viernes, 27 de marzo de 2009

Horrible accidente no pudo detener al catcher de los Cachorros Koyie Hill.

Gordon Edes, Yahoo! Sports

Mesa, Arizona. Les llaman dados, son hojas circulares aserradas que vienen empacadas en pilas y son utilizadas por los trabajadores de la industria maderera para cortar juntas.
Los fabricantes de gabinetes usan los cortes de dado para hacer ranuras para los estantes.
Koyie Hill, el catcher de Grandes Ligas e hijo del maestro carpintero Kennard Hill, estaba haciendo el marco de una ventana para su casa en Wichita, Kan. Tenía 5 hojas de dado, todas de 5/8 de pulgada de ancho insertadas en su sierra de mesa, cuando las hojas halaron la tabla que Hill estaba cortando, y succionaron su mano derecha tras la tabla.
“He estado entre herramientas toda mi vida”, dijo Hill. “Mi papá siempre me ha prevenido de lo peligroso que es cuando estas cosas te agarran. Pero es como si le dijeras a tu hijo muchas veces que no juegue en la calle. Entonces es tu responsabilidad. Fue algo inusual. La máquina me agarró”.
Hill estaba sólo en el sótano. Su esposa Meghan, embarazada, estaba arriba, Hill gritó con todas sus fuerzas. Cuando retiró la mano había espacios vacíos donde debían estar sus dedos.
“Todos colgaban de un hilo, o nervio, o un pedazo de piel, o algo”, dijo Hill. “El meñique estaba completamente eliminado, excepto por un hilillo de piel, colgaba sobre mi muñeca. El anular estaba más o menos en la misma situación, estaba caído hacia un lado”.
“Algo de lo que no me percaté hasta que llegué al hospital fue que mi pulgar estaba cortado hasta el hueso y casi llegaba hasta mi antebrazo”.
Han pasado casi dos años y Koyie Hill, con sus dedos reimplantados quirúrgicamente por un especialista de la mano que una vez jugó béisbol y entendió lo que necesitarìa Hill para lanzar otra vez, está en el campo de entrenamientos con los Cachorros de Chicago, luchando por lo que puede ser una batalla exitosa para ganarse el puesto de receptor suplente de Geovany Soto. Hill es muy cuidadoso cuando estrecha manos, hará gestos de dolor si lo aprietan muy fuerte, y ha cambiado la forma como aplaude o choca las palmas. Cuando hace frío sus dedos se ponen rígidos, algo con lo que probablemente tendrá que lidiar el resto de su vida.
Tambien puede ser el primer bateador ambidiestro de la historia, como lo dijera el pitcher Ryan Dempster, en usar un bate diferente, dependiendo del lado del plato donde vaya a batear.
“Tengo que ponerles la cinta adhesiva de manera diferente”, dice Hill mientras busca el bate de Alfonso Soriano para explicarlo. Si le pongo cinta adhesiva a este hasta el final, puedo sostenerlo (al batear a la zurda, cuando su mano derecha va pegada al aro del bate). Pero si tengo que sostenerlo por aquí (agarrando el bate donde su mano derecha iría arriba), no puedo apretarlo. Por eso hago un saliente con cinta adhesiva ahí, para poder apretarlo”.
Koyie Hill, quién cumplió 30 años a principios de mes, ha jugado parte de cinco temporadas en Grandes Ligas, pero sólo tiene 231 turnos al bate. Drafteado originalmente por los Dodgers, con quienes debutó en Grandes Ligas en 2003, Hill fue un prospecto altamente reconocido, él fue el catcher abridor de el equipo de Estados Unidos en el Futures Game de 2004, luego rebotó de los Diamonbacks , a la organización de los Yanquis, y a los Cachorros con un año inactivo por una operación de Tommy John y más tiempo en las menores que en las Grandes Ligas.
Nada pudo haber preparado a Hill para lo que le ocurrió en su sótano. Pero oir como respondió es entender como fue capaz de regresar ¿Cómo fue su reacción cuando vió su mano mutilada?
