novato llamado Bobby Orr. Manager Novato El manager novato de los Medias Rojas, Dick Williams, no compartía la apatía que rodeaba a los Medias Rojas de 1967. “Yo pensaba que íbamos a ser un equipo muy decente”, recordó Williams antes de su ingreso al Salón de la Fama de los Medias Rojas en noviembre de 2006. Rápidamente agregó, “Nunca pensé por un minuto que terminaríamos ganando el banderín de la Liga Americana y jugando el séptimo juego de la Serie Mundial, pero sabía que teníamos buen talento joven”. Dick Williams había jugado por trece temporadas en las ligas mayores y terminó su carrera con los Medias Rojas en 1964. Como jugador joven, Williams fue un reconocido prospecto quien irrumpió con los Dodgers de Brooklyn en 1951. La temporada siguiente sufrió una separación de hombro en tres direcciones que convirtió a una potencial estrella en un pelotero grandeliga quien recorrió varios equipos. Al reflexionar sobre su lesión de 1952, Williams ofreció: “En los próximos once años, fui cambiado seis veces, pasé tiempo con cinco organizaciones diferentes, y jugué en cuatro posiciones distintas. Y tuve que convertirme en un pelotero más inteligente”, enfatizó él. “Pasaba mucho tiempo estudiando estrategia y naturaleza humana. Esa lesión me puso en la ruta para convertirme en manager”. Al final de la temporada de 1964, el director del sistema de granjas de los Medias Rojas, Neal Mahoney, le ofreció a Williams un trabajo como coach-jugador con el equipo filial AAA en Seattle. Cuando la franquicia de Seattle se mudó a Toronto antes de la temporada de 1965, Williams fue nombrado manager del equipo. Él llevó a Toronto a dos temporadas seguidas de campeonatos, y en octubre de 1966 fue designado manager de los Medias Rojas de Boston. Williams, de 37 años de edad, se convirtió en el manager más joven de la Liga Americana. En la conferencia de prensa, al anunciar su compromiso, Williams prometió a los aficionados de Boston “un equipo fajador”. Declinó predecir donde terminaría el equipo pero prometió que mejorarían. Y no dejó dudas acerca de quien estaba a cargo. Al preguntársele si los Medias Rojas de 1967 tendrían un capitán, respondió, “No, soy el único jefe. Los peloteros son los indios”. Cuando los periodistas le recordaron a Williams que Carl Yastrzemski era el capitán en cuestión, él contestó, “No tendremos uno el próximo año”. El emprendedor y joven reportero de The Boston Globe, Will McDonough hizo cola en la residencia de Yastrzemski en Lynnfield, MA, en busca de una reacción del pelotero. Si él esperaba que Yaz estuviese molesto por su “deposición”, McDonough pudo haber estado disgustado. “Feliz no es la palabra correcta”, respondió Yaz. “Aliviado es una palabra más apropiada”, continuó él. “Para ser honesto, nunca quise ser capitán. Ahora que no lo soy, siento como si me hubiesen quitado un peso de los hombros”. De vuelta a los fundamentos. Cuando le preguntaron si había estado nervioso antes de empezar los entrenamientos, Williams contestó, “No diría que estaba nervioso, porque sabía que podía hacer el trabajo. Pero ciertamente estaba aprensivo. Nunca había dirigido un campamento de grandes ligas. Había dirigido dos campamentos primaverales en Toronto pero eso fue en las liga menores y es diferente”. “Fui afortunado de tener un gran cuerpo técnico”, enfatiza Williams. “Ellos fueron de gran ayuda para organizar el campamento. Eddie (“Pop”) Popowski había estado en la organización por muchos años y había dirigido a la mayoría de nuestros peloteros en las menores. Bobby Doerr era grandioso y era respetado por todos. Y Al Lakeman había estado en el cuerpo técnico el año anterior por lo que nos dio algo de continuidad. Pero la esposa de Sal Maglie (el coach de pitcheo) estaba seriamente enferma por lo que él no pudo no estar presente cuando empezó el campamento”. Williams ladea la cabeza cuando considera el número de coaches, instructores y los equipos sofisticados que hay en