Siempre me ha gustado realizar un ejercicio de fantasía beisbolística. Imagino que estoy en un dugout de Grandes Ligas y dispongo de los mejores diez receptores de todos los tiempos. Sólo puedo utilizar uno por episodio.
Sin embargo a la hora de escoger mi receptor del primer episodio empiezo a escuchar voces y gritos, veo varias imágenes de jugadas en el plato, aparecen muchos otros receptores con méritos insoslayables. El árbitro principal levanta la voz para pedirme la alineación. El impacto descarnado de una pelota taladrando la mascota me trae efluvios de una entrevista de Yogi Berra donde dice que el apodo se lo debe a un compañero de equipo que al verlo sentado en suelo de piernas y brazos cruzados lo confundió con un practicante de yoga. Más adelante Berra recordó que todo lo que sabía sobre el arte de llamar juegos, mascotear, lanzar a las bases, relacionarse con los pitchers y hasta su efectividad con el bate, se lo debía al excelso receptor Bill Dickey, a quién los Yanquis contrataron para que instruyera al novato Yogi Berra.
Volteo hacia el club-house y veo a Mickey Cochrane dándole palmadas a Lefty Grove en la espalda, se pone de acuerdo con él sobre las particularidades de cada bateador. Y le dice a cada momento que piensa que puede ser mejor, que en la medida que se convenza a si mismo de que puede hacer grandes logros, empezarán a llegar grandes triunfos.
Lanzo la mirada hacia el bull pen, un catcher de mediana estatura gesticula hacia varios pitchers de los Dodgers de Brooklyn de 1955. Carl Erskine está levantando el pié izquierdo, luego corre hacia otro montículo y le muestra a Clem Labine como debe caer luego de lanzar “Así tengo mejor visión de donde tengo que lanzar para agarrar al corredor”. En dos minutos corre desesperado hasta la banca donde Sandy Koufax ladea la cabeza, “lo único que debes hacer es poner la pelota alrededor del pecho del catcher, ya verás como te convertirás en un gran pitcher”. En un papel pegado en el dugout Walter Alston escribió Campanella al lado de una C.
Detrás del plato Gaby Hartnett se estira en extremo y toma un wild pitch de Charlie Root . Desde el suelo se levanta, toca al bateador y pinta un strike en el guante de Sparky Adams para completar un dobleplay de acrobacia pura.
Bob Feller hace varias señas en el montículo, el espigado receptor se levanta, luego se agacha recostado de la esquina interior del plato. El próximo lanzamiento sale en roletazo que se duerme tras el montículo, Lou Boudreau toma la pelota y lanza desviado a primera, la pelota se le escapa a Mickey Vernon pero Jim Hegan llega a tiempo de hacer la asistencia y completar el out con Feller.
El catcher brinca sobre la pelota enterrada a escasos centímetros de la caja de bateo, Gary Carter levanta la mascota para detener la carrera de Steve Rogers, agarra la esférica a mano limpia y lanza un balín al mascotín de Rusty Staub para sacar en el salto a Omar Moreno.
El slider llegó al plato cuando Al Bumbry iba a mitad de camino entre primera y segunda base. Thurman Munson soltó la pelota casi desde el suelo y Bucky Dent puso fuera al corredor por medio paso.
A Mark Fidrych se le escapó una pelota que pasó a más de un metro de la esquina externa del plato. Bill Freehan saltó desde sus rodillas y detuvo la pelota cual shortstop, el corredor de primera regresó corriendo a la base.
El corredor de primera sale con el imparable de Garry Maddox, Tony Scott pomponea la pelota y Jerry Martin dobla por tercera y sigue hacia el plato donde Garry Templeton hace un relevo alto, Ted Simmons salta, agarra la pelota y cae sobre sus pies bloqueando al corredor que se lanza sobre él pero Simmons resiste y hace el out.
El elevado de foul se precipita sobre la zona más próxima al terreno, Carlton Fisk suelta la máscara y corre hacia el palco de terreno se lanza sobre el muro y captura la pelota sobre la primera fila de sillas.
El corredor de segunda aprovechó que Iván Rodríguez tuvo que lanzarse sobre su cuerpo para detener un wild pitch, Rodríguez se levantó y lanzó la pelota en un solo movimiento, la ubicación del disparo obligó al árbitro a levantar el brazo.
En el entrenamiento primaveral de 1968, Johnny Bench llama dos veces a Jim Maloney y le dice que haga lanzamientos quebrados en vez de su deteriorada recta. Bench le dijo que su recta había dejado de ser temible y Maloney lo increpó. Bench le pidió la recta, cuando Maloney la lanzó, Bench soltó la mascota y recibió el envió a mano limpia. El 30 de abril de 1969 Bench fue el catcher de los Rojos de Cincinnati cuando Maloney lanzó sin hits ni carreras.
Al final le entrego la alineación al árbitro. Me queda mirando “¿Quién es tu catcher?” Cuando salga a batear o con la máscara, lo sabrá.
Alfonso L. Tusa C.
jueves, 8 de julio de 2010
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