Ronald Blum AP.
New York. (AP) Él era el Jefe explosivo del béisbol.
Él reconstruyó al dinastía de los Yanquis, al iniciar la era de los salarios multimillonarios y aceptar a cambio sólo Títulos de Serie Mundial.
Él contrataba managers, los despedía y los volvía a contratar.
Tenía altercados con comisionados, con otros dueños de equipos, insultaba a sus jugadores y dominaba los encabezados de los tabloides, hasta eclipsar al Juego de Estrellas el día de su muerte.
George Michael Steinbrenner III, quién inspiró y aterrorizó a los Yanquis en más de tres décadas como dueño, falleció este martes 13 de julio de 2010 de un ataque al corazón.
“Él fue y siempre será un Yanqui de Nueva York tanto como Babe Ruth, Lou Gehrig, Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Yogi Berra, Whitey Ford,
y todas las otras leyendas Yanquis”, dijo el comisionado del béisbol Bud Selig.
Una vez rechazado por los aficionados por su naturaleza tempestuosa, Steinbrenner cambió mucho en su década final y fue muy estimado por sus empleados y rivales por sus éxitos.
Steinbrenner fue trasladado desde su hogar al Hospital St. Joseph de Tampa, Fla. Y falleció a las 6:30 am, le informó a Associated Press una persona allegada al Jefe. La persona habló desde el anonimato porque el equipo no había develado esos detalles.
“George fue un competidor feroz que fue el aliado perfecto de la ciudad que nunca duerme, pintoresco, dinámico y siempre buscando las estrellas”, dijo el antíguo Presidente Bill Clinton..
El capitán de los Yanquis, Derek Jeter agregó. “Siempre esperaba la perfección”.
En 37 años y medio, Steinbrenner transformó un moribundo equipo de 10 millones de dólares en un coloso de 1600 millones de dólares que se convirtió en el modelo de una franquicia moderna, una con su propia cadena de televisión y negocios de comida en el estadio.
Bajo su a menudo brutal pero siempre pintoresco reino, los Yanquis ganaron 7 Series Mundiales, 11 Banderines de la Liga Americana, y 16 Títulos de la División Este de la Liga Americana. A través de espectaculares adquisiciones donde gastaba inmensas cantidades que provocaron que el presidente de los rivales Medias Rojas de Boston
llamara a los Yanquis de Steinbrenner “El Imperio Maligno”.
Él mudó a los Yanquis de la tradicional “Casa que Ruth construyó” a un nuevo Yankee Stadium de 1500 millones de dólares. Llámela “La casa que el Jefe construyó”. Sólo fue allí en 4 oportunidades: la inauguración de abril de 2009, los dos primeros juegos de la última Serie Mundial y la inauguración de este año, cuando Jeter y el manager Joe Girardi fueron a su palco y le entregaron su séptimo anillo de Serie Mundial.
“Él era muy emocional”, dijo su hijo Hal.
Las arrancadas de toda la vida de Steinbrenner trascendieron el deporte y lo convirtieron en figura de la cultura pop que fue parodiada en la comedia televisiva “Seinfeld” y hasta por el propio Steinbrenner en comerciales.
“George eral el Jefe, él no cometía errores”, dijo Berra, el inquilino del Salón de la Fama que terminó 14 años de enemistad con Steinbrenner en 1999. “Él convirtió a los Yanquis en campeones, eso es algo que nadie puede negar. El fue un hombre muy apasionado, preocupado, generoso. George y yo tuvimos nuestras diferencias pero ¿quién no las tiene?. Nos hicimos grandes amigos en la última década, lo extrañaré mucho”.
La muerte de Steinbrenner a 14 horas del primer pitcheo del Juego de Estrellas en Anaheim, Calif., fue la segunda en tres días que estremecía a los Yanquis. Bob Sheppard, el reverenciado locutor interno desde 1951 a 2007, falleció el domingo a los 99 años.
Un tributo en video fue mostrado a los peloteros y estos bajaron la cabeza durante un minuto de silencio guardado antes de la interpretación del himno nacional en Angel’s Stadium. Jeter y los Yanquis usaron bandas luctuosas en los brazos. Las banderas de Estados Unidos, Canadá y California fueron izadas a media asta.
