viernes, 27 de febrero de 2009

Porque Dwight Evans deberia estar en el Salon de la Fama

"Dewey podría ser el jugador más subestimado en la historia de los Medias Rojas de Boston". Herb Crehan.

Además de sus logros beisboleros ( 8 guantes de oro entre 1976 y 1985, lider de la Liga Americana en promedio de bateo con hombres en base, OPS, carreras anotadas, bases totales alcanzadas, jonrones, extrabases, boletos, veces embasado, tres veces lider en asistencias para un rightfielder, 3 veces lìder en promedio defensivo para un rightfielder, 3 veces lider en doubleplays para un rightfielder), Dwight Evans fue un gran compañero de equipo quién siempre dio su mejor esfuerzo para mantener la armonía en el club house de los Medias Rojas.

“Nunca tuve la destreza de Dwight Evans para jugar en el right field. Tenía un buen brazo pero era un jardinero derecho más estático. Evans cubría mucho terreno. Era un right fielder capaz de jugar en el center field si los Medias Rojas lo hubieran requerido. Yo era un right fielder a quién (el manager de los Orioles) Earl Weaver esperaba que le batearan de frente y no tuviera que ir muy lejos a buscar la pelota. Evans jugaba el tipo de right field que deseaba poder jugar”. Ken Singleton. Few and Chosen. Red Sox Greatness across the Eras. Johnny Pesky. Phil Pepe.

“Dwight Evans fue un sólido pelotero quién nunca recibió el reconocimiento total que debió haber tenido”. Lou Piniella. Few and Chosen. Red Sox Greatness across the Eras. Johnny Pesky. Phil Pepe.


"Jimmy Rice tenía la mala costumbre de sentarse en su locker a criticar a sus compañeros de equipo. Para mí eso no era lo que debía hacer el capitán de un equipo. Sé que nunca pidió que lo nombraran capitán, pero era responsabilidad de Jimmy asumir una actitud positiva desde esa posición. A mitad de temporada los peloteros de los Medias Rojas decían a espaldas de Jimmy que él no merecía ser el capitán porque sólo estaba pendiente de si mismo y de nadie más. Siempre había escuchado las historias sobre el egoísmo de Jimmy, no creía que eso fuese cierto. Pero cuando ví lo que Jimmy hacía en 1987, aún después de haber sido nombrado capitán, empecé a dudar.
Tal vez, yo era el del problema, pero para mí, cuando te pones el uniforme del equipo, es para enfrentar al enemigo juntos. Traté de ignorar su actitud tanto como pude, pero con Jimmy, las quejas eran constantes.
Finalmente, me dije que era suficiente. Fui donde Dwight Evans y le imploré que me diera una buena razón para no darle su merecido a Jimmy. Después de todo Evans tenía antigüedad en el equipo. Dwight me pidió una noche para pensar en eso. El día siguiente se apareció con 8 pasajes bíblicos. Dwight me dijo que cada pasaje mostraba porque no debía matar a Jimmy, o morir en una pelea.
No podía creerlo. Hasta el sol de hoy llevo conmigo una Biblia y nunca he leído algo que diga que no debo pelear con Jim Rice. Pero no había ni hay nadie uniformado que respete más que a Dwight Evans. Y él cree que parte de ser integrante de un equipo significa no golpear a los compañeros, a menos que sea absolutamente necesario".
Don Baylor. Nothing but the truth. 1989.

"En el comienzo del undécimo inning, Pete Rose es golpeado por Dick Drago. Ken Griffey toca hacia tercera, cerca del plato. Carlton Fisk toma la pelota con la mano limpia, un poco fuera de balance, manda un riflazo hacia segunda base. Tal ves es mejor cuando está algo fuera de control; porque el tiro es perfecto, Rose es forzado en segunda. Entonces Joe Morgan espera una recta de Drago y conecta una línea que lleva etiqueta de volar sobre el muro del right field. Dwight Evans corre hacia atrás, más y más. Llega a la zona de seguridad, salta y realiza una increíble atrapada sobre su hombro antes que la pelota caiga en la primera fila de asientos. Luego cae y choca contra el muro. Ha ejecutado la Atrapada. La jugada del juego y de la Serie, pero sabe que su trabajo todavía está incompleto. De inmediato rebota de la pared, se cuadra y lanza la pelota al infield. El tiro tiene un desvío de tres metros desde la línea de primera base hacia el dugout. No importa. Carl Yastrzemski está ahí, y Rick Burleson ha cruzado el infield para cubrir primera. Con Griffey prácticamente entregado, estaba a mitad de camino entre segunda y tercera, Yaz le pasa la pelota a Burleson para completar el dobleplay."
Esa jugada fue la mejor prueba de lo que le dijo Don Zimmer a Doug Hornig en una entrevista para el libro. "¿Qué tan bueno era Dwight Evans como right fielder?". Zimmer respondió con otra pregunta. "¿Sabes la diferencia entre un doble por reglas y otro por interferencia de un aficionado?" Hornig dijo que un doble por regla era consecuencia de que la pelota rebotara hacia la tribuna. Y que había interferencia si un aficionado tocaba la pelota antes de que esta saliera del campo. "Bién", dijo Zimmer. "Si la bola se va hacia la tribuna por su cuenta, al bateador le corresponden dos bases ¿Qué le corresponde si un aficionado interfiere?". Hornig estaba inseguro. "¿Un doble?" "Incorrecto", dijo Zimmer. "El árbitro principal, en su mejor juicio, coloca a los corredores donde el piensa que deben estar. Cuando Boston jugaba y había interferencia de un fanático sobre una pelota bateada hacia la línea del right field ¿adivina que pasaba? Hornig se encogió de hombros. Zimmer juntó sus manos. "El bateador era enviado a primera base. Punto. Bien, el manager contrario siempre iba a reclamar, gritando como un energúmeno. '¡Eso es un doble! ¡Es interferencia del fanático! ¡ Debe ser un doble!' El árbitro principal sonreía, señalaba hacia el right field y decía: 'Ah, ah. No con ese tipo ahí.' Dando a entender que a menos que batearan la pelota sobre su cabeza, Evans siempre reducía todo a un sencillo. Si tratabas de alargarlo, él te sacaba out en segunda".

