domingo, 19 de agosto de 2007

Villano accidental.

El 18 de agosto de 2007 varios integrantes de la familia Conigliaro subieron al montículo antes del juego entre Angelinos y Medias Rojas. Cuando terminó el homenaje aún flotaba en el ambiente el silencio que arropó Fenway Park en el cuarto inning del juego del 18 de agosto de 1967, cuando una recta de 95 millas por hora de Jack Hamilton (Angelinos de California) impactó a Tony Conigliaro. Le fracturó el malar, dislocó la mandíbula y le inflamó el ojo izquierdo como si hubiese peleado por el campeonato de boxeo. Sólo se escuchaban las voces de sus compañeros “Tony ¿estás bien?”.
Conigliaro sólo pudo jugar dos temporadas luego del pelotazo, la última practicamente con visión en un solo ojo, lo cual habla del esfuerzo y pundonor de Tony C al ver sus números de 1970: 36 jonrones y 116 empujadas. Luego fue enviado a los Angelinos. En 1975 intentó un regreso con los Medias Rojas, sólo tomo 57 turnos al bate.
Cuarenta años después, Hamilton administra un restaurante en Branson,Mo. Cuando los autobuses de turismo llegan al lugar procedentes del NorEste. La memorabilia de béisbol pegada a las paredes hace inevitable la primera ronda de preguntas: “Usted es ese Jack Hamilton?” Enseguida aparece la imagen de Tony Conigliaro derrumbarse en el home sangrando por la boca, la nariz y los oídos. Los aficionados de Boston nunca olvidarán el apellido Hamilton, por todo lo que significaba Conigliaro para los Medias Rojas, muchos piensan que con él Boston hubiese ganado la Serie Mundial de 1967. Hamilton lanza la mirada al vacío del ventanal. “Nunca podría agarrar una pelota y lanzársela a alguien a propósito. Sé en fondo de mi corazón que nunca quise golpearlo”.
En su autobiografía “Seeing it through”, Conigliaro escribió: “Sé que fue un accidente. Pero honestamente no sé si lo he perdonado”.
Los Medias Rojas terminaron el homenaje a Conigliaro con una victoria 10-5 sobre los Angelinos este sábado. Curt Schilling (7-5) se llevó el triunfo.

Alfonso L. Tusa C.

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