lunes, 19 de junio de 2017

Una Historia Compartida de Cáncer, Amor por el Beisbol y un Juego Cachorros-Mets.

James Wagner. The New York Times. 16 de junio de 2017. Esta es una historia acerca del cáncer, y el beisbol, y como ellos se interceptan durante una semana de actividades de los Mets. Hace dos semanas, Sandy Alderson estaba sentado en la sala de espera en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. Alderson, el gerente general de los Mets ha permanecido libre de cáncer desde mayo de 2016, pero tiene que ir a revisarse cada cuatro meses. Mientras espera, Alderson toma el ejemplar de primavera de la revista del hospital. La historia de entrada, escrita en primera persona, trata de una ferviente seguidora de los Cachorros de Chicago llamada Abby Wood, y como su equipo favorito y su gorra sortaria de los Cachorros la ayudaron a través de su batalla con el linfoma. Y eso que ocurrió cuando el equipo ganó la Serie Mundial la temporada pasada, luego de una épica espera de 108 años, fue muy especial para ella porque dos de los peloteros más prominentes de los Cachorros, Anthony Rizzo y Jon Lester, también son sobrevivientes del cáncer. Alderson sabía que los Cachorros estarían pronto en Nueva York para jugar ante los Mets, así que decidió invitar a Wood a uno de los juegos. Mientras se preparaba para hacer eso, Alderson también se alistaba para reunirse con un gran contingente de peloteros antiguos y actuales de los Mets y empleados en Little Ferry, N.J., en una ceremonia en la cual se dedicaba un campo de softbol restaurado en honor de Shannon Forde. Una querida ejecutiva de relaciones públicas, Forde, luego de una pequeña batalla, falleció de cáncer de mama a los 44 años de edad en marzo de 2016. Así que en el curso de una semana, en el hospital, en el teléfono, en un sitio recreativo, el cáncer se convirtió en telón de fondo para Alderson con implicaciones de tristeza y optimismo. Debido a que el cáncer es una constante en casi cada ruta de la vida, nada de esto, al final, fue una sorpresa para Alderson. “Eso está a nuestro alrededor”, dijo Alderson de la enfermedad. Pero el beisbol es una constante también, notó Alderson, que se juega día a día, mes a mes”. “El beisbol influencia a las personas cada día”, dijo él. “Tiene la habilidad de distraer nuestra atención desde una enfermedad. Es una manera de inspirar a las personas en un momento cuando pueden necesitarla. Ese tipo de cotidianidad del juego produce esa clase de alivio”. Como seguramente lo hizo por Wood. Una nativa de Chicago y seguidora de los Cachorros de toda la vida, debido a su padre y a su abuelo; a ella le informaron que tenía linfoma de Hodgkin etapa IV en marzo de 2008, cuando tenía 21 años de edad y empezaba a estudiar en Princeton University. Ella había ignorado el dolor de su cadera izquierda por algún tiempo, hasta que un día no pudo levantarse de la cama. Finalmente le comentó eso a su hermana gemela, Daisy, quien alertó a sus padres. “Pensé que era invencible, como cualquier joven universitario”, dijo ella. Un examen de resonancia magnética encontró el tumor. Los padres de Wood volaron desde Chicago y la llevaron a Sloan Kettering. Ella se retiró de la universidad, y junto a sus padres se alojaron temporalmente en Manhattan para empezar un régimen de quimioterapia intensiva por los próximos cinco meses. Y para ese régimen, ella aplicó su propio ajuste. “Odiaba usar mi peluca”, dijo Wood, quien ahora tiene 31 años de edad. “Así que para mi familia y amigos fue todo un acontecimiento que yo usara mi gorra de los Cachorros a todas partes donde iba”. En las pocas ocasiones que ella tenía permitido salir, su padre, Arthur, le conseguía boletos para juegos de los Yanquis o Mets. “No solo para cuando ellos jugaban ante los Cachorros, sino para ir al estadio”, dijo ella. Debido a que el sistema inmunitario de Wood estaba muy débil por la quimioterapia, ella recibió inyecciones para fortalecerlo. El efecto colateral fue una intensa incomodidad osea. Los reportes noticiosos de ESPN de los juegos de los Cachorros o de los juegos en general la ayudaron a superar ese momento. “Pasé desde solo ser una seguidora de los Cachorros a tener un lugar especial en mi corazón para ellos”, dijo ella. “Ellos estuvieron conmigo a través de toda la