by Steve Weissman, Boston Baseball Examiner
El otro día revisé la Serie Mundial de 1954 en la página web de MLB y quedé impresionado con los juegos completos lanzados por Bob Lemon de los Indios de Cleveland (10 innings) en el primer juego y Johnny Antonelli de los Gigantes de Nueva York en el segundo juego. Entiendo como la biomecánica ha demostrado el valor del conteo de los lanzamientos, ¿pero los lanzadores de hoy son realmente más incapaces de completar un juego que sus predecesores?
Nadie está sugiriendo que Josh Beckett, Jon Lester o cualquiera de los otros "caballos" de los Medias Rojas deba ser puesto a retar los logros de Cy Young, quién ocupa 5 de las primeras 9 posiciones del equipo en cuanto a juegos completos en una temporada con 41, 40, 38, 34 y 33. Pero si a ellos les va bien y no muestran señas de fatiga ¿por qué no permitirles que finalicen lo que empezaron?
Hay indicios de que Terry Francona y John Farrell tienen alguna inclinación por esa idea, si se observa que permitieron al equipo acumular 5 juegos completos el año pasado. Dos le pertenecieron a Jon Lester, pero para esto debió dejar sin hits ni carreras a los Reales de Kansas City y blanquear a los Yanquis 7-0. (Los otros a quienes les permitieron completar juegos fueron Josh Beckett, Clay Buchholz y Tim Wakefield).
La verdad del asunto es que los Medias Rojas tienen varios abridores quienes desarrollan actuaciones consistentes que les pudiera permitir completar juegos. Beckett, Lester y Brad Penny son tipos vigorosos, y Wakefield, más eventualmente John Smoltz, son generalmente eficientes con sus pitcheos. Para estos cinco, la posibilidad de trabajar hasta los innings finales de los juegos no debe resultar físicamente dificil, les deben permitir llegar tan lejos mientras mantengan la efectividad.
La única excepción sería Daisuke Matsuzaka, porque es de contextura más liviana (aunque no es un alfeñique) y a menudo tiene un desbalance en su radio de bolas/strikes. Aunque él fue desarrollado en una cultura beisbolera que premia el lanzar como una herramienta de entrenamiento, y hasta que llegó a la organización de los Medias Rojas, fue usado con un número de lanzamientos ubicado entre los 150 y casi 200. Así que de todos, el sería quién debería beneficiarse por mantenerse más tiempo en el montículo.
No sugiero regresar a los días cuando los pitchers abridores lanzaban hasta que se lesionaban o hasta que les caían a batazos, ni estoy sugiriendo hacer de los juegos completos una meta porque sí, y arriesgar a los pitchers a lesionarse. Pero había algo honorable sobre ver a Lemon en el montículo al final del juego, orgulloso pero derrotado, y creo que el juego ha perdido algo especial desde entonces.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Totalmente de acuerdo con Steve Weissman. Ese algo especial que ha perdido el juego se llama compromiso, entrega, disposición a dejarlo todo sobre el terreno. Aunque aún se pueden encontrar peloteros quienes dan lo mejor de sí y continùan trabajando por mejorar, pareciera que son una especie en extinción.
Alfonso L. Tusa C.
miércoles, 25 de febrero de 2009
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