A media mañana de este jueves 26 de junio, Oswaldo Guillén caminaba en su oficina del equipo visitador. El lugar todavía no llegaba al tope de su agitación (los Medias Blancas habían jugado hasta tarde en la noche y habían perdido), tampoco el viejo Oswaldo.
Más que caminar, husmeaba en la recámara y el salón. Cinco minutos después, regresó con una taza de café y una rosca glaceada.
Jermaine Dye lo veía de arriba abajo y sonreía. Guillén lo capto con el rabillo del ojo.
"¡Que pasó!", se volteó y luego siguió su camino.
Guillén, con otro gran fin de semana por delante, se paseaba por el panorama de las horas previas al retorno a casa para la Serie II.
Claro que es Guillén quién atiza todo el alboroto, quién habla de los Medias Blancas en todas las esquinas, quién ríe y dice todo lo que piensa como revelar la presencia de ratas asesinas en Wrigley Field.
A pesar de sus arranques (fue criticado en la serie ante los Cachorros por sacar muy pronto a John Danks y por dejar mucho a José Contreras, además de otras equivocaciones en la barrida de tres juegos), es Guillén quién aviva la rivalidad local más intensa del béisbol.
En media temporada hemos tenido Guillén vs Orlando Cabrera, Guillén vs sus bateadores, Guillén vs Kenny Williams, Guillén vs Wrigley Field, Guillén vs los medios.
Cuando suba al escalón que da al campo de juego este viernes en el US Cellular Field, de nuevo estará entre las principales figuras en una serie que por el momento aventaja a la Nueva York vs Nueva York y a la de Los Angeles vs Los Angeles en drama y relevancia. ¿Cuál otra serie tiene a un gerente general presentando sus respetos a la más atribulada afición durante 100 años? Eso fue lo que hizo Kenny Williams al felicitar a los aficionados de los Cachorros. ¿Cuál equipo comenta sobre los fanáticos idiotas de los rivales? Ninguna otra serie tine tanto potencial de Serie Mundial como esta, con los Cachorros acercándose a julio con el mejor record de las Grandes Ligas y los medias Blancas comandando la División Central de la Liga Americana.
Después de ser barridos en el Norte de Chicago, los Medias Blancas fueron a Los Angeles y ganaron 2 de 3 ante los Dodgers, hicieron su equipaje y se preparan para la revancha en casa.
"Tendría que ver un juego Mets-Yanquis para notar la diferencia", dijo Guillén. "Lo único mejor que un juego Cachorros-Medias Blancas es la Serie Mundial. Sin duda que estos juegos te consumen. La gente está muy involucrada en esto. Desearía que jugáramos 3 juegos en casa y los próximos 3 el año que viene en Wrigley Field. Esto es mucho para los jugadores".
Tal vez sea necesario, porque hubo mucha habladora y poco béisbol antes de la última serie.
"Sólo le decimos a la gente lo que se merecen", dijo Guillén. "No estamos contra los Cachorros, no somos contrarios a la organización, no estamos contra los aficionados. Ellos se ofenden por lo que digo, pero que se miren al espejo. Díganme la verdad. No hay nada que esconder. El año pasado no dijimos nada y aún así nos derrotaron".
Para intensificar el drama los Medias Blancas tienen un bien desarrollado complejo de inferioridad que se nota en la prensa local. Guillén ha declarado que a pesar de que los Medias Blancas ganaron la Serie Mundial hace 3 años, los Cachorros siguen siendo los consentidos de Chicago.
"Siempre va a ser así en Chicago", dijo Guillén. "Quizás porque el manager es un idiota. Quizás porque no les gusto. Quizás no les gusta Kenny. En 2005 sólo esperaban que perdiéramos. Ok, quizás a veces el manager no sea profesional. Miren alrededor. Vean lo que digo y por qué lo digo. No me gusta Wrigley Field. Gran cosa. ¿Por qué me tiene que gustar? Parece que cada vez que abro la boca para defender la organización, soy el muchacho malo".
Alfonso L. Tusa C.
sábado, 28 de junio de 2008
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