“Es la jugada más grande que haya visto”. Sparky Anderson en referencia a la atrapada de Dwight Evans sobre la línea bateada por Joe Morgan en el úndécimo inning del sexto juego de la Serie Mundial de 1975.

“Dwight Evans nunca tuvo gran velocidad, de alguna manera, es un retorno a los días de Al Kaline, Carl Furillo y hasta de Babe Ruth. Pero ningún rightfielder en el juego desde Roberto Clemente, ha ocupado la posición por tanto tiempo y tan consistentemente bien. Ha ganado 8 veces el guante de oro, su presencia en los juegos de estrellas es perenne, y en jerga ajedrecística es el maestro. Cualquiera sea su edad, velocidad o fuerza de su brazo, nadie como él ha expresado tan sistemáticamente que es lo que hacen los rightfielders.
Desde lo más temprano que puede recordar, Evans dice que siempre ha tenido una pelota en sus manos. Como jugador de fútbol americano en la escuela, era un gran receptor, porque según él, le gustaba atrapar la pelota. Durante la temporada de béisbol, siempre andaba con un guante y una pelota, aún cuando salía por su cuenta. Cuando se hizo profesional en 1969, todavía hacía esto, entrenarse a si mismo sobre como pasar la pelota apropiadamente desde el guante a la mano antes de lanzarla. La meta era agarrar la pelota por las costuras para que su tiro desde los jardines fuese más rápido y tuviera el tipo de efecto que le permitiera rebotar antes que rodar por el suelo cuando aterrizara. Esto es fundamental para los tiros desde los jardines, pero muchos guardabosques tienen dificultades con eso. ‘He llegado al punto donde pienso que lanzo a través de las costuras noventa por ciento del tiempo”, dijo Evans. ‘Atrapar la pelota y sacarla del guante, atrapar la pelota y sacarla del guante, ya no necesitas mirar las costuras, es como si entrenaras la mano para que pensara por su cuenta.
La ventaja que Evans tiene sobre otros rightfielders va más allá de su potente y educado brazo, tiene que ver con que siempre sabe que hacer con la pelota. ‘Hay un propósito para cada pelota bajo el sol’.
Evans cree que su juego siempre se ha basado en su habilidad para anticipar correctamente.
‘Anticipación es la parte más importante de jugar en los jardines’, dice Evans. Esto parece fácil en términos generales, pero no lo es cuando la especificidad de cada jardinero para anticipar es tomada en cuenta.
Evans tambien tiene un impresionante deseo porque cada pelota sea bateada hacia él. “Anticipo lo peor y lo mejor que puede pasar. Me preparo para lo peor e imagino lo mejor.
Para Evans una anticipación correcta significa moverse cuando está en el terreno. ‘Quiero moverme porque sé lo que hago’, dice Evans. Lo cual indica que estará en movimiento en cualquier dirección desde 15 centímetros hasta 4 metros, con cada bateador y algunas veces con cada lanzamiento. Y casi siempre, su momento, su salto hacia la pelota, será correcto. Evans ha aprendido la mecánica de la búsqueda tan bién como cualquiera. Con pelotas bateadas entre dos, correrá hacia atrás en diagonal, tratará de rodearla para alinear el hombro con el sitio donde debe lanzar. Estima a que distancia está de las cercas para saber como se tiene que mover cuando empiece a correr hacia atrás, y tratará, cuando pueda, de correr en paralelo a la cerca con la mano enguantada hacia el campo, para estar mejor preparado para lanzar y la pelota no se le caiga si choca contra la cerca. Todo esto lo convirtió en algo automático hace mucho tiempo.
Lo que Evans agrega, yendo hacia atrás o viniendo a buscar la pelota, es una forma especial de mantener su cuerpo alineado cuando hace la transición de la atrapada al lanzamiento. Él no atrapa las pelotas exactamente en una posición erguida, Evans toma la pelota con el cuerpo semiflexionado y ligeramente inclinado a un lado. Esto pareciera ser sólo un toque de estilo, como una atrapada con una sola mano, pero tiene su razón de ser.
Al tomar la pelota en un plano inferior, se mantiene abajo mientras hace el disparo, lo cual le permite tener fuerza en su pie trasero por lo que puede controlar mejor su cuerpo y la pelota mientras desplaza su cuerpo hacia delante.