Nueva York tenía 11 años sin ganar un campeonato cuando Steinbrenner, entonces un oscuro constructor de barcos de Ohio, encabezó un grupo que compró el equipo a CBS Inc., el 03 de enero de 1973 por 8.7 millones de dólares.
Forbes ahora valora a los Yanquis en 1600 millones de dólares, sólo por detrás del Manchester United (1800 millones de dólares) y los Dallas Cowboys (1650 millones de dólares)
El antíguo comisionado Fay Vincent, quién disputó varias batallas con Steinbrenner, dijo que su legado había sido convertir a los Yanquis en “una absoluta mina de oro y un monstruo de poder y éxito en el béisbol”.
“Él fue uno de los pocos que entendió que esta era una franquicia simbólica y que la podía convertir en algo especial, y lo hizo”, dijo Vincent.
Steinbrenner controlaba todos los detalles de manera obsesiva, desde los cambios hasta los ventiladores de aire que mantenían su estadio lleno. Cuando pensaba que el estacionamiento del equipo estaba muy lleno, Steinbrenner se paraba detrás de una camioneta donde no lo vieran, y le pedía a un vigilante que le solicitara las credenciales a cada chofer.
Pero él también trataba de suavizar su temperamento mediante buenas acciones y frecuentes donaciones de caridad anónimas.
Sus actividades fueron interrumpidas por dos prolongadas suspensiones, incluyendo una de 15 meses en 1974 después de reconocer que había conspirado para hacer contribuciones ilegales por la campaña de reelección del Presidente Richard Nixon. Steinbrenner fue multado con 15000 dólares aunque luego fue perdonado por el Presidente Ronald Reagan.
También fue vetado por 2 años y medio por pagarle al apostador Howie Spira para que consiguiera información negativa de Dave Winfield, con quién Steinbrenner tenía un enfrentamiento.
Steinbrenner siempre fue conocido como “El Jefe”, un apodo que disfrutaba a plenitud porque actuaba con una fusta de hierro. Mientras vivía en Florida en sus últimos años, seguía siendo una fija en los periódicos de Nueva York por sus recurrentes arranques temperamentales.
Steinbrenner estuvo delicado de salud los últimos 6 años y medio, por lo cual tuvo pocas apariciones públicas y declaraciones. Estuvo en el velatorio del gran Otto Graham de la NFL, en diciembre de 2003, se le vio débil en agosto de 2006 cuando habló brevemente en los trabajos iniciales de la construcción del estadio nuevo, y se enfermó mientras veía un juego universitario de su nieta en North Carolina en octubre. En el entrenamiento primaveral de este año usó una silla de ruedas y necesito ayuda para levantarse durante el himno nacional.
A medida que su salud desmejoraba, Steinbrenner dejó que sus hijos tomarán el control de los negocios familiares. En noviembre de 2008 le entregó formalmente el mando a su hijo Hal.
Vestía con su tradicional chaqueta azul marino y una camisa cuello de tortuga blanca, sin embargo era un modelo de éxito.
“Era de verdad el dueño más influyente e innovador de todos los deportes”, dijo el antíguo alcalde de Nueva York Rudy Giuliani. “Hizo de los Yanquis una fuente de gran orgullo para los Neoyorquinos”.
Hasta el día de su muerte, Steinbrenner pedía campeonatos. Le llamó la atención a Joe Torre en los play offs de 2007, luego lo dejó ir luego de 12 temporadas porque perdió de nuevo en la primera ronda. El equipo ganó una nueva Serie Mundial el año pasado.
“Siempre recordaré a George Steinbrenner como un hombre apasionado, un jefe estricto, un visionario, un gran humanitario, un gran amigo”, dijo Torre. “No podía ser de otra manera sino que terminara como campeón mundial”.
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ordenó que las banderas se izaran a media asta en la Plaza de la Alcaldía.
“Pocas personas han tenido un impacto más grande en Nueva York en las últimas cuatro décadas que George Steinbrenner”, dijo Bloomberg. “George sentía un gran amor por Nueva York, y su firme determinación por triunfar, combinada con su profundo respeto y aprecio por el talento y el trabajo duro hicieron de él un neoyorquino especial”.
Cuando el antíguo entrenador de fútbol americano compró el equipo, prometió que mantendría sus manos fuera de las operaciones.