“Es gracioso”, dijo Hill. “pero siempre he sido capaz de manejar esas situaciones con calma. Al principio fue un tipo de surrealismo, pero fue algo sobre lo que no mostré pánico. Sólo dije: ‘Ok ¿qué necesito hacer ahora?’”
Las prioridades en mi mente eran establecer un plan y mantenerme calmado para que mi familia no se volviera loca. Mi esposa tenía 8 meses de embarazo. Mi hija estaba ahí. Mi prioridad era controlar el daño, hacer lo correcto, tratar de encontrar las personas adecuadas, ir al hospital y ver si había algo que podía hacer”.
“Estaba casi seguro de iba a perder mi meñique. Camino al hospital me preguntaba:’¿Seré capaz de lanzar si pierdo mi dedo anular también?’”.
Al llegar al hospital, Hill, con su mano envuelta en una toalla sangrienta, le dio calmadamente los datos de su seguro a la mujer sentada tras el escritorio de registro.
“Ella dijo ‘Démosle un vistazo a esa mano’”, dijo Hill. “Pienso que ella creyó que era algo leve. Cuando le mostré la mano, se puso verde. Las cosas empezaron a pasar muy rápido”.
Hill dijo que la severidad de la herida se hizo evidente cuando un flujo contínuo de residentes e internos llegaba a la sala de emergencias para dar un vistazo. Eso fue demasiado para Meghan Hill.
“Esto no es un espectáculo de variedades”, dijo ella.
Cuando los doctores le dijeron a Hill que pasarían horas antes de que le practicaran la cirugía, su suegro entró en acción y buscó al mejor cirujano de mano disponible. Así fue como Hill pronto conoció al Dr. Mark Melhorn, quién coincidencialmente había asistidos a varios seminarios con los miembros del equipo médico de los Cachorros de Chicago.
Melhorn le dijo a Hill y a su padre, Kennard, que le podía reparar y reconstruir los dedos, y que Hill podría lanzar de nuevo. Mientras estaba en el hospital, Hill envió a Meghan a buscar un a pelota de béisbol en su camioneta. Con su mano izquierda, él y Melhorn estudiaron su agarre de la pelota para determinar la mejor posición que debían tener sus dedos para lanzar.
“Fui catcher en el béisbol de las legiones”, dijo Melhorn. “Le dije a Koyie, ‘Tendrás alguna rigidez. Tus dedos estarán rígidos. Así que tenemos que buscar la posición más funcional para que puedas lanzar la pelota a segunda base. Puede que no sea la posición óptima para otras personas, pero te ayudará a lanzar’”.
La operación para reimplantar sus tres dedos y el pulgar duró varias horas.
“Primero tuvimos que estabilizar el hueso”, dijo Melhorn. “Usamos alambres metálicos para mantener los huesos en las posiciones apropiadas. La estructura de los huesos es como los cimientos de una casa. Cuando eso estuvo hecho, echamos las paredes, reparamos los nervios, los tendones, las arterias”.
Lo que Melhorn hizo, dijo él, no debe ser considerado inusual. Esto no fue un milagro médico.
“Lo que es admirable es la dedicación de Koyie”, dijo. “Todo lo que hice fue facilitar el proceso de reparación. Él estaba extremadamente motivado y deseoso de invertir el tiempo y el dolor necesarios para regresar”.
Melhorn predijo que Hill estaría lanzando en tres meses. En pocas semanas estaba rebotando una pelota de tenis contra una pared, tratando de obtener la rotación apropiada.
“Una vez que el doctor Melhorn dijo que iba a ser capaz de lanzar, supe que iba a estar bien”, dijo Hill. “Encontraría la manera de hacerlo. Encontraría la manera, porque eso es lo que hago en mi mente. Eso es lo que quería hacer”.
