viernes, 28 de noviembre de 2008

De veintisiete veinte.

Magallanes perdió anoche su juego 22 por 14 triunfos. Lo más grave sigue siendo que el club muestra muy pocas señales de lo que debería ser un equipo competitivo, aguerrido y dispuesto a disputar los juegos hasta el último strike
Ante los Tigres, por segunda noche seguida, los Navegantes siguieron mostrando serias fallas de pitcheo, defensa y una gran incapacidad para facturar anotaciones.
El nuevo manager parece heredar el ambiente anodino y pesado que dejó Nick Leyva. Se sentía hasta por las transmisiones radiales.
Los jugadores están, las credenciales también, la afición sigue esperando por una reacción que pareciera el cuento del “Gallo pelón”.
¿Será el Magallanes capaz de sorprendernos con una seguidilla de victorias que borre la inoperancia actual y propulse al buque hasta el centro de la clasificación? Es hora de que suene la sirena como en los mejores días de viento en popa.

Alfonso L. Tusa C.

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