“No pretenderemos ser algo que no somos”, dijo. “Me quedaré con la construcción de barcos”.
Difícilmente las cosas ocurrieron de esa manera.
Cambió de manager 21 veces y dispuso de alrededor de una docena de gerentes generales. Cuando un empleado de relaciones públicas de los Yanquis viajó a Ohio por el feriado de Navidad y regresó intempestivamente para dar una conferencia de prensa a fin de anunciar la renovación del contrato de Dave Cone, Steinbrenner lo despidió.
“No hay nada más limitado que ser un socio limitado de George Steinbrenner”, dijo John McMullen uno de sus socios.
Steinbrenner contrató a Martin en 1975, 1979, 1983, 1985 y 1987, lo despidió 4 veces y lo dejó renunciar una vez cuando tuvieron una disputa relacionada con sus personalidades.
Martin criticó al jardinero Reggie Jackson y a George Steinbrenner al decir: “Los dos se merecen mutuamente, uno es un mentiroso nato el otro es un convicto”.
Después que Steinbrenner despidió a Berra luego de los primeros 16 juegos de la temporada de 1985, el campeón de 10 Series Mundiales dijo que no regresaría al Yankee Stadium ni por un juego a menos que Steinbrenner se disculpara, lo cual hizo 14 años después.
En 1985, Steinbrenner ridiculizó al futuro inquilino del Salón de la Fama Dave Winfield al llamarlo Mr. May, por su pobre rendimiento, al compararlo negativamente con Jackson, cuyo apodo era “Mr. October”. Una vez también llamó al lanzador japonés Ideki Irabu “lagartijo gordo”.
Los peloteros respondían con sus propios insultos. Una noche de 1982, el relevista Rich “Goose” Gossage llamó a Steinbrenner “el saporrito”.
Steinbrenner no se disculpaba por sus arranques, ni siquiera cuando estos le traían consecuencias dificiles.
“No siempre he hecho un buen trabajo, y no siempre he sido exitoso”, dijo Steinbrenner en 2005. “Pero al menos lo he intentado”.
Con todo, Steinbrenner se reía de si mismo. Fue anfitrión de “Saturday Night Live”, payaseó con Martin en un comercial de cerveza y se parodió en “Seinfeld”.
Steinbrenner gastó libremente en Jeter, Jackson, Alex Rodriguez, Jason Giambi, CC Sabathia y otros con la esperanza de más títulos.
“Ganar es lo más importante en mi vida, después de respirar”, A Steinbrenner le gustaba decir. “Primero respiro y después gano”.
Tenía una placa en su escritorio que decía: “Lidera, apoya o sal del camino”.
A Steinbrenner le gustaba citar personajes militares y veía los juegos como una extensión de la guerra. En el túnel que llevaba del club-house de los Yanquis al terreno de juego del estadio viejo, él colocó un afiche con una cita del General Douglas MacArthur: “No hay sustituto para la victoria”.
Se unió a Al Davis, Charlie O. Finley, Bill Veeck, George Halas, Jack Kent Cooke y Jerry Jones como los dueños de equipo más reconocidos. Pero los intereses deportivos de Steinbrenner iban más allá del béisbol.
Él fue asistente del entrenador de fútbol americano en NorthWestern y Purdue en los años 50 y fue parte del grupo que compró a los Cleveland Pipers de la American Basketball League en los años 60.
Fue Vice-Presidente del Comité Olímpico Estadounidense entre 1989 y 1996 e inscribió 6 caballos en el Kentucky Derby, no pudo ganar con Steve’s Friend (1977), Eternal Prince (1985), Diligence (1996), Concerto (1997), Blue Burner (2002) y el favorito de 2005, Bellamy Road.
Para muchos los Yanquis y Steinbrenner eran sinónimos. Sus aficionados aplaudían su estilo de ganar a cualquier costo, sus detractores lo culpaban por desequilibrar el balance competitivo con sus salarios exorbitantes.
Steinbrenner negoció un contrato de 486 millones de dólares por 12 años de transmisiones a través de la empresa de cable televisivo del Mdison Square Garden en 1988 y en 2002 lanzó la empresa de cable de los Yanquis: Yes Network.