“Siempre puedes irte a casa. Cuando estás adolorido siempre puedes salirte del campo. Pero lo difícil es regresar al campo”.
Hill empezó con 3 días de fisioterapia, luego pasó a 5, luego a 7. Su fisioterapeuta, Polly Senseman, es la hija de Ken Johnson, quién lanzara para el equipo de los Filis de los Whiz Kids en 1950. Ella abandonó sus fines de semana para trabajar con Hill.
Alrededor de un mes después de la operación, a Hill le dieron una cita para ir a Chicago para verse con los médicos de los Cachorros. Melhorn le advirtió que ellos serían pesimistas debido a la naturaleza de la lesión (lo cual ocurrió así), le dijo que no se desanimara.
“Podemos hacerte regresar”, le dijo a Hill.
El gerente general de los Cachorros, Jim Hendry, fue de mucho apoyo. Hill dijo que Hendry le ofreció que se tomara el tiempo que necesitara para regresar. Hill fue a los entrenamientos primaverales y comenzó la temporada con el equipo Triple a de Iowa, ubicado en Des Moines.
Eso reconfortó a su padre.
“Mi papá no comió los 3 días siguientes al accidente”, dijo Hill. “Él se sentía…no sé si se sentía responsable, de que debió tomarse más tiempo para explicarme esto o aquello. Yo siempre trabajaba en arquitectura y dibujo. Pienso que pensaba que iba a perder eso también. Se lo tomó muy en serio. Eso lo enfermó”.
La parte más difícil no era no poder lanzar. Era no poder batear. En sus primeros 20 juegos, Hill bateaba apenas .132 sin jonrones.
“No podía sostener el bate, ni apretarlo, ni hacer swing”, dijo Hill. Podía, pero no era lo mismo que antes. La mano se me resbalaba sobre el bate, no sabía donde estaba el mango del bate”.
La situación se puso tan difícil que Hill pensó en llamar a Hendry para preguntarle si podría optar a un puesto de coach en la organización.
“Me sentí muy mal de salir a jugar y ser una carga para el equipo”, dijo Hill.
Meghan le habló para sacarlo de esa actitud. Le recordó que había pasado muy poco tiempo desde el accidente. Entonces el clima empezó a calentarse, Hill sintió menos rigidez en sus dedos y empezó a batear. En sus últimos 93 juegos con Iowa, bateó .307 con 17 jonrones y 21 dobles, y se ganó una llamada a los Cachorros en septiembre.
Jugó gradualmente y sólo bateó 2 hits en 21 turnos, pero esta primavera, después de conectar 1 hit en 4 turnos en la victoria 9-2 de este jueves 19-03-2009 ante Seattle, Hill batea .394.
“Es algo extraordinario, mutilarse los dedos de una mano, y después regresar a jugar como él ha lo hecho”, dijo Dempster. “Jugar béisbol otra vez, a un nivel tan elitesco, y tener el éxito que él ha logrado, demuestra el tipo de actitud que tiene”.
Hill cree que puede jugar en Grandes Ligas, pero si los Cachorros lo envían a las menores “eso no me desviará de lo que estoy haciendo. Quiero jugar al nivel más alto que lo pueda hacer sean las Grandes Ligas o una Liga Clase A. Tengo confianza en mis habilidades ¿Qué si siento que puedo jugar en las Grandes Ligas? Claro que si”.
“Siempre pensé que era una persona fuerte, mentalmente fuerte. Es divertido pasar por una situación donde te pruebas a ti mismo y lo superas. Es una buena experiencia, y te da mucha confianza acerca de las cosas que puedes controlar”.
Algo que no trabajará más es la carpintería.
“Ni siquiera uso tijeras ahora”, dijo.
Pero eso no significa que la sierra de mesa está inactiva en el sótano de los Hill.
“Meghan hace todos los cortes de sierra ahora”, dijo Koyie. “Hicimos una pared inclinada de madera para un lecho de rosas. Yo hice las medidas y ella cortó la madera”.

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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