domingo, 29 de junio de 2008

Los nexos familiares se añaden al proceso de ajustes

Gene Stephenson esta acostumbrado a lidiar con padres enojados. Como técnico de béisbol de la Universidad del Estado de Wichita desde 1977, su recibo telefónico pareciera crecer cada vez que hace un movimiento en la nómina o un cambio en la alineación. Si baja a un jugador en la alineación, eso le garantiza una llamada parental. Si lo manda a la banca, lo llamarán 2 veces.
Fue muy raro que el manager de los Shockers nunca había oído ni siquiera un susurro del padre de uno de sus outfielders juveniles hasta la penúltima semana de la temporada. Este jugador, quién no la tuvo fácil en el Estado de Wichita, ni siquiera estaba jugando ese día en el Stillwater Regional. Kenny Williams, gerente general de los Medias Blancas de Chicago vino al campo antes del juego y estrechó la mano de Stephenson. Le agradeció por todo el trabajo que había hecho con su hijo, Kenny Williams Jr.
“El padre me habló del magnífico trabajo que habíamos hecho con su hijo y de cuan orgulloso se sentía de que su hijo se hubiese convertido en hombre. Ese día ni siquiera lo estaba alineando”, dijo Stephenson. “Pienso que el no tratará de intervenir a favor de su hijo”.
La organización de los Medias Blancas, que escogió a Williams Jr. en la octava vuelta del Draft de peloteros de primer año de 2008, dice lo mismo, que el gerente general no intervino en la selección de su hijo. Cuando el Draft empezó a evolucionar en la sexta vuelta y apareció el nombre de Williams Jr. en la pizarra, Kenny Williams Sr. Salió del salón.
“Mí Papá no quería seleccionarme”, dijo Kenny Williams Jr. “No por mi talento, ni por como jugaba. Él no quería que estuviera en su organización y tener toda esa presión encima”.
El director de scouts Doug Laugman y los scouts de los Medias Blancas disienten de esa idea. Ellos piensan que son una organización que sabe manejar las acusaciones de nepotismo, debido al hombre que esta al mando del departamento de desarrollo de peloteros, Buddy Bell. El otrora manager de Grandes Ligas es el hijo del outfielder del Todos Estrellas de 1950 Gus Bell, así como el padre de dos antíguos Grandes Ligas, Mike y David.
Este es un hombre que ha escuchado sobre esto personalmente, y un hombre que ha tenido que defender a sus muchachos de acusaciones similares.
“El problema es que estás en una situación desventajosa, la gente piensa que estás actuando de manera indebida”, dijo Bell. “Primero que todo, nadie quiere que le regalen nada. Y, como padres, queremos estar seguros de que no obtengan nada de gratis”.
Después de firmar con la organización que admiró desde niño. Williams Jr. fue asignado a la Liga Pioneer’s con los Voyagers de Great Falls. En el clubhouse lo esperaba una cara conocida, alguien a quién conoce desde hace 12 años: Oney Guillén, el hijo del manager de los Medias Blancas, Oswaldo Guillén. Oney fue una escogencia de la vuelta 36 en el Draft de 2007. el primer jugador escogido del North Park Junior College de Illinois.
“Oney y yo recordamos viejos tiempos. Él es un gran tipo. Un jugador de equipo. Intercambiamos sonrisas”, dijo Williams Jr.
Guillén, un segunda base, fue promovido recientemente a los Intimidators de Kannapolis y los amigos fueron separados. Bell dijo que lo importante es continuar desarrollándolos como peloteros individuales, una tarea para la que él, un beisbolista de tercera generación, está perfectamente preparado.
“Es muy fácil para mí verlos como a cualquier otro jugador”, dijo Bell. “Esa es la ventaja que tienen al estar en esta organización conmigo como el director de desarrollo de peloteros. Todo lo que veo es un pelotero que necesita mejorar”.
“Queremos hacer lo que es mejor para Oney y lo que es mejor para Kenny”.
Josh Bonifay, ahora un coach de bateo con los Crawdads de Hickory puede entender la situación que viven Williams Jr. y Guillén. Los Piratas de Pittsburgh seleccionaron a Josh en la vuelta 24 del draft de 1999. Su padre, Cam Bonifay, era el gerente general en ese momento.
Bonifay disfrutó 8 sólidas temporadas en las Ligas Menores, donde fue un bateador de .284 hasta que las lesiones de su hombro lo sacaron del juego. Mientras su padre ya no está en la organización desde 2001, Bonifay ahora es coach de los Piratas y tiene algunos consejos para el par de hijos de Medias Blancas si ellos quieren probar que los habladores están equivocados.
“Yo era el primero en llegar al clubhouse y el último en salir cada noche”, dijo Bonifay. “Si no hubiese sido el hijo del Gerente General, eso no hubiese sido necesario. Pero hay que trabajar duro. No quería escuchar eso de que ‘estás aquí por tu Papá’”.

Alfonso L. Tusa C.

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