Más adelante los Yanquis se convirtieron en el primer equipo con una nómina que sobrepasaba los 200 millones de dólares, lo que provocó rabia y envidia en los otros dueños. Cuando los Yanquis firmaron a Steve Kemp después de la temporada de 1982, el dueño de los Orioles de Baltimore Edward Bennett Williams dijo que Steinbrenner acumulaba jardineros “como armas nucleares”.
No se pueden negar los resultados. Cuando Steinbrenner compró a los Yanquis, tenían 8 años si llegar en primer lugar, su sequía más larga desde que Ruth y Cia., ganaran el primer banderín del equipo en 1921.
“George ha sido un dueño muy carismático y controversial, dijo Selig en 2005. “Miren lo que hizo, restauró la franquicia de los Yanquis de Nueva York”.
El antíguo presidente de la Liga Americana Gene Budig, algunas veces estuvo en contra de ciertos manejos de Steinbrenner. Luego que abandonó el cargo, Budig mantuvo una amistad con él y hasta lo promocionó para el Salón de la Fama.
Steinbrenner también tenía un lado suave. Algunas veces se enteraba de que algunos atletas de secundaria se habían lesionado y les enviaba dinero parea que fueran a la universidad. Pagó el costo de los estudios de medicina de Ron Kamaugh luego que el padre del nadador falleciera durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.
Steinbrenner tenía una manera de volver a contratar a quién una vez despidió y le gustaba dar segundas oportunidades a quienes habían desaprovechado un favor, como hizo con Darryl Strawberry y Dwight Gooden.
“Soy 95 % Mr. Rogers”, dijo Steinbrenner al aproximarse a su cumpleaños 75, “y sólo 5 % Oscar the Grouch”.
Steinbrenner creció en Cleveland como aficionado de los Yanquis, pero su primera pasión fue el fútbol americano. Él siempre recordaba con cariño cuando iba a ver a los Browns en el invierno, muchos creen que la mentalidad de ganar por que si de la NFL modeló su actitud en todos los deportes.
Steinbrenner fue criado en un hogar estricto, bajo la ejida de su padre, Henry. Era el mayor de 3 hermanos, Steinbrenner asistió a la Culver Military Academy de Indiana. En Williams College corría en pruebas de pista y se especializó en las de vallas. Luego se alistó en la Fuerza Aerea.
Después se inscribió en Ohio State para obtener una maestría en Educación Física. Su intención era hacer carrera como entrenador de fútbol americano. Pero luego de trabajar en una secundaria de Columbus y en Purdue y Northwestern, se regresó al mundo de los negocios.
En 1963, Steinbrenner compró Kinsman Transit Co., a su familia y la convirtió en una compañía próspera. Cuatro años después, Steinbrenner y Asociados se hicieron con la
American Ship Building y la revitalizaron.
Fue en Cleveland que Steinbrenner conoció al ejecutivo de béisbol Gabe Paul y se involucró con el grupo que compró a losYanquis. Con 13 socios, Steinbrenner compró el equipo a la CBS.
“Cuando eres un fabricante de barcos nadie te presta atención”, dijo Steinbrenner. “Pero cuando eres dueño de los Yanquis de Nueva York si lo hacen y yo adoro eso”.
Así empezaron los días del Zoológico del Bronx. Mientras él estaba suspendido los Yanquis entraron a la era de la libre agencia al firmar a Jim Catfish Hunter en un contrato de 3.75 millones de dólares. Aún cuando se dice que él estaba vetado de participar en las operaciones diarias del equipo. Nadie cree que Steinbrenner estuvo ajeno a esa negociación.
En los primeros 5 años de la libre agencia, Steinbrenner firmó a 10 jugadores por alrededor de 38 millones de dólares. La firma de Winfield por 18 millones de dólares fue el contrato más rico que se le diera a un agente libre para su momento.
Durante esos años el Yankee Stadium fue sometido a una remodelación de 100 millones de dólares y reabrió sus puertas en 1976. Ese año los Yanquis ganaron el banderín de la Liga Americana, pero fueron barridos en la Serie Mundial por la Gran Maquinaria Roja de Cincinnati. Los Yanquis regresaron para ganar las Series Mundiales de 1977 y 1978 y el banderín en 1981.
Además de sus hijos a Steinbrenner le sobrevive su esposa Joan, sus hijas Jennifer y Jessica y 13 nietos
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
viernes, 16 de julio de 2010
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