sábado, 15 de noviembre de 2008

Compañeros de equipo y amigos rinden honores a Herb Score.

Paul Hoynes/Plain Dealer Reporter

Rocky Colavito vio por primera vez a Herb Score en 1952. Estaba calentando para lanzar un juego de entrenamiento primaveral de uno de los equipos de ligas menores de los Indios de Cleveland en Daytona Beach, Fla.
Este sábado 15 de noviembre de 2008, Colavito hablará en el funeral de Score en la iglesia St. Christopher de Rocky River.
“Espero hacerlo de la mejor manera”, dijo Colavito.
En aquel lejano partido, Colavito jugaba right field para el equipo de Score. Observó al zurdo lanzar recta tras recta seguidas de una curva que escondía la pelota sin aviso.
“Tenía humo en sus lanzamientos”, dijo Colavito. “Me dije a mí mismo que permanecería sobre la línea de cal. No había manera de que alguien le halara la pelota”.
Score lanzó dos innings.
“Nadie le bateó una pelota en territorio bueno”, dijo Colavito.
Colavito supo a principios de esta semana que el fin estaba cerca para el hombre que él llamó “más hermano que amigo”. Cuando salió en viaje de cacería hacia Michigan, empacó dos fluxes en caso de que llegara la llamada que nunca esperó.
Score, 75, falleció en la madrugada del martes 11 de noviembre de 2008 en su casa de Rocky River. En sus dos primeros años con los Indios ganó el Novato del Año 1955 y 20 juegos en 1956. Luego se convirtió en la voz de los Indios, transmitió sus juegos por radio y televisión durante 34 años.
Colavito habló de Score este viernes, mientras un compañero de cacería lo llevaba a Cleveland. La vigilia de Score empezó en la Funeraria Busch en Fairview Park casi a la misma hora. El sitio estaba lleno de amigos y aficionados quienes esperaban en fila para presentar sus respetos a la familia Score y al hombre quién les hablara del béisbol de los Indios por muchos veranos.
Dos televisores mostraban películas en DVD de los días de Score como jugador, mezclados con entrevistas y algunas de sus mejores actuaciones desde la cabina de transmisión, el out final del juego perfecto de Len Barker y Jim Thome haciendo el último out en 1995 para asegurar el primer viaje de la Tribu a la post-temporada en 41 años.
El salón estaba lleno de flores y plantas enviadas desde todo el país. Los Indios, los Rojos de Cincinnati y los Medias Blancas de Chicago enviaron arreglos. Varios jugadores de antaño de los Indios enviaron flores al igual que el técnico de los Cavaliers Mike Fratello. También había una pelota autografiada de la primera victoria de Score en las Grandes Ligas.
Los antíguos compañeros de transmisión de Score, Tom Hamilton y Joe Tait esperaron en la fila junto a los antíguos jugadores de los Browns Doug Dieken y Bob Jackson para decir adiós. Hamilton es el narrador actual de los Indios. Tait ha sido narrador de los Cavaliers por mucho tiempo.
En una mesa cercana al féretro había un libraco de recortes de periódicos viejos desde el 07 de mayo de 1957, el día en que Gil McDougald lo golpeó en el ojo con una línea. Había fotos de Score sentado en una cama de hospital , con el ojo completamente vendado, atendido por una enfermera. En otra foto estaba tomando café, con varios periódicos dispersos en la cama.
Todo el mundo menos Score y Colavito piensa que aquella línea acabó con su carrera. Colavito todavía piensa que fue una lesión en el codo dos años después del golpe en la cara, lo que llevó a Score a convertirse en narrador deportivo. Score decía lo mismo.
Cuando un jugador de los Indios no identificado declaró a un periódico que Score no sería el mismo debido a la lesión del ojo, Colavito retó al equipo completo a una pelea.
“Les dije que si alguien tenía las agallas de venir a decirme eso en la cara, los caería a golpes”, dijo Colavito.
Nadie aceptó la afrenta de Colavito.
Eso es lo que hacen los mejores amigos. Colavito dijo que él y Score fueron compañeros de habitación en las ligas menores y las mayores por más de 7 años. Se conocieron por más de 55 años.
“Le dije a Nancy, la esposa de Herb, que en todo ese tiempo no hubo una palabra subida de tono entre nosotros”, dijo Colavito. “Eso la impresionó”.
Cuando Score y Colavito estaban en las menores compraron un carro. Era un Chevy Coup de dos asientos y costó 125 dólares. Lo llamaban el demonio negro.
Colavito tenía que manejar porque Score no sabía como usar el clutch.
“Traté de ayudar a Herbie, pero nunca entendió”, dijo Colavito con una sonrisa.
Hoy, Colavito, 75, podría tener una pequeña ayuda de Score. Uno de los jonroneros más temidos en la historia de los Indios tiene que hacer la eulogía para su mejor amigo.
Él conoce las estadísticas de Score tan bien como las suyas. Conoce la familia de Score tan bien como la suya. Lo que tiene que decir es lo que hay en su corazón.

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

No hay comentarios: