Alrededor de la media noche del 23 de octubre de 2009, me acosté con el radio en la almohada, el juego entre Magallanes y La Guaira seguía igualado a 4 carreras en el comienzo del décimo tercer episodio. Carlos García trajo a Erold Andrus a batear de emergente por Gustavo Molina y soltó imparable para poner adelante a los Navegantes 5-4. En las tribunas se prendió una celebración y el narrador Carlos Feo refería que los magallaneros coreaban a todo pulmón “¡El Almirante! ¡El Almirante!”
Hacía bastante tiempo desde que un equipo magallanero jugara a la pelota con el coraje, la determinación y el compromiso con que este conjunto de Luis Blasini, Gregorio Machado y Carlos García asume cada encuentro. Disputan cada lanzamiento, cada jugada, como si fuera el juego decisivo de la final.
Ese es el estilo de juego de esa estirpe de peloteros que se entrega por completo sobre el terreno de juego y Carlos García es uno de ellos.
Es inevitable recordar la agresividad y el pundonor que mostró García en sus días de jugador activo con el Magallanes. Por ejemplo aquella carrera a millón desde tercera con la pelota en el left field corto para anotar la carrera que le daba el triunfo al Magallanes 1-0 en el cierre del noveno inning del sexto juego de la final de 1993-94 ante los Leones del Caracas. Todavía se siente la adrenalina de ese momento.
El campeonato apenas comienza. Pero es muy satisfactorio observar la actitud voluntariosa y de trabajo de equipo que predomina en el Magallanes. El juego se terminó ganando 10-4 y como siempre, el Almirante hizo participar a casi todo el roster de 25 peloteros.
Alfonso L. Tusa C.
viernes, 23 de octubre de 2009
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