Evans utiliza su movimiento alineado, cercano al suelo, cada vez que puede. Durante su giro en los rincones, él no completa los 360 grados y lanza, sino que se mantiene cercano al suelo, mientras saca la pelota del guante para ubicarse en posición de lanzar. Cuando ataca la pelota y la toma, en vez de erguirse, se inclina hacia delante como si fuera un pitcher, impulsándose en su pié trasero en un largo y fluído movimiento hacia el blanco.
En realidad, es la imagen del pitcher, la que Evans ha mantenido en mente mientras ha entrenado su cuerpo a través de los años para ejecutar naturalmente este movimiento de alineación.
Por muchos años, en cada entrenamiento primaveral, Evans se ha ido con un balde lleno de pelotas hacia un rincón lejano del terreno. Allí, mientras nadie le observa, ordena una línea de pelotas sobre la grama, y luego estira las piernas a cierta distancia, la izquierda hacia delante, la derecha hasta bien atrás, cerca de la primera pelota. Luego, en un movimiento muy lento, para que su cuerpo pueda recordar, toma la pelota, desplaza su cuerpo hacia delante como un pitcher iniciando su wind up, lleva el cuerpo hacia atrás sobre su pie trasero, luego se viene hacia delante, cercano al suelo y suelta el tiro, evaluando cada etapa de la transición, el movimiento de su brazo, el punto donde suelta la pelota, y el final del movimiento. Luego continúa con el resto de las pelotas hasta terminar la línea.
Evans contínúa estos ejercicios de baja velocidad pidiéndole a un coach que le batee conexiones de todos los calibres. Toma pelotas en los rincones, frente a él, donde sea que sienta la necesidad de trabajar con su tiro alineado. Siempre hay ajustes finos que extenderán su rutina. Con los rollings que tendrá que atacar, Evans prefiere tomar la pelota al lado del pie izquierdo en vez de frente a este. Su tiro perderá algún poder porque el movimiento del peso hacia delante y atrás será menos extremo, pero soltará la pelota más rápido y el disparo será más preciso. Con los elevados bateados delante de él, se ha enseñado a sí mismo que cuando el viento y las condiciones climáticas son buenos, debe armarse para lanzar mientras realiza la atrapada, no después, como hacen todos los outfielders. La meta es convertir en rutina, movimientos que no lo eran al principio, pero una vez sometidos a la memoria muscular, le dan a Evans ventaja sobre jugadores más jóvenes y rápidos.
A los 38 años, Evans puede o no puede estar acercándose al final del camino. Nadie en esta época de Nautilus y Neptuno se mantiene a sí mismo en mejor forma, nadie estudia más meticulosamente cada aspecto del juego, observando cuidadosamente los fundamentos, para ganar ese centímetro extra, ese giro de tornillo adicional. Pero este hombre, devoto infinito de la técnica, al final es movido por algo más profundo. Mientras crecía en California, hogar del aeroespacio y las industrias de alta tecnología, el ídolo de la infancia de Evans fue Willie Mays, quién sabía más de volar y soñar que Howard Hughes. Evans es uno de pocos jugadores que usan hoy el mismo número de uniforme, 24 (Rickey Henderson, Barry Bonds, y Ken Griffey Jr., son otros) y, como su ilustre antecesor, siempre ha sabido que el juego que práctica está determinado, antes que nada por lo que sucede en su mente. Él, como Willie Mays, ha descubierto el secreto de inventar el espacio que ocupa. Si Evans juega o no otro partido en el right field, su manera de jugar quedará como un modelo sobre como se debe actuar en esa posición”. David Falkner. Nine sides of the diamond.1990.

Todo ese tiempo empleado en pulir los pequeños detalles, en ganar terreno viendo más allá de donde llegan los demás, trabajando sin desmayar día a día, hacen de Dwight Evans un jardinero derecho excepcional que además mejoró su bateo hasta convertirse en uno de los toleteros más respetados de la Liga Americana.

Alfonso L. Tusa C.

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