JOHN KEKIS, AP Sports Writer
Cooperstown, N.Y. La mirada glacial de Jim Rice se fundió en una amplia sonrisa. El desinhibido Rickey Henderson se sintió humilde.
Los antíguos jardineros izquierdos fueron inducidos al Salón de la Fama del béisbol este domingo 26 de julio, junto al difunto Joe Gordon. Y Henderson, el lider vitalicio de bases robadas en el béisbol, estuvo brevemente impresionado antes de provocar algunas sonrisas.
“Mi viaje como pelotero está completo”, dijo Henderson. “Ahora estoy en la clase de los mejores jugadores de todos los tiempos, y en este momento me siento muy humilde”.
Nacido en Chicago el día de Navidad de 1958, Henderson se mudó con su familia a California cuando tenía 7 años y se convirtió en una estrella de tres deportes en el Oakland Technical High School. El fútbol americano era su fuerte y recibió varias ofertas de beca. Fue persuadido de echarlas a un lado para jugar béisbol.
“Mi sueño era jugar fútbol con los Raiders de Oakland”, dijo Henderson. “Pero mi mamá pensó que me lesionaría jugando fútbol, por eso escogió el béisbol para mí. Por eso creo que las madres siempre saben que es lo mejor para sus hijos”.
Henderson encabezó la Liga Americana en robos 12 veces y mantiene el record de más estafas de por vida con 1406, carreras anotadas con 2295, boletos no intencionales con 2129 y jonrones para abrir un juego con 81.
Dijo que le debía mucho de eso a un truco ejecutado por su antíguo coach de Babe Ruth, Hank Thompson.
“El me motivaba a jugar al venir a buscarme con una rosquilla glaceada y una taza de chocolate caliente”, dijo Henderson, quién jugó para 9 equipos en 25 años de carrera. “Esa era la forma como él me despertaba y me sacaba de la cama”.
Henderson dijo que una consejera de la secundaria que necesitaba jugadores para el equipo de béisbol, le dio más incentivos.
“Ella me daría un cuarto de dólar cada vez que bateara un hit, cuando anotara, o robara una base”, dijo Henderson. “Después de mis primeros 10 juegos, tenía 30 hits, 25 carreras anotadas y 33 robos. Buen dinero para un muchacho”.
Henderson fue drafteado por los Atléticos de Oakland en la cuarta ronda de 1976 e hizo su debut en Grandes Ligas con Oakland a finales de junio de 1979. Fue un día que Henderson dijo nunca olvidaría.
“Fue el momento más emocionante de mi vida”, dijo Henderson, al recordar al antíguo dueño de los Atléticos Charlie Finley. “Charlie, donde quiera que estés, y ese burro, quiero darte las gracias por darme la oportunidad”.
Cuando Finley empleó a Billy Martin como manager en 1980, Henderson tuvo el socio perfecto para el crímen. “Billyball”, el estilo de juego de ataque agresivo de Martin, ayudó a catapultar a Henderson hacia el estrellato.
El sólo pensar en esa época forzó a Henderson a detener brevemente su discurso al recordar a Martin, quién falleció en un accidente de tránsito la Navidad de 1989.
“Billy siempre sacaba lo máximo de mí”, dijo. “Billy, te extraño mucho y deseo que estuvieras hoy aquí”.
En 1980, Henderson se convirtió en el primer jugador de la Liga Americana en robar 100 o más bases en una temporada, con 100 para romper la marca de 96 de Ty Cobb en 1915. Dos años después, él estableció el record moderno de las Grandes Ligas para bases robadas con 130, dejó atrás la marca de la antígua estrella de los Cardenales de San Luis, Lou Brock de 118.
Mientras Henderson, ahora de 50 años, fue solo el pelotero 44 en lograr su ingreso al Salón de la Fama en su primer año de eligibilidad, Rice tuvo que esperar hasta el año final de elegibilidad para ser escogido.
“No importa que el llamado haya llegado 15 años tarde”, dijo Rice. “Lo que importa es que lo logré”.
“Es dificil de entender. Estoy emocionado de estar acompañado de esta élite y agradecido por recibir este honor. No puedo pensar en otra parte donde debería estar que no sea aquí, ahora, con usted y usted”, dijo Rice al señalar a los 50 inquilinos del Salón de la Fama sentados detrás de él y luego se dirigió a los aficionados: “Gracias”.
Jugó en una època cuando los números ofensivos palidecían en comparación a los de las dos décadas anteriores, la llamada era de los esteroides, Rice bateó .298 con 382 jonrones y 1451 carreras empujadas entre 1974 y 1989. Empujó 100 o más carreras 8 veces, bateó sobre .300 siete veces, y llegó a 200 hits 4 veces. Es el único jugador en la historia de las Grandes Ligas con por lo menos 35 jonrones, y 200 hits en 3 temporadas seguidas (1977-1979).
Él ha sabido por largo tiempo la razón por la que tuvo que esperar tanto.
“Los medios siempre me preguntaron por mis jugadores (compañeros)”, dijo Rice ahora de 56 años. “Rechacé ser el vocero de los medios. Fuí a Boston a jugar béisbol profesional y eso fue lo que hice. Y lo hice bien”.
El momento más emotivo del día ocurrió al final del discurso de aceptación de la hija de Gordon, Judy. Gordon falleció en 1978 a los 63 años y pidió que no le hicieran funeral.
“Consideramos a Cooperstown y al Salón de la Fama del béisbol como su lugar de descanso final, un lugar donde será valorado por siempre”, dijo Judy Gordon con lágrimas en los ojos.
Gordon ganó el premio del Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1942, venció al ganador de la Triple Corona Ted Williams, asistió al Juego de Estrellas 9 veces en 11 temporadas, lideró la liga en asistencias 4 veces y en dobleplays 3 veces. Fue apodado “Flash” por su rapidez de piernas. Gordon fue el primer segunda base de la Liga Americana en batear 20 jonrones en una temporada, lo hizo siete veces, y todavía mantiene el record vitalicio de la Liga de más jonrones para un segunda base (246).
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 27 de julio de 2009
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