martes, 20 de junio de 2017
Zurdo y marginado
Alan Schwarz. The New York Times. 15 de agosto de 2009.
Las cartas siguen llegando. Cada pocas semanas, Benny Distefano abrirá su correo y encontrará una carta de un jugador de pequeñas ligas, o del padre de uno, pidiendo consejo. Es la única persona que conocen quien entiende.
Hace veinte años este martes, Distefano, entonces pelotero de grandes ligas, participó como catcher zurdo en un juego de las mayores. Nadie lo ha repetido desde entonces. Como las noches cuando las damas entraban gratis al estadio y los pitchers llamados Wilbur, los catchers zurdos están extintos, por razones en las cuales hay pequeño consenso.
“No tengo idea”, dijo Joe Mauer, catcher del todos estrellas de los Mellizos de Minnesota (derecho, naturalmente).
“¿Es porque hay más bateadores derechos? dijo el catcher de los Bravos de Atlanta, Brian McCann.
“¿No ha habido ninguno en el juego por 20 años? ¿De verdad?” dijo Joe Torre, un catcher del todos estrellas a través de la década de 1960. “Bien, primero que todo, los pitchers zurdos no lanzan la pelota derecho”.
Los equipos de grandes ligas han estado clamando por más catchers desde hace algún tiempo, han rogado por que las madres le permitan a sus hijos jugar allí, y aún así dejan de lado un flujo de talento que lanza con la mano izquierda. En los últimos 100 años, Dale Long recibió dos innings para los Cachorros de Chicago en 1958 y Mike Squires la misma cantidad para los Medias Blancas en 1980.
Y desde el 18 de agosto de 1989, cuando Distefano fue catcher por última vez, el beisbol ha permitido los uniformes antiguos y hasta las ganancias compartidas, pero no los gustos de Distefano. Las ligas menores no tienen un solo catcher zurdo en este momento.
“Este es un juego de cambios lentos”, dijo Distefano, el actual coach de bateo de los Whitecaps de West Michigan, un equipo Clase A de los Tigres de Detroit. “Hace falta un manager creativo dispuesto a realizar algo que podría estar un poco fuera de orden”.
Distefano tuvo eso a finales de 1988, cuando le preguntó a su manager en los Piratas de Pittsburgh, Jim Leyland, si podía convertirse en el catcher de emergencia del equipo. Distefano había adorado ser catcher desde muchacho en los campos beisboleros de Brooklyn pero fue movido a los jardines. Leyland recordó como el mundo no giró sobre su eje cuando su antiguo jefe, Tony LaRussa usó a Squires de esa manera, así que le permitió a Distefano ir a la liga Instruccional ese otoño para reaprender la posición.
La próxima primavera, cuando el experimento de las nóminas de 24 peloteros le costó flexibilidad a los equipos, Distefano se mantuvo como jardinero de reserva, primera base y, si catcher. Lo trajeron en tres juegos para agacharse detrás del plato por seis innings. El único corredor que intentó robarle una base fue Oddibe McDowell el 18 de agosto.
“Curva contra el suelo”, dijo Distefano. “Estuve muy cerca. Tuve una buena oportunidad de hacerlo out y a cualquier otro”.
Desde entonces no ha habido ningún otro catcher zurdo. Pocas personas saben el porqué. Las ligas juveniles tienen catchers zurdos de vez en cuando, hay mascotas disponibles para ellos en las tiendas deportivas locales, pero las ligas profesionales nunca. Distefano entiende mejor que cualquiera cual teoría tiene sentido y cual no
Ninguna es más específica que la conjetura del bateador derecho, la cual indica que en los intentos de robo, los zurdos tienen que lanzar con el obstáculo del bateador derecho, el cual es más numeroso que el bateador del otro lado del plato. Pero los catchers derechos no parecen tener dificultades para lanzar cuando el bateador es zurdo; además, mientras los bateadores derechos representaban el 62 por ciento de las apariciones al plato hace 50 años, ahora solo representan el 56 por ciento por 44 de los zurdos.
La Wayward Southpaw Thesis de Torre fue descartada inmediatamente por el colega catcher convertido en manager Dan Wakamatsu, de los Marineros de Seattle.
“Hay muchos pitchers zurdos quienes no llegaron a las grandes ligas debido a que sus lanzamientos eran muy planos”, dijo Wakamatsu.
Respecto al punto de que el lanzamiento de un zurdo hacia segunda base generalmente se aleja del corredor, Distefano observó, “Eso se puede mejorar con la experiencia”.
Los tiros sorpresivos hacia primera base son menos importantes que los lanzamientos hacia tercera base, como dijo Torre, “Los corredores solo van en una dirección”, los bateadores derechos obstaculizan al catcher zurdo. Pero Distefano también refutó eso.