los entrenamientos primaverales de hoy. “Estoy feliz por los managers y todos los recursos que tienen hoy. Pero en 1967 éramos solo yo y mis tres coaches, cuatro cuando Sal regresó. Se suponía que Ted Williams ayudaría a los bateadores pero estaba más interesado en hablar con los pitchers acerca de lanzar el slider”, sonrió Dick Williams. “Dom DiMaggio llegó después que el campamento había comenzado y nos ayudó con los jardineros”. Dick Williams estaba determinado a enfatizar en los fundamentos con sus Medias Rojas de 1967. Creía firmemente que prestarle atención a los detalles haría una gran diferencia en una temporada de 162 juegos. “Crecí en el beisbol en el sistema de los Dodgers de Brooklyn y éramos conectados a los fundamentos del beisbol desde el comienzo. Solíamos hablar acerca de hacer las cosas al estilo de Branch Rickey (legendario gerente general de los Dodgers y miembro del Salón de la Fama), al estilo de los Dodgers’. Quería asegurarme de que nuestros peloteros supieran como desenvolverse en el juego de la manera correcta”. “Pasamos los primeros dos días y medio del entrenamiento primaveral de 1967 trabajando con el equipo completo en los fundamentos. Empezamos con el círculo de prevenidos al bate y trabajamos alrededor del cuadro interior. Yo estaba sorprendido de que la mayoría de los peloteros no sabía que significaba la doble línea de primera base”, Williams estaba maravillado con la memoria. “Terminamos con los fundamentos al llegar a tercera base. Cuando tienes a Carl Yastrzemski en el jardín izquierdo y a Tony Conigliaro en la derecha, sabes que los jardines están en buenas manos”. Llamado para levantarse: 7 am Cuando Dick Williams recibió a sus veinticuatro pitchers y cuatro catchers el primer día del entrenamiento primaveral, dejó claro que las cosas serían diferentes en el campamento de 1967. Williams enfatizó que las actividades estaban bien organizadas y que los ejercicios se ejecutarían al minuto. Pero aparentemente los pitchers Dennis Bennett y Bob Sadowski no entendieron el mensaje. Los dos compañeros de habitación llegaron veinticinco minutos tarde el tercer día de campamento, culparon a la operadora de la recepción del hotel por no haberlos llamado para despertarlos. “Yo estaba furioso”, recuerda Williams. “Pero sabía como resolver eso. Fui a mi oficina y llamé a la operadora del Holiday Inn (las oficinas principales de los Medias Rojas en los entrenamientos primaverales). Le dije que llamara a todos los peloteros a las 7 cada mañana. Como los entrenamientos empezaban las 10 am, yo sabía que todos llegarían a tiempo. Entonces llamé a los dos del retraso (Bennett y Sadowski) a mi oficina y les dije, ‘¡Esto no debe pasar otra vez!’” Dick Williams declinó discutir el incidente Bennett-Sadowski en su conferencia de prensa diaria, pero le dijo a los reporteros que planeaba dejar al novato Tony Horton disputar con George Scott el puesto de primera base regular. Añadió que probaría a Scott en los jardines y otras posiciones del infield durante la primavera. A medida que el entrenamiento primaveral avanzó, Williams y Scott discutirían por varios temas, incluyendo donde jugaría Scott y su batalla por bajar a un peso razonable para jugar. “A George no le gustó que yo lo moviera alrededor del infield esa primavera”, recordó Dick Williams claramente. “Lo que él no se daba cuenta era que yo lo consideraba uno de nuestros mejores atletas y sabía que él podía jugar casi en cualquier lugar. Horton solo podía jugar en primera base y necesitábamos ver que podía hacer. Yo estaba muy seguro de que el Boomer (Scott) sería nuestro primera base de todos los días, la primavera es cuando pruebas esas cosas”, enfatizó él. Es de alguna manera irónico que George Scott y su némesis de la primavera de 1967, Dick Williams, fueron inducidos juntos al Salón de la Fama de los Medias Rojas en noviembre de 2006. Pero el paso de casi cuarenta años le había dado a George Scott