batalla”. Así como su gorra sortaria de los Cachorros, la cual también la acompañó a su cirugía de cadera en 2013 y a una operación de reemplazo de su cadera izquierda en 2014, ambas necesarias debido a los efectos de su tratamiento para el cáncer. La gorra también estará con ella cuando su cadera derecha sea reemplazada en el futuro. La gorra está desteñida, ya no muestra el azul brillante de los Cachorros. El borde está desgastado. Esta deteriorada, pero representa todo para Wood. Ella la usa en viajes aereos de trabajo. La usó cuando su madre, Peggy, tuvo una cirugía mayor. Una vez la olvidó en un restaurant y corrió de vuelta a buscarla. “Solo fue una gorra para mí hasta que me ocurrió todo esto”, dijo Wood. “Si hay una posesión que necesite conmigo por el resto de mi vida, es esta gorra”. La historia de Wood tocó las fibras de Alderson, quien lidió con un diagnóstico de cáncer mientras los Mets barrían a los Cachorros en la serie de campeonato de la Liga Nacional de 2015 y luego perdieron la Serie Mundial ante los Reales de Kansas City. Alderson, 69, es un antiguo oficial de la marina, abogado y ejecutivo de beisbol por mucho tiempo. Ha dudado sobre hablar a menudo de su cáncer debido a que no quiere que eso lo defina. Mientras él lidiaba con su diagnóstico, observaba a Forde resistir graciosa y corajudamente con el de ella. Forde pasó más de dos décadas con los Mets. Madre de dos hijos, se las arregló para permanecer en su trabajo mientras los Mets terminaban un largo período de temporadas perdedoras y casi ganaron un campeonato. Jay Horwitz, el vice presidente de relaciones con los medios de los Mets, era amigo íntimo de Forde y dijo que no pudo persuadirla para que no fuera a Kansas City en la Serie Mundial de 2015. “Ella estaba muy débil para hacer el viaje, pero dijo, ‘He esperado mucho por esto’”, dijo Howitz. “Eso le dio esperanza, debido a que quería ir al entrenamiento primaveral de 2016, y nunca declinó esa esperanza”. Él dijo que no había duda en su mente de que el beisbol la había ayudado a mantenerse viva. La dedicación de la ceremonia para Forde, pronunciada por Horwitz, ocurrió este viernes. Alderson estaba ahí y habló con los reporteros acerca de cómo “cada quien se faja física y espiritualmente con la enfermedad”, pero no todos ganan la batalla física. Omar Minaya, el gerente general a quien Alderson sustituyó, estaba ahí. También Jim Duquette, quien estuvo en el cargo antes de Minaya. Dos managers antíguos de los Mets, Bobby Valentine y Willie Randolph, estaban presentes, junto al capitán de los Mets, David Wright, y peloteros antíguos como Ron Darling, John Franco y Al Leiter. Y entonces un día después de rendirle honores a Forde, Alderson se puso en contacto con Wood. Las personas del Sloan Kettering le habían dicho que un paciente de cáncer que trabajaba en beisbol quería hablar con ella. “No me di cuenta de que era el gerente general de los Mets”, dijo Wood. “Pensé que solo era un tipo que trabajaba para los Mets”. En lugar de eso, era Alderson, y la invitó junto a su familia a cualquier juego Cachorros-Mets que ella quisiera. Así que la noche del pasado lunes, Wood, con su amigo, su hermana gemela, su esposo y padres, quienes viajaron desde Chicago, se sentaron detrás del plato. Los Mets ganaron 6-1, ¿y que? Wood, con la gorra sortaria de los Cachorros en su cabeza, conoció a Lester y Rizzo. Le dijo a Rizzo que en agosto llegara a su noveno aniversario de estar libre de cáncer. “También cumpliré nueve años libre de cáncer, en noviembre”, dijo Rizzo. “Empecé a llora dos veces, tal vez tres veces”, dijo Wood. “Nunca pensé que esto ocurriría. Este es el mejor día de toda mi vida”. “Esto es todo lo que ella quiso por años”, dijo su madre. “Esto es muy agradable”, añadió el padre de Wood. Wood regresó a Chicago, para trabajar con una compañía de tecnología médica. Ella sigue impresionada por el hecho de que un sobreviviente de cáncer, Alderson, se haya acercado a ella de la manera como lo hizo. Y Alderson, ante el reto diario de tratar de enderezar a un equipo de los Mets de 2017 plagado de lesiones y derrotas, sabe que una semana de junio sobresaldrá un poco cuando termine la temporada. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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