viernes, 17 de febrero de 2017
La llegada de Juán José Ávila a la presidencia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. (LVBP)
Siempre me pareció que los cargos de más jerarquía en el organigrama de cualquier organización que agrupa varios integrantes, debían ser ocupados por individuos externos por razones de conflicto de intereses. Andando el tiempo empecé a observar ejemplos de organizaciones que empezaron a designar personas provenientes de su interior y me dije que de pronto ese era un reto adicional a tener que lidiar con los intríngulis naturales del cargo, demostrar que se puede ser lo más imparcial posible aún viniendo desde uno de los grupos que integran la institución.
El primer ensayo ocurrió con el señor Oscar Prieto Párraga y en líneas generales se puede concluir que su gestión fue satisfactoria con los aciertos de la comisión de ética, ajustes de calendario, pruebas de dopaje. Hay algunos puntos a discutir como que se premie a los equipos perdedores en la primera ronda de playoffs y la figura de la confiscación de los juegos. Pero la conclusión es que la gestión del señor Prieto Párraga demostró que si se puede administrar con justicia una institución viniendo desde la parcialidad de uno de sus integrantes.
Desde el momento cuando el sr. Prieto Párraga decide terminar su período al frente de LVBP y se asoma el nombre del señor Juán José Ávila como reemplazo, pensé que él reúne el perfil de atributos para tomar el testigo y seguir demostrando la imparcialidad aun viniendo desde intereses particulares. A la distancia he visto la trayectoria del señor Ávila en la organización Navegantes del Magallanes y he podido apreciar su paciencia, austeridad, entusiasmo, apertura, y mucha disposición a conciliar. Sus momentos más relevantes en la organización así lo indican. Primero como adjunto de Alfredo Guadarrama en el renacimiento magallanero de los años ’90, luego al asumir la presidencia de la junta administradora de la Fundación Magallanes y más recientemente en sus labores como Director del Salón de la Fama y el museo del beisbol venezolano.
Confío plenamente en que el señor Ávila continuará la ardua misión de mantener a LVBP como organización donde hay disposición para la justicia y el respeto mutuo. Por eso sugeriría al señor Ávila entre las prioridades a tomar en cuenta en su gestión, discutir la implementación de medidas para controlar la violencia en los estadios, hechos como el del tercer juego de la última serie final deben evitarse a toda costa, ciertamente sería pertinente considerar incluir la figura del juego confiscado lo cual le devolvería en buena parte la autoridad que deben tener los árbitros, por cuanto son los representantes de LVBP sobre el terreno de juego y no deberían esperar una llamada desde la liga para saber que decisión tomar ante un evento de violencia desbordada en un estadio, otra posibilidad de sancionar la violencia en los estadio pudiera ser el juego a puertas cerradas (uno o varios juegos completos de acuerdo a la gravedad de la falta) y eso también debería quedar debidamente normado y asentado en el reglamento de LVBP, para que llegado el momento los árbitros tomen la correspondiente decisión.
Por supuesto otro punto a discutir debería ser el que se siga premiando a dos de los perdedores de la primera ronda de playoffs. Solo los ganadores deberían avanzar a las fases sucesivas del playoff, en ese sentido habría que buscar una fórmula más justa.
Para finalizar es muy importante que en la serie final de los campeonatos de LVBP haya al menos un representante de la junta directiva en cada uno de los juegos, la importancia de la instancia decisiva del campeonato así lo amerita.
Alfonso L. Tusa C. 17-02.2017.
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