“Cuando tenía que lanzar a tercera, tenía un truco, me agachaba un poco más atrás y con el pie izquierdo algo abierto”, dijo él. “No tenía que acomodar mis pies porque tenía buen brazo. Y cuando hay intento de robo de tercera, 9 de cada 10 veces es porque le toman el tiempo al pitcher”.
Distefano ofreció dos explicaciones. Los toques hacia tercera base, dijo él, causan problemas a los catchers zurdos. Al atacar la pelota y tomarla, para pasarla a su mano izquierda y lanzar hacia primera o segunda base, sus cuerpos se enredan y entorpecen. Para los derechos esos lanzamientos son mucho más fáciles y naturales.
Pero el mayor problema que Distefano encontró fue con las jugadas en el plato. Debido a que tenía la mascota en su mano derecha, cada tiro preciso hacia el lado del corredor tenía que ser atrapado de revés, lo cual impedía tocar rápido al corredor. Y con los tiros del jardinero sobre la línea de primera base, atrapar la pelota con la mano derecha deja el hombro de lanzar abierto al corredor.
“Si hay una jugada que implica un encontronazo, el catcher zurdo saldrá lastimado”, dijo él.
Distefano se las arregló para explotar su nueva versatilidad para conseguir un trabajo mejor remunerado en Japón en 1990. Asistió al campamento primaveral de los Astros de Houston en 1992, con los pitchers y catchers, e hizo el equipo, en parte porque podía servir como catcher de emergencia. Nunca participó en un juego detrás del plato, pero ellos necesitaban una posibilidad adicional porque Craig Biggio iba a jugar en segunda base.
Hablando de la segunda base, también es pertinente pensar ¿Por qué tampoco hay segundas bases zurdos? ¿Ni campos cortos, ni terceras bases?
“Me parece que todos los zurdos terminan siendo pitchers”, dijo el campocorto de los Astros, Miguel Tejada.
Aparentemente era así. Hacía unos 15 años, un adolescente zurdo del equipo Lumps Gas Station en la liga de verano de Clifton, Tex., actuó en el campocorto en un juego, recordó él, “Dijeron que no se suponía que los zurdos jugaran esa posición”, y ya no jugó más allí. Ese adolescente era Zach Duke, ahora pitcher zurdo que ha jugado en el juego de estrellas, de los Piratas de Pittsburgh.
Ningun zurdo ha jugado un inning en el campocorto en las mayores en 100 años. En cuanto a la segunda base, solo ha habido tres desde la segunda guerra mundial: George Crowe con los Cachorros en 1958 (por dos tercios de inning), Sam McDowell con los Indios de Cleveland en 1970 (por dos bateadores derechos, antes de regresar al montículo) y Don Mattingly (debido a la indignación de Billy Martin en el último out del infame juego del alquitrán de pino en 1983).
Los segundas bases no pueden ser zurdos, no se puede hacer el dobleplay con esa mano, porque recibirías la pelota y tendrías que voltearte para lanzar”, dijo el tercera base de los Rangers, Michael Young, quien antes de esta temporada jugaba exclusivamente en el medio del infield. “Los campocortos zurdos, también tienen problemas para lanzar la pelota en un dobleplay. Nunca lo he visto. Y tampoco espero hacerlo”.
Lo cual nos lleva a la tercera base y al versátil Squires, quien fue uno de los antes mencionados cátchers zurdos. Pocos zurdos han jugado brevemente en tercera (incluyendo a Mattingly en 1986), pero Squires jugó allí en 13 juegos para los Medias Blancas de 1984.
Los terceras bases zurdos tienen que hacer de revés todas las jugadas hacia el hueco del campocorto, a su izquierda, lo cual restringe su alcance, a menos que su coordinación sea tan espectacular como si estuvieran jugando campocorto.
Squires, ahora scout de los Rojos, dijo que los terceras bases zurdos no pueden con los toques, porque pasar rápidamente la pelota hacia su mano izquierda mientras se adelanta es virtualmente imposible.
Pero y ¿los catchers zurdos? Squires no entiende por qué no.
“Se habla de veteranos quienes no quieren cambiar”, dijo él. “Siempre quise ser catcher cuando era joven. Pero no me lo permitieron”.
Distefano se convirtió en catcher únicamente para prolongar su carrera. En lugar de eso, alargó su legado, no solo entre los adictos a la trivia beisbolera, sino en la comunidad de los catchers zurdos, para quienes sigue siendo un héroe.
“No sabía que se acercaba el vigésimo aniversario de mi última vez como catcher”, dijo Distefano. “Definitivamente celebraré. Es agradable. Es una recompensa ser recordado de manera positiva”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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