una perspectiva diferente de sus desacuerdos aquella primavera. “No sabíamos como estudiar el juego”, dijo Scott en el momento de su inducción. “Dick nos enseñó como hacerlo esa primavera. Presionó los botones correctos para cada quien en ese equipo”. ¡Su servicio! Dick Williams estaba determinado a usar cada minuto del entrenamiento primaveral productivamente. Con eso en mente, dispuso una malla de voleibol en el territorio de foul a un costado de la línea del jardín izquierdo para que los pitchers pudiesen tener algún trabajo de acondicionamiento adicional. “Si los pitchers no estaban corriendo o lanzando, yo quería que estuviesen activos jugando voleibol. Usualmente los pitchers se mantienen parados en los jardines pendientes de la trayectoria de las pelotas bateadas por el aire. Pero principalmente estaban conversando, lo cual no les hacía bien para nada”. El pitcher José Santiago, quien ganaría doce juegos para los Medias Rojas de 1967, recuerda con agrado esos juegos de voleibol. “Jugar voleibol si no estábamos trabajando en nuestro pitcheo era muy divertido. Era aburrido estar parado en los jardines viendo la práctica de bateo. Como la mayoría de los muchachos, yo había practicado otros deportes y pensaba que el voleibol nos ayudaba a ponernos en forma”, recordó José. “Ese era Dick Williams para ti”, recalcó el catcher Russ Gibson, “siempre pensando. Aún si nadie lo había intentado antes, Dick no tenía miedo de hacer algo diferente”. Gibson, quien había sido estrella en tres deportes en Durfee High School en Fall River, Massachusetts, conocía mejor a Williams que la mayoría de los peloteros. Russ había sido el catcher regular, y coach-jugador, para Williams en Toronto en 1965 y 1966. Otra innovación de Williams fue el uso de las cintas de video para ayudar a los peloteros a corregir sus fallas. “Podemos haber sido el primer equipo en usar los videos. Si no, fuimos uno de los primeros. Y tengo que darle crédito a Dick O’Connell (gerente general de los Medias Rojas) por facilitarme todo lo que necesité para hacer mi trabajo. Si necesitaba algo, Dick se aseguraba de conseguírmelo”. “Cuando jugué con los Medias Rojas (1963-1964), Johnny Pesky era el manager. Era un buen manager y un gran tipo. Pero su gerente general (Mike “Pinky” Higgins) no lo apoyaba; no lo ayudaba a realizar su trabajo. Fui muy afortunado de contar con Dick O’Connell. Me ayudó de todas las formas posibles”, declara Williams enfáticamente. Dick Williams reconoció que tuvo una ventaja cuando evaluó a su equipo de 1967: él había o jugado con o dirigido a la mayoría de los peloteros. “Había dirigido a Joe Foy, Reggie Smith, Mike Andrews, Gibby (Russ Gibson), y otros en Toronto. Y había jugado con tipos como Yaz y Dalton Jones. Fui compañero de habitación de la maleta de Tony Conigliaro en mi último año (1964)”, rió Williams. “Así que sabía lo que podía hacer la mayoría de ellos”. “Sabía que podía contar con Yaz para liderar el equipo en el campo. Y sabía que él nunca quiso ser capitán. Pero tampoco esperé la clase de año que tuvo en 1967. Él tuvo un año tan bueno como el del mejor pelotero que haya visto”, insistió Williams. Ganador de la Triple Corona de 1967. Carl Yastrzemski se pudo preparar para la temporada de 1967 sin preocuparse por los ambíguos deberes del capitán de un equipo. Más importante aún, Yaz se reportó al campo de entrenamientos en la mejor forma de su carrera en el beisbol profesional. Durante sus primeras seis temporadas en las grandes ligas él había ganado un título de bateo de la Liga Americana y había asistido al juego de las estrellas tres veces. Ahora, a los 27 años de edad, parecía listo para tomar su lugar como uno de los peloteros élite del juego. “Una de las grandes diferencias de 1967”, relató Yaz muchos años después, “es que fui capaz de ejercitarme el invierno previo. Los años anteriores, yo estaba terminando mis estudios universitarios en el receso entre temporadas. Ese