martes, 14 de abril de 2009

Mark Fidrych, una temporada bastó para apreciar la intensidad de su juego

“Cuando eres un ganador siempre estás feliz, pero si eres feliz cuando pierdes, siempre serás un perdedor”. Mark Fidrych.

El joven que trabajaba en una gasolinera antes de jugar béisbol profesional, el que galvanizó las Grandes Ligas en 1976 con sus conversaciones con la pelota, y un repertorio que mareaba a los bateadores, fue hallado muerto este lunes 13 de abril de 2009 debajo de su camioneta en su finca de Northborough, Massachusetts. Al parecer había estado reparando la camioneta.
Aquella tarde de mediados de mayo de 1976 cada tecla que marcaba sonaba como un disparo sobre el papel. Papá entró a la oficina justo cuando prendía el radio en la esquina del aire acondicionado. Juán Vené saludaba desde el Tiger Stadium. “Salud fanáticos. El deporte vuelve a unirnos…”
__Voy a necesitar tu ayuda para ajustar la hora del anuncio publicitario. Todavía no, voy a comer y vengo.
Varias veces mis manos dejaron de tocar las teclas. Vené hablaba de un pitcher a quién llamaban el pájaro. “Que personaje este Mark Fidrych, le habla a la pelota en cada lanzamiento, se arrodilla en el montículo para hacer marcas en la caja de lanzar, y da vueltas en el montículo cada vez que hace un out. Todo eso parece funcionar porque tiene a los Indios de Cleveland sin hits ni carreras en 6 innings”.
Cuando iba por la mitad del trabajo de Historia de Venezuela sonó un trueno que cambió el juego de pelota por un chisporroteo de interferencias. Las ganas de saber si Fidrych seguía lanzando no hit no run me hicieron subir al techo de la casa para volver a sintonizar el juego. Cuando volví a escuchar la voz de Juan Vené, Papá gritó desde la calle.
__Alfonso ¿Qué te hiciste?
Le di todo el volumen al radio y bajé por la pared de bloques de dibujos. “Buddy Bell conecta línea de hit a la izquierda…”
Mientras sostenía la escalera de aluminio para que Papá ajustara la hora en que debía encender la publicidad, estiraba el cuello para ver si escuchaba el radio. Lo único que oía era la sinfonía de los grillos y las ranas.
Cuando regresé al techo estaban en los comentarios finales. “Los Tigres se llevan la victoria 2-1 con trabajo excelente de Mark Fidrych, un pitcher que no había abierto un juego desde el comienzo de la temporada y hoy lo hace porque se enfermó el pitcher que estaba programado. Me parece que al menos se ganó la oportunidad de abrir otro juego…”
A principios de junio subí al techo bajo el lienzo anaranjado del atardecer. Tenía que estudiar para los examenes finales de tercer año de bachillerato. Me llevé el radio en el bolsillo del pantalón. Bajo la luz del poste más de una vez interrumpí las reacciones químicas o las factorizaciones. El radio humeaba. “Tremendo duelo de pitcheo señores, vamos a extrainning con el juego igualado a 2 carreras. Bert Blyleven por los Rangers de Texas y el Pájaro Fidrych por los Tigres de Detroit se han fajado como los buenos”.
Los Tigres ganaron el juego 3-2 en 11 episodios. Ambos pitchers lanzaron completo. Cuando Fidrych dominó a Mike Hargrove con elevado al jardín derecho, corrió hacia allá para estrechar la mano de Rusty Staub.
A mediados de julio en medio de la intensidad de los examenes finales entré un mediodía a la oficina. Venía de presentar matemáticas y necesitaba olvidarme de todos esos números. Agarré la página deportiva del periódico. “Detroit 1 Oakland 0. El Pájaro Fidrych volvió a lanzar 11 innings y se apuntó su décima victoria”.
Aquella temporada de 1976 Fidrych terminó con marca de 19-9 en 31 juegos, abrió 29, completó 24 (líder), 4 blanqueos, 250.1 innings, 217 hits, 12 jonrones, 65 carreras limpias, 53 boletos, 97 ponches, 2.34 de efectividad (líder). Lanzó 3 juegos de 11 o más innings. Ganó el premio Novato del Año.
Fidrych se lesionó el cartílago de la rodilla mientras retozaba en los jardines en los entrenamientos primaverales de 1977. Regresó luego de recuperarse de la lesión pero seis semanas después declaró que sentía el brazo muerto. Era una lesión del manguito rotador pero esta no fue diagnosticada hasta 1985.
El Pájaro jugó sus 5 campañas en Grandes Ligas (1976-1980) con los Tigres de Detroit.
Su apodo se lo puso uno de sus entrenadores en las ligas menores, proviene de su parecido con “Big Bird” (Pájaro grande) el personaje de Plaza Sésamo.
Al momento de su muerte Fidrych contaba 54 años. Vivía con su esposa Ann y su hija Jessica.

Alfonso L. Tusa C.

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