sábado, 13 de mayo de 2017

Roberto Clemente: El Juego que Nunca Olvidaré.

George Vass. Como fue publicado originalmente en Baseball Digest. Bonus Books Inc., y Baseball Digest. 1999. pp.43-46. El mejor jardinero derecho de su época (1955-1972), con un rifle por brazo, y la habilidad bateadora que le permitió ganar cuatro títulos de bateo de la Liga Nacional, Roberto Clemente falleció en un accidente de aviación el 31 de diciembre de 1972, mientras llevaba ayuda para las víctimas del terremoto de Managua. Terminó su carrera con 3000 imparables exactos, todos con los Piratas de Pittsburgh. Fue ingresado al Salón de la Fama en 1973. Este es un juego que se quedó grabado en mi mente, no es que no haya otros grandes juegos que recordar. Hay muchos de esos, pero este es el que nunca olvidaré porque tuve una gran actuación y no ganamos. Lo he dicho muchas veces, y todavía pienso de esa manera. Nunca busco los jonrones. Busco los imparables porque no puede ser que batees .300 un año y caigas a .200 el siguiente. O eres un buen bateador o no lo eres, a menos que tengas una dolencia física. Como cuando me lastimé la espalda en 1957 y bateé solo .253 después que bateé .311 el año anterior. Pero si eres un bateador de .300 y estás sano deberías batear. Por lo tanto no busco los jonrones porque eso no te permite ser un bateador de .300. Lo único en lo que pienso acerca del bateo es en mantenerme fuerte. Si estoy fuerte no tengo que preocuparme por el bateo. Cuando empezó la temporada de 1967 me sentí fuerte, y bateé más jonrones de los que conecto usualmente. No porque tratara de batearlos sino porque conectaba la pelota bien y esta salía del estadio. Nos iba bien después del primer mes de la temporada de 1967, cuando fuimos a Cincinnati para una serie de tres juegos a mediados de mayo, estábamos justo detrás de los Rojos quienes ocupaban el primer lugar. Harry Walker dirigía a los Piratas y todo marchaba bien, a diferencia de lo que ocurrió más adelante en la temporada. Todavía me sentía fuerte al principio de la temporada, y cuando fuimos a Cincinnati pienso que estaba bateando .370. A mi edad, y aun entonces cuando tenía 32 años, llega un momento cuando te cansas con el clima caliente. Cuando tienes 28 años te sientes bien todo el tiempo, pero a mi edad a veces te sientes atolondrado. Como digo, al ser mayo, el clima aun era agradable, y me sentía fuerte en Cincinnati. Teníamos juego nocturno el 15 de mayo, y por los Rojos abrió Milt Pappas, un buen pitcher. En el primer inning, Maury Wills, quien era nuestro campocorto, se embasó y fui a batear con un hombre en base. Alcancé un pitcheo afuera de Papas y lo conecté por encima de la pared del jardín derecho del viejo Crosley Field para mi primer jonrón. No recuerdo lo que hice en mi próximo turno al bate, lo que sé es que fui out. Pero en el tercer turno, en el quinto inning, Wills estaba embasado otra vez, y esta vez envié la pelota por encima de la pared del jardín central, que estaba bastante lejana en el viejo estadio de Cincinnati. Sobrevoló la cerca, no golpeó sobre la raya amarilla que habían pintado para indicar los jonrones. Le había conectado dos jonrones a Pappas, y estábamos adelante 4-0. No era nada nuevo para mí, anteriormente había bateado dos jonrones en un juego. Nada que haga bien me emociona. Solo me alegro cuando ganamos el juego. Y este juego aún no lo habíamos ganado. Los Rojos anotaron 3 carreras en el sexto inning por lo que el juego estaba cerrado. Pero ese fue un buen día para mí y en el séptimo inning, fui a batear con dos hombres en base y ahora el pitcher de los Rojos era Darrel Osteen. Le dí bien otra vez a la pelota, esta vez la estrellé contra la pared para un doblete bueno para empujar dos carreras más. Ahora había empujado seis carreras y ganábamos 6-3, pero los Rojos atacaron a nuestro abridor, Bob Veale. Lo castigaron en el séptimo cuando marcaron dos carreras, y apenas ganábamos 6-5 cuando llegamos al noveno inning. Para ese momento Jerry Arrigo lanzaba por los Rojos. Él retiró los dos primeros hombres que batearon por nosotros en el noveno, así que fui a batear por quinta vez sin nadie en base. Esa vez volví a enviar la pelota por encima de la pared del jardín central para ponernos a ganar 7-5. Tengo que admitir que esa vez me sentí emocionado por lo que había hecho. Nunca antes había bateado tres jonrones en un juego, eso es algo para recordar. ¡Tres jonrones y un doble, y había empujado las siete carreras de mi equipo! Si, esa vez estaba emocionado por lo que había hecho. Así que teníamos una ventaja de 7-5 cuando los Rojos fueron a batear en el cierre del noveno, ellos no nos dejaron ganar. Tany Pérez soltó imparable y Lee May descargó cuadrangular para igualar el juego 7-7. Con el marcador igualado y nadie en base, el manager de los Rojos, Dave Bristol, dejó batear al pitcher Arrigo. Conectó bien la pelota. La bateó fuerte hacia la raya del jardín derecho, por un momento pareció que la pelota se iba por encima de la pared para un jonrón que ganaba el juego. Retrocedí rápidamente hacia la pared en el jardín derecho, no estaba seguro de alcanzar la pelota. Pero logré evitar el jonrón. No pude atrapar la pelota pero la tumbé con el guante, y el batazo fue doblete. Afortunadamente el próximo bateador fue out y fuimos a extrainning. Pensé que aún teníamos oportunidad de ganar y tal vez podía conseguir otro turno al bate. Pero no fue así. En el décimo inning, Tany Pérez bateó un jonrón por el jardín central para ganar el juego 8-7, y eso me robó una gran satisfacción. Ese fue el día más grande que haya tenido, y tenía que llegar en un juego que perdimos. Bateé tres jonrones y un doble, evité un jonrón, empujé nuestras siete carreras, y no pudimos ganar el juego. Un par de años después volví a batear tres jonrones en un juego, pero ese no se grabó en mi mente como el que perdimos en Cincinnati. Pienso que ese fue mi mejor juego. Dos jonrones por el jardín central y otro por el derecho. Nunca trato de batear jonrones pero esa vez bateé muchos y estaba muy emocionado. Este juego permanecerá grabado en mi mente, jugué muy bien y perdimos. Es extraño. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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