año yo había completado mi grado en Merrimack College, así que tuve tiempo para enfocarme en mi acondicionamiento. Me reporté al entrenamiento primaveral en gran forma”. El invierno anterior Yaz había viajado regularmente desde su hogar en Lynnfield hasta el Colonial Resort en Wakefield, Massachusetts, para trabajar bajo las ordenes del terapista físico Gene Berde. “Gene trabajó conmigo todo el invierno. Me hizo saber que él no pensaba que yo estaba en gran forma cuando empezamos”, recuerda Yaz. “De verdad trabajó duro conmigo y eso dio resultado”. El régimen intensivo mejoró su vigor e hizo a Yaz más fuerte en el plato. “Tuve un buen entrenamiento primaveral. Noté que tenía más poder. La pelota estaba viajando treinta o cuarenta pies más. Ahí fue cuando decidí halar la pelota. Sentí que podía ayudar más al equipo siendo un bateador de poder, así que hice la transición de estilos de bateo”, recordó Yaz. Dick Williams sabía que Yaz sería su jardinero izquierdo regular, y pensaba lo mismo del jardinero derecho de 22 años de edad Tony Conigliaro. Cuando Williams fue presentado a los medios el octubre previo le pidieron que identificara a sus peloteros regulares. El primer nombre que mencionó fue Yaz, y el segundo fue Tony C. “Yo sabía lo que Tony podía hacer”, reconoció Williams, “Y quería su bate en la alineación todos los días. Nunca hubo duda acerca de quién sería mi jardinero derecho”. El muchacho local Conigliaro estaba empezando su cuarta temporada con los Medias Rojas de Boston. Su swing derecho parecía hecho a la medida para Fenway Park, y había liderado la Liga Americana con 32 jonrones en 1965. Tony tuvo un buen comienzo en marzo de 1967, al jonronear en el primer juego de la liga de la toronja en Sarasota, Florida, contra los Medias Blancas de Chicago. Entonces, cuatro días después, cuando los Medias Blancas fueron a Winter Haven, los saludó con un jonrón y dos dobles. Pero los Medias Rojas y Tony tuvieron un susto el 18 de marzo cuando su compañero de equipo John Wyatt lo golpeó en el hombro izquierdo con un rectazo en la práctica de bateo. Fue enviado a Boston donde los rayos X mostraron una leve fractura del hombro. Era la quinta vez en cinco años con los Medias Rojas, que Tony tenía un hueso roto debido a un pelotazo. Afortunadamente, la lesión no fue seria. Conigliaro regresó a Florida y reanudó su reparto de batazos. Capitán del infield. Dick Williams no quería un capitán de equipo, pero si quería que alguien se hiciera cargo del infield. Y reconoció que Rico Petrocelli, quien empezaba su tercera temporada como campocorto regular, tenía el potencial para asumir esa responsabilidad. Williams le dijo a los periodistas, “Esto es lo que creo sería el trabajo perfecto para Rico. Él es un pelotero inteligente y quiero que tenga autoridad allá afuera. Así que le dije que quería que se hiciera cargo”. Williams era un gran disciplinario pero también era un astuto juez de talento. Y entendía que algunos peloteros necesitaban un trato especial. Él y el coach Eddie Popowski se salieron de su camino regular en el entrenamiento primaveral para asegurarse de que Rico se sintiera cómodo. Y su paciencia fue recompensada cuando Rico fue seleccionado para integrar el equipo de la Liga Americana en el juego de estrellas de mitad de temporada. Mirando en restrospectiva, Rico recordó cuanto significó para él ser seleccionado como “capitán del infield”. “Dick mostró mucha confianza en mí, y me dio mucha responsabilidad. Eso significó mucho para mí. Por primera vez”, dice Rico, “Me sentí como un grandeliga, como que de verdad pertenecía a ese lugar”. Otro jugador del cuadro que Williams escogió como regular fue el tercera base Joe Foy. Foy había sido un pelotero clave para Williams en Toronto en 1965, cuando Joe fue nombrado pelotero más valioso de la International League. Luego de un comienzo lento como novato con los Medias Rojas en 1966, regresó con fuerza en la segunda mitad y lideró al equipo en carreras anotadas. Dick Williams revisaba el peso de Foy casi tan cuidadosamente como lo hacía con George Scott. Foy había reportado 105 kilogramos y el manager quería que bajara por los menos tres kilos. Williams le dijo a los reporteros, “Queremos evitar otro comienzo lento de Foy, y la mejor manera de hacerlo es asegurarse de que está jugando en forma”. Tony Horton continuaba jugando en primera base a través de la primavera. A Williams y Bobby Doerr les gustaba su swing y los Medias Rojas estaban mostrando a Horton para un posible cambio. George Scott se alternó con Horton en primera, pasó algún tiempo en tercera base, e hizo varias apariciones en los jardines. Las aventuras de Scott en los jardines terminaron el 23 de marzo cuando el toletero quedó inconsciente luego de chocar contra la pared del jardín derecho en Winter Haven. “Estuvo frio por un minuto”, le dijo el fisioterapista (y futuro copropietario del equipo) Buddy LeRoux a los reporteros. “Desplazó la pared desde 330 hasta 332 pies”, dijo el segunda base Mike Andrews. Scott pasó la noche en el Winter Haven Memorial Hospital por precaución, pero su única lesión fue una contusión en la muñeca. El 28 de marzo Dick Williams anunció, “Tan pronto como Scott esté listo para jugar, irá inmediatamente a primera base”. La Conexión de Toronto Además de Russ Gibson y Joe Foy, había otros candidatos a puestos de regulares en los Medias Rojas de 1967 quienes habían jugado para Dick Williams en Toronto. Mike Andrews era fuerte candidato a convertirse en el segunda base regular y Reggie Smith era la principal opción para quedarse con el puesto de jardinero central. Ambos peloteros habían destacado en Toronto, pero los dos sabían que Williams no mostraría favoritismo por ellos. Mike Andrews recordó que el éxito de Toronto se trasladó al campo de entrenamientos en 1967. “Reggie Smith, Russ Gibson y yo éramos novatos en 1967, y habíamos ganado el campeonato de la International League el año anterior con Toronto, así que no pensábamos en perder. Y sabíamos que Dick Williams no quería oir nada sobre perder. Pienso que nadie pensaba en la segunda división esa primavera”. Reggie Smith tenía veintiun años de edad cuando se reportó al campo de entrenamiento al final de febrero. Cuando Dick Williams hacia una restrospectiva de 1967 hablaba del atleticismo de Reggie Smith . “Reggie fue probablemente el mejor atleta de nuestro equipo”, cree Williams. “De verdad lo podía hacer todo. Sé que cuando empezó a deslizarse de cabeza en los juegos del entrenamiento primaveral abrió algunos ojos. Cuando Mike Andrews llegó con la espalda adolorida puse a Reggie en segunda base. Era tan buen atleta que sabía que podía manejar eso”. Dalton Jones quien había pasado las tres temporadas previas con los Medias Rojas, era la opción obvia como infielder de reserva. El versátil George Thomas fue ubicado como jardinero sustituto y para jugar en el infield si se necesitaba. De hecho, cuando los periodistas presionaban a Williams para que les dijera su alineación regular, Williams contestaba “posiblemente George Thomas” en las nueve posiciones. Mike Ryan, nativo de Haverhill, Ma, había recibido 116 juegos para los Medias Rojas en 1966 y era muy reconocido por su defensa. Parecía claro que Ryan y Gibson compartirían la receptoría, dejando al veterano cátcher Bob Tillman para ocasiones especiales. El Ganador del Cy Young de 1967 Cuando se abrió el campo de entrenamiento, la primera preocupación de Dick Williams era su cuerpo de lanzadores. “Yo sabía que anotaríamos carreras, que teníamos una alineación fuerte. Y pensaba que podíamos mejorar nuestra defensa. Pero no estaba seguro de nuestro pitcheo”. Haciéndose eco de un famoso refrán, el agregó, “Nunca tienes suficiente pitcheo”. Un pitcher con el que Williams estaba contando era el derecho Jim Lonborg, quien se había mostrado prometedor durante sus primeras dos temporadas con el equipo. “Lonborg era un jugador a quien nunca había visto. No jugué con él y tampoco lo dirigí. Pero cuando lo vi esa primavera supe que nos ayudaría. Tenía un buen repertorio y era un gran trabajador”, observó Williams. Lonborg estaba determinado a tener un buen año en 1967. Había pitcheado pelota invernal en Venezuela y se reportó a los entrenamientos en gran forma. Él recordó lo organizado que estuvo el campamento esa primavera. “Dick Williams era muy diligente. Si no estábamos lanzando o corriendo, nos hacía jugar voleibol. Nos mantuvo enfocados toda la temporada”. Lonborg ganó su tercer juego en tres decisiones el 20 de marzo, y estaba emergiendo como el as del cuerpo de lanzadores. Le dijo a los reporteros: “Quiero ser el pitcher del juego inaugural. Sería un honor y significaría que el manager piensa que soy el mejor del equipo”. Añadió, “Me gustaría lanzar entre 260 y 270 innings esta temporada”. Williams dejó claro a sus jugadores y los medios que él no tenía paciencia con los pitchers de brazos adoloridos. A mediados de marzo le dijo a los periodistas que pretendía llevar “tres catchers, seis jardineros, siete infielders, y solo pitchers sanos”: En ese momento nombró a Lonborg, Santiago, Darrell Brandon, Lee Stange y Hank Fisher como sus abridores. Un pitcher novato desconocido que había estado impresionante era el flaco de 21 años de edad, Billy Rohr. El zurdo hizo varias apariciones impresionantes en juegos de exhibición y pareció ganarse un puesto en el equipo. Los pitchers veteranos Dan Osinski y Don McMahon, junto al joven zurdo Bill Landis, eran los principales candidatos para el relevo intermedio. John Wyatt era una fija para cerrar los juegos de los Medias Rojas si podía encontrar la salida de la perrera de Dick Williams. Wyatt desató la ira de su manager cuando golpeó a Tony Conigliaro con aquel pitcheo en la práctica de bateo, y estaba tratando de recuperar la confianza de Dick Williams. Retrospectiva Los Medias Rojas de Boston terminaron sus juegos de entrenamientos primaverales con marca de 14 triunfos y 13 derrotas. Y aunque a veces habían había colmado la paciencia de su manager con fallas de fundamentos, en general Williams estaba agradado con su equipo. “Me gustaba la forma como nos habíamos juntado como una unidad. A medida que avanzó la primavera vi peloteros trabajando juntos más y más. Eso había estado ausente en otros equipos de los Medias Rojas”. El veterano columnista del Boston Globe, Harold Kaese refirió una observación de Williams y su equipo de pelota a finales de marzo. “Williams está cerca de un comienzo bueno aunque controversial”, le contó Kaese a los lectores. “Los Medias Rojas están probablemente jugando más beisbol puro ahora que para cualquier manager desde Bill Carrigan (el manager de los Medias Rojas desde 1913-1916 y 1927-29). Williams tiene a sus peloteros más que esgrimiendo bates. Los tiene corriendo, tocando y pensando”. Cuando terminó el entrenamiento primaveral, los periodistas de Boston presionaron a Dick Williams para que hiciera una predicción de la temporada venidera. Williams finalmente ofreció una de sus citas más conocidas: “Ganaremos más de lo que perderemos”. Para un equipo que había perdido noventa juegos el año anterior eso parecía un pronóstico optimista. El equipo de los Medias Rojas que emergió del campo de entrenamientos de 1967 era muy joven. Cuando salieron al campo el día inaugural en Fenway Park, el 12 de abril ante una “multitud” de 8.234 aficionados, su promedio de edad era solo de 24 años. Los Medias Rojas de Boston de 1967 de hecho ganaron más juegos que los que perdieron. Pero hicieron mucho más que eso. Capturaron los corazones y las mentes de los aficionados de Nueva Inglaterra y restauraron el orgullo regional en los Medias Rojas de Boston. Y echaron las bases donde descansa la Red Sox Nation hoy. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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